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Cap 18

Grandes revelaciones

Ayla

Me desperté y sabía que este día me lo iban a amargar, porque conociendo a los dioses: se complican la vida, no entienden razones, y sobre todo que están dispuestos a escucharte -por favor noten mi sarcasmo- pero aún así no perdía las esperanzas de que entendieran que no era una amenaza.
Mi pequeña hermana -si,ya le digo así a Evangeline, la verdad no me costó adaptarme a decirle de esa manera- seguía profundamente dormida y no la iba a despertar solo porque me levanté temprano.
En eso siento que unos brazos me rodean mi cintura, pero no me alarme porque ya sabía quién era.

—¿No deberías estar en tú cabaña durmiendo todavía? —jugaba con sus manos.

—Tenía ganas de verte —me da un beso en la mejilla.

Me río un poco. —¿Y no podías esperar al desayuno? Digo, nos sentamos en la misma mesa después de todo.

—Todo esto de la reunión me tiene preocupado —tenía una cara de tristeza y preocupación.

Me di vuelta, puse mis manos en sus mejillas y lo miré a los ojos. —Tranquilo —le susurro—, todo saldrá bien —le doy un beso—. Ahora vete, que cierta niña no tarda en despertarse —miro a Evangeline.

—Te veo en el comedor —me da un tierno beso y desapareció en las sombras.

Desperté a mi hermanita, se cambió y fuimos al comedor, justo para desayunar. En ese momento siento que alguien me alza por el aire mientras me gira.

—¿Cómo está mi hermana menor? —no me dejaba de girar.

—Ya bájala sesos de alga, la estás mareando —escucho la voz de Annie.

—Es que no puedo creer que sea mi hermana, después de lo que pasamos de niños —me abraza con efusividad.

—Yo también estoy sorprendida Percy —dije mientras reía un poco.

Me pone en el suelo. —Siéntate conmigo —dijo mientras hacía carita de perrito regañado.

—Percy, no pongas esa cara que me haces sentir culpable —reía un poco—. Ya sé, de regreso me siento contigo.

—Va —dicho esto nos fuimos a sentar.

Fui a quemar un poco de mi comida mientras decía en voz baja. —Tenemos que hablar Poseidón, y contigo también mamá —después me fui a sentar y vi que estaba Alice—. Hola Alice.

—Hola —me respondió con una sonrisa en su cara.

—En verdad que sesos de alga está muy emocionado —dijo Nico mientras comía.

—Es que no todos los días te enteras que tienes una hermana que es hija de dos dioses —sonreí.

—Se ve que te lo estás tomando bien —comenta Alice.

—Por lo menos hay que ser positivos —sonreí.

Unos minutos más tarde me cambié y caminé hacia el límite del campamento, ahí estaban los chicos esperándome con Quirón y también estaba Argos.

—¿Lista Ayla? —me mira Quirón con esa mirada tranquilizadora.

—Siendo honesta, no —respondo con un poco de nervios.

—Todo va a salir bien —me toca el hombro.

Asentí y nos subimos al carro, me senté al lado de Nico, él me agarró la mano discretamente y me transmitió una sonrisa reconfortante —siiii por fin sonrió, duró poco pero sonrió.

Al llegar, entramos y subimos al piso 600, y, al estar en el Olimpo caminamos hacia la entrada y los vimos sentados en sus respectivos tronos, incluso a Hades, lo cual nos sorprendió a todos. Nos arrodillamos en señal de respeto y nos levantamos.

—Vaya, aquí está la otra descendiente de mi hermano —Zeus mira a Poseidón.

—Padre, qué hay de malo en que sea una hija de dos dioses —preguntó Jason.

—Es claro eso, al ser hija de dos dioses, ella pasa a ser una de nosotros —responde con cierto recelo la diosa del matrimonio.

—Pero no tengo los poderes de Poseidón, al menos no como Percy — inquirí.

—Pero pronto podrías ser un peligro, una amenaza —me juzga la diosa Deméter.

Nico

—Solo quiero saber el porqué me consideran un peligro —habló de manera directa Ayla.

Se creó un momento de silencio y entonces mi padre habló.

—Se merece saber la verdad Zeus —mira al ya nombrado.

Soltó un gran suspiro. —Bien. La razón por la que te consideramos una amenaza es por la profecía que se dijo años atrás —comenta.

—¿Y cómo va la profecía? —pregunta Piper.

—Apolo —mira al susodicho. Apolo se levanta y empieza a hablar:


Nueva profecía dicha y escrita
Descendencia nocturna y marina al campamento llegará
Amenaza o aliada se considerará
Más el poder que emana determinará la derrota o permanencia del Olimpo
Más rivales anteriores aparecerán y nuevos aliados se les unirán
De ella dependerá la derrota con la huida o la victoria con la muerte
Más una semilla se dará
Entra ella y el hombre que la protegerá.

Ahora si era tiempo de preocuparme, no la quiero perder, no a ella. En eso habló Atenea.

—Se dijo esa profecía hace años, antes de que nacieras. Se han buscado formas de que solo puedas tener una descendencia de uno de los dos —habló con tranquilidad.

En ese momento entró la diosa de la noche. —Y la hay —dijo caminando y a su lado iba Tánatos.


—Y según tú, ¿Cuál es la solución? —Zeus mira serio a la diosa de la noche.

—Le pedí a Hécate que le quitara la descendencia por parte de Poseidón, y él estuvo de acuerdo.

—¿Es cierto eso Poseidón? —miran al dios de los mares.

—Sí —responde—. Solo así la podríamos mantenerla a salvo. Y lo hicimos cuando nació.

—¡¿Pero cómo pudieron hacer eso?! —exclama Deméter alterada.

—Lo hicimos porque no íbamos a ponerla en peligro y más por esa profecía —responde seria Nix.

Tánatos se puso al lado de Ayla y pasó su brazo por el hombro de ella.
Después Nix se dio la vuelta, seguida del dios de la muerte acompañado de Ayla.

Yo no quiero que esa profecía se cumpla, ya perdí a Bianca por una profecía que se asemejaba a esta, y ahora ella.

Toda la sala quedó en un absoluto silencio, hasta que habló Zeus.

—Doy por terminada la reunión, luego hablaré contigo Poseidón —lo mira con seriedad y uno a uno se fueron retirando.

En el lugar nada más quedábamos nosotros, Poseidón y mi padre —esta vez si me sorprendió—. Ayla estaba afuera con su madre y su medio hermano.

—¿Entonces si es mi hermana? —pregunta Percy mientras mira a Poseidón.

—Sí, sí es tu hermana —afirma el dios de los mares.

Ayla

—Cuando supimos de la profecía, teníamos mucho miedo de lo que te podía pasar —dice preocupada.

—Poseidón y ella se pusieron de acuerdo para que se te quitara una parte de tu descendencia —complementa mi hermano.

—Y se me quitó la descendencia divina de Poseidón —comento lo más obvio.

—Exacto, y te dimos a Joseph. Él era el único que sabía de eso y optó por cuidarte como si fueras su hija de sangre —comenta mi madre—. Solo así podíamos protegerte.

—Lo entiendo madre —dije con un poco de tristeza.

Siento una mano apoyada en mi hombro, volteo a ver y era Poseidón, le dedico una pequeña sonrisa y él me abraza, a lo cual yo le correspondí con mucho gusto. Posiblemente no estuvieron conmigo en persona, pero siempre estaban en mis sueños. ¿Qué cómo lo se? Fácil, de niña siempre soñaba a un hermoso lobo negro y a un corcel blanco, ambos corriendo por la orilla del mar en una hermosa noche.

—Solo que.... Tengo una pregunta. ¿Por qué me puedo convertir en un lobo? Si se supone que me convertía en eso por parte de Joseph —ahora que se la verdad, tengo esa curiosidad.

—Parte de mí viene en tu sangre, y te otorgue el poder de solo convertirte en lobo.

—Entiendo —dije un poco cortante.

—Perdón por no habértelo dicho antes —me abraza.

—No te preocupes —le devuelvo el abrazo.

—Es hora de irnos —miro a los chicos.

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