22 - El secreto de la armadura de Oro
Habían pasado muchas cosas estos últimos días, entre ellos un nuevo enfrentamiento por el casco de Oro. Cuando todo parecía perdido, el fénix resurgió de sus cenizas y le otorgó la victoria a las fuerzas del bien.
¿A qué nuevos desafíos se enfrentarán los caballeros ahora?
—Propongo un brindis por Ikki—dijo Seiya con entusiasmo.
Y así, los demás adolecentes brindaron con sus copas llenas de jugo de naranja, y luego tomaron un sorbo del líquido en sus copas.
—Tengo la sensación de haber vivido una pesadilla—comento Ikki.
—¿Estás contentó, Shun?—pregunto Seiya.
—Si, mucho, es el día más feliz de mi vida—miro a su hermano mayor—. Al fin estamos juntos hermano—inevitablemente comenzó a llorar de nuevo.
—Ya va de nuevo, era de esperarse—dijo Shiryu con una leve sonrisa en sus labios.
—No llores, los hombres no lloran—le dijo Ikki, en un tono suave para que se calamara.
—Ya déjenlo, yo también lloraría si me tocará vivir una situación similar—comento Kagome, ella también tenía una sonrisa en sus labios.
—Ella tiene razón—concordo Shun limpiando las lágrimas—. No soy blando, es solo que estoy muy feliz.
—Shun, comprendo lo que sientes—dijo Ikki, dándole leves palmadas en su espalda—pero deja de llorar.
—Escuchen—llamo la atención Seiya, quien se había sentando en uno de los sillones— Ahora que tenemos un poderoso compañero de armas, presiento que la batalla final se aproxima.
—Nuestro enemigo ha estado desde siempre en el santuario...—dijo Hyoga.
—Si, todo esto empezó desde que el nuevo Patriarca asumió el poder—mensiono Shiryu.
—Se dice que es el hermano menor del antiguo Patriarca—comento Pegaso—. Pero por lo que he escuchado, es un ser repleto de maldad.
—Las pocas veces que logré verlo, sentía una gran inquietud en mi interior, como si no tuviera que estar cerca de el...—dijo Kagome con seriedad.
—Los caballeros del zodiaco solo aparecen, cuando las fuerzas del mal se abaten sobre el mundo—dijo Seiya con seriedad—. Somos los mensajeros de la esperanza, sin embargo...
—Hay un nuevo Patriarca, y hasta el mismo Santuario está contaminado por el mal...—continuo Ikki.
—Es un Patriarca tan poderoso, que hasta mi propio maestro sucumbió ante el, nos enfrentamos a un enemigo muy fuerte—añadio Shiryu.
—Era de esperarse...—suspiro la chica.
—¿Qué quieres decir con eso?—cuestiono Hyoga.
—El Gran Patriarca, tiene un poder superior al de los caballeros—respondió con seriedad—. No cualquiera se merece ese puesto, lo que significa que sus poderes son superiores a los nuestros, por eso tenemos que prepararnos...porque es probable que lleguemos a morir cuando nos enfrentemos a él.
El ambiente se quedo en un silencio terrible, todos se sentían tensós por la situación. El hombre al que se enfrentarían, sería peor que el mismo diablo.
—Pero...¿Por qué quieren la armadura de Oro?—dijo Seiya poniéndose de pie—¿A qué viene esta guerra? ¿Por qué quieren acabar con todos los caballeros?
—Es fácil...—contesto Saori—sin poseer la armadura de oro, jamás podrán controlar completamente el universo.
Nuevamente todo se quedó en silencio, un sentimiento de nervios creció en todos ellos.
Saori se hacerco al casco de Sagitario y posó su mano sobre el.
—Voy a revelarles lo que me dijo mi abuelo, hacerca del secreto de la armadura...
—¿El secreto de la armadura...?—murmuro Kagome, quien se encontraba especialmente nerviosa.
Saori les contó un relató, la armadura de oro siempre aparecía para proteger a la humanidad de aquellos que querían destruirla. Enemigo tras enemigo, cada uno de ellos caía ante su inminente poder.
—En otras palabras, uno de ustedes será el caballero que peleará la batalla final vistiendo la poderosa armadura de oro— dijo Saori.
Todos se quedaron callados, ninguno se creía lo que ella acababa de decir, mucho menos la amazona que sabía de antemano, que debías mostrar ser digno de la armadura para poder portarla.
—Ha llegado el momento de que se levanté un nuevo jefe, que guíe a los caballeros del zodiaco a una lucha contra el santuario para así salvar a la humanidad de su terrible amenaza—mensiono con seriedad la chica de hebras lilas.
—S-si, pero...—iba a decir la amazona nerviosa.
—¿Qué?
—B-bueno...r-resulta...—comenzo a tartamudear— lo que pasa es que...que... probablemente, está no sea la única...—antes de que pudiera decir la verdad, fue interrumpida.
—Ya dilo...—se cruzó de brazos.
—Es que...hay más de una—dijo casi en susurro.
—¿Qué? Dilo más fuerte—arqueo una ceja.
—Bueno...ya se enterarán...—solto un suspiro, encogiéndose de hombros—. Inevitablemente si vamos al santuario, serán capaces de verlo con sus propios ojos.
—Creo que sabes más de lo que aparentas...—dijo Shiryu con seriedad.
—...—se quedó callada y nuevamente suspiro—Estas en lo correcto...
—¿Y por qué no nos lo dices?—cuestiono Seiya— quizás con esa información podríamos tener una ventaja sobre el Patriarca.
—Porque...se cosas y a la vez no—respondió desviando la mirada—Ademas...si les dijiera toda la verdad...inclusive, la que oculta la armadura de Sagitario...solo me ganaré su odio...
—¿Nuestro odio?—murmuro el castaño.
—¿Qué verdad hay sobre la armadura de Oro?—dijo Ikki—¿Tiene que ver con tu hermano?
—...Si...—respondió de manera cortante.
—¿Hermano?—cuestiono Saori.
—Parece que uno de los hermanos mayores de Kagome, portó hace varios años la armadura de Oro—contesto Hyoga.
—Si es así, ¿Por qué no lo llamas? Quizás el podría ayudarnos, el será un poderoso aliado contra el Patriarca ¿Dónde está el?—dijo Saori acercándose a ella.
La amazona no dijo nada, simplemente mantuvo la mirada baja, su cuerpo temblaba un poco y apretaba sus puños con fuerza.
—Ese Hombre...no nos ayudará...—respondió con rabia.
—¿Por qué no? Quizás si lo convences...
—¡Incluso si estuviera vivo, no le pediría su ayuda después de lo que me hizo!—levanto la mirada, aquellas palabras que salieron de su boca estaban llenas de odio.
Todos se sorprendieron ante su reacción, nunca la habían visto de este modo. Kagome solo soltó un suspiro, tratando de relajarse. Desvío la mirada y se fue de la habitación en silencio.
( . . . )
Al otro día todos habían tomado unas pequeñas vacaciones, tenían que estar con todas las energías para poder pelear su batalla en el santuario.
Kagome se había quedado con Saori y Tatsumi, aunque más que pasar tiempo con ellos se quedó en un parque, sentada debajo de un árbol.
—Aioria... necesito un abrazo tuyo, te extraño mucho—dijo en su mente, mientras contemplaba el cielo—Estar cerca de aquella armadura solo me altera, no soporto más el recuerdo del maldito de Aioros.
—Kagome...—escucho una suave voz llamándola.
—Oh...—volteo a verlo—son ustedes, Saori, Tatsumi...
La joven de cabellos morados se hacerco a ella, y se sentó a su lado.
—¿Te molesta que este aquí contigo?—pregunto, a lo cual la chica nego con la cabeza—. Kagome, ¿Por qué nunca mensionaste que tú hermano era portador de la armadura?
—Es personal, no es algo que me guste contar—respondió frunciendo el ceño.
—...—la miro por unos momentos— se que no es de mi incumbencia, ¿Pero por qué odias tanto a tu hermano?
—El me lastimo, ¿Contenta?—dijo algo irritada— por favor ya no insistas.
—Kagome...—murmuro con pena—lamento lo que te haya pasado, pero somos amigas...tu puedes confiar en mí, esperaré hasta que estés lista para contarme lo que paso.
La amazona la miro con los ojos llorosos, realmente le dolía pero sabía que si se lo contaba ella la odiaria. Quería que todo esto terminara, ya no quería seguir con esa cicatriz en su interior.
Saori posó sus manos en las mejillas de la chica, limpiando sus lágrimas y luego la abrazo con algo de fuerza.
—Señorita Kagome...—murmuro Tatsumi—¡No aguanto ver a una jovencita llorar! ¡Le contaré la verdad!—dijo en su mente—. Kagome, veras...
Antes de que pudiera contarle algo, una voz llamo la atención de los presentes. Era Miho, la amiga de Seiya, en su rostro se veía una gran preocupación.
—¡Kagome, Saori!—corrio hasta ellas—. Seiya está en peligro, unos extraños sujetos aparecieron y planean pelear con el.
—¿Qué dices?—dijo Kagome impactada.
—Seiya—murmuro Saori preocupada.
—Debo darme prisa—se puso de pie—. Tengo que ir por mi armadura he ir en su rescate.
Antes de que pudiera partir para buscar la armadura, una extraña sensación recorrió todo su cuerpo.
El cosmos de Seiya se había apagado momentáneamente.
🌸🌸🌸
Bueno, ya empezamos con las batallas contra los caballeros de plata. Pronto nuestra querida protagonista descubrirá la verdad...pero antes unos cuantos putazos
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