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54| Foto familiar

LOS SIGUIENTES DÍAS DE LA VIDA DE Agatha Christina pasaron sorprendentemente rápidos. Antes de que pudiera percatarse estaba cerca de finales de julio y todo el caos parecía haber cesado. Al menos sus sentimientos y proceso de duelo lo habían hecho, lo cual era un verdadero alivio porque se podía permitir respirar nuevamente. Sin embargo, las personas que la rodeaban no parecían creerle.

Ese era el verdadero fastidio.

Todos la analizaban atentamente, evaluando cada acto para asegurarse de que nada fuera de lugar estuviera ocurriendo. Eso hizo que sospechara que alguno de la familia había mencionado el ataque de pánico que tuvo y los apodos que la acompañaron en los últimos meses. Quería gritarles que se encontraba bien, que todo lo que sus compañeros dijeron era una completa mentira y que solo hablaban sin entender, pero no lo hizo. No quería que pensaran que se encontraba al borde del quiebre.

Sí se sentía mejor. Quería que todos fueran conscientes de ello.

Tal vez esa era la razón principal por la que se encontraba cenando con ellos en familia, estando igual que siempre, su apetito tan despierto como en el pasado. Tenía hambre vieja por todo el tiempo que pasó sin comer cuando ocurrió la muerte de su amiga.

—¿Algunas novedades con el caso? —preguntó Agatha, sirviéndose un poco más de comida.

Todos en la mesa se paralizaron.

—Eh...

—¿Qué? Chicos, en serio, estoy mucho mejor. No me va a afectar saber si no han logrado nada. Sé que es difícil —dijo, encogiendo los hombros y dejó la cuchara en el bol para continuar comiendo.

Los presentes se miraron entre ellos. Harry Potter fue el primero en suspirar con pesar. Sabía que la presión caía en él al ser el jefe del departamento de aurores. Tenía el caso de Dianne en prioridad, pero era difícil sin tener una verdadera escena del crimen.

—Las cosas van lentas, pero estamos trabajando en el caso. No lo dejamos de lado, ¿de acuerdo?

Agatha asintió, conforme con saber que al menos estaban intentando de encontrar al verdadero culpable de la muerte de su amiga. Eso le brindaba un toque de paz. Al menos lo suficiente para que pudiera conciliar el sueño en las noches.

—Gracias —dijo, sonriéndole con agradecimiento.

Albus Potter dejó sus cubiertos de lado.

—Papá, ¿puedo irme ya?

Agatha frunció el ceño.

—¿Ir a dónde? —preguntó, curiosa.

Se sentía ajena a los conflictos que sus amigos pudieron haber tenido en los días que estuvo encerrada en su burbuja.

—Oh, ¿Scor no te dijo? —Agatha negó—. Anda perdiendo la cabeza desde que se enteró que su madre está embarazada.

Agatha se atragantó con su comida y escuchó que Hermione dejó caer su tenedor sobre el plato, creando un pequeño ruido al chocar con la cerámica. Intercambiaron miradas, sabiendo lo que significaba.

Había un mar de sentimientos inundando su pecho. ¿Su padre iba a tener otro hijo cuando estaba cerca de divorciarse? Además, ni siquiera le había comentado algo al respecto. ¿Acaso ella no merecía saber que iba a tener un nuevo hermano? Nada de lo que estaba escuchando hacía sentido.

Con razón Scorpius estaba perdiendo la cabeza.

Estaba segura de que ella también terminaría loca al intentar comprender cómo Draco iba a tener otro hijo con Astoria.

—Pensé que Scor dijo que... ya sabes —habló, omitiendo el tema de la separación porque no sabía si era conocimiento público y no pensaba traicionar a su padre de ese modo.

—Sí, pero ahora con esto... No lo sé. Por eso iré a la mansión Malfoy esta noche.

Se escuchó un bufido de parte de Ron, pero afortunadamente no dijo ningún comentario que desencadenara una discusión en la mesa. Agatha no toleraría que hablaran mal de su familia, no importaba lo agradecida que estuviera con los Weasley, la sangre siempre pesaría más que el agua.

—Acabo de recordar que tengo mucho trabajo que reponer por los días que me tomé libre y tengo que adelantarme —murmuró Hermione, poniéndose de pie. Tenía el rostro enseriado y su voz sonaba ligeramente temblorosa.

Ron frunció el ceño.

—No has terminado de comer, Herms.

—No tengo hambre.

Los presentes se quedaron confundidos por lo sucedido, pero decidieron no hacer comentarios al respecto. Había veces en las que Hermione se comportaba así, siempre adicta a su trabajo. Solo Agatha podía sospechar lo que verdaderamente había hecho que su madre se pusiera de ese modo.

Quizá, muy en el fondo, había comenzado a albergar sentimientos hacia su padre y el tema del nuevo hijo la había dejado perdida en un limbo.

ϟ

Durante la noche, Agatha logró escabullirse de la Madriguera y llegó a la mansión Malfoy, utilizando un pequeño traslador que Narcissa había creado en caso de que necesitara acceder a la mansión en una emergencia. Tal vez para muchos eso no fuera un caso de importancia, pero para ella sí. Estaban ocultándole una pieza vital de información. Además, ¿qué demonios había pasado por la cabeza oxigenada de su padre?

—¿Qué estás haciendo aquí, mini Malger?

Agatha se sobresaltó, llevándose una mano al pecho, sintiendo su corazón latir desbocado. La voz era familiar y la reconoció de inmediato, pero no podía evitar sentirse al borde de los nervios. En especial cuando estaba metiéndose en la mansión a hurtadillas.

—Blaise, merde, por poco me sacas el corazón del susto —masculló—. ¿Qué onda con ese apodo?

Blaise Zabini frunció el ceño, ligeramente ofendido de que Agatha no lo hubiera captado desde un principio. Para él era obvio lo que significa.

—Es Malfoy y Granger unidos. Eres una mini versión de ellos —explicó, rodando los ojos—. ¿Qué haces aquí? Es riesgoso si te topas a la diva mayor.

Agatha lo sabía. No tenían que decírselo, pero también habían trazado un plan en caso de que tuviera que escabullirse en la mansión y lo estaba siguiendo al plan de la letra. Solo Blaise parecía visitar en la noche cuando

—Voy a ver a la rubia oxigenada.

—¿Por qué?

—¿Necesito una excusa para ver a mi progenitor? —cuestionó, su rostro contrayéndose en una mueca confundida. Blaise le dedicó una mirada que expresaba que sabía a lo que se refería. El secreto de su familia debía ser mantenido de esa forma—. Vengo a preguntarle sobre el nuevo Malfoy.

—¿Qué nuevo Malfoy? —preguntó Blaise, estando perdido con la información recibida.

Agatha alzó las cejas.

—¿No lo sabes?

—¿Saber qué?

—Aparentemente los Malfoy van a tener un nuevo bebé —anunció, su voz cargando un toque de amargura.

Blaise se atragantó con su propia saliva. ¿Qué era lo que acababa de escuchar? Según sabía, su amigo se estaba por divorciar de Astoria, ¿cómo era que iba a tener otro hijo con ella?

Antes de que Blaise pudiera responder, una tercera persona apareció en el campo de visión de los dos y se paralizó al ver la mirada mortífera de ambos. Podía imaginar lo que había sucedido y no sabía cómo manejarlo.

—Oh, por un demonio —murmuró Draco, pasando una mano por su cabeza.

Quince minutos más tarde, Agatha y Blaise se encontraban en el interior del despacho de Draco haciéndole el interrogatorio más grande de su vida. Quizá porque había sido un terrible error, pero ya no podía hacer nada para arreglarlo. Ya tendría que asumir las consecuencias de sus actos.

—¿Estás seguro de que el chamaco es tuyo? —preguntó Blaise.

—Ciertamente. Pudo haberte puesto los cuernos fácilmente.

Draco negó, rodando los ojos.

—Es mío —masculló—. Cuando nos casamos firmamos una cláusula que nos impide ser infieles hasta la absolución del matrimonio. Ella seguía siendo mi esposa y... bueno, hay necesidades...

—Oh, por la barba de Merlín. ¿Acaso no les enseñan a encargarse de eso por su cuenta en el mundo mágico? —interrogó Agatha, haciendo una mueca de asco.

—¿Y tú de dónde sabes eso, Agatha Christina?

—Tenemos clases de educación sexual en el mundo muggle, Draco, por favor —dijo, bufando ligeramente. Su padre la miró con ojos entrecerrados—. Además, ¿cómo sabes a ciencia cierta que ella no te engañó por otros medios? A lo mejor el hijo ni tuyo es.

Un suspiro se escapó de los labios de su padre.

—El árbol.

Agatha ladeó la cabeza, una idea formándose en su cabeza.

—¿Puedo verlo?

Sigilosamente, salieron del lugar de trabajo de Draco y caminaron hacia el despacho principal donde tenían el árbol genealógico de los Malfoy. La muchacha se dirigió automáticamente a la pared, estiró su mano y la colocó en el lugar que se suponía que su foto estuviera. Sintió cómo algo aparecía y desaparecía bajo sus dedos, un cosquilleo familiar le recorrió la piel, pero no se apartó.

Poco a poco su nombre apareció y luego su foto, seguida de la de Hermione. En el otro lado de donde se suponía que estaba la foto de Scorpius había salido una nueva rama con una foto borrosa que no se podía distinguir. Confirmó que Astoria sí estaba embarazada con un hijo de su padre, pero trató de no enfocarse en eso, sino que sacudió la cabeza y se enfocó en lo que quería ver.

Quería saber cuál era la fecha de muerte de Lyra, saber cuánto vivió, cómo fue su vida. ¿Cuál era la historia de esa mujer que quería verla muerta?

En contraste con su foto, había aparecido la de Lyra.

La fecha de su nacimiento solo titulaba un año: 1305, y su muerte había sido en el 1322.

Eso dejó a Agatha con un nudo en la garganta porque Lyra solo había tenido diecisiete años cuando murió. Era demasiado joven... Solo unos meses mayor que ella. ¿Cómo alguien tan joven se había vuelto tan mala y con un alma tan podrida?

—¿Existe algún libro familiar? Algo donde esté la historia familiar completa —quiso saber la muchacha.

Draco lo pensó durante unos segundos. No tenía memoria de que existiera uno a ciencia cierta, pero tampoco podía descartar la idea teniendo en cuenta que su padre siempre estaba obsesionado con la historia familiar como para no tener un documento que validara la trayectoria de sus antepasados.

—Hay un libro... —mencionó, haciendo una corta pausa, pues todavía dudaba—. Está en su despacho y no encaja en lo absoluto con él.

—¿Cuál?

—Por favor, no te rías —pidió.

—¿Quién crees que soy? No me reiré. Esto es serio —aseguró la muchacha.

—Romeo y Julieta.

Agatha se atragantó con la risa, pero logró mantenerse firme.

—Tu padre tiene mal gusto con los clásicos —comentó Agatha, intentando de no reírse—. Esperaba que tuviera, no lo sé, El castillo de Otranto.

Draco permaneció impasible, a pesar de que él mismo se había reído a carcajadas cuando lo encontró junto a Hermione. Estaba de acuerdo con su hija en cierto sentido. No era amor lo que Romeo y Julieta tuvieron, ellos solo estaban enamorados con la idea del amor y causaron un terrible desastre con tres muertes —cuatro si contaban la muerte de Lady Montesco por tristeza— y un doble suicidio.

—No juzgues su gusto en literatura.

—Es difícil no juzgarlo —murmuró la adolescente—. Vamos, busquemos ese libro y confirmemos teorías.

Tuvieron que ser cuidadosos al adentrarse en el despacho de Lucius. No debían tocar nada que no fuera el libro de Romeo y Julieta porque se daría cuenta de que estuvieron en el interior y esta vez Draco no podría sacar la excusa de que estaba buscando unos documentos para el trabajo.

Agatha localizó el libro y lo agarró, con la intención de sacarlo, pero no logró salir más allá de la mitad. Lo que sí sucedió fue que un pequeño compartimiento entre los libros se abrió, revelando en el interior un grueso y antiguo libro que tenía el emblema de la familia Malfoy engravado en el cuero de la portada.

Fue cuidadosa al pasar las páginas amarillentas por el tiempo que llevaban. En el inicio todo era escrito en un francés antiguo y podía entender muy poco de lo que relataba. Luego cambió al inglés antiguo que aunque tenía palabras que la hacían dudar, podía entender mucho mejor.

Se detuvo cuando llegó a la fecha indicada: 1305.

Leyó de forma salteada hasta que encontró lo que estaba buscando.

«... No obstante, fue en ese mismo año que la honorable familia Malfoy se vio manchada por una desgracia causada por una mestiza bastarda. Su nombre fue Lyra, hija de Nicholas Malfoy y Lynx Loughty, una mujer sangre sucia de la comunidad mágica. Escorias de la familia también. Lyra, siendo producto de un embarazo fuera del vínculo matrimonial, creció siendo la humillación de la familia. Nunca fue reconocida legalmente, pues Nicholas siempre mantuvo su posición de que una bastarda no merecía el reconocimiento y el poder otorgado con el apellido.

Es desconocida gran parte de la vida de Lyra. Desapareció de la comunidad a los doce años y cinco años después hizo su retorno, convirtiéndose en una terrible amenaza para todos los que vivían en ese sector. Utilizaba la magia más oscura de la que podían imaginar y combatir, ni siquiera Merlín había poseído tal poder.

Solo una persona pudo dar fin a su poder, luchando con magia blanca contra Lyra. Del duelo ninguna salió con vida, puesto que ambas fueron arrastradas por las sombras hacia el más allá, pero justo antes se grabaron las últimas palabras de Lyra, quien aseguró que la familia Malfoy estaba maldita.

El nombre de la mujer que batalló con Lyra está desconocido y ha sido olvidado con el pasar de los años.

Lyra Malfoy fue una asesina, un ser malvado y despiadado. Causó muerte y ruina en la familia. La única razón por la que se mantiene su nombre en la historia es para que quede el recuerdo de que jamás se debe quebrantar la pureza de los Malfoy o malas cosas pueden suceder...»

A pesar de que había obtenido más información sobre la persona que se encontraba amenazando su vida, Agatha no se sintió mejor, sino lo contrario. Su mente se encontraba dando vueltas. ¿Qué sucedía si el plan de Lyra era quitarle toda la esperanza para convertirla en ella? ¿Qué tal si su fecha de vencimiento era su cumpleaños?

Se estremeció de tan solo pensarlo. Un nudo de terror se formó en su garganta cuando otro pensamiento cruzó su mente. Su familia había estado tan obsesionada con la pureza de sangre que pensaron que el hecho de que Lyra fuera mestiza significaba que esa había sido la razón para que perdiera la cabeza, que una impureza en su sangre hizo que se convirtiera en eso.

—¿Estás bien? —le preguntó su padre, un deje de preocupación adornaba sus palabras.

—Sí —pronunció, cerrando el libro para dejarlo en el mismo lugar y posición que como lo encontró. Se aseguró de tapar el compartimiento secreto antes de voltear para ver a su padre—. Tengo que volver a casa.

—Agatha, ¿estás segura de que estás bien?

La chica asintió.

—Estoy bien. Solo que no debería salir sin permiso y ya lo he hecho. Tengo que volver antes de que se enteren y me hagan un interrogatorio.

Draco no se tragó la mentira que su hija le dijo, pero lo dejó pasar. Ella hablaría cuando se sintiera segura.

ϟ

Dos días después, Agatha se despertó por los gritos de Molly Weasley en la planta baja, detalle que la puso de mal humor incluso antes de poder pararse de la cama. Detestaba ser despertada por ruidos innecesarios. Se removió bajo las sábanas, todavía adormilada, pero sabía que no podría volver a dormir con Molly gritándole a Ron. Era usual en la Madriguera, lamentablemente.

Sin embargo, eso no quitaba que Agatha quisiera matarlos a todos por despertarla temprano. Apenas eran las ocho de la mañana. En la mitad del verano nadie se levantaba temprano.

—¿Por qué tanto alboroto? —cuestionó Agatha, con lentitud. Todavía estaba frotándose los ojos para ver si despertaba un poco.

Caminó hacia la mesa, tomando asiento en una esquina desocupada.

Hermione alzó un documento en el aire mientras tomaba un sorbo de su taza de té.

—Es una carta del Ministerio. Debido a una propuesta anónima y la presión pública ante la amenaza a estudiantes, por el asesinato de Dianne, han decidido que todos los estudiantes estarán portando una identificación que servirá de rastreador, en especial para aquellos que ya han cumplido la mayoría de edad y el rastreador de magia se ha desactivado —explicó Hermione, dejando la taza de lado—. Y quieren hacerlo hoy. Por decreto.

Agatha frunció el ceño con confusión. Sonaba como una idea muy drástica para tomar y muy apresurada. ¿Cómo habían formado ese plan de acción sin tomar en consideración los aspectos legales?

—¿Y eso?

—No lo sé —respondió con sinceridad—. Pero debemos ir. Estarán regalando una foto familiar a los que vayan.

Agatha alzó las cejas.

—¿Vamos a ir solo por una foto que cualquiera les puede tomar? —cuestionó sin comprender.

Hermione la miró como si fuese obvia la respuesta.

—No, Agatha. Vamos a ir porque es obligatorio hacerlo. En especial porque estás en riesgo y pronto el ministerio dejará de poder localizarte —dijo poniéndose de pie para hacer un hechizo que levitara los platos hacia el fregadero.

La adolescente retuvo las ganas de rodar los ojos con irritación. Ese día no tenía los ánimos de salir y encontrarse con el mundo, pero debía hacerlo. No había forma en la que su madre dejaría que pasara por alto algo que parecía tener tanta importancia.

ϟ

El castillo del colegio Hogwarts estaba lleno a rebosar. Decenas de estudiantes se encontraban haciendo una fila de registro con sus respectivos padres. Las familias que tenían más de un hijo tomarían la foto juntos mientras procedían a realizar la identificación que portarían. Lucían entusiasmados de hacerlo, mientras que Agatha permanecía con su ceño fruncido.

¿Cuál era el uso de hacer la identificación con el rastreador? A fin de cuentas si alguien iba a secuestrarlos se desharía de todas las pertenencias. Incluso el asesino podría estar entre ellos y sabía lo de la creación de la identificación.

—Esto es tonto —masculló Agatha, resoplando.

—Es solo una foto, Agatha —dijo Hermione, empleando su tono de madre regañona.

—Sí, una foto. Porque de qué valdrá tomarme una foto familiar cuando saldré sola —murmuró y un rastro de amargura y tristeza adornó sus palabras sin poder evitarlo. Había salido automáticamente.

La expresión de Hermione se enserió, reflexionando sobre lo que estaba ocurriendo. Pudo ver a su alrededor a todos los estudiantes que estarían tomándose la foto de su identificación y la foto familiar, todos sonrientes y con una unión que Agatha no gozaba. Su estómago se contrajo dolorosamente al pensar que su hija estaría sola ante los ojos de todo el mundo.

—Smith, Agatha —la llamó la mujer encargada del registro de la identificación.

Agatha pasó del lado de Hermione y se concentró en escuchar las instrucciones del formato de la identificación, aunque la realidad era que su mente estaba vagando en otros pensamientos.

—Entiendo —aseguró cuando la mujer terminó de hablar.

—¿Dónde están tus padres? Se te unirán para la fotografía familiar...

—Están muertos —la interrumpió antes de que pudiera continuar hablando.

Si no fuera por el enorme control emocional que estaba teniendo, Agatha hubiera llorado al pensar que tendría que estar completamente sola bajo las miradas de los demás. Sabía que recibiría lástima y pena de los otros miembros de la comunidad mágica. Ella no quería inspirar lástima.

Se sentó sobre el taburete frente a la cámara y la pared que estaban utilizando de fondo y enfocó su vista al frente. Mantuvo el rostro serio, solo levantando ligeramente una ceja para darle un cambio a su expresión.

Ahí fue cuando sucedió, en los otros extremos de la multitud, Draco y Hermione intercambiaron una mirada que expresaba más que mil palabras. Fue solo un contacto visual que confirmó lo que ambos querían, necesitaban y debían hacer; un simple vistazo a sus rostros demostró una confirmación profunda y arriesgada, pero que harían de todos modos. Era lo correcto.

Se abrieron paso entre la multitud, invadiendo el campo entre la cámara y la pared. Para el mundo el tiempo se había ralentizado frente a sus ojos, en especial cuando se posicionaron a ambos lados de Agatha Christina. La vieron abrir los ojos con preocupación cuando los dos colocaron una mano en cada hombro de la muchacha.

—¿Qué están haciendo? —les preguntó en un hilo de voz ahogado por el nerviosismo acumulado en su cuerpo. Apenas podía respirar bien.

—Lo que debimos haber hecho desde un principio —respondió Draco.

Los tres miraron directamente a la cámara y fue cuando todos pudieron unir las piezas del rompecabezas. Las similitudes entre los dos, la mezcla perfecta entre los genes de ambos magos reconocidos. Se escuchó un jadeo colectivo e incluso algún grito ahogado. Los "no puede ser" no sobraron, pues la estupefacción fue tan presente como el sol de cada día.

En ese momento no quedó lugar a dudas, no hubo persona en el mundo mágico que no supiera la noticia que llevarían los titulares de los periódicos y revistas de chismes. Ahora todos sabían que Agatha era la hija de Draco Malfoy y Hermione Granger.


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Tan, tan, taaaaaaan.
El capítulo más esperado tanto por nuevos lectores como por re lectores.

¿Qué creen que ocurra ahora? ¿Cómo reaccionará James y el resto del mundo?

Also, vieron que el árbol sí creció la nueva rama del hijo con Astoria... para todos los que decían que no era su hijo...

Triunfó el mal.

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