Algo Así Como Hermanas
Frío. Sentía mucho frío.
Aun con los ojos cerrados, y medio inconsciente, acercó sus manos a su rostro.
Una nueva y fría corriente se esparció por su cuerpo al sentir el tacto de sus frías manos.
Abrió los ojos, dándose cuenta de la luz que comezaba a cubrirles.
Estaba amaneciendo, o, al menos, eso parecía.
Sintió como algo suave rozaba su piel nuevamente. Una manta.
Dirigió su vista hacia lo que parecía una figura, pero sus pesados párpados le impedían ver de quien se trataba, siendo capaz de ver, únicamente, una sombra.
De pronto, todo se volvió oscuro de nuevo.
°°°°
"Peggy..."
"Peggy..."
La joven bruja escuchaba su nombre entre sueños, pero pronto entendió que alguien trataba de llamar su atención.
Abrió los ojos con dificultad, siendo el azul cielo y algunas cuantas ramas de árboles lo primero en ver.
-Peggy, despierta.- rogaba Lilith, aun escondida entre su cabello.
Entonces, Peggy recordó el peligro en que estaba, o, al menos, en el que había estado antes de desconectarse cobardemente de la realidad.
Se sentó con rapidez, examinando su alrededor.
Estaba en el bosque, un frondoso, profundo y espeso bosque.
Una delgada manta cubría su cuerpo y, frente a ella, había lo que parecía una fogata, sin embargo, esta se había apagado hacia mucho.
-Al fin despiertas.- dijo una voz saliendo desde la oscuridad del bosque.
Una delgada mujer salía de entre los árboles, cargada de varias ramas para encender el fuego.
Vestía simples ropas: un vestido de un color marrón muy oscuro, con una camisa blanca de bajo y unos botines negros, probablemente de hombre. Su cabello negro se escondía debajo de un pañuelo blanco, pero lo que quedaba fuera del pañuelo estaba recogido en una cola baja.
Su piel había tomado un ligero subtono rosado, probablemente causado por el calor que repentinamente dominaba el ambiente.
Pero no fue la misteriosa presencia de aquella mujer lo que alarmó a Peggy, sino que fueron sus ojos.
Reconoció aquellos brillantes ojos verdes tan pronto los vio, pero no se animaba a cuestionar a su misteriosa salvadora.
-Sabes.- dijo la mujer, lanzando algunas ramas para iniciar el fuego.- Desmayarse cuando corres peligro no es la mejor idea. De hecho, deberías dejar de hacerlo.-
-¿Que?- preguntó Peggy, aún un poco confundida.
-De no ser por mi, ya estarías muerta.- dijo la mujer en un tono brusco.
Peggy no sentía nada de energía de aquella misteriosa mujer, lo que le daba dos opciones: o era una ilusión y se estaba volviendo loca, o bien, su cerebro aún no despertaba del todo.
Optando por la segunda opción, cerró sus ojos con fuerza y sacudió su cabeza ligeramente, en un intento de aclarar sus ideas.
Al abrir los ojos de nuevo, vio cómo la mujer le extendía un vaso de madera lleno de agua, el cual Peggy tomó con delicadeza.
Peggy recordó vagamente la escena de la había sido testigo. Aquella mujer había matado a un cambiante y ahora estaba frente a ella, tratando de encender el fuego.
-Eres una de ellos.- dijo Peggy.- ¿No es así?- preguntó.- Una cambiante.-
La mayor de quedó en silencio unos segundos.
-Mi nombre es Nomura.- corrigió rápidamente.- Y estoy aquí para protegerte.-
Peggy la miró con sorpresa. Las palabras de Winkle rápidamente saltaron en su mente, recordándole todo lo que estas criaturas hacían en contra suya.
-¿Tu? ¿Protegerme?- preguntó en un afilado tono, el cual Nomura no tuvo problema en percibir.
-¿Te cuesta tanto entenderlo?- preguntó Nomura, en el mismo tono.
Peggy soltó una pequeña risa.
-Si bueno.- dijo.- No es como si los de tu clase hayan intentado matarme.-
No se molestó en seguir listando el resto de las cosas que los cambiantes le habían hecho, pues contaba con que Nomura lo sabía. Y, en efecto, así era.
-Ustedes, impuros, no son de fiar.-dijo Peggy.
Las palabras perecian haber llegado a un punto sensible dentro de la cambiante, pero está mantuvo la postura.
-No hay de que preocuparse.- dijo Nomura en total calma.- Los que te quieren muerta no son tantos como crees, probablemente sean sólo una docena, tal vez menos.-
Los ojos de Peggy se abrieron con sorpresa.
-¿Solo una docena?- preguntó sacracastica.
Una docena eran más que suficientes para matarla, y, aun así, Nomura no le tomaba importancia.
-Niña, en este punto ya somos miles de cambiantes.- respondió Nomura.- Tienes suerte que solo algunos te persigan.-
Hubo un momento de silencio, en el cual Peggy aprovechó para ver su reflejo en el vaso que sostenía entre sus manos.
-Esos que te quieren hacer daño.- dijo Nomura.- Son unos traidores.-
Peggy soltó un largo suspiro.
-¿Y los que no?- preguntó.
-Eres la mejor opción para traer a Gunmar de vuelta.- dijo Nomura, ignorando por completo su pregunta.
Peggy sonrió, pero pronto esa sonsira se borró de su rostro, mientras ella negaba con la cabeza.
-No.- dijo Peggy, ganándose una mirada de confusión.-Yo no voy a traer a nadie de regreso. Ni a Gunmar, ni a Morgana.-
Peggy se puso de pie, dispuesta a irse. Acción que Nomura siguió al instante.
-Pero ella dijo que tu podías ayudarnos.- dijo Nomura.
Peggy se detuvo en seco.
-Pues yo no soy como ella.- dijo.- Yo no quiero entregarme a las sombras. Yo no quiero dirigir su ejército. Yo no quiero ganar su guerra.- se detuvo, pues las lágrimas amenazan con brotar.- Yo no soy Morgana.-
Se dio la vuelta nuevamente y se encaminó bosque adentro. Era una impenetrable red de naturaleza, que a duras pensás podía cruzar.
Nomura, por otro lado, parecía saber el camino de memoria, pues caminaba fácilmente entre la malesa.
-No podrás salir del bosque tu sola.- dijo Nomura a su lado.
Peggy la ignoró.
-Morirás antes de encontrar la salida.- prosiguió Nomura, a quien Peggy siguió ignorando.
Peggy caminó en silencio durante algunos minutos, pero pronto llegó a una única conclusión: No sabía cómo salir del bosque.
Soltó un pesado suspiro.
-¿Ya te rendiste?- preguntó Nomura, a lo que Peggy simplemente rodó los ojos.- Te tengo una propuesta: yo te saco del bosque, pero tu me acompañas a reunirme con los demás cambiantes.-
La bruja se dio la vuelta.
¿Creía acaso que era tan tonta?
No había forma de que Peggy ganara en ese acuerdo, todas las cartas jugaban a favor de Nomura.
-¿Y que pasará cuando lleguemos con los cambiantes?- preguntó Peggy.
-Bueno.- dijo Nomura.- Tal vez pasar unos días entre nosotros te haga cambiar de opinión.-
Peggy observó a Lilith sobre su hombro, buscando aprobación. Sin embargo, no la encontró en su familiar.
Era una idea muy estúpida, pero no había otra forma de salir de aquel bosque.
-Bien.- dijo Peggy.- Pero si no me agradan, me iré.-
Nomura asintió.
-Yo misma me encargaré de que te vayas sana y salva.-
°°°°
Salieron del bosque rápidamente. Ahora Peggy se sentía completamente engañada pues habría podido salir de ahí por su cuenta y ahora tenía que aceptar el estúpido trato de Nomura.
Caminaban en silencio, un silencio incómodo.
-Así que.- preguntó Nomura.- ¿De verdad eres hija de Morgana?-
Peggy se sintió un poco sorprendida por la pregunta.
-No.- respondió.-Es solo una expresión.-
Después de algunas horas de caminar, llegaron a un pequeño pueblo.
El día había pasado con tanta rapidez, que apenas pudo notarlo.
-Necesito tomar algo.- dijo Peggy.- Tengo mucha sed.-
Nomura vio a su alrededor, hasta divisar lo que parecía una cantina decente, señalando hacia su dirección con la cabeza.
-Quedate ahí hasta que vuelva.- ordenó Nomura.
-¿Tu a donde vas?- preguntó Peggy.
-Buscaré un lugar para pasar la noche.- respondió Nomura.- Y ni pienses en huir. Encontrarte no es un trabajo tan difícil ¿sabes?.-
Nomura se dio la vuelta sin decir otra palabra mientras que, a sus espaldas Peggy hacia muecas, con toda la intención de mofarla.
Se dirigió a la cantina y, al entrar, se sentó en una de las sillas en la barra.
Se ganó las miradas de los presentes de aquel lugar: en su mayoría granjeros o marineros.
-¿Que te sirvo?- preguntó la cantinera.
-Yo...- Peggy sentía las afiladas y penetrantes miradas clavandose en su espalda.- ¿Leche?-
La cantinera notó su incomodidad y, dirigiendo la mirada a su clientela, estos dejaron de observar a la intimidada castaña.
-Nena, esto es una cantina.- dijo la mujer.- Pide licor o largate.-
La actitud de la mujer le intimidaba.
-Agua...- dijo Peggy casi en susurro.
La cantinera se movió, buscando lo que Peggy había pedido. Después de unos segundos, un gran tarro descansaba frente a la castaña.
Peggy lo tomó con ambas manos y le dio un confiado sorbo.
Su garganta comenzó a quemar casi de inmediato, mientras sus fosas nasales se inundaban del olor a licor.
Una tos seca salió de su boca, mientras hacía muecas de disgusto.
-¿Que es esto?- preguntó Peggy.
La cantinera rodó los ojos.
-Aguardiente.- dijo y continuó con su trabajo. - Asegúrate de pagarlo antes de irte.-
°°°°
Nomura volvía a la cantina después de lo que habían sido tal vez dos horas.
Había encontrado una pequeña habitación en una posada, el único lugar dispuesto a hospedar las una sola noche.
Durante su caminata de regreso a la cantina, pudo escuchar la alegre música que provenía del lugar.
Entró a la cantina y fue rápidamente recibida por la imagen de la joven bruja a su cuidado bailando, con quien suponía era un joven tan borracho como ella.
Las demás personas en la cantina se dedicaban a sus propios asuntos, sin embargo era la ebria castaña el completo centro de atención.
Nomura se acercó a ella, la tomó del brazo y la llevó lejos de la atención.
-Dos horas.- dijo Nomura.- Te dejo sola dos horas y te embriagas a más no poder.-
Peggy apenas podia mantener el equilibro, así que se sujeto con fuerza de Nomura.
-Oye.- la llamó la cantinera desde la barra.- ¿Viene contigo?-
Nomura asintió. La cantinera sacó un papel de su bolsillo y lo estiró en la barra.
-La cuenta.- dijo la cantinera.
Nomura se acercó a leer la cantidad escrita en el papel.
-Espero que tengas con que pagar.- le dijo a Peggy.
-¡Claro que sí!- exclamó Peggy, desatando la pequeña bolsa de tela, la cual contenía su dinero, de su cintura.-¡Me lo dio un hada!- gritó a todo volumen.
Nomura la vio con vergüenza y se dispuso a pagar para salir de ahí lo más rápido posible.
°°°°
-¿Estas molesta conmigo?- preguntó Peggy, amenazando con llorar.
Nomura no respondió, pues estaba concentrada en desammarar el corset de su compañera, para que esta pudiera dormir cómoda.
De pronto, escuchó cómo Peggy sollozaba.
-¿Estas bien?- preguntó Nomura.
Peggy limpió sus lágrimas antes de responder.
-Nooo.- exclamó.- Me estaba divirtiendo y ahora tu estas molesta y...y...y el corset me aprieta...-
Nomura sonrió con diversión, para después lograr retirar el corset, y logrando que Peggy se recostara.
-¿Sabes?- preguntó Peggy.- Tu fuiste creada por Morgana...y yo soy su hija... Así que tu y yo somos algo así como...hermanas...-
La castaña apenas lograba formular bien sus oraciones, ya que el sueño y el alchol se apoderaba de su mente.
-Ya duérmete.- ordenó Nomura.
Peggy cerró los ojos, pero pronto los volvió a abrir.
-¿Pero sí somos hermanas, verdad?- preguntó.
Nomura la volteó a ver con una sonrisa.
-Si.- respondió, ganándose una cálida sonrisa de la borracha frente a ella.
°°°°
Peggy se encontraba recostada sobre el lomo de Lilith, quien, en ese momento tenía la forma de un caballo.
Su cabeza dolía de tal manera que pensaba que explotaria en cualquier momento.
-¿Ya te sientes mejor?- preguntó Nomura con diversión, a lo que Peggy simplemente pudo responder con un quejido.
De pronto, Peggy sintió lo mismo que había sentido con Mary. La misma energía cambiante rodeaba el lugar.
Nomura se detuvo de pronto, notando también la presencia de aquellos asechadores.
-Detrás de mí.- ordenó Nomura.- Ahora.-
Lilith se transformó en felino tan pronto Peggy bajó de su lomo y se escondió detrás de Nomura.
Y, de un momento a otro, se encontraban rodeadas de varios cambiantes.
Sin poder cambiar de forma, Nomura peleó como pudo en su forma humana. Pero aún así pudo derribar a varios de ellos.
Hubo un momento en el que pudieron correr lejos de la acción.
Corrieron en línea recta, sin percatarse que se dirigían a un gran abismo.
Peggy se detuvo antes de poder caer por el acantilado.
Lilith subió a su hombro, en forma de ratón, mientras Nomura las protegía con su cuerpo.
Los cambiantes que quedaban las acorralaban contra su muerte, creyendo que no harían alguna locura que pusiera en riesgo su vida.
Estaban equivocados.
-Salta.- ordenó Nomura.
-¿Que?- preguntaron las familiares al unísono.
Sin embargo, Nomura no respondió, sino que tomó a Peggy por la cintura y se lanzó hacia el vacío.
La adrenalina se apoderó de ella, mientras el suelo y la inminente muerte se acercaban cada vez más a ella.
Abrió un portal de Sombras, el cual creyó ser lo suficientemente grande para que las tres pudieran pasar.
Cayó de espalda sobre las hierbas junto un camino, únicamente con Lilith sobre su hombro.
Sin señales de Nomura.
-¿Nomura?- preguntó al aire.-¡Nomura!-
Pero no obtuvo ninguna respuesta.
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Helloo
Jsjs este capítulo es gracioso porque en la otra historia Peggy y Nomura se odian xd
Ya llegaré a eso😌
Espero que hayan tenido una buena semana❤️
Bai
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