El Idiota De James Lake
A/N: Los parrafos en itálica son flashbacks.
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-California, Estados Unidos-
-1992-
Le gustaban los años noventas, en verdad sentía que era su época favorita.
Había tantas cosas que jamás pensó que pudieran existir, tales como la música, la TV, los autos o la radio.
Peggy en verdad amaba la radio.
Mientras conducía pensaba en su camino, no sólo el que recorría en su viejo auto, sino el que había recorrido como persona.
Había visto y conocido tanto, tantas culturas y nuevos idiomas que a veces le impresionaba lo bien que podía recordarlo todo.
Había viajado por todo el mundo incontables veces, encontrando toda clase de aventuras y desafíos.
Después de recapitular todos los lugares y momentos, su mente la llevó de vuelta al inicio de todo: a esa vieja y pequeña casa en Inglaterra, donde había iniciado su viaje.
Normalmente evitaba aquellos recuerdos de su infancia, pero había ocasiones en donde le gustaba recordarlos.
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"Recordaba estar en brazos de su madre, mientras ella la mecia en sus brazos, pasando su dedo índice sobre el puente de su nariz, en un intento de arrullarla.
Su padre las veía sentado desde la mesa, mientras tallaba con cuidado un pequeño gato de madera para que su hija jugara en cuanto estuviera listo. "
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Aunque los recuerdos de su infancia solían parecer lejanos y distantes, siempre la hacían sentir de vuelta en su hogar. Incluso cuando llegaban a doler.
Un estruendo la hizo perder el control del volante, causando que el auto se balanceara por la carretera, hasta salir por completo de esta.
Una vez que pudo detener el vehículo, salieron rápidamente para averiguar lo que había pasado.
Parecía que el neumático había estallado, probablemente causado por el incansable uso del neumático. Habían recorrido la mitad del país en auto, siempre conduciendo por las interminables carreteras, sin rumbo fijo.
Sin preocuparse por que los neumáticos llegarán a gastarse ni guardar algún repuesto en el maletero.
Habia comprado aquel auto como un simple capricho y solo por el placer de poder hacerlo.
-Maldición- se quejó Peggy.
Observó a su alrededor, suponiendo que el pueblo más cercano estaba lejos de donde se encontraban.
Así que, tomando sus cosas y cerrando el auto, con la esperanza de encontrarlo completo al volver, caminaron a un lado de la carretera.
Después de algunas horas llegaron a una pequeña ciudad.
-"Bienvenidos a Arcadia Oaks".- leyó Peggy.
Caminaron en silencio, en busca de algún lugar donde le pudieran ayudar a recoger su auto y cambiar el neumático.
La hechicera era como todo un espectáculo andante: una castaña de frondosa melena, envuelta en cuero negro y cadenas, quien era seguida por un gran gato atigrado.
Si, las personas solían observar sus peculiaridades y, por lo tanto, evitaban caminar a su lado y eso era algo que ella agradecía.
Llegó pronto a un taller mecánico, sabiendo que tal vez podrían ayudarla.
Al entrar al lugar, los hombres dentro la miraron con sorpresa.
Estaba sudorosa, sus mejillas estaban enrojecidas a causa del sol y sus ojos llorosos a causa de la luz y parecía que se desplomaria contra el suelo en un descuido.
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Había tomado una buena siesta después de recoger el auto de la carretera.
Le habían dicho que estaría listo al día siguiente, así que le aconsejaron buscar un buen hotel y descansar.
Y eso había hecho.
Al llegar la noche, Peggy estaba tan llena de energía que ahora dormir le parecía algo imposible.
Siendo seguida por Lilith, decidieron ir a explorar la ciudad. Sin embargo, al caer la noche, y al ser una ciudad pequeña, no había nada que observar.
Después de vagar algunos minutos encontraron un bar. Lilith se ocultó en la chaqueta de Peggy y entraron.
Había mucha gente dentro, todos tomaban y reían, probablemente estuvieran ebrios. Así que la castaña se unió a su diversión.
No recordaba cuántas rondas de cerveza había tomado ¿acaso importaba?
Llevaba casi novecientos años bebiendo como vikingo borracho, el alcohol había dejado de quemarle la garganta hacia muchos años.
Se encontraba jugando con dos jóvenes, no recordaba sus nombres, no le interesaban sus nombres. Pero si creía recordar que el apellido de uno de ellos era Domzalski.
Intentaban saber quien podía terminar su cerveza en el menor tiempo; sin embargo, se rindieron al ver que la castaña ya había ganado cuatro rondas.
Derrotados y borrachos, la dejaron disfrutar de su victoria en soledad.
Peggy se sentó sola en una pequeña mesa en la esquina del bar, disfrutando de la música que la banda tocaba.
Puso su cabeza sobre la mesa y cerró los ojos. Fue entonces que sus recuerdos volvieron.
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"Su madre la arropaba para dormir. Había trenzado su cabello, antes de que su padre le diera el beso de las buenas noches.
-Buenas noches, florecita.- decía su madre, mientras le acariciaba el puente de la nariz.
La pequeña niña cerraba sus ojos, susurrando un adormilado "buenas noches" "
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A veces se detenía a pensar en la mujer que había sido su madre.
En lo dulce y amorosa que era antes de que su corazón fuera destrozado.
Muchos años duró molesta con su madre, principalmente por haberla abandonado a su merced.
Sin embargo, pronto logró sentir empatia por la pobre mujer.
Un corazón roto y un alma invadida por el miedo, hacían que las personas hicieran cosas inimaginables.
-¿Puedo sentarme aquí?- escuchó una voz sobre su cabeza. Al levantar su vista, se encontró con un joven de cabellos negros y ojos azules, quien sostenía un par de baquetas en su mano izquierda.
Hizo espacio para que el joven se sentara, y el peli negro se dejó caer en la silla con pesadez.
-¿Te invito un trago?- preguntó el joven, pero ella no respondió.-Me llamo James Lake, soy el baterista de la banda.-
Peggy volteó hacía el joven, sus ojos comenzaban a sentirse pesados gracias a los efectos del alcohol.
-No pregunté pero genial.- respondió ella, extendiendo su mano hacia el joven.-Me llamó Peggy.-
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Habían pasado toda la noche juntos bebiendo y hablando sobre cosas sin sentido.
El joven se había ofrecido a acompañarla hasta el hotel donde se hospedaba.
-Me divertí.- admitió Peggy al llegar a la puerta de la habitación.
-Espero seguir en contacto, Peggy.- dijo James.
Ella sonrió.
-No lo creo.- dijo.- Pero fue un placer conocerte, James.-
Ninguno de los dos se movió, pues estaban ocupados observando las sonrisas en sus rostros y el rubor en sus mejillas.
Poco a poco se iban acercando hasta que sus labios se conectaron en un beso sabor a licor y tabaco.
Sus acciones se intensificaban, mientras caminaban, sin romper el beso, hacia la habitación.
°°°°
"Su padre estaba molesto, lo cual a la pequeña Peggy le parecía extraño. Pues su padre siempre había sido un hombre lleno de paz.
Pero desde que le había enseñado la luz que salía de sus pequeñas manos, él no le había dirigido la palabra.
Peggy no entendía porque, pues era algo que a ella le fascinaba, pero su madre le había dicho que ocultara de todo mundo. Incluso de su padre.
-No puedes irte.- lloraba su madre, mientras intentaba detener a su esposo.
-Es una bruja.- exclamó el hombre.
-Es tu hija.- reclamó ella.
El hombre observó a la pequeña niña que se escondía debajo de la cama, ocultándose de los gritos en su hogar.
-No lo es.- dijo su padre.-Esto es tu culpa ¿no es así?-
Su madre negó con la cabeza, sus ojos grises llenos de lágrimas.
-Solo fue un pequeño precio por nuestra felicidad.- respondió ella.- Exigias un hijo y yo te lo di ¿Y ahora dices que no la amas? ¿Es acaso tan frágil tu amor?-
El hombre le plantó una bofetada, asombrando a la mujer que ahora lloraba en el suelo.
-Hubiera preferido mil veces no ser padre, a tener una bruja como hija.-
Sin dejar tiempo para responder, el hombre se fue.
Su madre lloraba desconsolada, olvidando que la pequeña niña aún podía escucharla.
-Madre.- dijo Peggy, sacando a la mujer de su trance.
Ella la miró, secó sus lágrimas y sonrió.
-Ven aquí, florecita.- dijo su madre, extendiendo sus brazos hacia la niña, quien pronto se dejó recibir por el abrazo.
-¿A dónde fue Padre?- preguntó Peggy.
Su madre le plantó un beso en la cabeza, escondiendo su rostro en el frondoso cabello de su hija.
-No importa.- dijo.- Volverá pronto. Volverá pronto...-
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A la mañana siguiente, su cabeza parecía que explotaria, sentía la boca seca y sentía mucho frío.
Maldita resaca.
Pronto, se encontró con la presencia del cuerpo junto a ella.
Con cuidado de no despertar a su compañero, se dispuso a vestirse para ir a recoger su auto.
-Esto fue un error.- dijo James a sus espaldas, sacándole un susto a la hechicera.
-Si.- dijo ella.- No fue tan divertido.-
-Tengo pareja.- soltó el joven de pronto.
Peggy volteó a verle rápidamente, sus ojos reflejaban pura sorpresa.
-Vete.- ordenó ella.- Ahora.-
James no puso pero alguno, recogió sus cosas, se vistió y se apresuró a irse.
-Lo siento.- dijo antes de cruzar la puerta.- Estaba molesto con ella y yo...-
-Ese no es mi problema.- dijo Peggy.- no pienso ser parte de tu inmadura venganza o lo que sea.-
James no dijo nada más y se fue. Lilith llegó a los segundos, transformada en un ave.
-¿Te divertiste?- preguntó Lilith.
Peggy rodó los ojos.
-Hay que irnos ya.-
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Hola hola
Como dicen que les va?
El capítulo de hoy fue un poco de ✨relleno✨
Pero que es un buen fic sin algo de relleno ¿o no?
Este es el penúltimo capítulo de esta bonita historia y probablemente este listo para la siguiente semana.
No se, todo depende de que tanta flojera sienta jsjs
Ah si, ustedes sabían que Peggy había conocido al papá de Jim, pero no sabían que habían hecho el ✨frutifantastico✨
El capítulo no está revisado, así que tiene errores, pero no hay pedo.
⚠️NOTA IMPORTANTE⚠️: Una persona ebria no puede dar su consentimiento para tener relaciones sexuales. En este caso es ficticio (igual no digo que esté bien), pero por favor siempre asegúrense de tener el sobrio consentimiento de la otra persona(s) antes de cualquier acto físico.
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