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3 - ¿Torneo Galáctico?

Kagome estaba durmiendo pacificamente, pero fue interrumpida por Marín. La hizo cambiarse rápido y llevarse la Pandora box, no tuvo tiempo de explicarle nada. Llegaron a la cabaña de Seiya y le hizo hacer lo mismo que a ella. Luego de salir corriendo, Marín les explico que Shaina no los dejaría irse con la armadura de Pegaso del Santuario.

Cuando estuvieron a punto de irse, fueron emboscados por Shaina y sus secuaces. Luego de que les dieran un pequeña páliza, Kagome y Seiya portaron a sus armaduras de bronce. De esta manera, ambos lograron vencer a los secuaces. La cosa se les complicó, cuando tuvieron que luchar contra Shaina; Sobre todo porque sus armaduras se volvieron muy pesadas. Estuvieron a punto de ser vencidos por Shaina, pero gracias a qué elevaron su cosmos lograron vencerla. Aunque en el procesó destruyeron su máscara.

—¡Seiya, no la mires!—exclamó la de cabellos miel, lanzándose sobre el para cubrirle los ojos pero fue demasiado tarde, él había alcanzado a verla.

Kagome gruñó frustrada, su amigo acababa de meterse en un embrollo bastante grande y problematico, sobre todo teniendo en cuenta a que amazona le vio el rostro.

—Rapido, no perdamos más el tiempo —dijo ella girandolos y tomándolo de la muñeca para irse.

—¿Eh?—volvió en si cuando la escucho—Si...—comenzó a correr junto a ella sin mirar atrás—. ¿Sabés? Jamás me habría imaginado lo linda que es en realidad Shaina...

Ante su comentario, Kagome solo lo miro de reojo un tanto incómoda. Por suerte tenía puesta su máscara y no se daría cuenta de eso.

( . . . )

Ahora ambos estaban lejos del Santuario, listos para tomar un avión e irse juntos a Japón.

—Fue un gusto entrenar contigo Marin—dijo Seiya con una sonrisa nostálgica.

—Les deseo lo mejor a ambos—en la voz de la amazona de aguila, se notaba un cierto orgullo.

—Nos vemos pronto Marín—se despidió la otra chica con entusiasmo. Estaba más que lista para esta pequeña aventura.

Ambos adolescentes se despidieron de la mayor antes de marcharse. Seiya aún estaba sorprendido consigo mismo por haber derrotado a Shaina. Con ayuda de su mejor amiga, claro está. Por lo menos, lograron salir del santuario en una pieza y esperaba no pisar nuevamente ese lugar. Solo quería estar con su hermana y posiblemente, invitar a una cita a Kagome. Si se lo confesara, ¿Ella lo aceptaría o solo lo quería como un amigo?

Espera, ¿Por qué pienso en estas cosas?—movio su cabeza en forma de negación—. Kagome y yo solo somos amigos, no debo verla de otra forma...—la vio de reojo.

—Oye Seiya, ¿Tu no has tenido contacto con los otros chicos que fueron a entrenar para ser caballeros?—pregunto de repente la fémina con algo de curiosidad.

—¿Eh? No, no he tenido contacto alguno con ellos—respondio como si nada—. Tampoco es como si quisiera tener algún contacto.

—¡Seiya!—regaño frunciendo el ceño.

—Ay por favor Kagome, si estuvieras en mi lugar dirías lo mismo—se quejo.

—No lo niego, pero...¿No tienes curiosidad por saber si están vivos?—lo miro de reojo—. Tu y yo sabemos muy bien que el entrenamiento es muy duro, con suerte una persona normal sobreviviría.

—No lo sé...—suspiro pesadamente.

—Bueno, supongo que los descubriremos cuando lleguemos a Japón.

—Si...no puedo esperar a ver a mi hermana, la extraño tanto.

Kagome sonrió bajo su máscara, sabía que Seiya sufrió todos estos años por la ausencia de su Hermana.

Ella no comprendía del todo sus sentimientos, pues siempre estuvo con su hermano Aioria. Sin embargo, nunca convivió con Aioros, su otro hermano. El cual murió cuando ella tenía un año de nacida. No recordaba mucho de su hermano, Aioria tampoco le hablaba mucho él. Le tenía un fuerte rencor por haber traicionado a Athena. Kagome también le tenía algo de despreció, lo que Aioros había provocado hizo que todos los caballeros los tratarán de la peor manera.

Hasta el día que llegó Seiya, ella no tenía ningún amigo fuera de Marín, que era en realidad la amiga de Aioria.

Solía hacer bromas pesadas de pequeña para atraer la atención de los demás, aunque se ganó una muy mala fama. Pero era preferible que ella fuera reconocida por ser una problemática, antes de ser reconocida por ser la hermana de aquel que traicionó a Athena.

—Oye Kagome...—dijo Seiya pasando su mano frente al rostro de su amiga.

—¿Eh? ¿Qué?—musito con confusión.

—Estabas en las nubes—rio levemente—. Debemos subir al avión, ¡No tenemos tiempo que perder!

—Vaya, si que estás entusiasmado—rio, llendo al avión dejándolo atrás.

—¡O-oye espérame!—corrio hasta ella, así ir a la par.

( . . . )

Subieron al avión y buscaron sus lugares. Por suerte, les tocó al lado del otro así que estarían juntos hasta su llegada a Japón. Tardarían por lo menos unas 10 horas, sería mucho tiempo, demasiado para la paciencia de Kagome pero si quería visitar aquel país oriental debia ser paciente.

—¿Luego yo soy el quejumbroso?—dijo el chico con ironía—. Kagome vas a dormir todo el viaje, no hay motivo para que te quejes tanto.

—Pero...—soltó un bufido cruzandose de brazo—, aún así es aburrido.

—Si, si, lo que digas—respondio el chico rodando los ojos—. ¿No te quitarás las máscara? Dormir con ella ha de ser incómodo, y tu entre todas las personas deseas dormir cómoda.

—Por está vez, tendré que sacrificar mi comodidad por las reglas—suspiro pesademente.

—¿Tu siguiendo las reglas al pie de la letra?—dijo el castaño sorprendido—. Eso es nuevo...—solto una pequeña risa—. Aún así, será mejor que te la quites.

—Es increíble que en seis años no hayas aprendidos las leyes de las amazonas...—dijo la chica moviendo su cabeza en forma de regaño.

—¿Y qué tienen de importante, si se puede saber?—arqueo una ceja, lo que provocó que la chica volviera a soltar un suspiro pesado.

—A veces eres tan tonto...—murmuro.

—¡Oye!—se quejo el caballero, pues había logrado escuchar lo que su amiga había murmurado.

—Ya duérmete quieres...—se acomodo en el asiento para dormir.

—Espera, quiero saber cuáles son las reglas—se quejo—. Kagome...¿Kagome? ¿¡Ya se durmió!?

( . . . )

Habían pasado las horas, Seiya se terminó durmiendo y no sintió el momento en el que llegaron a Japón. Es más se habría quedado ahí, si no hubiese sido porque su amiga lo termino despertando.
A la amazona de lobo albino, se le complicó despertarlo, el caballero de Pegaso dormía como un tronco.

Ahora estaban caminando fuera del aeropuerto y se dirigían a la mansión Kido.

Kagome estaba más que asombrada por todo lo que veía, jamás había estado en una ciudad como está. La única ciudad lujosa que había visitado, era Atenas la cuál visitó junto a Aioria hacia varios años atrás, cuando ella todavía era muy pequeña. Ese era probablemente uno de sus recuerdos favoritos con su hermano.

—¿Sorprendida?—pregunto su acompañante, sacándola de sus pensamientos.

—Sin dudas, está ciudad es muy hermosa—sonrio bajo su máscara.

—Kagome...—su tono de voz cambio, tornándose en uno más serio—. Cuando lleguemos a la mansión, debes tener cuidado—miro aquellos "ojos" metálicos—. Ese viejo podría hacerte algo, o llenarte de preguntas. Por favor, no le respondas ningúna.

—Tranquilo Seiya estaré bien, no tienes que protegerme...—respondio con la misma seriedad.

—Eres mi mejor amiga, te protegeré siempre aún que no me lo pidas...—le dedicó una sonrisa dulce y alegré.

—Lo sé...—respondio en un tono suave y dulce.

—B-bueno...—desvio su mirar y rascó su nuca, tratando de ocultar el pequeño sonrojo que apareció en sus mejillas—. Mira ya llegamos.

Kagome llevo su mirada a las rejas de la gran mansión. Trago en seco casi de inmediato, estaba muy nerviosa. Se notaba que era un lugar muy lujoso.

Seiya le hizo una pequeña señal para que entrarán a la mansión. Al estar adentro, Kagome una vez más estaba sorprendida. No tuvo tiempo de explorar, pues un hombre alto, de esmoquin y sin rastros de cabello estaba frente a ellos.

—Seiya has regresado, quien diría que conseguirias la armadura—dijo el mayordomo

—Viejo Tatsumi...—dijo Seiya con algo de odio.

Kagome decidió quedarse al margen del asunto, no tenía intensión alguna de meterse, a menos, de que las cosas se le salieran de las manos a su amigo.
Rápidamente la chica captó la atención del hombre. Estaba sorprendido, pues no sé esperaba que ella al igual que Seiya, cargará consigo una armadura.
Ahora que lo pensaba, no recordaba que en entre los niños elegidos haya habido una niña, si fuera así, dudaba que su amo la enviara a un entrenamiento tan severo como lo era el de los caballeros.

—¿Quien es la chica?—se atrevió a preguntar.

Rápidamente Seiya se puso frente a ella, como si tratara de protegerla de algo.

—Mi nombre es Kagome...—respondio la chica de cabellos color miel.

¿Kagome? Ese nombre le sonaba de algún lado, como si alguien se lo hubiese mensionado ya.

—¿De dónde se conocen?—empezo a interrogarlos—. Seiya, ¿Por qué has traído una extraña a la casa del Señor Kido?

—¡No es ninguna extraña!—respondio enojado.

—Seiya, por favor cálmate—interrumpio la chica, posando suavemente su mano sobre el hombro de su amigo.

—¿Acaso es tu pareja?—volvio a preguntar el hombre.

Los dos chicos se quedaron callados. Kagome estaba bastante confundida por aquella suposicion, mientras Seiya se ponía rojo como un tomate maduro.

—¿P-pareja? ¿Ella y yo...?—empezo a tartamudear—. Si, digo no, ¡No! Amm yo..

—No tenemos ese tipo de relación...—respondio sin interés, a la vez que bajo su máscara arqueba una ceja.

—C-cierto, solo somos amigos.

—Si, si, ya no importaba—soltó de repente algo irritado por seguir tratando con estos mocosos—. Solo ve a comunicar tu regreso de Grecia—respondio el mayor dándoles la espalda.

—Kagome quédate aquí—pidio el castaño.

—Aquí te espero...

( . . . )

Los minutos pasaron, y Kagome alcanzó a escuchar una discusión dentro de la habitación. ¿Qué era lo que ocurria allí adentro? Estaba un poco preocupada, no sabía si entrar o no.

Al diablo con la moralidad, Debo entrarempujo la puerta e ingreso al cuarto.

Lo primero que vio, fue a una chica de cabellos morados largos y un vestido demasiado elegante para su gusto.
Sus miradas chocaron al instante, aunque, la chica desconocida no podía observar los ojos de la amazona. Kagome desvío la mirada luego de ese pequeño transe, y así  observar a su amigo el cual tenía la ropa algo rasgada. Su Pandora box estaba tirada en el suelo, los tirantes habían sido cortados.

—¿Qué demonios pasó aquí?—solto de repente sin ningún filtro.

—Pero que jovencita más maleducada—dijo un chico, el cual no había notado que estaba en la habitación.

—Emm...¿Y tú eres?

—Soy Jabu de Unicornio—se señalo asi mismos con su pulgar—. Por lo que veo, tú debes ser una amazona.

—¿Amazona?—musito la chica de cabellos morados, mirando a la recién llegada de reojo.

—Estas en lo correcto—respondio la chica ya un poco más cordial—. Soy Kagome, Kagome de Lobo albino.

—Kagome te dije que esperarás afuera—regaño el caballero de pegaso. Captando la atención de la jóven.

—Escuche una fuerte discusión aquí adentro, no podía quedarme de brazos cruzados esperando a afuera—argumentó, acercándose un poco a él para comprobar que estuviera bien.

—Nunca creí que conocería una mujer que tomara el entrenamiento de los caballeros—dijo la muchacha de hebras lilas,
acercandose a ella con cautela.

—¿Y tú eres...?—ladeó la cabeza algo confundida. Eran demasiados rostros nuevos.

—Hablale con más respeto a la Señorita Saori, no seas tan familiar con ella—regaño Jabu.

—Ella no le debe ningún respeto a esta..."señorita"—dijo Seiya molesto.

—Basta los dos—regaño la chica de cabellos violetas.

—Decir un "por favor" no cuesta nada...—bufó molesta—. ¿Podría continuar?—dijo la amazona, sin tener ganas de ocasionar más discusiones .

—Soy Saori Kido, la dueña de la empresa Graad y la organizadora del Torneo Galáctico—se presentó con una reverencia.

—¿Torneo...Galáctico?—frunció un poco el ceño y arrugó la nariz.

—Es un evento donde los caballeros lucharán entre si, para ganar una gran recompensa—explico con una leve sonrísa—. Serán batallas emocionantes, ver a los guerreros de Athena utilizar sus poderes de manera gloriosa...—sin embargo no fue capaz de terminar con su monólogo.

—Alto, alto—interrumpió—. Bájale los humos a tu carro—suspiro pero intento ser comprensiva, ella no conocía sus leyes—. Todo lo que estás diciendo son unos disparates—movio sus manos para que se detuviera.

—¿Eh? No son disparates, ese era el sueño de mi abuelo y...—fue interrumpida nuevamente.

—No importa de quién ella sido ese sueño, señorita Kido—hizo todo lo posible para mantener la compostura —. Mire, está prohibido que los caballeros luchen entre si, sobre todo si no hay motivos—se cruzó de brazos—. ¿Una recompensa? Los caballeros que participen en este torneo, le estarán faltando el respeto a las creencias de los santos y a la misma Athena.

—Pero...

—Esas son las reglas y, no quiero ser grosera pero lo mejor es que lo cancele—se enderezó, dando a entender que estaba dando una orden más que una sugerencia.

—¡Niña mal educada!—grito Tatsumi—. ¿¡Cómo te atreves a faltarle el respeto a la señorita!?—levanto la mano para darle una cachetada pero fue detenido.

—¡Ni te atrevas!—bramo Seiya enojado.

—Seiya...—murmuro sorprendida la amazona.

—Por favor, salgan todos...—Saori se colocó en medio de los dos, impidiendo un conflicto—. Quiero hablar a solas con ella.

—¡No me iré sin Kagome!

—Vamonos burro, son las órdenes de la señora—dijo Jabu jalandolo fuera de la habitación, y luego lo echo de la mansión.

Todo se quedó en silencio, ninguna decía nada. El ambiente entre ambas era muy tenso, no se conocían pero no parecían tener una muy buena relación entre ambas.

—¿Qué?—dijo con simpleza, apoyando su espalda en una de las paredes.

—No me faltes el respeto—fruncio el ceño, ganándose un bufido por parte de la chica—. Comprendo lo que dices, pero hay algo que debes saber...

—Nada de lo que me digas me hará cambiar mi postura, este torneo solo traerá desgracias—comenzó a sonar molesta por la terquedad de la chica.

—¿Y si te digo que el premio es una armadura dorada?

—¿Armadura dorada?—voltea a verla impactada.

—El premio del Torneo Galáctico, es la legendaria Armadura dorada de Sagitario—aclaro sonriendo al notar su interés.

—¿¡De dónde la sacaste!?—dijo un poco desesperada.

¿Había escuchado bien? ¿La armadura de Sagitario? ¿¡La armadura de su hermano?
Eso era imposible, la armadura se había perdido hace trece años, cuando el fue asesinado por su traición al Santuario.

—Era de mi abuelo.

—¿De tú...abuelo?—la vio confundida, aunque su sangre comenzaba a arderle debajo de su piel.

Tenía unas fuertes ganas de gritarle, de decirle en la cara que eso no era cierto. Que esa armadura era de su hermano, pero debía contenerse, quizás está tal Saori Kido no iba a creerle. Auque no se entendía a ella misma. Aioros le había arruinado la vida, entonces, ¿Por qué le molestaba todo lo que ella le decía?

—Parece que la armadura dorada te interesa mucho—la voz de la chica la sacó de sus pensamientos, regresandola a la realidad.

—Es despreciable lo que haces—respondio con odio—. La armadura dorada es sagrada—apreto sus puños, hasta que sus nudillos se enblanquecieron—. Los caballeros entrenamos por años para ser dignos de una. No puedes dejarla como premio de un torneo ajeno al Santuario, como si se tratará de nada, ¡Le faltas el respeto a los caballeros!

—No me levantes la voz—ella habló más fuerte para callarla—. Quizás seas una amazona pero ambas estamos en posiciones sociales diferentes—dijo con seriedad.

—Te exijó que me entregués la armadura, antes de que te metas en problemas con el santuario—ignoro por completo la amenaza de la señorita.

—No te la daré—se cruzó de brazos y le dió la espalda—. Aunque...

—¿Aunque, qué?—fruncio el ceño bajo su máscara.

—Podria conciderarlo, con una sola condición—la miro de costado con una sonrisa ladina.

🌸🌸🌸🌸🌸

Perdonen la demora, he estado ocupada :'(

Bueno voy a poner unas preguntas...
¿Quieren que hayan Shipps en esta historia?

Voy a explicar algo a Seiya le gusta Kagome, no quiere decir que este enamorado de ella (esto puede cambiar dependiendo de la aceptación de los lectores).

Si quieren Shipps que participen diganlo y los tendré en cuenta, o pueden Shippear sin problemas (Con esto me refiero a Otps).

Si quieren Shipps, díganme

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