16 - ¡Resistan Chicos!
Shun y Kagome seguían bajando por el acantilado, buscando a su compañero. La Amazona se sentía una carga, estaba aún herida, y no sabía cuánto más aguantaría, además que solo generaba más peso para el caballero de Andrómeda.
—¡Mira!—exclamo la amazona señalando a un joven que se encontraba en una roca.
—¡Es Seiya...!—dijo emocionado.
Se apresuraron en bajar, para así poder atender a su amigo. Debían darse prisa, así también podrían ayudar a Shiryu, el cual se enfrentaba al Caballero de Dragón negro.
Los sonido de la batalla llegaban hasta abajo. Kagome estaba preocupada, sabía que Shiryu se encontraba en riesgo de muerte, todo a causa de reparar sus armaduras.
—Shiryu...—murmuro y luego soltó un quejido de dolor.
—Quedate Tranquila, lo ayudaremos en un minuto—dijo Shun tratando de que ella entrara en calma.
La chica simplemente soltó un suspiro pesado, tenía razón, debía quedarse tranquila o su herida se abriría más.
Bajo su mirada, hasta encontrarse con su mejor amigo. Su piel se había echo oscura, parecía muerto. Tragó saliva, está situación la mataría de nervios.
—Por favor resistan chicos, los salvaremos, deben resistir...—dijo la amazona en su mente.
Pronto llegaron a dónde se encontraba Seiya. Cuando shun apoyo uno de sus pies en la roca, está se rompió, haciendo que casi calleran. Kagome soltó un pequeño grito por el susto, y se aferró a para no caerse.
—L-lo siento Kagome—se disculpó Shun apenado—. ¿Te encuentras bien?
—S-si...—trato de sonar tranquila—No tienes que preocuparte.
—¡ANDRÓMEDA, LOBO BLANCO!—se escucho una voz desde arriba—. ¡Tengo en mis manos tu cadena, que es la única posibilidad que tienen el caballero de Pegaso y ustedes de salvarse! ¡Despidandese del mundo de los vivos! ¡Voy a cortarla!
Ambos jóvenes sintieron temor por un momento, ¿Iban a Morir? ¿No podían hacer nada para evitar su destino?
Kagome cerro sus ojos con temor, aferrándose a Shun, ocultando su rostro en su hombro. Pero por alguna razón, no paso nada, ¿Estaban a salvó? ¿Cómo es eso posible?
Shun aprovecho esto, y los subió a ambos al lugar donde estaba Seiya. Ella se sentó a un lado, mientras el caballero de Andrómeda revisaba a Seiya.
—Sera qué...—musito—¡Shiryu!—exclamo preocupada.
Al no recibir respuesta, solo lograron imaginarse lo peor. Los labios de la amazona temblaban por la angustia, no podía creerlo, el no podía estar muerto. En su mente, rogaba porque su amigo estuviera vivo.
—¡Andrómeda, Lobo Albino!—se escucho la voz de Shiryu, esto la lleno de esperanza—, ¿¡Qué pasa!? ¿¡Cómo está Seiya!?
—¡Muy grave!—respondio Shun—¡Tengo que subirlo enseguida!
—¡Te ayudaré! ¡Espera!
—Vamos Kagome—dijo ahora mirando a la chica.
—No—respondio con firmeza—. Shun, es muy arriesgado. Llevarme a mi y a Seiya juntos es casi imposible, debes llevar solo uno.
—¿Qué?—la miro sorprendído—. No pude ser verdad, debe haber una forma de llevarlos a ambos.
—No, no la hay—lo miro con seriedad y luego ablandó su expresión—. Lleva a Seiya arriba, el es que está más herido en estos momentos. Yo me quedaré aquí.
—Pero...—se callo al sentir los labios de la chica en su mejilla.
—Estare bien—le sonrio—. Anda lleva a Seiya a la sima y salvalo.
Shun la miro con duda, pero no le quedó de otra que acepta y subir a Seiya en su espalda. La chica con la poca fuerza que le quedaba, se hacerco al Caballero de Pegaso y plantó un suave beso en su frente.
—Por favor Seiya, tienes que despertar—le susurro, antes de ver cómo los dos subían.
Kagome se sentó y posó su mano en su abdomen. Le dolía, pero su preocupación por su amigo era mucho más grande. Por eso, debía aguantar, cuando el estuviera bien partiría al otro mundo.
—Debo respirar con calma, así dejará de dolerme—se ánimo así misma.
Cerro sus ojos y respiro con calma, poco a poco, sentía como las fuerzas se iban de su cuerpo. Su sangre se seguía exparsiendo por el suelo.
—Supongo que este es mi final...—solto un suspiro.
—¡Kagome!—escucho una voz masculina en su cabeza.
—¿E-eh? ¿Quien dijo eso?
—No me digas que no has aprendido nada de lo que te he enseñado todos estos años—regaño esa voz.
—¿Aioria?—abrio sus ojos con algo de debilidad—¿Hasta en mis últimos momentos me vas a regañar?
—No vuelvas decir ni pensar eso—dijo algo enojado—. ¿No recuerdas acaso? Puedes curarte por tu cuenta
—¿Puedo hacer eso?
—No estoy del todo seguro, pero esta es tu última oportunidad...si estuviera ahí podría salvarte, pero esto depende de ti—dijo con duda—. Ahora, escúchame bien. Debes centrar tus cosmos en tus heridas y así podrás salvarte y reunirte con tus amigos.
—Centrar mi cosmos...en mi herida—cerro sus ojos y hizo lo que su hermano le pidió telepáticamente.
Su sangre se cortó, abrió nuevamente sus ojos y noto como su herida se cerraba. Sus labios se abrieron con sorpresa. ¡Estaba sanando!
—H-hermano, ¡Lo logré!—dijo en su mente con alegría, pero no recibió respuesta.
( . . . )
Por otro lado, en Grecia, un joven de cabello castaño miraba el cielo con algo de angustia.
—Hermana, no se en que te has metido, solo espero que estés bien...—murmuro mirando el cielo.
Bajo la mirada y soltó un suspiro pesado, luego frunció el ceño y apretó su puño. Nuevamente llevo su mirada al cielo.
—Y cuando regreses...¡Estarás castigada por el resto de tu vida, señorita!—dijo con molestia.
( . . . )
La amazona soltó un pequeño estornudo, el cual tapó con sus manos.
—Siento que alguien hablo mal de mí...—se dijo así misma.
Sintió una presencia de cosmos. Se puso de pie y miro hacia arriba, ¿Estarán en peligro? No, era un cosmos que se le hacía familiar.
De pronto noto un destello y vio a un joven bajando hacia donde estaba ella. Retrocedió unos pasos, dejando que el se posicionara sobre la roca.
—P-pero si eres...—lo miro sorprendída.
—Kagome—le dedico una sonrisa.
¡Era Seiya! ¡Ya se encontraba bien!
La chica no pudo evitar sonreír por la alegría. Antes de que pudiera decir algo, el chico ya la había acorralado entre sus brazos con cariño.
—S-seiya...me vas a abrir la herida—sonrio nerviosa.
—Lo siento—se separó para verla—. Vamos, nuestros amigos nos necesitan.
La chica asintió. El Caballero de Pegaso, posiciono su mano detrás de sus hombros y su otra mano la paso por sus piernas, cargándola en estilo nupsial. Kagome pasó sus brazos tras el cuello del Pegaso, dejando que el la cargará. Así ambos subieron a la sima.
( . . . )
Pronto llegaron dónde sus amigos se enfrentaban a Ikki. Seiya no espero ya para atacar con su Meteoro de Pegaso.
—Ustedes dos, ¿Siguen vivos?—dijo Ikki sorprendído.
—Si y hemos venido a derrotarte Ikki—dijo Seiya con seriedad.
Kagome detuvo a Seiya, poniendo su mano frente a el.
—Seiya, quédate atrás, yo peleare primero con el—dijo con seriedad—. Tengo asuntos que resolver con este maldito.
—Pero Kagome...
—Si ambos peleamos el nos derrotará y se apoderara de la Armadura—dijo sin desvíar su mirada del Fénix—. Hazme caso, así lograremos vencer.
—Esta bien, confiaré en tus desiciones—respondio Seiya, para luego retroceder.
—Te muestras muy confiada para ser solamente una simple amazona—dijo Ikki.
—No me subestimes solo por ser mujer Ikki, eso ya es muy anticuado—sonrio frunciendo el ceño.
—Bien, entonces dame tu mejor golpe, Kagome—sonrio algo competitivo.
🌸🌸🌸
Me desaparecí, está vez no tengo excusas :'>
Perooo—
Ahora estoy de vacaciones, asique voy a subir capítulos seguidos, prepárense para ver el final del arco del Caballero de Fénix.
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