19 - El ataque a la Fundación
「Silver Saints Arc」
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Los jóvenes se encontraban en la mansión de los Kido, y estaban siendo regañados por Tatsumi, el ayudante de Saori.
—¿¡Solo han traído un fragmento de la armadura!?—exclamo molesto—¡Se llevaron 5 y volvieron con uno! Vaya negocio—hablaba directamente con Shiryu—. ¿Qué tienes que decir Shiryu? ¿Y tú Shun? ¡Son una pandilla de Inútiles! ¡Y no me olvidó de ti Seiya! ¡Son unos miserables! —señalo al rubio—¡Tu también Hyoga!
—¡Oye!—reclamo Kagome—. Estuvimos a punto de morir...
—Callate Mocosa, ¡Tu también eres una inútil, buena para nada!—le exclamó Tatsumi—. ¡Los 5 son unos ineptos!
—Tatsumi, te ordenó que te calles—dijo Saori poniéndose de pie.
—Pero señora son unos vagos...—trato de justificarse.
—Si no te callas inmediatamente, puedes hacer tus maletas y abandonar la fundación—amenazo la chica.
—Si...—hizo una reverencia ante ella, luego volvió su vista a los guerreros—Tienen suerte—dijo antes de marcharse de la habitación.
—Estamos todos un poco nerviosos, les ruego que lo perdonen—pidio Saori en un tono calmado.
—Tiene razón...—dijo Seiya, quien mantenía su mirada en el suelo.
—¿Cómo?—dijo sorprendida.
—Hemos fracasado, tenemos la culpa de que a estas alturas solo una parte de la armadura sea nuestra—dijo desanimado.
No era el único, los otros cuatro jóvenes también se sentía avergonzados por esa derrota. Apesar de que dieron todo de sí, volvieron con muy poco en manos.
—Todavia no estamos perdidos, mientras tengamos el casco la armadura no estara completa, es inofensiva...—camino por la habitación, hasta terminar frente a una ventana—pero nuestros enemigos harán hasta lo imposible para robarlo.
—¿Nuestros enemigos?—cuestiono Hyoga—Me gustaría saber quiénes son ellos.
—¿Sospechas de alguien Saori?—pregunto Shiryu.
—Desgraciadamente no...—respondio.
El chico de cabellos largos no dijo nada, simplemente se limitó a mirar sobre su hombro a la otra chica en la habitación. Era casi obvio que ella sabía algo, pero lo que le inquietaba era que no quisiera decirles nada.
La revelación de que la armadura dorada era del hermano de Kagome, no lo dejaba en paz. Ella no negó aquellas palabras de Ikki, pero tampoco se atrevió a tocar el tema.
Kagome estaba perdida en sus pensamientos, no le prestaba mucha atención a la conversación. Solo se limitó a no despegar la vista del casco.
—Estuve a punto de morir en varias ocasiones por esa armadura...—penso—¿Para qué? Jamás le interese al hombre que la portó, y por el sufrí toda mi vida...
—¡La clave de todo está en el Santuario!—dijo Shun, sacando a la muchacha de sus pensamientos.
—El santuario...—murmuro—Hasta que ataron cabos...quizás debí decírselos desde el inicio—dijo en su mente.
—Aprovechare nuestra red de información para averiguar si en este lugar está ocurriendo algo raro, caballeros—dijo la chica de hebras violetas.
—Kagome—llamo la atención Hyoga.
—¿Sí?
—Tu mensionaste haber crecido en el Santuario, ¿Conoces cual es la razón por la que la buscan?—la miro con seriedad.
—En realidad no estoy muy segura...la Armadura ha estado desaparecida por años, de echo esa es en parte la razón por la que entre al torneo...—antes de seguir explicando—. Pero me sorprende que ellos quieran tomarla por la fuerza...
—Bueno, es la armadura de tu hermano, lo extraño sería que no quisieras tenerla—dijo Shiryu, haciendo referencia a lo del torneo.
Todo se quedó en silencio, Saori parecía no entender que ocurria. En cambio, la amazona se había puesto pálida, y maldecia en su mente a Ikki por revelar parte de su secreto.
—Disculpa—dijo Saori—, ¿A qué se refieren con...?
—¿Quien eres tú?—se escucho la voz de Tatsumi—. No, no, no, ¡Uah! ¡Detente! ¡Socorro!
—Shun, protege el casco de la armadura de oro, nosotros iremos a ver qué está ocurriendo—dijo Seiya.
Así todos salieron de la habitación, solo para encontrarse con la escena de Tatsumi levitando por el poder de un pequeño niño.
¡Era Kiki!
Sin poder evitarlo, Seiya rio a carcajadas, mientras Hyoga y Kagome contenían la risa.
—Se dice por favor—regaño el niño en un tono juguetón.
—Miren quien está aquí—dijo la chica con una sonrisa.
—Ya es suficiente, ya está bien de juegos—regaño Shiryu.
—Es culpa suya—se excusó Kiki—. No tienen que tratarme como cualquiera, solo porque "soy un duende"
—No le vendrá mal una lección—animo Seiya.
—He dicho que ya está bien—volvio a regañar Shiryu, como si de un padre se tratase.
—Esta bien, ya lo bajaré—sonrio juguetón antes de dejarlo caer.
—Tatsumi, ¿Siempre tienes que hacerte notar?—regaño Saori, que había venido a ver junto con Shun.
—No fue culpa mía Señorita...—respondio avergonzado.
Al instante, la mansión se llenó con las risas de los jóvenes Caballeros de bronce.
( . . . )
—Bueno, hasta mañana—saludo Seiya desde la puerta—. Espero que está noche no hagas de las tuyas—bromeo, dirigiéndose al pequeño niño.
—No te preocupes, soy un chico muy maduro—lo empujó un poco.
—Si ya lo veo—rio levemente—. Bueno, buenas noches—se despidió antes de ire.
—Buenas noches Seiya—se despidieron los demás.
Saori se marchó a quien sabe dónde, dejando solos a los demás. Todos se quedaron callados, exceptuando Kiki el cual no entendía nada.
—Cuando vas a...—iba a preguntar Hyoga, pero fue interrumpido.
—Ahora no, tenemos de cosas más importantes por las que preocuparnos—evadio rápidamente Kagome.
—¿De qué hablan?—dijo el niño.
—De nada importante Kiki—dijo la chica, soltando un suspiro frustrado—. Iré a darme un baño, Kiki, tu puedes elegir con quién dormirás está noche.
—Eh, sí—asintio repetidas veces.
Kagome se dió la vuelta, y se fue caminando a su habítacion para tratar de relajarse en la tina.
—¿Qué le pasa?—pregunto Kiki.
—No quiere decirnos—respondio Shun algo desanimado—. Deberíamos darle su tiempo, parece ser algo delicado para ella...
—Si, tienes razón—respondio Shiryu.
—Oigan—llamo Kiki y los tres lo miraron—. He notado que Kagome no tiene su máscara, y como todos siguen vivos...
—Kagome dijo que lo dejáramos pasar, después de todo, los 4 vimos su rostro—respondio Hyoga cruzándose de brazos.
—Ya veo...—sonrio de forma pícara—Diganme, ¿Quién de ustedes ya le echo el ojo?
Los tres adolecentes se quedaron callados, no entendieron bien sus palabras, hasta que se detuvieron a pensarlo. En ese momento, los tres estaban muy avergonzados por la pregunta del niño.
—¿Q-qué clase de preguntas son esas Kiki?—tartamudeo Shiryu.
—Kagome solo es mi amiga...—dijo Shun, el cual tenía sus mejillas de un leve tono rosa.
—Jamas me gustaría una chica como ella—dijo Hyoga desviando la mirada, sus mejillas también se habían tornado de un color carmín.
—Umh...—los miro—Bueno, solo les diré que tengan cuidado con su hermano, seguro es muy celoso.
Los tres se sorprendieron y lo miraron con suma seriedad.
—Dinos Kiki, ¿Qué sabes de su hermano?—pregunto Shiryu.
—Pues...uno es un conocido de mi maestro, el otro...
—Espera—detuvo Shun—¿Otro? ¿Tiene más de un hermano?
—Si tiene dos hermanos mayores, solo he llegado a ver uno, del otro solo he escuchado hablar—explico.
—Ya veo, gracias por la información...
( . . . )
Al otro día todo estaba tranquilo, la chica había logrado relajarse. Aunque se sentía algo inquieta en su interior, no le gustaba ocultarle cosas a sus amigos, pero tampoco estaba dispuesta a perderlos.
—Aioros...no quiero por tu culpa perder a los únicos amigos que he hecho...—murmuro.
De repente todo comenzó a temblar, esto la alteró un poco. Salió al balcón de la habitación, solo para ver cómo Docrates y sus secuaces aparecieron.
No lo dudo ni un momento, busco Pandora box y jalo de la cadena, de esta manera libero la Cloth que se encontraba dentro.
Una vez puesta su armadura, saltó desde su balcón hasta aterrizar en el suelo.
—Estan locos, déjenos pasar insectos o si no lo destruiremos todo—amenazo Docrates.
—Antes tendrán que vencernos—dijo Shun, quien preparaba su armadura.
—Jamas se llevarán el casco—dijo Hyoga.
—Tendran que pasar sobre nuestros cadáveres para tomarlo—dijo la chica.
Entre ellos comenzó una pelea, puñetazos y patadas iban de un lado para el otro. Los caballeros de bronce tenían ventaja sobre los secuaces de Docrates, pues los estaban vencidos con facilidad.
Hasta que de repente, un tronco fue lanzado hasta la mansión. Los cuatro voltearon a ver, quedandose sorprendídos de ver al caballero arrancando los árboles de la tierra, para lanzarselos.
Hicieron todo lo que pudieron para tratar de vencerlo, sin embargo, el restia a todos sus ataques.
Y cuando menos se lo esperaron, fueron atacados con su técnica, dejándolos completamente vencidos.
—Ahora saben de lo que soy capaz—dijo en un tono burlón—. Únicamente les salvaré la vida, si entregan el casco de la armadura.
—Espera—hablo Saori, llamando la atención de Docrates.
—Si es la mismísima Saori...—murmuro el hombre caminando hasta ella—. Dame inmediatamente lo que he venido a buscar.
—¿Qué mas te da? Si ya tienes casi toda la armadura—dijo Saori con seriedad.
—Muy graciosa, ¡Dame ese casco!—exclamo molesto.
—No tienes derecho a tenerla, mi abuelo la encontró, ¿Para que la quieres? ¿Quien está detrás de todo esto?—no quitó su expresión sería.
Los cuatro adolecentes se pusieron de pie, presentían que algo malo iba a ocurrir.
—Ya está bien de palabrería, dame el casco o lo vas a lamentar—extendio su gran mano hasta ella para atraparla.
—Docrates, ni se te ocurra tocarla—hablo una voz desconocida.
—¡Seiya!
—Enfretate a mí sí te atreves—dijo el caballero de pegaso.
—¡Seiya!—saori sonrió al verlo.
—Asique tu eres Seiya, el que robó la armadura de Pegaso.
—Yo no robe ninguna armadura, fue la recompensa a mi valor en el combate.
—Demuestrame ese valor Entonces—se preparo para atacarlo—. ¡Por la esfuerza de Heracles!
Seiya esquivo su ataque, aunque se sorprendió de que el fuese tan fuerte.
Ambos trazaron las estrellas de su constelación, preparándose para pelear. Pero el ruido de las patruyas los interrumpió.
Docrates tomó con su gran mano a Saori, de secuestrandola.
—¡Saori!—exclamo Kagome preocupada.
—Si quieren volver a verla con vida, deberán traerme el casco de la armadura de Oro.
Los cinco estaban dispuestos a atacar pero Saori se los impidió.
—Olvidense de mi, la armadura es más importante, de ella depende la paz y la felicidad de la tierra—pidio la chica de cabellos morados.
—Pero...
—Nos veremos pronto, Caballeros de Bronce—rio de forma malévola.
🌸🌸🌸
Volvimos con la historia principal
¿Cuando creen que Kagome les dirá a los caballeros de bronce, que es hermana de Aioros?
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