10 - ¡Se llevó la Armadura!
Los caballeros observaban a Ikki desde la arena. Ninguno, estaba tan sorprendido como Kagome. Ella sabia.que conseguir la armadura del fénix era casi imposible para cualquiera que fuera a buscarla.
—No es posible, no puedo creer lo que estás diciendo—dijo el peliverde sorprendido—. Eres mi hermano, Ikki estas vivo has conseguido sobrevivir.
El chico de hebras azules, simplemente se quedó callado. Para luego, atacar sin piedad alguna, a su hermano menor. Está acción sorprendió a todos los guerreros.
—Shun, veo que no has cambiado nada—el caballero lo miro con odio—. Sigues tan llorón como siempre, ¡Estoy arto de tus lágrimas! ¡Serás el primero en morir! ¡Prepárate!—dio un potente salto, y volvió a atacar al caballero de Andrómeda.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué me estás atacando?—pregunto Shun.
—No tengo porque darle explicaciones, a un traidor—respondio Ikki.
Fénix, iba a atacarlo nuevamente, pero fue detenido por Jabu.
—Espera un momento, soy yo el que debe enfrentarse a él no tu—dijo con algo de enojo—. ¡Respeta las leyes de los caballeros! ¡Vete de aquí!—trato de sacarlo de la arena, pero el peliazul movió su puño y el "esquivó"—. No te será tan fácil acabar conmigo. Dejaré a Andrómeda para después, primero me encargaré de ti.
De repente, la protección de su hombro se rompió, y empezó a brotar sangre de esa sección. El caballero de unicornio, inexplicablemente cayó al suelo.
—¿Qué fue lo que hizo?—cuestiono la única chica entre los caballeros—. Ni siquiera pude detectar su ataque.
—Es demasiado rápido...—fue lo único que pudo pronunciar Shiryu.
—¿Se habrá movido a la velocidad de la luz?—murmuro para si misma—. No eso es imposible. Aunque sobrevivió a la isla de la muerte, si no recibes el entrenamiento de los caballeros dorados, no puedes alcanzar ese nivel de velocidad.
—¿Quien será mi próximo oponente? ¿Acaso seras tu Seiya?—dijo el mayor de todos los caballeros.
Kagome no quería admitirlo, pero ese hombre había logrado intimidarla. A pesar de haber sido entrenada por el caballero más veloz, no era capaz de compararse a su hermano. Incluso si sus cosmos eran similares.
—¿Quien será esa chica que está junto con ellos? Nunca la Vi en el orfanato, ¿Sera una de los muchos hijos del maldito de Mitsumasa?—penso el fénix.
—Seis años en la isla de la muerte— Kagome frunció ligeramente el ceño—. A de ser mucho más fuerte que ustedes dos juntos—miro a Shiryu y Seiya con seriedad.
—Kagome quédate atrás—el castaño tomo su brazo de forma protectora—. No permitiré que te haga daño, siendo que no tienes armadura.
—Eso ni lo pienses—respondio con molestia la fémina, apreciaba su preocupación pero este no era el momento para eso—. Lo siento Aioria, parece que mi visita a Japón se alargará más de lo planeado. Solo espero que no te preocupes mucho por mi.
—Caballero, estás cometiendo un error—Nachi avanzó hacia el con un paso solemne—. Tu no debes pelear con ningúno de ellos, tu debes pelar contra mi—la armadura se colocó en su cuerpo al instante.
—Espera no te confies, el es muy fuerte—advirtio Seiya.
—Tonterías, no es diferente a nosotros—respondio Nachi.
—Ojala, te rompan la nariz por impulsivo—mensiono con molestia la de hebras miel, ganándose una mirada de desaprobación por parte de Shiryu—. ¿Qué?
—No tienes el derecho de criticar a alguien por ser impulsivo, Kagome—Shiryu se cruzó de brazos aún con reproche.
—Palabras más sabías, jamás pronunciadas—admitio la amazona encogiéndose de hombros. Tras eso dirigió su mirada a la batalla del Fénix y el lobo.
—Detengan esto—dijo el fénix—. Yo no he venido para participar en estos estúpidos combates, solo vine para completar mi venganza.
—Me parece que hablas mucho, para lo poco que haces—miro con arrogancia su oponente.
—Pobre tonto—murmuro Ikki levantando su puño.
Nadie supo que pasó, solo contemplaron como el oponente del Fénix caía derrotado al suelo.
—Lo inmovilizo por completo—dijo Seiya perplejo.
—El poder es monstruoso—comento Kagome sorprendida.
—Solo he matado su alma—dijo el peliazul como si nada.
La joven de orbes verdes, se quedó impactada, tan poderoso resultó ser este misterioso caballero.
—¿Quien de ustedes se enfrentara a mi? Será Seiya, Hyoga, Shiryu o quizás esa misteriosa chica a su lado—miro a los jóvenes caballeros—. No importa, ninguno de ustedes es rival para mí.
Desde la distancia, les lanzó puñetazos y uno por uno cayo al suelo. Kagome, apenas si puedo reaccionar al golpe. En este momento,cse estaba arrepintiendo de no seguir las órdenes del patriarca, y entrenar para suceder a Aioros si encontraban a su armadura. Pero en cambio, decidió simplemente ser una amazona de bronce común y corriente.
—Maestro Ikki, detenganse—hablo una voz cerca de las armaduras—. Dejé que nosotros nos encarguemos de ellos.
—¿Soy yo, o estoy viendo clones?—dijo Kagome, mirando a los caballeros de armadura negra.
—Son caballeros que luchan por si mismos, por eso utilizan armaduras negras. Ellos son renegados de Athena—explico el rubio.
Los caballeros negros, aparecieron detrás de ellos. En ese momento, les explicaron que mientras ellos luchaban, estos los observaban y estudiaban sus técnicas.
—Antes de irnos, nos llevaremos un pequeño recuerdo—dijo Ikki.
—¿Un recuerdo?—repitio Seiya.
Los guerreros se dieron cuenta, de que varios caballeros negros, rodearon la armadura dorada. La luz del estadio se había apagado, y una potente luz surgió de la caja dorada. La cloth se libero sorprendiendo a todos. Algo malo iba a pasar, ese era el presentimiento que tenían la señorita Kido y la única amazona.
La armadura se elevó, las intenciones del caballero de fénix eran claras como la luz.
Se habían llevado la armadura de sagitario, era como si un balde de agua fría les hubiera caído encima.
—Hermano—hablo Ikki—. Hoy no te mataré, ni a los otros, de momento les perdonó la vida—dijo antes de marcharse.
—¡Espera!—exclamo Seiya.
En ese momento, la caja donde estába guardada la cloth, cayó al suelo vacía. Kagome, sin poder soportarlo salió corriendo tras el caballero de Fénix.
—¡Espara!—exigió la chica deteniendolo—. Será mejor que devuelvas la armadura dorada, ahora mismo.
—¿Quién se supone que eres?—pregunto el peliazul mirándola de reojo con seriedad.
—Yo soy Kagome, Kagome de lobo albino—respondio con un semblante serio—. Cómo ya te dije, más te vale devolver en este instante la armadura de sagitario.
—¿Qué te hace creer que le haré caso a una simple mujer?
—¡Dame la armadura!—ignoro las palabras del chico—. ¡No permitiré que te la lleves!
—El caballero más fuerte merece está armadura, entre tu y yo está más que claro quien es el más poderoso.
—Incluso si es asi...—dijo la chica apretando sus puños—¡No dejaré que te lleves la armadura de mi hermano!
—¿Tu hermano dices?—volteo a verla—. Así que...el anterior portador de esta armadura, era tu hermano...—cerro sus ojos con seriedad—. Así que, no es hija de Mitsumasa—penso—. No me importa. La armadura ahora es mía, me vale de quién fue antes.
Kagome apreto sus dientes con fuerza. Estaba furiosa, eso sería una desventaja para ella, y un beneficio para Ikki.
—¡Maldito seas!—se lanzo a atacar al caballero de Fénix.
Los puñetazos de Kagome, fueron esquivados con facilidad por Ikki. El chico no tenía razón para matarla, pues el se había decidido a acabar, con todo lo que proviniera de Mitsumasa Kido. Lo más Seguro era que la chica, haya nacido y haya sido criada en el Santuario.
Lugar, al que el creador de la fundación Grad, jamás sería capaz de visitar. Ya que solo le permiten la entrada a los caballeros.
Aún así, ella estaba en el torneo galáctico y se estaba entrometiendo en sus planes, por lo que debía eliminarla. Le pesara al que le pesara.
—Que patética—simplente levantó su puño, y la chica fue impulsada hacía atrás. Haciendo que se estrellara contra el suelo.
—Tsk, con o sin armadura debo ganarle—dijo poniendose en pie.
Pero el caballero apareció de repente, ante ella. La tomo del cuello con una sola mano, y empezó a ahorcarla. La chica, puso sus manos sobre la suya. El caballero estaba dispuesto a matarla, pero, al momento de ver los ojos verdes de la fémina, recordó a alguien especial para el. Decidió no matarla, pero solo le susurro algo al oído.
—Si vuelves a entrometerte, no dudaré en matarte.
La lanzó con fuerza lejos de él. La pelimiel rodó por el suelo, su ropa se estaba rasgando y brotaba sangre de algunas partes de su cuerpo. Cuando por fin paro de rodar, apoyo sus manos en el suelo, observó como las gotas de sangre caían al suelo y se disolvían.
—¡Maldición!—exclamo furiosa, golpeando su puño contra el suelo—. Debo recuperar la armadura, cueste lo que cueste—lleva su mirada al ciell—. Aioria lo lamento, pero debo hacer esto...no volveré a Grecia, sin la armadura de nuestro hermano.
🌸🌸🌸🌸
Ya empezamos con lo emocionante, sisisi
Seguramente me demore en hacer el próximo capítulo. Debo ver de nuevo los capítulos, para poder escribir los siguientes capítulos.
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