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29 - ¿Amistad o Amor?

Kagome aumento la velocidad para alcanzar a Seiya y a Saori. Su cuerpo se sentía pesado, pero aunque su cuerpo no resistiera ella no iba a renunciar hasta que su amiga estuviera a salvó.

Pronto sintió el cosmos de su amigo, lo cual la inquietó un poco.
Vio al caballero de Pegaso, a punto de utilizar sus meteoros para deshacerse de los cuervos.
Kagome notó el precipicio que había abajo, si el muchacho lograba hacer su técnica la diosa caería al abismo.

—¡Seiya no lo hagas...!—exclamo pero era demasiado tarde.

Las cuerdas que sujetaban los pájaros se soltaron, y la chica de hebras violetas comenzó a caer.

Su rostro se deformó con desesperación, sin dudarlo en algún momento, retrocedió unos pasos para impulsarse y saltar al precipicio, iba a tratar de atraparla.

Extendió su mano hacia ella, pero no lograba tomarla. Frunció su ceño, mientras sus labios temblaban por los nervios.
Notó como Seiya también se había lanzado para también salvarla.

El castaño, logró sostenerla pero cuando trato de sostenerse sobre una roca salida, su muñeca se rompió.

—¡Seiya!—exclamo preocupada, luego cayó en la roca donde el joven trato se sostenerse. Tan solo se raspó un poco, pero ardía bastante.

El caballero estaba por caer junto a la dios, pero la amazona logró sostenerlo de uno de sus pies para evitar que callera.
La joven de ojos verdes miro el risco y trago nerviosa, eso estuvo demasiado cerca.

—¿E-estan bien?—tratamudeo un poco, tratando de recuperar el aliento.

—S-si...—respondio el caballero—. Subenos Kagome...

La chica solo se limitó a asentir. Comezó a hacer fuerza para tratar de subirlos, era bastante peso, y no lograba tomar el otro pie del chico para ayudarse. No solo eso, la mano de Saori comenzaba a resbalarse de la extremidad de Seiya, preocupándolos aún más de lo que ya estaban.

Escucho unos pasos acercándose, por lo que volteó rápidamente a ver. Abrió sus ojos como platos, era el caballero de cuervo.

—Echaré a los tres para abajo—murmuro el honbre para correr hacia ellos.

Kagome frunció el entrecejo, junto todas sus fuerzas en tratar de subirlos por mucho que costará.
Los pasos del caballero de plata eran cada vez más cercanos, una pequeña ansiedad comenzó a carcomerla.
Lleno sus pulmones de aire, y de un tirón levantó a los dos jóvenes lanzandolos hacia atrás, por lo que el santo de pegaso aterrizó en el suelo sosteniendo a la diosa con un solo brazo.

El domador de cuervos, trato de darle una patada a Kagome para que callera, pero ella actuó más rápido y le golpeó las costillas del hombre, con la punta de su pie, provocando que el callera por el barranco.

La amazona se sentó en el suelo, y trato de recuperar el aliento. Su corazón latia con fuerza y sus labios temblaban ligeramente, cerro sus ojos tratando de relajarse.

—No crean que esto a terminado—hablo una voz que ambos conocían.

Seiya volteó para descubrir de quién se trataba, abrió sus ojos con sorpresa al ver de quién se trataba.

—Shaina, eres tú...

—¡Ay, por favor!—exclamo la de cabellos color miel frustrada. Se puso rápidamente de pie y miro a la recién llegada con molestia.

—He venido por la revancha...—dijo la mujer, ignorando las palabras de la otra amazona.

A Kagome ya comenzaba a irritarle no poder sacarsela de encima, parecía un chicle pegado al zapato.
Escucharon otra voz que llamo su atención, Jamian no había caído, de echo estaba tratando de subir de nuevo.
Shaina y Jamian compartieron un par de palabras, luego la mujer volvió su mirada hacia los caballeros de bronce.

—Si yo fuera tú, no los dejaría vivir, eres un blandengue—dijo Shaina en un tono tosco—. Ja, nunca cambiarás, siempre serás el mismo.

Demonios, ¿Qué haremos? Seiya tiene roto un brazo, y aunque yo luche con ellos no podré vencerlos. El espacio es pequeño, ambos son caballeros de plata, y para colmo, el Plasma relámpago me dejó agotada—dijo en su mente Kagome, manteniendo una mirada sería.

—Esta vez están atrapados—dijo Shaina.

—No van a escapar—dijo el Caballero de plata para reír con malicia.

—Tienen una barranca detrás de ustedes, y al frente, un valle como a trescientos metros más abajo—amenzo la de cabellos verdes.

La Amazona de lobo albino, se puso frente a sus dos amigos de forma protectora aunque no sabía si podría hacer mucho.

—La única salida que tienes es atacar a Jamian o a mí, elije—dijo Shaina, está vez refiriéndose a Kagome.

—Desearia tener un plan en estos momentos...—murmuro la fémina, Tenían que pelear y proteger a Saori a la vez.

—Seiya, deja a esa chica de lado y pelea conmigo—exigió la Amazona de ofiuco.

—No puedo hacer eso, esta dama es una princesa, y representa algo muy preciado para mí—respondio el castaño.

Kagome lo miro de reojo, por alguna razón se sintió un poco incómoda con esas palabras pero decidió ignorar ese sentimiento.

—Las estrellas son...hermosas...—murmuro una leve voz.

—Saori despertaste—dijo Pegaso dirigiendo su mirada hacia ella.

—Seiya...eres tú...—la muchacha lo miro.

—No debiste haber venido a este lugar, esto es peor para ti, que para nadie más...—mensiono el caballero con algo de preocupación.

—Debo estar pesada...—dijo la diosa, encurvando una pequeña sonrisa.

—Pero, yo soy un caballero—fue lo único que respondió.

—Oh, tienes razón—dijo en un tono suave.

Ambos estaban en "Su momento", y eso incomodaba bastante a Kagome, quien no pudo evitar desvíar su mirada. Ver eso era como si se le formará un nudo en la boca de su estómago.

—Saori, ¿Acaso te molestaría que nos jugáramos el todo por el todo?—pregunto con un tono dulce.

—Confio en tí Seiya...—respondio en el mismo tono.

Kagome los miro sobre su hombro, para luego dirigir su mirada a sus propios pies, con esa incomodidad aún presente.

¿Por qué me siento de esta forma?—se preguntó a sí misma.

—Maldicion...¡Mueran los dos!—exclamo Shaina.

—Espera Shaina—dijo Seiya y ella frenó, nuevamente el castaño dirigió su mirada a la diosa—. Saori sujetate bien, y no vayas a soltarte.

La muchacha solo asíntio ya abrazo al joven sujetandose a él. Seiya dirigió su mirada a su amiga, la cual le daba la espalda para evitar mirarlos.

—Kagome—llamo y ella volteó ligeramente—. Necesito que tú también te sujetes a mí.

La amazona sintió un pequeño escalofrío recorrer su espalda. Camino hacia el y lo abrazo del cuello, desviando la mirada para evitar sentirse nuevamente incómoda.
El muchacho la miro unos segundos, antes de caminar hasta la orilla con ambas mujeres.

Dió un salto y los tres calleron por el barranco.

Kagome cerró sus ojos algo asustada, y se aferró un poco más al joven castaño. Aún así, muy en el fondo, no dejaba de sentirse como un mal tercio.

( . . . )

No sabían bien cuánto tiempo había pasado. Lo único que se lograba ver a su al rededor era un campo de flores, en el cual se asomaban algunos rayos de sol.
Esas pequeñas luces golpearon el rostro de la amazona, quien comenzó a abrir lentamente los ojos tratando de recobrar la lucidez.

—Agh, mi cabeza...—murmuro para si misma.

Sus sentidos nuevamente se agudizaron, el olor a las flores llegó a sus fosas nasales, por lo menos tenía la certeza de que seguía viva luego de aquella caída.

Sin levantarse, busco con la mirada a sus acompañantes. Logró verlos, no estaban muy lejos. Sin embrago, deseaba no haber visto nada.
Saori estaba despierta y se encontraba sobre el aún inconsciente Seiya, tomándolo de sus mejillas cuidadosamente.

—Gracias Seiya—la escucho decir—. Tu me protegiste y está vez yo te protegeré...—los ojos de Saori se llenaron de lágrimas—. Lo siento Seiya, todo ha sido por mi culpa—comenzo a acercarse a su rostro.

Oh...va a besarlo...—dijo Kagome cerrando sus ojos para no ver, al parecer la diosa no se había dado cuenta de que ella estaba despierta—. Aún no entiendo porque me incómoda...

—Kagome...—escucho a Seiya murmurar su nombre aún dormido.

La de cabellos lilas se detuvo al escucharlo, y la nombrada se quedó estática por un momento. Saori frunció ligeramente su ceño, volviendo a su posición inicial.

Seiya...¡Estúpido! ¿¡Por qué dijiste mi nombre!? ¡Acabas de perder la oportunidad de ser besado por una chica hermosa! —dijo Kagome molesta, pero en el fondo se sentía aliviada.

—Ya déjense de cursilerías—hablo la amazona de Ofiuco quien había llegado al lugar—. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?—pregunto antes de bajar dónde se encontraban ellos—. Ahora, se una buena chica y déjame a Seiya, le daré el golpe final.

—Me temo que no podrá ser así, linda—hablo Kagome, quien de un salto se puso frente a Saori y Seiya—. Luego de esa pequeña siesta he recobrado mis energías, podremos pelear como se debe.

—Oh, querida Kagome—dijo Shaina con un tono de burla—. Aunque no eres mi principal objetivo, disfrutaré de hacerte pedacitos por tener esa lengua suelta.

—Kagome no te metas—reclamo Saori, sorprendiendo a la nombrada.

—¿Eh? Pero Saori...—volteo a verla y ella le dió una mirada fulminante. La amazona estaba sorprendída, ¿Por qué ella se comportaba de esa manera tan de repente?—. Tú... tú no puedes pelear con ella, asique déjamelo a mí—volvio su mirada hacia Shaina.

—¡Basta de charla!—exclamo la mujer antes de atacarla.

Kagome esquivó a duras penas, tenía que estar más atenta si no perdería contra Shaina y ella mataría a Seiya.
Esquivaba los golpes de su enemiga lo más rápido que podía. Trataba de golpearla, pero era bastante difícil.
Frunció su entrecejo y trató de descifrar el patrón en sus movimientos, para eso tuvo que dejarse golpear por la mujer.

Hizo una mueca de dolor, incluso llegó a gemir por los fuertes golpes que ella le daba. Shaina solo podía reír complacida por su acción, le dió un fuerte golpe en el rostro, que le abrió una gran cortada en su frente del lado derecho. De dicho corte brotó una gran cantidad de sangre, que la obligó a cerrar su ojo derecho.

Por suerte, logró encontrar el patrón de Shaina, asique había llegado el momento de contra atacar.
De forma bastante flexible, le dió varios golpes que hicieron retroceder a Shaina.
La mujer dejo salir unos cuantos quejidos de dolor.

Cuando ella bajo la guardia, Kagome encendió su cosmos para utilizar su técnica especial.

—¡Garras de Lobo!—exclamo. Sus manos fueron rodeadas por su cosmos formando garras, con las cuales atacó a su oponente.

Eran como zarpazos de un lobo real, por lo cual la amazona de Ofiuco grito de dolor para luego caer al suelo.

—No puedo creer que estés siendo vencida por una mocosa de bronce, Shaina—hablo Jamian, quien era llevado por sus cuervos.

—Siempre tan inoportuno...—murmuro Kagome con molestia.

Jamian se acercó un poco a Saori, por lo que la amazona de Lobo Albino se puso alerta, por algún movimiento sospechoso.
Notó como los cuervos comenzaban a llegar al lugar, asique tenía que estar preparada para todo.

—Señorita, he venido para escoltarla al santuario—dijo el hombre extendiendo su mano.

—Me temo que tendré que rechazar la invitación—respondio Saori, para luego llevar su mirada al castaño que aún estaba inconsciente, y tomo su mano—. Cuando Seiya se haya recuperado, estaremos complacidos de ir a la audiencia, por el momento, mándele mis saludos al Patriarca Arles. 

Kagome separo ligeramente sus labios sorprendida, ¿En serio rechazaba al Patriarca de forma tan serena? Bueno, era Athena, es normal hasta cierto punto que llegue a hacer eso.

—¡No te hagas la graciosa! ¡Si es necesario mataré a ese canalla!—oyó decir al caballero de Plata.

—¡Jamian!—reprocho Shaina—. Seiya es mío. Tu misión es llevarte a esa chica, asique hazlo—ordenó.

—Primero, deberán pasar por mi cadáver para lograr sus objetivos—interrumpio Kagome, quien frunció ligeramente su ceño molesta.

—Esta bien, Shaina deshazte de esa mocosa y acaba con Seiya—dijo Jamian viendo a la amazona de cabello verde, luego volteó para ver a Saori—. Ahora señorita, no voy a tolerar más juegos—de repente su expresión cambio a una de sorpresa y pánico.

Un poderoso y dulce cosmos emanaba de Saori.
Kagome la observó con un brillo en su ojo, y su corazón palpitaba rápidamente por la emoción, ese era el poderoso cosmos de Athena.

—Regresen al Santuario—ordenó la diosa.

—Estoy inmóvil...—murmuro Jamian—. N-no me puedo mover.

—Regresen al santuario y diganle al maestro, que si quiere verme, puede venir el mismo no hay inconveniente—su voz sonaba algo sería—. Que lo esperaré, que no correré a esconderme.

—No seas tonta, el maestro nunca vendrá a verte—dijo con la voz temblorosa. Saori apagó su cosmos y el retrocedió asustado—. El maestro está ahí para ayudar a Athena, pero en realidad el tiene el poder sobre los caballeros, el esta por encima de los 88 caballeros—dio un silbido y todos los cuervos se acercaron a él—. Mis queridos hermanos, adelante y hagan pedazos a esa chica—señalo a Saori.

Kagome iba a lanzarse a detenerlos, pero Saori con solo utilizar su cosmos calmo a los cuervos que trataron de herirla.
Aunque Jamian trato de hacer que los cuervos lo obedecieran ellos no lo hacían, en cambio atacaron a quien había sido su domador.

—P-pero, ellos siempre habían echo exactamente lo que yo les decía—dijo el hombre lamentándose.

—No me digas que...—murmuro Shaina— ¡Athena!—exclamo en su mente sorprendida.

—Maldicion, ¡Tu eres un demonio!—bramó el hombre furioso. Preparandose para atacarla.

Kagome se interpuso, utilizando una onda de cosmos para alejarlo. Estaba apunto de iniciar una pelea entre ellos, pero una cadena atrapo al caballero de Plata.
La amazona de bronce levantó la mirada y encurbo casi al instante una sonrisa de felicidad.

—¡Shun! ¡Hyoga!—exclamo feliz.

—¡Gracias por venir!—dijo la diosa también con una sonrisa, luego cambio su expresión por una de preocupación. Se agachó a la altura de Seiya y miro a los demás caballeros—. ¡Seiya ha sido herido al tratar de salvarme, debemos cuidar de él!

Ay claro, y mi cabeza está sangrando por nada...—penso Kagome, aunque era cierto que Seiya estaba más herido, por alguna razón sentía que Saori la estaba ignorando.

—Saori, Kagome, no se preocupen por nada, ya estamos aquí—respondio Hyoga.

Jamian silvo varias veces, pero sus cuervos no le hacían nada de caso, solo se quedaron en sus lugares. Cayó al suelo impactado por lo que estaba pasando, no entendía nada de lo que ocurría.

—¡Los cuervos no vienen...!—dijo sorprendido.

Shaina se movió a gran velocidad, directo para atacar a Seiya. Kagome apretó sus dientes, corrió lo más rápido que pudo y se abalanzó sobre ella.

—¡Ni pienses que lo tocarás!

Shaina le dió una patada en las costillas para sacarsela de encima, Kagome soltó un quejido de dolor pero eso no la detuvo, se interpondria en su camino todas las veces que fueran necesarias para que ella no lo dañará.
Hyoga y Shun también se sumaron a la pelea.

Por el movimiento brusco de la cadena, Jamian termino callendo por el barranco, hasta que ya no lograron oírlo.

Shun atacó con su cadena a la amazona, sin embargo está esquivó con gran facilidad,  Luego, le dió una fuerte patada en su cara haciendo que el caballero de Andrómeda callera al suelo.
El próximo fue Hyoga, quien cayó fácilmente en la técnica de la mujer de hebras verdes, estrellandosé contra la pared.

—¡El poder de la cobra!—exclamo Shaina para atacar a la chica de cabello color miel.

La joven frunció el ceño y trato de retener todo lo que pusiera el ataque de la amazona. Sin embargo, la de cabellos verdes implemento más fuerzas haciendo que Kagome temblará, ya no aguantaría más.

—¡Cadena de Andrómeda!—escucho a Shun.

Gracias a eso, la mujer fue lanzada hacia atrás.

—¡Polvo de diamante!—exclamo Hyoga.

El ataque del Rubio, empujó a Shaina hasta que calló por el barranco, lo único que pudieron escuchar fue su grito hasta que se desvaneció.

—Hasta siempre Shaina...—murmuro Kagome.

—Eso estuvo muy cerca...—mensiono el caballero de Cisne.

—Hyoga, Kagome—llamo el santo de Andrómeda—. De prisa, Seiya tiene heridas en todo su cuerpo, su brazo está roto, y la herida de su cabeza puede ser de peligro. Debemos llevarlo a que lo curen cuanto antes.

—Tienes razón, mientras más rápido, Seiya tendrá más posibilidades—dijo la chica.

Cuando estaba caminando hacia el castaño, el rubio la tomó del brazo, volteandola para que lo viera.

—¿Qué hay de tí?—le pregunto—. También tienes muchas heridas, además esa cortada en tu frente...—miro su rostro algo preocupado— ¿Aún puedes ver con ese ojo?

—Sí, no te preocupes—sonrio para que el se calmará—. Mis heridas no son tan graves como las de Seiya, y solo es una cortada con algo de sangre, mi ojo se encuentra en buen estado.

De repente, dos figuras misteriosas aparecieron, preocupándo a los jóvenes caballeros de bronce y la diosa.

🌸🌸🌸

Perdón por la demora, he estado ocupada con la escuela.

¿Cuál es su opinión sobre este capítulo?
¿Qué rumbo creen que está tomando el Seiome (Seiya x Kagome)?

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