6 - El caballero de Cisne
Habían pasado varios días desde la pelea de Kagome. Los demás caballeros, también tuvieron sus respectivas batallas para pasar a la siguiente ronda. En el transcurso de esos días, la amazona entreno arduamente con el caballero de Andrómeda. Así, ambos estarían completamente preparados para cuando les tocará pelear una vez más en este torneo.
—Tu estiló de batalla es muy curioso Shun—halago la chica.
—Te lo agradezco, no muchos me dicen eso—rio levemente—. Lo que pasa, es que no me gusta herir a los demás, asique utilizó este estilo de pelea—explico el chico de hebras verdes.
—Comprendo...—dijo algo sorprendida, y luego sonrió bajo su máscara—. Eres el primer hombre que conozco que no le gusta pelear.
—¿Lo dices enserio?—pregunto con curiosidad.
—Enserio, ningún caballero del santuario tiene esa compasión por su enemigo como tú—paso sus brazos tras su nuca de una forma despreocupada.
—Ya veo...—hizo una pausa dudoso—¿Y eso es malo?—bajo la mirada con algo de tristeza. Todo el mundo siempre lo juzgaba por eso, ¿Qué tenía de malo no querer dañar a los demás?
—No, de hecho me párese muy lindo y honorable—respondio con tranquilidad, llevando su mirar al cielo—. Ser piadoso con las personas que se lo merecen, es un acto honorable.
Las mejillas de Shun se tornaron de un pequeño color carmesí. Rascó levemente su nuca, y la miro por unos segundos. Sabía las reglas de las amazonas, aún así tenia curiosidad por saber cómo era el rostro de la adolescente.
—Gracias Kagome...—respondió con tranquilidad.
—No es nada...—se encogió de hombros, restándole importancia—Bueno, será mejor que vayamos a bañarnos. El torneo empezará en unas horas—dijo para darse media vuelta.
Shun ya no dijo nada más, simplemente vio como la chica se iba caminando de regreso a la mansión. Desde que se fue de la isla Andrómeda, no había hablado cómodamente con una chica. June fue una gran amiga suya en el tiempo que estuvo entrenando, pero ya no mantenían contacto, ojalá pudiera ser de otra forma.
( . . . )
La joven amazona de lobo, estaba saliendo de la tina envuelta en una toalla. No quería tardarse más de lo debido, por lo que se apresuró en cambiarse y peinarse. Una vez termino, se colocó la armadura y salió de la habitación.
—Veo que ya estás lista—hablo la señorita Kido. La joven lucía un hermoso vestido griego de seda blanca, se ajustaba perfectamente en su cintura sobre todo por la faja de oro que la cubría. Su falda por otro lado era holgada y se arrastraba ligeramente por el suelo.
—Si, los demás caballeros ya están listos también...—dijo la amazona con tranquilidad, admirando la belleza de la fémina por unos cortos segundos—. Emh, si me disculpa, tengo que ir con ellos ahora —comenzó a caminar algo rápido.
—¿Vendrias conmigo?—su pregunta la hizo parar en seco, girando su torso hacia ella.
—¿Eh?—la miró con confusión—. ¿En la misma limosina?
—Si, al menos que quieras ir con los caballeros—avanzó unos pasos hacia la puerta. Al acercarse, los porteros le abrieron la puerta con elegancia.
Kagome se quedó pasmada, sin apartar la vista de la millonaria. No entendía nada de nada. ¿Por qué la trataba de esa manera tan familiar? Ellas solo compartieron un lindo momento juntas, pero no necesariamente tenía que repetirse ¿Será que algo planeaba?
Por lo que Seiya le había contado, esa chica era muy caprichosa y trataba mal a todo el mundo. Cuando la conoció, ella se mostró muy manipuladora y astuta, Incluso la convenció de unirse al Torneo Galáctico . Entonces, ¿Por qué su actitud cambió con ella...?
Soltó un suspiro pesado, lo mejor era dejarlo pasar y no cuestionarse tanto. La siguió al exterior de la mansión, subiéndose a la limosina una vez ella lo hizo.
Aún no estaba del todo acostumbrada a estar rodeada de lujos, aunque tampoco debía hacerlo. A medida que los días pasaban, quedaban menos participantes y pronto se acercaría la gran final.
Ella se tenía confianza, si se esforzaba podría recuperar la armadura de Sagitario. Aunque la idea de que pasaría si llegaba a perder cruzaba seguido por su mente, ¿Qué haría entonces? ¿Tratar de pedírsela al ganador? Las posibilidades de que un caballero le entregara la armadura eran casi nulas. Muy seguramente, tendría que pelear para sacarsela.
( . . . )
Pronto llegaron a la Arena de combate. Pasaron aproximadamente unos treinta minutos y las gradas ya se habían inundado de personas.
—Se ha llenado nuevamente...—comentó Shiryu observando el paronama.
—Asi es...—respondio Seiya.
—¿Cuál es el combate qué se aproxima?—se atrevió a preguntar el caballero de Andrómeda.
—Si no me equivoco, la siguiente batalla será entre el caballero de Hydra y el caballero de Cisne—respondio el azabache.
Y así era, el referí anuncio el combate y el caballero de Hydra subió al ring. El único que faltaba, era aquel que tenia como constelación guardiana al cisne. Pasaron los minutos, y el desconocido aún no llegaba. Todos se estaban empezando a extrañar, ¿Es que se había rendido?
—¿Por qué aún no llega?—se pregunto a si misma Kagome, pues estaba algo alejada de los guerreros.
Noto como hablaban entre ellos, pero no sé atrevió a unirse a su conversación.
De pronto, sintió una corriente de aire frío recorrer su cuerpo. El ambiente había cambiado drásticamente, ¿Pero como? Ese lugar estaba a temperatura ambiente, y era imposible que la temperatura bajara de un momento para otro.
Froto su manos contra sus brazos, tratando de entrar nuevamente en calor. Levantó la mirada, y lo vio, Un chico rubio había subido al ring.
—¿Ese es...el caballero de Cisne?—pregunto Kagome algo impactada.
—Asi es...—el unicornio asintió con la cabeza—. El es Hyoga, el caballero de los hielos—presentó Jabu con una expresión de seriedad.
La chica observó al caballero, preguntándose otra cosa que no iba al caso. ¿Todos se conocían? De alguna u otra manera, ella sentia que estaba de sobra entre los caballeros. Realmente, no era una muy buena sensación.
Apartó esos pensamietis y volvió su mirada al ring, dónde la batalla del caballero de Cisne y el caballero Hydra daría inicio.
La pelea no parecía ser la gran cosa. Ichi lanzaba unos cuantos golpes, los cuales eran esquivados fácilmente por el caballero que controlaba el hielo. Pero hubo un momento dónde el chico de cabellos grisáceos le dió un rodillazo en el abdomen al rubio.
Hyoga se retorció con algo de dificultad, y luego Ichi le dió una patada con el talón en la cara, lo que hizo que el cisne retrocediera hasta quedar entre las cuerdas. Nuevamente Hydra le dió un puñetazo en el abdomen.
Hyoga tenía en su rostro una pequeña mueca de dolor, aunque parecía aguantarlo. Ichi retorcedio y trazo las estrellas de su constelación, lanzándose a atacarlo. El rubio bloqueó su ataque con su antebrazo, aunque no se espero, que del puño de la Hydra surgieran unos colmillos venenosos que se clavaron en su brazo, atravesando la sagrada armadura.
Hyoga fácilmente se quitó los colmillos y los destruyo apenas apretando su mano. Ambos caballeros intercambiaron un par de palabras, parecía que el plan de Ichi era esperar a que el veneno consumiera a Hyoga. Pero, para satisfacer al público, golpeó con sus puños al cisne, en distintas partes de su cuerpo. La paliza era tan brutal que la sangre comenzó a salpicarse. Una de esas salpicaduras cayó sobre la cara de Seiya, quien hizo un mueca de asco y se limpió rápidamente.
—Vaya...—hizó un pequeño respingo asombrada—. El caballero de Cisne se veía tan imponente, pero está siendo vencido fácilmente por Hydra—comento la única amazona con algo de decepción.
—Parece que coincidimos en opinión—respondio Jabu, mirándola con una ligera sonrisa.
Sorpresivamente, Hyoga no parecía inmutarse por los golpes. El le exigió ver el golpe de gracia, uno que Hydra tanto había presumido. Una risa escapó de los labios de Ichi, y unos nuevos colmillos crecieron de sus puños. Sin más, los clavó sin piedad el pecho de Cisne. Todos los caballeros estaban impactados, nadie se esperaba ver aquello.
—¡L-los colmillos crecieron nuevamente!—dijo Shun sorprendido.
—¡I-imposible...!—comento la joven, que se encontraba en un pequeño shock.
Ichi explico que al igual que la Hydra cuando cortan sus cabezas, sus colmillos eran capaces de volver a crecer. De cierto modo tenía sentido, o eso es lo que pensaba Kagome.
Hyoga encendió su cosmos, mientras sostenía el antebrazo de Ichi. La temperatura empezó a bajar nuevamente, grado tras grado y el ambiente se hacía cada vez más frio. De alguna manera, había bajado a -100 c°. El rubio había congelado el brazo de la Hydra, pero de nada sirvió. Cuando el lo volvió a atacar, le dió un rodillazo en el rostro, y de su rodilla crecieron más colmillos.
—No tiene salvación...—comento el pegaso con algo de tristeza, pero a la vez seriedad.
—No le queda opción más que rendirse—dijo Jabu de igual manera.
—¡Miren eso!—exclamo Kagome señalando a Hyoga.
Las garras que se habían quedado clavadas en su casco, se habían congelado reteniendo aquel veneno. Las ya inútiles y congeladas garras cayeron al suelo. Todos estaban sorprendidos, sobre todo Ichi, el cual estaba seguro que ningún caballero sería capaz de resistir su mortal veneno.
—Tu veneno habría podido acabar conmigo, en efecto—comentó cisne—. Pero llevo la armadura de los hielos, forjada en el gran glaciar durante Miles de años—explicó—. Su estructura es impenetrable, nada ni nadie puede vencerme—su mirada fue hacia la zona de participantes y los observó a todos con superioridad—. Derrotare a todos y cada uno de los caballeros, hasta el último de ellos. Soy el único digno de entre todos de portar la armadura de Oro, y lo demostraré a lo largo del Torneo Galáctico.
—No creo que sigas pensando que es un inútil, ¿O si Kagome?—dijo Seiya, el al igual que los demás estaba estupefacto.
—No, definitivamente no—respondió boquiabierta.
Hyoga le pidió al caballero de Hydra que se rindiera, pero este no planeaba desistir. Cuando se dió cuenta que había aparecido nieve, era algo sorprendente, ¿Eso lo provocó el caballero de Cisne?
—Por alguna razón, siento que ya he sentido un frío como este, ¿Pero cómo?—Penso Kagome.
—¡Mi polvo de Diamantes, acabará contigo!—fue lo que lo que la amazona logró escuchar por parte del rubio.
La armadura de Hydra, poco a poco comenzó a congelarse. Y en menos de un parpadeo, la vestidura se había vuelto trizas y el caballero cayó al suelo vencido.
Todo estaba en silencio, nuevamente todos estaban en shock. La falta de sonido se vio interrumpida por el sonar de las campanas, y el público celebro la tan inesperada victoria.
—¡Dado que Hydra está fuera de combate, el caballero de los Hielos es coronado como ganador?—anuncio el referí.
—Ese caballero...—murmuro la chica. Su cuerpo había comenzado a temblar por los nervios— es más fuerte de lo que creí...
Kagome se dió media vuelta, alejándose de nuevo de los caballeros cuando el rubio se acercó. Aún así, no pudo evitar mirarlos de reojo por un momento. Incluso estando lejos, logró sentir la gran tensión que transmitían sus cosmos. Parecía que el caballero de los Hielos, les había dicho algo que los puso de esa manera.
—¿Qué les habrá dicho?—se preguntó mentalmente.
Sintió una mirada sobre ella, asique enfocó su vista en aquella persona. En ese instante su mirada conectó con el Cisne. Sintió un pequeño escalofrío recorrer su espalda, la mirada de aquel chico era tan fría y penetrante, en tan solo unos instantes su tensión había subido. Su corazón latió con fuerza, ¿Por qué la intimidaba tanto?
Desvío la mirada rápidamente, y se fue casi corriendo.
( . . . )
Salio del coliseo, no sin antes quitarse su armadura y entregársela a los encargados de los Kido.
—Aioria...—miro el cielo y suspiro pesadamente—. Te extraño hermano...—murmuro con melancolía—. No sé que hacer, ¿Qué tal si no logro consegir la armadura? Además, participar en este torneo va contra las normas de los caballeros, voy a estar en problemas cuando regrese al Santuario...
Volvio a suspirar y empezó a caminar sin rumbo. Jamás se había sentido tan sola, no solo por el hecho de que realmente lo estaba, sino por no tener a su hermano consigo ni a su mejor amigo, que aún seguía sin hablarle.
Camino sin mirar por dónde iba un largo rato. Todo fué completamente normal, hasta que se detuvo de forma brusca. Se quedó pensando unos minutos, hasta que dijo:
—¿Dónde demonios estoy...?—se pregunto a si misma. Había terminado en lo que parecía ser una playa—. Si Aioria estuviera Aquí...me mataría—empezó a reír con nervios.
—Vaya...—se oyó una voz desconocida desde algún lugar—. Si que eres una tonta.
—¿Eh?—fruncio el ceño y busco con la mirada, a aquella persona que la insulto.
De repente, alguien salto terminando frente a ella. Kagome no tuvo otra reacción más que retroceder rápidamente, para darle espacio a esa persona.
—¿Tu...?
La persona no le respondío nada, simplemente se quedo observandola con frialdad. Nuevamente se sintió tensa y nerviosa otra vez, ¿Qué le ocurría a este caballero?
—Caballero de los hielos, Hyoga de Cisne...—dijo nerviosa pero se aclaró la garganta—. ¿Por qué estás aquí?—intento sonar más formidable.
—Eso debería preguntar yo, ¿Qué hace una amazona del Santuario aquí?—cuestionó con frialdad.
—Asique es eso...—suspiro con pesadez.
—Responde—exigió en un tono algo tosco.
Kagome simplemente lo vio con indiferencia, aunque no se le notaba debido a la máscara. Debía pensar bien sus palabras, no podía simplemente decirle; "Hey, ¿Sabes? Resulta que la armadura de oro, le pertenecia a mi hermano. Por eso no dejaré que me ganen" .
—Sigo esperando una respuesta...—se cruzó de brazos.
—Yo... —pensó en alguna excusa rapida—. Acompañe a Pegaso hasta aquí—desvio la mirada—. Y al enterarme de la armadura, quise luchar para recuperarla y llevarla al Santuario.
El rubio se quedó en silencio y los nervios de Kagome se intensificaron, ¿Por qué se quedaba completamente callado?
—¿De verdad piensas qué te creeré eso?
—Pues no estoy mintiendo—fruncio el ceño.
Sintió un frío recorrer su espalda, eso no era para nada una buena señal. En menos de un pestañeo, el Caballero de Cisne se había acercado mucho a ella, Incluso sus respiraciónes chocaron. Kagome se sintió nerviosa, jamás había tenido un hombre tan cerca de ella.
—Tu cosmos es diferente...—dijo con seriedad.
—¿M-mi cosmos?—lo vio confundida.
—Trasmite un aura diferente, similar a una que he sentido antes—puso su mano en el menton de la chica, tomando su máscara pero sin quitársela.
—No entiendo nada de lo que dices—fruncio el ceño. Su máscara comenzó a sentirse helada de lo normal—. Mi cosmos es como el de cualquier otro, no tiene nada de diferente al tuyo.
—Tu no me das una buena espina, hay algo que ocultas...—fruncio el ceño y soltó su menton—. Sea lo que sea, voy a descubrirlo, y te vencere.
—Dudo mucho que llegues a descubrirlo—empezo a sentir su cara arder, ¿En qué momento su máscara de enfrió tanto?
—Ya lo veremos...—sonrió de lado —Kagome...—se dio media vuelta.
Ya no aguanto más, arrojo su máscara al suelo y froto sus manos contra su cara, tratando de volver a entrar en calor. Cerro sus ojos, moviendo más rápido su manos aunque el ardor tardaba mucho en disminuir.
—Maldita sea...—gruño molesta—. Ya entiendo porque le dicen caballero de los Hielos.
Escucho una risa y abrió sus ojos. Se había olvidado de un pequeño gran detallé, el caballero no se había ido todavía.
—Creo que ahora tienes un motivo para pelear contra mi, ¿No lo crees?—la vio de forma burlona—. Te espero en el torneo, dicen que las amazonas son unas fieras cuando se trata de cumplir con la ley de la máscara. Aunque he de decir que no vas a matarme tan fácilmente —rio nuevamente para irse.
Kagome se había quedado en shock, toda esta situación se estaba dando por un pequeño descuidó, mejor dicho, por confiarse tanto. Frunció el ceño confundida, mientras hacia una mueca. Está era la primera vez que le ocurría, y ojalá fuera la última.
—Me vio el rostro...—susurró en su soledad —Aioria va a matarme...—se dijo asi misma.
🌸🌸🌸
¡Una disculpa!
Mis estudios me han tenido ocupada, si ya no quieren leer la historia están libres de dejar de leerla.
Pronto llegaran mis vacaciones de invierno, y tendré más tiempo para escribir. Bueno, ya mismo voy a escribir el cap que sigue 🏃♀️
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