Sarah despertó dándose cuenta de que estaba en un hospital cuando una chica entró.

- Ya despertó.

- ¿Qué pasó? ¿Donde estoy? - preguntó desorientada.

- Está en el hospital, señorita...

- Sarah.

- Sarah...

Ella abrió la boca pero la cerró rápidamente. No recordaba su apellido; de hecho no parecía recordar nada, solo su nombre.

- Yo...yo no... - empezó a alterarse y se quitó los cables bajándose de la cama - tengo...tengo que irme.

- ¡Espere señorita!

Sarah abrió la puerta y descubrió que estaba en un cubículo; se asustó al pensar que esa gente la había retenido allí y le habían borrado la memoria. Al ver a unos soldados acercándose a ella, luchó hasta dejarlos inconscientes. Cuando se dió cuenta de lo que había hecho, se alteró y lo hizo todavía más cuando oyó disparos; inconscientemente levantó las manos y unas ondas salieron de ellas consiguiendo que las balas se desviaran y los agentes salieran volando hacia atrás. Sarah salió corriendo de allí queriendo escapar pero se detuvo al ver coches parándose alrededor suyo.

De repente un hombre con un parche en el ojo y una vestimenta peculiar se acercó a ella.

- Señorita, debería calmarse.

- ¿¡Calmarme!? ¡Son ustedes los que me están apuntando con armas! - dijo viendo a los soldados.

- Mi nombre es Nick Fury, soy director de SHIELD, ¿podría decirme su nombre?

- Sarah - dijo desconfiada.

- ¿Algo más?

- No, no recuerdo más.

- Muy bien, Sarah - dijo Fury; no le diría que la encontraron congelada en una de las bases de Hydra. Todavía no sabía el alcance de ese poder que había manifestado al lanzar a sus hombres, pero la haría vigilar, y tenía al hombre perfecto - he notado que sabe luchar bastante bien.

Sarah miró hacia otro lado incómoda.

- Sí, umm...- lo siento, solo reaccioné - se miró las manos - aunque no sabía que podía hacerlo.

Fury le explicó que la enviarían a vivir junto al agente Barton y su familia, y le darían algunas misiones.

- Sarah, soy Clint Barton - dijo - ¿estás lista?

- ¿Está seguro? No quiero ser una molestia - se arrascó la nuca - ya tendrá bastante como para que se le sume una chica sin memoria que al parecer sabe luchar y tiene algún poder.

Clint le aseguró que no sería una molestia en ningún momento; aunque Fury le había informado en las circunstancias en que la encontraron, para él solo era una cría perdida que necesitaba tranquilidad. Aunque no recordaba, Clint no podía imaginarse lo que habría sufrido estando a mano de Hydra.

Los dos subieron al coche y Sarah se sintió tranquila al lado de Barton.

Sonrió al notar que la casa estaba apartada de la ciudad y del bullicio. Al entrar, el olor a comida le hizo rugir el estómago haciéndola sonrojar. Se dirigieron a la cocina y vieron a una mujer de cabello largo; Clint la abrazó y la besó. La mujer la vio y sonrió.

- Soy Laura - dijo extendiendo la mano - Laura Barton; es un placer conocerte.

- Sarah - le estrechó la mano - lo mismo digo. Quería agradeceros el dejar que me quede aquí.

- Tranquila - volvió a sonreír Laura - hemos preparado un cuarto para tí; hasta los niños se encargaron de arreglarla. ¡Niños, bajad!

Unos pasos se oyeron y Sarah vio como saltaron a los brazos de su padre.

- Sarah, ellos son Lila - señaló a la pequeña - y él es Cooper.

El niño sonrió y la niña la saludó tímida.

- Hola - saludó ella.

- Bueno, chicos, ayuden a su madre con la mesa.

Los niños se fueron y Sarah se dio cuenta que Clint los miraba con aquellos ojos de orgullo y cariño que ella deseaba tener.

- Se nota el amor que tiene por su familia - sonrió nostálgica - ¿Cree que yo tenga todavía familia?

- Primero - dijo Clint - no me trates de usted no soy tan viejo. Y segundo - le puso la mano en el hombro - averiguaremos si tienes algún familiar. ¿de acuerdo?

Ella asintió sonriendo.

- Ahora vamos a comer, que todavia estoy oyendo a tu estómago - Clint se rió cuando ella se sonrojó.

Sarah no podía dejar de sonreír al ver a esa familia; como interactuaban entre ellos y hablaban sobre alguien llamada Natasha. Sólo esperaba recordar para saber si todavía había alguien que estuviera buscándola.

Sarah ayudó a Laura a retirar la mesa y les agradeció otra vez por su hospitalidad al dejarla vivir con ellos. Se fue a su cuarto y se sentó en la cama.

- ¿Cómo estás?

Sarah alzó la mirada y vio a Laura.

- Bien - respondió - puede que solo recuerde mi nombre, pero acogiéndome en vuestra casa, ya no me siento perdida, al menos no tanto.

- La recuperarás cielo - Laura la cogió la mano reconfortandola - y si quieres, por el momento, nosotros podemos ser tu familia.

Sarah sintió algo cálido en su pecho y se abalanzó a ella abrazándola. Laura correspondió a su abrazo.

- Lo siento - se disculpó - creo que estoy descubriendo que soy muy de abrazos.

Laura rió.

- No importa, a nosotros también nos gusta, ¿Verdad, niños?

Los dos pequeños se abalanzaron hacia Sarah y ella pegó un grito cuando cayó hacia atrás.

- Ahora veréis enanos - sonrió y empezó a perseguirlos por la habitación hasta que cogió a la más pequeña.

- ¡Ayudame, Cooper! - gritó divertida la niña.

Cooper sacó una espada imaginaria.

- Suelta a mi hermana - dijo blandiendo la "espada".

Sarah soltó a Lila en la cama, se agarró el estómago fingiendo dolor.

- Me has dado una herida de muerte - murmuró simulando caer al suelo.

Clint al oír el alboroto, subió hacia el cuarto de Sarah y sonrió. Vio a sus hijos reír mientras Sarah estaba en el suelo con los ojos cerrados.

- ¡Todavía estoy viva! - dijo levantándose haciendo que los niños pegaran un grito divertido para salir corriendo después.

- No creo que se duerman rápido esta vez - dijo Laura sonriendo.

- Estará bien - dijo Clint al ver como Sarah iba detrás de los niños.