—Si quieren que Saori siga viviendo, procuren no pasarse de listos conmigo—amenazo Docrates.

—Chicos no le hagan caso, mi vida es mucho menos importante que ese casco—les rogó Saori—Ese casco puede ser la última posibilidad que le queda al mundo.

Los caballeros de bronce estaban sorprendidos ante su petición. ¿Abandonarla? No podían hacerle eso a Saori.

—Estas loca si crees que haremos eso—dijo la amazona frunciendo el ceño.

—No tienen elección...—solto un quejido cuando el Caballero apretó más su agarre.

—Como no sueltes a la señora te irá mal—amenazo Tatsumi.

—¿A sí?—extendio su mano hasta el, y aunque Tatsumi trato de huir fue atrapado por el Caballero de Heracles—. Ya que quieres tanto a tu señora vendrás con nosotros.

Se escucharon a lo lejos las sirenas de los policías.

—Los esperó en el coliseo con el casco—se dió media vuelta para irse.

—¡No vayan se los suplico!—exclamo Saori.

Los caballeros de bronce iban a detenerlo, sin embargó los cómplices de Docrates se interpusieron en el camino, impidiendo que avanzarán.
Cuando Docrates se perdió de vista, los soldados se marcharon.

—Maldita sea...—murmuro Kagome apretando sus puños—. ¿¡Dónde está el Casco!?—miro a sus compañeros.

( . . . )

Fueron al mirador, dónde se encontraban el casco de la armadura y su Caja Pandora. El pequeño Kiki también se encontraba ahí, cuidandola.

Lo pusieron al día con lo ocurrido, y el ambiente se quedo en total silencio.

—¿Y qué piensan hacer?—se atrevió a preguntar el niño.

—Por supuesto que iremos al coliseo, si Saori muere no me lo perdonaré—dijo Seiya.

—Digo lo mismo—concordo la chica—. Su vida me importa más que este estúpido casco...—se hacerco a Kiki y tomo el casco entre sus manos.

—Bien, ya que todos pensamos lo mismo, vámonos al coliseo—dijo el castaño algo animado.

—Espera—lo detuvo Hyoga—. Tenemos que pensar una alternativa en caso de que...

—Eso qué—interrumpio Seiya—lo voy a conseguir.

—Calmate el tiene razón—dijo Shiryu.

—No podemos ser imprudentes, debemos tomar en cuenta todas las posibilidades—concordo la chica.

—Me pregunto dónde estára el restó de la armadura—dijo Shun.

Nuevamente todo se quedó en silencio, todos tenían la misma duda, ¿Dónde estaba la armadura de Sagitario? Eso era algo que tendrían que apresurarse en descubrír.
Kiki hizo una pequeña mueca y se concentro lo suficiente.

—¿Recuerdas en el valle de la muerte, en esa roca extraña?—le pregunto el niño a Shiryu.

—Claro que sí, la roca en forma de cabeza de león—respondio el azabache.

—¿Ahí se encuentra la armadura?—se atrevió a preguntar Seiya.

—Solo es una intuición...—contesto Kiki.

—Confiemos en el, no tenemos de dónde elegir, además este chico tiene extraños poderes talvez tenga la razón—dijo Shiryu.

El tenía razón, no tenían más opciones y existía la posibilidad de que la Armadura de Oro estuviera ahí. Si resultaba ser verdad, por fin habrían recuperado toda la Cloth de Sagitario.

—Mas vale que tenga razón, porque si no...—dijo el castaño en un tono amenazante.

—¡Basta!—exclamo Hyoga, captando la atención de los demás—Escuchen...—encurvo una sonrisa.

( . . . )

Los caballeros se dividieron, 3 de ellos fueron a salvar a Saori y fueron con el casco en mano. Ellos eran, Seiya, Kagome y Shun.

—Docrates, aquí estoy —dijo Seiya en un tono alto—. ¡Docrates!

Todo estaba a oscuras y en silencio, lo cual no hacía más que dejar tensós a los caballeros de bronce. De repente se escucho el ruido de un vidrio quebrándose, y los reflectores se encendieron casi al instante. Cuando menos se lo esperaron, habían varios soldados frente a ellos.

—Los estaba esperando, ahora denme ese casco—les ordenó el hombre.

—¡No lo hagas Seiya!—pidio la chica de cabellos morados.

—Solo están tres, es una locura, ¿Se puede saber porque no han venido los demás?—dijo Tatsumi con algo de enojó.

—No te entregaremos nada si primero no liberas a nuestros amigos—exigio la amazona.

—Es absurdo, ¿Han olvidado la misión que se les ha confiado? Deben salvar a la humanidad del peligro que se avecina y para eso necesitan la armadura—dijo Saori frunciendo el ceño.

—Claro que no lo hemos olvidado—respondio Seiya—¿Pero cómo pretendemos salvar a la humanidad, si ni siquiera podemos salvar una vida? Jamás arriesgaré la vida de un inocente para alcanzar mis fines, ¡Y mucho menos la tuya!

—Seiya...—murmuro sorprendída.

—Muy conmovedor, pero quiero el casco—dijo Docrates ya irritado.

—Recuerda que esto es un intercambio, no te impacientes tanto—le pidió la chica de cabellos color miel.

—No lo olvidó...—le respondió.

Los soldados sostuvieron a Saori y Tatsumi, y los llevaron al ring de combate. Ya había llegado la hora del tan esperado intercambio.

Seiya entrego el casco y ellos a Saori y Tatsumi, pero cuando menos se lo esperaron el soldado atrapó a la chica de cabellos morados, la cargó en sus brazos y se apresuró a irse con ella.

—¡Saori!—exclamo Kagome.

—¡Socorro!—exclamo Saori.

—¡Tras ellos!—dijo Seiya.

Así los tres Caballeros salieron del ring, para ir detrás del secuestrador de Saori. Pero a mitad de camino fueron detenidos por Docrates. El se reía burlón.

—Ahora que he completado la Armadura, solo me falta llevarme una cosa ¡Tu vida!—señalo a Seiya.

—¿Mi vida?—repitió el castaño.

—¿Te suena el nombre de Cassios? Te enfrentaste a él en Grecia hace mucho tiempo—dijo con seriedad.

—Si lo recuerdo—respondio—. Yo lo derroté, y eso me permitio la armadura sagrada de Pegaso, con la que entré a formar parte de los caballeros del zodiaco.

—Has de saber que Cassios era hermano mío...—revelo Docrates.

—¿Tu hermano?—repitió asombrado—No, no lo sabía.

—Por tu culpa el no pudo convertirse en caballero, y lo que es peor tras ese combate perdió la razón—lo miro con odio—Ahora voy a vengarlo.

Antes de que pudiera hacer algo, fue atacado por la cadena de Andrómeda de Shun.

—¡No tan deprisa!—exclamo—Si Seiya es responsable de la locura de tu hermano, tu lo eres de la muerte del mío, por lo tanto estamos iguales.

—¿Tu hermano? Ah si, Fénix—lo miro con seriedad—No te preocupes, ahora te reuniras con el.

De repente todos los soldados comenzaron a atacar a Shun. El recibió varios golpes, pero luego comenzó a frenarlos habilidosamente.

—No se preocupen por mi, yo me encargaré de los secuaces, Seiya tu encárgate de Docrates—dijo Shun con seriedad.

—Entendido

—Bien, entoces yo iré al rescaté de Saori—dijo la chica comenzando a correr—. Mucha suerte Seiya.

Mientras corría Kagome escucho un gran estruendo, se asustó un poco por eso, pero se hizo la idea de que probablemente era de la pelea de Seiya y Docrates.

—Seiya...—dijo en su mente preocupada.

Quería ir a ayudarlo, pero también debía velar por la seguridad de su amiga. Siguió corriendo hacia arriba, llegando a la zona vip dónde la tenían.
No lo dudo ni un segundo y pateó la puerta, tirandola abajo.

Varios soldados se pusieron a la defensiva al verla. Luego se lanzaron a atacarla. Recibo un par de golpes, pero luego contra atacó con el doble de fuerza. Pronto los soldados del santuario estaban desmayados en el suelo.

Kagome miro con seriedad al hombre que sujetaba a Saori, corrió hasta el para atacarlo de frente, pero cuando menos se lo  espero apareció tras de el y lo atacó.

—¡Las garras de Lobo!—con sus garras le hizo un corte profundo al soldado.

El calló muerto, asustando un poco a Saori, pero luego miro a la amazona con agradecimiento.

—¿Te encuentras bien Saori?—se hacerco a ella y cortó las sogas que la ataban.

—Si, estoy bien—respondio—. Rápido, debes darte prisa y ayudar a Seiya—la miro alterada.

—Lo se muy bien—respondio con seriedad, aunque su mirada transmitía preocupación—Pero primero debo ponerte a salvó.

Paso uno de sus brazo detrás de sus hombros, y a su otro brazo detrás de sus piernas cargándola como si fuera una princesa.
De este modo, salió de la zona vip con rapidez.

—¿Qué hay del Casco? Lo han perdido por mi culpa—dijo Saori desanimada, mientras se sujetaba de la chica.

—No te preocupes—le sonrió con tranquilidad—Todo eso está resuelto.

—¿Eh?—la miro confundida, Llegaron fuera del coliseo y la bajo—Por favor quédate aquí, los demás y yo nos encargaremos del resto.

—Esta bien...—asintio.

La chica la miro por unos segundos, antes de volver a entrar al coliseo para enfrentarse a Docrates.

—Kagome—la llamo Shun cuando vio que la chica ya estaba con ellos—. ¿Cómo está Saori?

—Esta a salvó no se preocupen, ¿Hyoga recuperó el casco?—pregunto.

—Asi es...

Ambos llevaron su mirada hacia su enemigo, está sería una pelea incluso más difícil que la que tuvieron con Ikki.

—Ire yo primero, soy el que tiene más posibilidades de neutralizarlo—pidio el rubio.

—¿Tienes una técnica secreta?—pregunto Seiya, a lo cual el chico asintió.

Avanzó unos pasos y se dispuso a atacarlo. Docrates se estaba preparando para lanzar su técnica, y Hyoga comenzó a trazar las estrellas de su constelación. Empezó a nevar dentro del coliseo, esto debido al Polvo de Diamantes.

—Esta utilizando el polvo de diamantes, no sé si será suficiente contra este mounstro—dijo Seiya.

—Hay que... confiar en las decisiones de Hyoga—dijo la chica, tragando un poco de saliva para bajar sus nervios.

Lanzo su Polvo de Diamantes, de una manera extraña, luego se lanzo hasta el para congelar sus pies. Sin embargo, el hombre comenzó a golpearlo con fuerza en su espalda, haciendo que el rubio comenzará a escupir sangre.

—¡HYOGA!—grito Kagome preocupada.

Docrates siguió golpeándolo con fuerza, pero Hyoga no se rindió en ningún momento, siguió congelando sus piernas y sus propios brazos quedaron congelados.
El rubio comenzó a pararse, y con todas sus fuerzas logró levantar al caballero de Heracles.

—Chicos, ahora—les pidió.

Los caballeros no lo dudaron y comenzaron a utilizar su técnicas especiales.

—¡Dame tu fuerza, Pegaso!—ataco Seiya.

—¡Ataca Cadena de Andrómeda!—exclamo Shun, para dañarlo con su cadena.

—Y este es el golpe de gracia...—murmuro la chica—¡Ráfaga de Garras!—exclamo.

Y así por fin los cuatro lograron vencer a Docrates.

🌸🌸🌸

Perdonen la demora, he estado algo floja 😅