Cap 40
Las pases
Nico
Estaba en la cabaña de Hades con mi hermana Alice. Estaba acostado en mi cama, mientras que mi hermana anda buscando una pulsera que quién sabe en dónde lo dejó.
—Nico Di Angelo. Ayúdame a buscar mi pulsera —me exige.
—Se supone que lo dejaste en tu mesa de noche —le respondo.
—Se supone, pero no está ahí —aclara.
—Así has de cuidar tus cosas —me burlo de ella.
—Mucha ayuda —me lanza una almohada.
Le iba a reclamar, pero en eso tocan la puerta, fui a ver quién era. Al abrir la puerta, vi a mi hijo.
—Nico Jr, ¿qué haces acá? —lo miro.
—A bueno, entonces me voy —se iba a dar media vuelta.
—No, me refiero que porqué no estás con tus hermanas y tu mamá —aclaro la pregunta.
—Lo que pasa es que estábamos haciendo piedra, papel o tijera para ver quién se iba a la cabaña de Hades, a la de Poseidón y a la de Nix. Pero al parecer mamá tiene un asunto que resolver con mi tía, así que nos dijo que yo fuera a la cabaña de Hades, mientras que ellas se quedaban en la de Poseidón —termina de explicar.
—Pues bienvenido a la cabaña número 13, la cabaña de Hades —lo recibe Alice con felicidad.
—Me encanta, ¿puedo quedarme de por vida aquí? —me mira esperando una respuesta de mi parte.
—Definitivamente es tu hijo, tiene los mismos gustos que tú, hasta el cabello lo heredó de ti —comenta mi hermana.
—Pues es mi hijo, ¿qué esperabas? —le respondo con obviedad.
—En un futuro no te enojes o andes de protector si tus hijas llegan a tener pretendientes —me comenta.
Al día siguiente...
Nos levantamos porque tocaban la puerta insistentemente, si era Jackson, lo golpearé definitivamente. Mi hijo seguía dormido, si que tiene el sueño pesado.
Iba a reclamar cuando escucho unas voces.
—¡Nico Di Angelo Laforêt Junior! Ya sal que queremos ir a escalar al muro —grita Bianca.
—Sí, aposté con Bianca a que le ganas a Sebas ahí —esta ves grita Gina.
—¿Y quién las manda a estar apostando? —abro la puerta y las veo.
—¡Papá! —se sorprenden.
—La idea fue de Bianca —dice rápido Gina.
—¡Oye! —ve a su hermana.
—Tú y Nico me la debían —se excusa.
—¿Y su mamá? —les pregunto.
—De hecho ella está en el muro de escalada —responde Bianca.
—Está con la tía Alice, la tía Annie y el tío Percy —comenta Gina mientras sonríe.
—Y la tía Alice y mamá hicieron una apuesta —hablan al mismo tiempo.
—Ahora ya sé de dónde hicieron la apuesta ustedes —las miro y ellas asintieron—. Su hermano sigue, dormido, despiertenlo, yo voy a ver a su mamá.
—Sí papá —entran a la cabaña. Me cambio para después salir de ahí.
Ayla
—Auch, hasta me dolió —comento al ver como los hijos de Ares entrenaban.
—Y conste que te perdiste de algunas cosas aquí —me dice Hiyori, ella acababa de llegar.
—No lo dudo —le respondo mientras me río por su expresión.
—Sesos de Alga, trata de no caerte, aposté en contra tuya —le grito.
—Vaya motivación me das —hace ma misma acción.
—Ya sabes —digo como si nada.
—¿Quién te manda a darles la idea a los niños de apostar? —me abraza por detrás.
—Una vez no hace daño Di Angelo —lo miro.
—Pero se les hará costumbre —me da un beso.
—Vayan a un motel —dice Alice pero la ignoramos.
—¿Ya hablaste con tu hermana? —me ve.
—No, de hecho lo voy hacer después de que Percy pierda —le doy un beso de vuelta.
—Yo digo que mejor ahorita —me señala a Evangeline que está entrenando.
Suspiro. —Ahorita vengo —me levanto y me dirijo hacia ella.
Camino hacia ella, se ve concentrada, su cabello largo, ahora estaba corto hasta los hombros. Se ve que es ágil al pelear, y eso era bueno. Pero en su mirada, se ve odio y rencor, pero sé que esos sentimientos no eran hacia mí, no lo sé con certeza, pero algo me dice que era así.
—Hola Evangeline —la saludo.
—Hola —me saluda con seriedad.
—¿Podemos hablar? —espero su respuesta.
—Yo no tengo nada de que hablar contigo —sigue con su entrenamiento.
—No mientas, se que quieres decirme varias cosas —se detiene—. Sígueme —ambas nos vamos del lugar.
A pesar de que según ella, no tenía nada que hablar conmigo, me siguió hasta el bosque, caminamos otro poco más y nos detuvimos. Me giro a verla, pero ella evita mi mirada.
—Evan... —me interrumpe.
—Porqué, ¿por qué nunca me dijiste que seguías viva? —me ve.
—Iba a volver, pero me enteré que estaba embarazada y que no encontraban a Cronos —le explico.
—Pero ni siquiera un mensaje —empezó a llorar—. Muchos me consolaban, pero nadie sabía cómo me sentía el perder a la única persona que me quería y yo a ella —no dije nada—. La única persona que lo entendía era Nico —confiesa.
—Y créeme que lo siento nena, yo no quise esto... No sabes cómo me sentía en ese tiempo, me dolía no verlos, no ponerlos en contacto —empiezo a llorar también.
—Yo sigo enojada, pero no contigo —alzo mi mirada—. Sigo enojada porque esos monstruos te alejaron de mí, te impidieron no estar conmigo. Y cada día que pasaba, esa ira iba incrementando. Pero el verte de nuevo, es algo maravilloso, y estoy agradecida por tener de nuevo y cerca de mí —me abraza.
Pasamos hablando otro rato y regresamos. Le presenté a los niños y ellos le dieron un abrazo. Ellos se fueron a sentar a la mesa de su padre junto a sus dos tías, mientras que yo me fui a sentar con Percy.
—¿Todo arreglado? —me abraza.
—Todo arreglado —miro hacia donde está la mesa de Hades.
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