5 - Kagome, La amazona de gran linaje
Ya había pasado un día desde la batalla de Geki y Seiya. Pronto sería la batalla de Kagome, por lo que la emoción de la chica era bastante grande, pues está seria su primera pelea oficial. Siempre se imagino como sería y como ella se desenvolvería en esa situación. Aunque también se sentía nerviosa, toda la gente hablaba de ella, tanto en periódicos como en Televisión.
Se le hacía tan raro recibir tanta atención de esta manera y, sobre todo, le molestaba que solo lo hicieran por ella ser una mujer.
De cierto modo lo entendía, y a la vez no.
Pero haría hasta lo imposible, para demostrar que por más qué sea una chica, estaba al mismo nivel que un Hombre. Todo su entrenamiento, todo su esfuerzo, no sería en vano.
—¿Por qué me molesta?—se pregunto así misma, mientras miraba el techo de la habitación. La señorita Kido les había prestado a los caballeros de bronce habitación para que hospedaran durante el Torneo—. Solo he venido por la armadura de mi hermano...
Tocaron suavemente la puerta de la habitación, hecho que la desconcertó. Desde que discutió con Seiya no recibió ningún tipo de visita, ni siquiera se había hecho cercana a alguien en ese tiempo. Apartó esos pensamientos y rápidamente tomo su máscara, cubriendo su rostro con ella. Se puso de pie y abrió la puerta, ahí estaba Shun de Andrómeda, uno de los caballeros que participaban en el torneo Galáctico.
—Oh, eres tú Shun—dijo con algo de alegría.
—Hola Kagome—le dedicó una dulce sonrisa, típica de él—. Perdona que te moleste, seguro estabas preparandote para tu pelea en unas horas.
—No en realidad...—rasco su nuca avergonzada—Estaba ordenando mis ideas...—hizo una pequeña pausa y se encorbó un poco incómoda—No es bueno pelear si tienes inquietudes en el corazón.
—Si quieres, podemos dar un paseo por el jardín de la mansión, así te podrás relajar—sugirió, y luego desvio la mirada tímido—. S-solo si tú quieres...—no pretendía nada malo con ella pero no quería darle una mala impresión.
Kagome onrió levemente bajo su máscara, asintiendo con la cabeza.
—Claro, me encantaría.
( . . . )
Estaba asombrada con lo que veía a su al rededor, el jardín de esa mansión ¡Era gigantesco! ¿Un jardín? Eso más bien parecía un bosque, es más, Shun le comento que había un pequeño arroyo.
—Facilmente podría perderme en este lugar...—dijo perpleja, sin saber dónde fijar su atención. Esto provocó una pequeña risa en su acompañante.
—Descuida, mientras yo te acompañe estarás bien—dijo con tranquilidad.
—Gracias Shun, eres muy lindo.
Un silencio se formó entre ellos mientras caminaban, pero no era uno incómodo, más bien les transmitía cierta tranquilidad. Quizás no se llevarían tan mal cuando se conocieran un poco más, al menos eso pensó la amazona.
—Sabes Kagome, no eres lo que yo esperaba—dijo el chico sin mirarla, sacándola completamente de sus pensamientos.
—¿Perdón?—dijo algo ofendida, mientras paraba su caminar.
—Ah, no lo digo por ofender...—la miro apenado, moviendo sus manos de un lado al otro—. La mayoría de Amazonas son bastante toscas y rudas, no siempre amables—explicó intentando justificar sus comentario—. Solo conocí a una que se volvió cercana a mí, era... cómo tú.
—En realidad...soy bastante necia y arrogante—rasco su nuca.
—Me di cuenta—rio levemente. La de cabellos miel fruncio ligeramente las cejas antes de reír.
Retomaron su paseo, hasta que se toparon con un árbol de gran tamaño. Kagome lo observó con detenimiento, noto varias marcas de golpes en su corteza. A juzgar por su tamaño, dedujo que habían sido provocados por un niño, de no más de 10 o 9 años.
—Este era el árbol en dónde mi hermano entrenaba...—revelo Shun.
—¿Tu hermano?—lo vio sorprendida.
—El hizo algo muy grande por mi...—continuo, dejando entre ver en su voz algo de tristeza—. Cambio mi lugar de entrenamiento, para que no muriera en ese lugar.
—¿A qué lugar debías ir a entrenar Inicialmente...?—pregunto con algo de preocupación.
—A la isla de la Reina Muerte...—revelo con seriedad, dejando a Kagome con una expresión de impacto.
—¿La isla de la Reina Muerte? ¿El hermano de Shun fue a ese lugar?—pensó la chica de cabellos color miel.
Se decía que nadie salía vivo de esa isla, todos terminaban muriendo eventualmente, ¿Aquel chico habrá sufrido el mismo destino?
—Se que...seguro piensas que el murio—volteo a verla con tristeza—pero yo mantengo la esperanza, de que lo volveré a ver algún día...—bajo la cabeza conteniendo las lágrimas—El me lo prometió.
—Shun...—solto un suspiro, y puso su mano sobre su hombro suavemente—. Mantén esa esperanza, se que volverás a estar con tu hermano—sonrio bajo su máscara.
—Gracias Kagome...—le devolvió la sonrisa sin saberlo, y posó su mano sobre la suya.
( . . . )
Pasaron varias horas desde aquella plática, nuevamente habían sido llevados al coliseo, dónde se llevaba a cabo el torneo Galáctico. Kagome se enteró de que Shun también tendría un combate para avanzar a la siguiente ronda. Su pelea sería contra Jabu de unicornio, el chico con el que Seiya tuvo una discusión el día que llegaron a Japón.
—Te deseo suerte Shun.
—Igualmente Kagome—le sonrió—. Por cierto, deberías arreglar las cosas con Seiya. No esperes a que el de el primer paso, despues de todo, es muy orgulloso.
—Lo se...—rio levemente algo avergonzada, ¿Tan evidente era su malestar?
Tras estás palabras, Shun se fue a luchar su pelea para avanzar a la siguiente ronda. Kagome observaba la batalla asombrada, a pesar de su aspecto tan angelical, Shun era muy poderoso, sl igual que su contrincante. Aunque de igual manera no podía evitar sentirse un poco preocupada. Juntó sus dos manos entrelazando sus dedos, en forma de rezo, deseando que todo saliera bien.
—Veo que te has encariñado mucho de Shun como para velar por el—hablo una voz a su espalda, una voz conocida para ella.
—Seiya...—volteo a verlo.
—Veo que aún insistiras en competir en el torneo—dijo un poco enojado.
—Ya te dije que lo hago por el santuario—le respondío de la misma manera—. Se supone que eres mi mejor amigo, deberías apoyarme con esto.
—Y porque eres mi mejor amiga, te quiero proteger de esto—la miro con algo de desesperación.
—No necesito que me protejas...—le dió la espalda.
—¡Kagome...!—regaño enojado y trato de tomarla del brazo, pero alguien se interpuso.
Kagome volteó a ver aquel caballero, era mucho más alto que ella. Tenía un cabello azabache muy largo, y su ropa parecía ser China.
—No es propio de un caballero molestar a las damas...—dijo con voz suave, pero a la vez sería.
—Shiryu...—fruncio el ceño—Mi intensión no es molestarla, es hacerla entrar en razón.
—Comprendo tu preocupación, está chica ha de ser importante para ti—su voz se mantenía serena—. Yo mismo opino que es peligroso que ella participé, pero esa es su decisión y hay que respetarla. Asique, discúlpate.
—...Lo siento Kagome...—bajo la mirada.
—Descuida...—dijo casi en un susurro—Seiya yo...
Seiya no se atrevió a mirarla y simplemente se alejo un poco. Bajo su máscara, Kagome lo miraba con tristeza y un poco de desesperación.
—No te preocupes... —se posicionó a su lado—Sé que el de verdad se preocupa—pone su mano en su hombro—. Se ve que le gustas mucho.
—¿Gustarle yo?—arqueo una ceja con confusión—. No...solo somos amigos, casi como hermanos...
—Comprendo—se separo un poco—. Por cierto, perdona mis modales, Soy Shiryu de Dragón.
—Soy Kagome de Lobo albino, encantada de conocerte Shiryu—se presentó cordialmente.
( . . . )
Los minutos pasaron, y la batalla que se estaba dando finalizó, dejando como ganador a Shun de Andrómeda. Por fin era el turno de Kagome de luchar. Su corazón latia rápidamente por los nervios, pero ya no había vuelta atras, debía pelear si queria recuperar la armadura de su hermano Aioros.
—¡El siguiente combate del torneo Galáctico, será entre el Caballero de la Grulla y la amazona de Lobo albino!—anuncio el referí.
Ambos competidores ya se encontraban sobre la arena. El público estaba eufórico, aunque era así con cada combate, siempre uno era más emocionante que el anterior. Eso era algo que entendía a la perfección, los caballeros eran guerreros muy habilidosos y poderosos.
Cuando subió al ring de combate, pudo escuchar los murmullos del público, y de algunos caballeros que observarian la lucha.
—¿Encerio harán que esa chica luche?—se escucho.
—Pobrecita...
—¡Ese caballero la hará pedazos!
—Que desalmado, poner a luchar un hombre con una mujer...
Soltó un suspiro pesado, debía ignorar los murmullos y mostrarles que apesar de ser una chica, estaba al mismo nivel que los caballeros.
—Tratare de ser lo más delicado que pueda contigo, lindura—dijo aquel caballero, en un tono burlón.
—No hace falta, quiero que sea una pelea justa—respondio en un tono neutral.
—Como quieras, luego no te quiero ver llorar por el dolor—de un rápido movimiento, lanzo un puñetazo.
Kagome espero a que se le acercara, y cuando estuvo cerca de golpearla dió un salto esquivandolo. Levantó la mirada levemente de forma inexpresiva al igual que su máscara, y le dió una fuerte patada a su contrincante rompiendole la nariz, haciendo que cayera al suelo.
El público estaba sorprendido, nadie se esperaba aquello.
—¡Desgraciada!—se puso de pie, y se lanzo a atacarla.
El atacaba con velocidad, aunque Kagome era algo lenta lograba esquivar los golpes. De vez en cuando, el caballero lograba hacertar darle algunos golpes dejándola herida.
—¿Cómo es que esquiva si es más lenta que el caballero de grulla?—pregunto Jabu sorprendido.
—Juega con sus diferencias físicas—explico Shiryu mirando la pelea—. Ella al ser más pequeña y flexible se vuelve más ágil, y puede bloquear con facilidad los ataques del caballero de Grulla, que es más grande que ella.
—Pero claro que eso no lo es todo—dijo por lado el caballero de Pegaso—. Sigue siendo menos rápida que el caballero...
Un pequeño descuidó de Kagome, provocó que su contrincante le diera un fuerte golpe en el abdomen. Perdió el aliento por unos instantes, y el caballero le dió un codazo en la parte baja de su espalda. Soltó un quejido de dolor y se estrelló contra el suelo. Antes de poder ponerse de pie, el caballero la tomo del cabello y se lo jaló.
—¿Creíste qué me ganarias, Niñata?—rio como un demente.
Puso su pie sobre la espalda para evitar que se levantará. Aún sujetandola del cabello, empezó a estrellar la cabeza de la chica contra el suelo. La sangre empezó a brotar y a salpicarse. Su máscara había empezado a agrietarse.
Kagome sintió un gran ardor, acompañado de un dolor punzante en su rostro. Incluso comenzó a ver algo borroso, aún así, no podía rendirse. ¿Dónde quedaba su orgullo, si perdía en su primer pelea? ¡Eso no ocurriría!
Empezó a elevar su cosmos, provocando una pequeña descarga eléctrica. Lo que hizo que su oponente soltará un pequeño grito de dolor y se alejará de ella para dejar de electrocutarse.
Rápidamente, la amazona de cabellos color miel volvió a ponerse de pie. Le dolían algunas zonas de su cuerpo, pero decidió aguantar y empezar a atacar sin retroceder. Le dió una punta pie en el menton, elevándolo un poco. Dió unos pasos hacia atrás, para tomar una pequeña carrera y dar un potente salto. Tras esto, quedó un poco más arriba del caballero de la Grulla. Con todas sus fuerzas, le dió un fuerte talonazo, haciendo que el caballero se estrellara fuertemente contra el suelo.
El público estaba estupefacto, por un momento pensaron que la amazona perdería la batalla, pero el resultado se había dado vuelta.
—¡Tu puedes Kagome!—animo Seiya, olvidándose de su resentimiento.
—¡Vamos Kagome...!—tambien ánimo Shun.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios de la chica, pero no dejo que eso la distraiga. Miro a su oponente, con una expresión sería y frívola. El Caballero de la Grulla la miro con enojó y odio, no se dejaría vencer por una niña que entro de imprevisto.
—¡No te dejaré ganar!—bramo el hombre.
—Intentalo, no me iré sin la armadura...—dijo con seriedad.
El caballero de la Grulla lanzo su ataque, todo por un momento se puso en camara lenta, desde la perspectiva de la chica. Tomo un poco de aire para relajarse, y empezó a trazar las estrellas de la constelación de lobo.
—¡Refaga eléctrica de garras!—su cosmos rodeo sus manos, formando unas grandes garras.
Hizo un movimiento con su mano, y pequeños rayos fueron lanzados hacia su oponente. El caballero de Grulla soltó un fuerte grito de dolor. El choque eléctrico recorrió cada parte de su cuerpo y se sentía horrible, calló al suelo vencido, no podía moverse en lo absoluto.
—¡La Ganadora es la amazona de Lobo albino!—exclamo el referí estupefacto y La gente del público estaba boquiabierto.
Todo estaba en silencio, hasta que los aplausos, silbidos y gritos de emoción se empezaron a escuchar. Fue un resultado inesperado, pero a la vez sorprendente y eso alegro sobretodo al público femenino.
Los enfermeros se llevaron al caballero de Grulla al hospital, y trataron las heridas de Kagome. La joven amazona, discutió un poco con ellos porque querían sacarle la máscara frente a los caballeros, pero por intervención de Saori, la llevaron a los vestidores.
—Se lo agradezco, señorita Saori...—la miro con agradecimiento, mientras curaban las heridas de su rostro.
—No fue nada, pero...—hizo una pausa, dudando de si era o no correcto lo que iba a decir—¿Por qué no quieres que vean tu rostro?—pregunto, mientras se cruzaba de brazos mostrando una postura firme—. Tu rostro, no es para nada feo...
—No tiene que ver nada con eso—interrumpio y soltó un suspiro—. Las reglas de las amazonas indican, que si un caballero ve nuestro rostro debemos elejir entre amarlo o matarlo—dijo con pesadez.
—Comprendo...—dijo un tanto sorprendida.
—Las amazonas debemos abandonar nuestro lado femenino, si queremos servir a la diosa Athena—explico con la mirada baja.
—Se ve que esa idea no te agrada—se acerco un poco.
—La verdad...—jugueto con su cabello ondulado, lo único femenino que se le dejaba tener—A veces desearía ser más femenina, por eso añoraba usar un vestido—sonrio algo sonrojada, jamás había admitido eso—. Una amiga me regaló la ropa que llevó.
—Umm, yo podría comprarte vestidos...—hizo una pausa—Solo si quieres—jugo con sus manos.
—Eh, agradezco la oferta pero no hace falta—dijo con tranquilidad, mientras la miraba de reojo.
—Oh...está bien—suspiró—. Si te soy sincera, esa regla que mensionaste se me hace absurda.
—Veo que concordamos—soltó una pequeña risa.
La de hebras lilas la observó reír, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios antes de ella también reír un poco. Ambas carcajearon juntas, mientras Tatsumi las observaba "discretamente" desde la puerta que estaba entre abierta. Estaba llorando de la alegría.
—Es tan bello ver a la Señorita Saori con una amiga verdadera—seco sus lágrimas con un pañuelo—. ¡Han pasado años desde que la ví tan feliz!
🌸🌸🌸
Una disculpa, he estado ocupada...pero ya se viene lo interesante
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro