—Disfruten de su estancia. —Masaru sale de la casa con su esposa casi sacándola de golpe. Sabía que su hijo estaba en problemas, pero él podría con todo.

—¿Por qué tanta...? —La puerta se cierra en las narices de Katsuki sin dejar a conocer el resto de la pregunta de Mitsuki.

—Ay, papá... —chilla Katsuki con voz femenina. No podía dejar que descubrieran que era un chico. Ya no. El idiota de Deku de seguro estaría pensando por qué está haciendo todo eso.

Joder.

—Y bien... Kacchan, ¿en dónde está? —pregunta Izuku bastante lento, sonriente. Katsuki lo quiere matar, pero se tranquiliza. Es ahora donde debe de actuar mejor que nunca.

—Pues... Él está ocupado —responde esbozando una sonrisa. Eijirō arquea una ceja.

—¿Ah? Pero él me dijo que no saldría este fin de semana. —Demonios, era cierto. Tiene que pensar rápido.

—¡Sucedió un imprevisto! —exclama alzando los brazos, bastante dramático. Shōto se hace para atrás un poco—. Es que estábamos en el estudio de grabación y por accidente tiré maquillaje en su ropa, tuvo que ir a la tintorería.

—Vaya... Qué tragedia... —susurra Eijirō cabizbajo—. Y yo queriéndolo invitar a salir.

—¿Como por qué o qué? —pregunta Izuku confundido haciendo una mueca de desagrado.

—¡Por favor, no peleemos! —Katsuki hace un chistoso puchero. Mataría a Izuku por la desagradable situación en la que lo metió.

—Hay algo que no termino de entender... —comenta Shōto mirando al suelo, pensando—. ¿Cómo que un estudio de grabación?

Carajo.

—¡¿Eres modelo, Bakugō-san?! —exclama Eijirō enseñando la portada de la revista que el mismo Katsuki le ha dado. Desvía la mirada marcando su nerviosismo.

—Eres bonita, pero no creí que fueras una modelo —declara Shōto pasando página tras página viendo cada conjunto que ha utilizado. Lo máximo que ha visto de su piel es una escena de bikini donde está boca abajo, alzando el pecho y mirando a la cámara con una paleta en mano, mirando sorprendida a la persona que le fotografía. Sus ojos se ven más grandes debido al rimel y sus labios rojizos por la paleta le da un toque de inocencia en tan atrevida pose. Sus glúteos son perfectos. Bastante perfectos. Puede notar un lunar en su nalga derecha bastante bonito. Tiene forma de corazón.

Qué linda.

Pasa saliva.

—Gracias —declara Katsuki ruborizado tratando de mantener la imagen de Gogo. Es difícil actuar frente a otras personas debido a que su personaje no tiene una personalidad muy marcada.

—Gogo-chan, creí que querías mantener esto en secreto —habla Izuku ocultando una sonrisa maliciosa. Katsuki quiere matarlo. Se la devolvería.

—Siento que puedo confiar en ustedes además sólo te tengo a ti como mi único amigo... —habla bajito mientras débiles lágrimas se acumulan en sus ojos—. Es triste, Izuku-kun... Sólo tú me puedes visitar debido a mi trabajo... —Sorbe por la nariz. Las mejillas se le tiñen de rojo—. Estoy cansada de no poder conocer a alguien más, ¿o es acaso que disfrutas de verme aquí encerrada? —lloriquea débilmente al mismo tiempo que se tapa el rostro con ambas manos—. ¡Si sólo quieres tenerme para ti, dilo! Pues claro... Por eso le caes mal a mi hermanito lindo y querido, desde esa vez que me levantaste la falda... —Shōto de inmediato la abraza. Katsuki esboza una sonrisa enorme que es tapada por sus manos.

Izuku palidece.

—Midoriya, no seas cruel con Gogo. —habla Shōto. Eijirō acaricia los cabellos de la rubia. Katsuki ríe débilmente siendo camuflajeada por sus lloriqueos.

—Caes mal Midoriya, caes mal. Eso no fue nada masculino. Hacer llorar a una chica... Caes mal. —Niega Eijirō con la cabeza.

—Gogo-chan eso pasó cuando éramos niños... —habla Izuku nervioso.

—¡Y de niños! —exclama Shōto ocultando el rostro de Katsuki en su pecho. El rubio no puede evitar sentirse querido por ese gesto. Las manos de Eijirō siguen acariciando sus cabellos mientras que las de Shōto acarician su espalda.

—E-estábamos...

—Gogo-san, ¿por qué no vamos a la cocina y preparamos un refrigerio? —habla Eijirō interrumpiendo a Izuku—. Podríamos hablar mejor en la sala.

—Claro, Kirishima-kun. —Katsuki esboza una sonrisa tierna que derrite el corazón del pelirrojo—. No sé cocinar tan bien como mi hermoso hermano gemelo, pero haré lo mejor.

Sin duda estaba exagerando a como a él mismo se refería, pero se sentía bien halagarse.

—Claro, vayamos. —Shōto se separa un poco y Katsuki aprovecha para aferrarse a su brazo como toda una chica indefensa. Podía sacarle provecho más a su situación y besarlo.

Podría...

—Todoroki-kun es como mi caballero de armadura reluciente... —susurra tan audible para Shōto haciéndolo sonrojar.

No puede evitar sonreír por ese comentario. La chica que le gusta puede que pronto sea su novia.

—Vamos a la cocina, Gogo —habla en un susurro Shōto encaminándola a la salida de la habitación. Ni siquiera notó que jamás se presentó ante la persona que le gusta y que esta supiera su nombre.

Mejor para Katsuki.

—Gracias, Gogo-san —habla Eijirō recibiendo el pequeño contendor lleno de fruta picada después de Shōto. No quiso cocinar nada, aún así, no quería dejar con hambre al chico que le gusta.

—De nada, Kirishima-kun. —Esboza una sonrisa Katsuki con las mejillas ligeramente rojizas.

“Tan linda”, es todo lo que piensa Shōto.

—Gracias —habla Izuku recibiendo su parte. Katsuki casi le bota la fruta encima queriendo matarlo a puño limpio y eso no pasa desapercibido por el pecoso. Esboza una sonrisa maliciosa. No será tan hijo de puta...—. Kacchan.

¡Jodido nerd hijo de la mismísima verga mal parida, brócoli con patas con tendencias suicidas, puto huesos rotos, cara de Quico mal recreada, salpicado de mierda en la mera jeta, estúpido nerd mierdoso!

¡Y le valía ser repetitivo en sus insultos!

—Izuku-kun, soy Gogo, que no se te olvide —comenta tratando de tragarse su odio. Con cuidado, le tira algo de su frutilla en la ropa al mencionado.

—¡Wooow! —exclama Shōto haciéndose a un lado con el tenedor en la boca.

—¡Justicia divina! —susurra Eijirō bastante escandaloso.

—¡Ay, perdón! Vayamos a la cocina para limpiarte —agrega Katsuki con una sonrisa tierna jalando del brazo a Izuku, mandándolo al sitio mencionado.

Una vez los dos solos, lo suelta con brusquedad. Katsuki checa que ninguno de esos dos los vieran.

—¿Qué mierdas estás intentando hacer? —susurra con su voz grave, gruesa y rasposa, característica de él.

—Kacchan, no es bueno que les mienta a Todoroki-kun y a Kirishima-kun —susurra Izuku de igual manera.

—Yo decido si mentirles o no. No me amargues el rato. —Katsuki le empuja débilmente. Izuku toma sus manos y entrelaza sus dedos poniendo nervioso al rubio—. ¿Qué mi-mierda haces, idiota?

—Kacchan está muy lindo ahora... —susurra rozando sus labios con los contrarios. Las mejillas de Katsuki rojas cual granada estallando demuestran su vergüenza en esos momentos. La mano de Izuku libera una de las propias y la recorre por sus curvas hasta detenerse al final de la falda, levantándola lentamente—. Esta vez no me voy a asustar por lo que veré... —Katsuki desvía la mirada sintiendo el corazón en el estómago. Nunca había visto a Izuku tan determinado, tan demandante... Y por alguna extraña razón, no le disgustaba del todo. Gira el rostro recibiendo un beso en su mejilla.

—Quítate, nerd de mierda... —susurra nervioso volviéndolo a empujar—. ¿Qué pensarían si nos vieran así?

—Que piensen lo que quieran, sólo tú y yo sabemos la verdad.

—Hablando de eso, no quiero que comentes nada acerca de que yo soy...

—No lo haré a cambio de algo.

—¿Ah? —Arquea una ceja, aquello no lo vió venir.

—Te quiero a ti a cambio de la verdad.

***
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