Grumetes
No podía ver nada a su alrededor más que la infinita pradera en la que habían caído.
Sin señal de Nomura y sin idea de donde podían estar, lo único que les quedaba por hacer era caminar.
-Iré a dar un vistazo.- dijo Lilith, tomando la forma de un ave.- Quedate aquí.-
Peggy solo asintió, viendo como su familiar volaba por los cielos, en busca de alguna señal que las ayudara.
Se sentó entre la maleza y cerró los ojos.
Se concentró tanto como pudo, en un intento de, por lo menos, encontrar la energía que Nomura irradiaba.
Debía encontrarla, no sólo por el hecho de querer cumplir su promesa y el estúpido trato. Sino que, por más extraño e, incluso, tonto que pudiera sonar, Nomura era, de alguna forma, su familia. Su única familia por ahora.
Nada. No podía sentir nada más que su propia energía.
Gruñó a causa de la confusión que sentía.
Se sentía tan perdida. Tan inútil. Había pasado los últimos años perfeccionando su magia y, aún así, le era imposible usarla bajo presión.
"-Será un poco difícil aprender a usar tu magia si te niegas a aceptarla.-decía Morgana, tras ser testigo de las dificultades que presentaba su aprendiz.
-Estoy haciendo mi mayor esfuerzo.- se justificaba Peggy.- Pero es difícil cuando tu me ves.-
Morgana rió ante tal excusa.
-Te han hecho ocultarte, querida.- dijo Morgana con un tono más serio.- Pero ya no debes hacerlo más. Conmigo, no corres ningún peligro.-
-Pero...- susurraba Peggy, sabiendo que lo que su maestra decía no era del todo correcto. Si corría peligro, en Camelot, al menos, así era.
-Ningún peligro.- repitió Morgana, antes de que Peggy siguiera hablando.-Debes aprender a aceptar tu magia y a ocuparla bajo presión.-"
Peggy se lanzó de espalda al suelo, siendo la maleza un suave soporte.
Cerró los ojos nuevamente, concentrándose en los sonidos a su alrededor.
"-No debes mostrarle esto a nadie.- decía su madre, sosteniendo firmemente los hombros de la pequeña niña, después de presenciar la recién nacida habilidad mágica que su hija poseía.
-¿Por qué, Madre?- preguntó Peggy, con evidente confusión.
Su madre no respondió de inmediato, sino que desvío su vista, como si se hubiera perdido entre sus propios recuerdos.
-Porque está mal.- dijo secamente.-Porque no es normal. Porque no debes hacerlo. Nunca.-"
Abrió los ojos después de recordar aquella amarga escena. Tal vez debía borrarla también, pero era uno de los pocos recuerdos que tenía sobre su madre biológica.
No había muchos buenos recuerdos que Peggy guardara sobre aquella mujer, pero los pocos que eran, tan siquiera la ayudaban a recordar que, en algún momento de su vida, había tenido un hogar más allá de Camelot.
-Peggy.- la llamó Lilith.
-¿Encontraste algo?- preguntó Peggy.
Lilith asintió, señalando qué había un pequeño puerto no muy lejos de donde estaban.
Así que, con una nueva ruta, se pusieron en marcha.
°°°°
Después de algunos minutos, llegaron a lo que parecía ser un puerto de carga.
Las personas iban y venían, todos distraídos en sus propios asuntos, mientras que la confundida castaña se abría pasó entre ellos.
El aire salado se filtraba por su nariz, mientras buscaba con la mirada algún letrero o señal que pudiera indicarle su camino de vuelta.
Pero todos los letreros estaban en un idioma que ella no podía entender.
Y, así, incapaz de encontrar su camino, e impidiendo que él pánico la dominara, optó por pedir ayuda.
Se acercó a un grupo de jóvenes que reían cerca de un muelle.
Con suerte, alguno de ellos podía ayudarla.
-Disculpa.- llamó su atención.- ¿Podrían decirme dónde estoy?-
Los jóvenes varones la observaron, algunos confundidos, otros con una sonrisa burlona en el rostro.
Pero hubo un momento en el que todos rieron, antes de responderle algo que ella no pudo entender.
-Me temo que no entiendo.- decía ella.
Sin embargo, ellos seguían hablándole y riendo, tal vez de ella, tal vez con ella. Pero eso era imposible de descifrar, desde su punto de vista.
Supuso que los jóvenes, a este punto, sólo se burlaban de ella.
Al sentirse tan indignada y, sobre todo, humillada, decidió dar la vuelta y buscar a alguien de verdad dispuesto a ayudarla.
Pero tan pronto se dio la vuelta, uno de los jóvenes la tomó con fuerza de la muñeca.
Por inercia, más que por otra cosa, Peggy se dio la vuelta y abofeteó al joven que la sostenía con fuerza.
El muchacho, al igual que sus compañeros y que la misma Peggy, se sorprendieron ante tal acto.
Ella sostuvo su mano, la cual ardía de una manera que jamás lo había hecho, mientras observaba como el ahora palido, joven sostenía la mejilla golpeada con fuerza.
Sus camaradas por otro lado, comenzaban a acercarse con toda la intención de lastimarla.
-Por favor.- dijo ella.- Estoy segura que podemos solucionarlo-
Retrocedió unos pasos.
-¿Los golpeas tu o lo hago yo?- preguntó Lilith en su hombro.
Peggy sonrió.
-Aun no lo decido.- dijo.
Comenzaba a conjurar un sutil hechizo, pero antes de poder hacerlo sintió una mano sobre su hombro, tirándole hacia atrás.
Otro chico se puso frente a ella, haciendo de escudo humano y causando que los otros jóvenes se detuvieran.
Peggy sólo veía su espalda y, por lo tanto, sólo se dedicó a escuchar su voz y sus indescifrables palabras.
Dijo algo en aquel desconocido idioma, los demás chicos le escuchaban con atención, para después dedicarle una cruda mirada a la bruja y marcharse.
El chico se dio la vuelta, a punto de decir algo, antes de que Peggy le interrumpiera.
-No necesitaba tu ayuda.- dijo Peggy, sin la certeza de que aquel muchacho pudiera entenderle.
-Yo creo que si.- dijo.- Estaban a punto de darte una paliza.-
Peggy abrió los ojos con sorpresa al escuchar la voz de ese joven.
No era la voz de un varón. No. Era una chica vestida de hombre.
-No eres de aquí.- dijo la chica.- ¿Cierto?-
Peggy negó con la cabeza.
-Te ves muy mal.- dijo la chica.- Ven, te ayudaré.-
La joven extendió su brazo y Peggy lo tomó con un poco de insertidumbre.
Caminaron en silencio entre las muchas personas que habían en el lugar.
Llegaron a una pequeña posada, siendo recibidas por el impregnante olor a comida.
Su estómago gruñó. No había probado bocado desde aquella mañana y, para ser sinceros, todas las emociones sentidas en las últimas horas le habían impedido sentir hambre.
En cuanto entreron, una mujer se acercó gritando hacia ellas.
Una vez más, en aquel extraño idioma.
Solo fue capaz de reconocer lo que creyó que era un nombre, pues aquella ruidosa mujer lo decía constantemente.
Zoe.
La mujer y la joven vestida de varón hablaban sin darle mucha importancia a Peggy.
Hasta que la castaña se hizo notar.
-Dile que tengo dinero.- llamó la atención de la joven, quien rápidamente tradujo la oración.
La mayor se quedó en silencio antes de maldecir una vez más y apuntarlas con el dedo índice e irse, como si les estuviera reprochado algo.
-Sígueme.- indicó la joven.
Mientras caminaban escaleras arriba, Peggy sentía la necesidad de recolectar respuestas.
-¿Tu nombre es Zoe?- preguntó.
-Si.- respondió la chica, sin mirarle.
-Es un nombre extraño.- dijo Peggy, pero Zoe la ignoró.
Llegaron a la que parecía ser una habitación.
Era pequeña, una cama, una mesita de noche y una ventana que daba directo al puerto.
Zoe le indico que podía ponerse cómoda, pero Peggy la interrumpió a medio hablar.
-¿Por qué me ayudas?- preguntó Peggy, extrañada.
La última vez que había sido ayudada por una extraña, había terminado escondiéndose de un cambiante debajo de una mesa.
No era paranoia, solamente era precaución.
-Me hubiera gustado que alguien me ayudara cuando llegue aquí.- respondió Zoe, recargandose en el marco de la puerta.
Peggy guardó silencio por unos segundos, sintiendo un poco de pena por la castaña frente a ella.
Los ojos azules de Zoe parecían perderse en sus recuerdos, mientras su cuerpo se mantenía inmóvil.
-¿Puedes decirme donde estoy?- preguntó Peggy.
Zoe volvió la vista hacia ella.
-Castilla.- respondió.
Peggy se puso de pie casi de inmediato, doblegada por la sorpresa ante las palabras de su compañera.
-¡¿Castilla?!- exclamó, causando que Zoe se enderezara en su lugar.-¡¿Cómo es que llegué a Castilla?!-
-Oye.- respondió Zoe.- Si no lo sabes tú, no esperes a que lo sepa yo.-
No entendía como había pasado. Sus poderes aún no eran lo suficientemente fuertes para llevarla de país a país.
¿Había sido toda esa adrenalina la que las había dejado varadas en un lugar completamente diferente a su hogar? Si, así había sido.
El dolor de cabeza, resultado de su resaca, había vuelto repentinamente.
-Tengo que volver a Inglaterra.- dijo Peggy.
Se apresuró a la salida, pero Zoe la detuvo antes de que pudiera cruzar por la puerta.
-Necesitas descansar.- dijo Zoe.- Yo me encargo de encontrarte un barco.- le guiñó el ojo.- Deberías darte un baño. Apestas.- dijo y se fue, dejándola sola.
Lilith salió de entre sus cabellos ua vez que estuvo segura que estaban solas.
-Tiene razón.- dijo.
-¿En que debo descansar o en qué apesto?- preguntó Peggy.
-Si.- respondió Lilith en tono burlon.
°°°°
Después de darse el tan anhelado baño, buscó entre los cajones que había en la habitación, encontrándose con un sencillo camisón para dormir.
Había lavado su vestido, así que decidió autoprestarse aquel camisón en lo que su ropas se secaban.
Pronto, llegó a la conclusión que aquella habitación era la habitación de Zoe.
Tomó un cepillo de la misita de noche y comenzó a desenredar su larga melena castaña, justo antes de que Zoe entrará sin aviso.
-Tengo buenas y malas noticias.- dijo Zoe al entrar.-¿Cual primero?-
Peggy se quedó pensando en la respuesta, sin embargo Zoe no le dio tiempo.
-La buena noticia.- comenzó Zoe.- Es que encontré tu transporte de regreso a Inglaterra. La mala es que no dejan subir mujeres.-
Peggy la observó con confusión.
-¿Por qué un barco de pasajeros no dejaría que suban mujeres?- preguntó Peggy.
-Es que no es un barco de pasajeros.- respondió Zoe.- Pero tengo otra buena noticia.- le lanzó un saco que llevaba colgando de un hombro.
Al abrirlo, Peggy encontró una camisa y un par de pantalones. Le dedicó una mirada interrogante a Zoe, quien rápidamente respondió.
-Pero si solicitan grumetes.- dijo Zoe.- El barco se va mañana a medio día, así que toma una decisión rápido.-
°°°°
Para ser honestos, se sentía más cómoda en pantalones. Tal vez los conservaría.
Zoe le había ayudado a ocultar sus senos usando un vendaje muy apretado, reduciendo considerablemente su tamaño hasta hacerlos casi inexistentes.
-Te ves bien.- dijo Zoe.- ahora hay que hacer algo con tu cabello.-
Peggy se sentó cuando Zoe se lo indico. Tomó uno de sus gruesos mechones y comenzó a examinarlos.
En aquel entonces, su pesada cabellera llegaba a su cintura. Sin previo aviso, Zoe comenzó a cortarlo.
-¡Espera!- exclamó Peggy, al ver cómo su cabello caía al suelo, pero Zoe ya había cortado bastante.
Su cabello ahora quedaba flotando por encima de sus hombros, apenas y se podía recoger en una desordenada coleta.
-Dioses.- exclamó Pegyy al ver su nueva imagen al espejo.
°°°°
Al siguiente día, ambas chicas se apresuraron a alcanzar al barco. Una vez ahí, Zoe se encargó de conseguirles un lugar como grumete en la tripulación.
Zoe había insistido en acompañarla hasta Inglaterra, puesto a que Peggy no hablaba el idioma, podía ser muy fácil que terminara donde no debía.
Pasaron algunas semanas en el mar, limpiando, cocinando o haciendo todo tipo de tareas dignas de un grumete.
Lilith siempre se mantenía oculta, ya fuera en su forma de roedor o, en veces, se transformaba en un ave y volaba libre por los cielos.
A veces Peggy no entendía como es que una criatura como Lilith, quien tenía tantas posibilidades al poder convertirse en tantas bestias, decidía quedarse con ella, una bruja que solía meterse en tantos problemas.
Una noche salió del camarote donde ella y Zoe dormían y subió a la cubierta del barco.
Todo estaba en silencio, a excepción del silencioso y salado soplar del viento.
En ese momento, incluso cuando sabía que vida corría peligro, y sabiendo que le espera un incierto futuro, Margaret sentía mucha calma.
-El océano es muy grande.- dijo Peggy, sabiendo que Zoe estaba detrás de ella.
-El mundo es muy grande.- respondió Zoe, caminando hacia ella.- Te puedes encontrar con todo tipo de personas: artistas, piratas...brujas.-
Su piel se erizó un instante, pero luego todo volvió a su antigua calma.
-Supuse que ya lo sabías.- respondió Peggy.- Bruja.-
Zoe sonrió. Si, lo sabía. La había sabido desde el momento que la encontró perdida en aquel muelle. Sin embargo, no había dicho nada. Tal vez por el hecho de jamás haberse encontrado con uno de los Hijos de Morgana. Tal vez por el hecho de sentir en aquella bruja algo diferente a lo que le habían dicho, algo diferente a lo que esperaba.
-Hay muchos rumores.- dijo Zoe.- Sobre los de tu clase.-
Peggy sintió algo revolver sus entrañas.
¿Así se sentía la discriminación? ¿Así había tratado a Nomura? ¿La tratarían así por el resto de su vida?
-¿Los de mi clase?- preguntó Peggy.
Zoe se abrazó a sí misma, creyendo saber el error que había cometido y pensando que ese habría de ser el último.
-Los Hijos de Morgana.- respondió.
Hijos. Había más de ellos, esparcidos por el mundo, algunos serían odiados y otros, tal vez, no.
-Yo no te haré daño.- dijo Peggy.- Si es lo que te preocupa.-
Peggy le dedicó una sonrisa triste y desanimada.
-No te temo.- respondió Zoe, regresandole la sonrisa.
A la mañana siguiente llegaron a tierra firme.
Peggy se apresuró a bajar de aquel barco y sintió una gran alegría al saber que ahora pisaba tierras inglesas.
Zoe le seguía por detrás, algo callada.
Después de algunas horas de pasear por el puerto, el barco de carga que las había llevado estaba listo para zarpar, una vez más, hacia la inmensidad del océano.
-Creo que es la despedida.- dijo Zoe, extendiendo su mano para un amigable apretón.
Peggy la miró con desilusión.
-¿Te vas?- preguntó Peggy.- ¿Viajaste hasta aquí sólo para irte otra vez?-
Zoe encogió los hombros, mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
-No podía dejar que viajaras sola.-respondió.-Estaré bien. Soy una chica fuerte.-
Peggy tomó la mano de Zoe y la estrechó con fuerza.
-Algo me dice que nos veremos más pronto de lo crees, Margaret.- dijo Zoe.
Peggy dio un ligero apretón a la mano de Zoe antes de soltarla.
-Espero que así sea, Zoe.- dijo, para después ver cómo Zoe se perdía entre la multitud.
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Holi
Osi yo actualizando temprano😼
¿Que tal su semana? Yo feliz porque me fue genial en todas mis clases wuu🥳
Debo aclarar que Zoe si le tenía un poco de miedo a Peggy por todas las cosas que los cambiantes ogts decían xd.
Pero no siempre será así😌
Bai❤️
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