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Capitulo 5: Amigos

Después de pasar un buen rato estudiando en la biblioteca, finalmente terminamos nuestras tareas. Nos levantamos de nuestras sillas y salimos en dirección a la sala común de Slytherin. Pansy y Delphine subieron de inmediato a nuestros dormitorios, y Draco se detuvo para conversar con algunos de sus amigos. Fue entonces cuando recordé que había olvidado un libro importante en la biblioteca. Aunque me sentía algo cansada, decidí regresar a buscarlo antes de que cerraran.

La biblioteca estaba casi vacía cuando llegué. Caminé por los pasillos en silencio hasta que encontré el libro que había dejado. Justo cuando lo tomaba, tropecé con alguien que venía en dirección contraria. Si esa persona no me hubiera sostenido, habría caído al suelo de manera estrepitosa.

—¡Oh! Disculpa, estaba distraída —me apresuré a decir, algo avergonzada.

El chico, que me había sujetado con firmeza, sonrió ligeramente.

—No te preocupes, no fue nada. ¿Cómo te llamas? —preguntó, con una mirada curiosa.

—Helena Black —respondí, tratando de recomponerme.

—Yo soy Cristian Thomson —se presentó, tendiéndome la mano.

Tomé su mano y le dediqué una sonrisa amistosa.

—Mucho gusto en conocerte, Cristian.

—Igualmente, Helena. Soy de Slytherin, sangre pura y tengo 14 años. ¿Y tú? —continuó, como si quisiera conocer más sobre mí.

—También soy de Slytherin, tengo 14 años y… soy sangre mestiza —respondí con cierta cautela, esperando su reacción.

Para mi sorpresa, Cristian no pareció inmutarse por mi respuesta. En cambio, asintió y continuó la conversación con naturalidad. Hablamos durante un buen rato, descubriendo que teníamos algunas cosas en común. A pesar de la formalidad inicial, Cristian resultó ser una persona bastante agradable, lo que me hizo sentir cómoda.

Cuando decidimos regresar a la sala común, el ambiente allí era animado. Delphine, Pansy y Draco estaban sentados en los sofás cercanos a la chimenea. Me acerqué con Cristian y les conté lo que había pasado en la biblioteca, además de presentarles a mi nuevo amigo.

—Él es Cristian. Nos encontramos por casualidad y hemos estado charlando un rato —expliqué, mientras Cristian saludaba con una inclinación de cabeza.

Mis amigas intercambiaron miradas cómplices, pero no dijeron nada al respecto. Fue entonces cuando recordé que había algo importante que quería preguntarle a Draco. Desde hacía días, había estado pensando en el baile de Navidad, y no quería dejar pasar más tiempo.

—Draco, ¿quieres ir conmigo al baile de Navidad? —le pregunté, sintiendo un leve cosquilleo de nervios en el estómago.

Draco me miró fijamente por un instante, como si quisiera grabar ese momento en su memoria. Después, una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Claro que sí, mi amor —respondió, tomando mi mano con ternura.

Nos acercamos y, como tantas veces en los últimos días, nos besamos. El mundo pareció desvanecerse a nuestro alrededor hasta que la falta de aire nos obligó a separarnos.

La atmósfera en la sala común era relajada, y todos nos sentíamos de buen humor. Después de un rato, Pansy y Delphine comenzaron a hablar sobre sus propias parejas para el baile. Pansy me dijo que iría con Crabbe, mientras que Delphine había aceptado la invitación de Blaise. Cristian, por su parte, comentó que aún no tenía pareja.

—Bueno, seguro encontrarás a alguien pronto —le dije, intentando animarlo.

Pasamos un rato charlando, y luego nos dirigimos juntos al gran comedor para cenar. Durante la cena, la conversación giró en torno a las expectativas que teníamos sobre el baile. Pansy parecía emocionada, aunque trataba de disimularlo. Delphine, por otro lado, estaba tranquila, pero no podía ocultar del todo la ilusión en sus ojos.

Al terminar de cenar, regresamos a la sala común, donde seguimos conversando hasta que el cansancio comenzó a hacer mella en todos. Finalmente, nos despedimos y cada uno se retiró a su dormitorio. Al llegar al mío, me quité el uniforme y me puse el pijama. Me tumbé en la cama, y, antes de que pudiera siquiera procesar todo lo que había pasado durante el día, el sueño me venció.

Me sentía feliz. Todo parecía ir bien, y el baile de Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que las cosas comenzaban a encajar en su lugar.

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