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1 - Amigos de la Infancia

Galaxian Wars Arc

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- 13 AÑOS DESPUÉS -

Era una mañana tranquila en el santuario, claro con la excepción de que este sería un día muy importante para un joven. Ese día competiría para conseguir la armadura de Pegaso, estaba algo nervioso pero no lo demostraba.

—Seiya hoy es el día más importante de toda tu estadía en el santuario—dijo con seriedad una mujer—. Asique espero que tú entranamiento de frutos.

—Por supuesto que sí Marin—respondió el chico castaño—. Ya verás que lo conseguiré... aunque...—hizo una pausa— Quisiera que Kagome estuviera aquí, ella seguramente sería la más eufórica en las estradas.

—Seiya, sabes muy bien que Kagome al igual que tú está compitiendo por su armadura—dijo la mujer alejándose un poco de el—. Solo de que ella tuvo que irse a otro lugar para concegirla...

—Al bosque abeto, eso está muy lejos—suspiro con pesadez—. Si no me equivoco, una de las pruebas era sobrevivir sin ayuda de nadie...

—Se que has de estar preocupado por ella, pero métete esto en la cabeza...—giro sobre su eje, quedando justo delante de él—Kagome es muy fuerte y persistente, no volverá sin la armadura—dijo la mujer con algo de seriedad.

—Tienes razón—respondio encurvando una pequeña sonrisa—. Gracias Marín, prometo que me esforzaré.

—Asi se habla—felicito la mujer de nombre Marín—. Será mejor que te des prisa tu combate está por empezar—tras estás palabras salió de la cabaña del castaño.

—Si...—dijo antes de soltar un suspiro pesado—. Kagome...¿Por qué siempre que hablo o pienso en tí, mi corazón late rápidamente? ¿Qué es lo qué me has hecho? ¿Qué es esta sensación en mi estómago, cuando me abrazas?—se pregunto así mismo mientras miraba a la nada—. ¿Acaso sera verdad? Y si como dicen las malas lenguas...¿Estoy enamorado de tí? Pero si eres mi mejor amiga...

Seiya estaba muy confundido, respecto a lo que sentía verdaderamente por su amiga. Ella siempre había estado a su lado aún que, ahora no lo estaba. Todavía recordaba el momento en el que se conocieron, en ese entonces el tenía siete años cuando llegó a Grecia y conoció a la chica, la cual tenía ocho años.

- 6 AÑOS ATRÁS -

El santuario estaba en completo silencio, las gotas de rocío eran las únicas que hacían un relajante sonido. De repente un fuerte grito se sintió desde la quinta casa zodiacal. Esto alerto un poco a los demás caballeros, incluso los que estaban cerca de dicha casa salieron a ver.

—Ah, falsa alarma—dijo el propietario de la sexta casa, volviendo para a dentro.

—Uno ya no puede dormír en paz—se quejo el caballero de la cuarta casa, soltando un bostezo y regresando a dentro.

¿Qué era lo que había ocurrido? Fácil, la travesura de una pequeña niña de ocho años.

—¡Kagome!—se escucho la voz de un chico desde la quinta casa—¡Cuando te atrapé estarás más que castigada!

—¿De qué se queja?—murmuro una niña mientras corría lejos de los templos—. Solo fue un poco de maquillaje en la cara, es un exagerado.

Esa pequeña niña era Kagome, una aspirante a Caballero de Athena que a su corta edad tenía un peculiar gusto por hacer bromas. No importaba el rango o posición, cinco de los caballeros que defendían las doce casas, fueron víctimas de sus bromas. Claro que tenía sus límites, jamás pasaba de la casa de Leo por lo que no conocia al resto de la orden dorada. Mucho menos al Gran Patriarca, al que era mejor NO molestar.

Apesar de su personalidad alegre y extrovertida, Kagome no tenía ningún amigo. Era solo ella. Esto se debía a una sola cosa, una que a ella le desagradaba.

( . . . )

Ella se dirigía al Coliseo dónde entrenaban los caballeros, debía darse prisa o su maestra la regañaría. Mientras corría, se chocó con algunas amazonas que pasaban por allí.

—Maldita niña, fíjate por dónde...—hizo una pausa, barriendo con la mirada a la pequeña—. Vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí...

—S-shaina lo lamento, no ví por dónde iba—baja la mirada nerviosa—. Estoy buscando a Marín para entrenar, ¿Sabes dónde está?

—¿Qué te hace que te lo voy a decir?—pregunto burlona—. Mejor ve y entrena con tu hermano caballero dorado, ¿O es que te da vergüenza?

—S-shaina, yo solo quiero ir con Marín...

—O es que...No te gusta estar con el para que no te asocien con tu hermano traidor—la empuja haciendo que caiga al suelo—. No deberían permitir que seas caballero, ya veo que tú o tu hermano, terminan traicionando a Athena y al Santuario.

—¡Jamás traicionaria a Athena!—fruncio el ceño.

—Eso dices ahora, mocosa...—levanto su palma dispuesta a darle una cachetada.

—¡Déjala!—se escucho la voz de un niño.

Kagome observó al chico sorprendida. Nunca lo había visto antes, ¿Será que es nuevo en el Santuario?

—No te metas en esto extranjero, alguien como tú tampoco debe estar en el santuario—gruño la peliverde.

—Shaina—hablo otra voz—. Ya te he dicho que con mis alumnos no te meta, que no se vuelva a repetir.

—Tsk...—se dió media vuelta y se fue, dejando a la niña con el castaño y la pelirroja.

Kagome dirigió su mirada hacia ellos con algo de nervios pero a su vez pena. Se sentía avergonzada por no ser capaz de defenderse por si misma.

—¿Estas bien...?—le pregunto el niño a Kagome extendiendo su mano.

—Si muchas gracias...—toma su mano y se puso de pie—Emm...

—Seiya—sonrie alegre—. Me llamo Seiya, ¿Tu cómo te llamas?

—Kagome, mi nombre es Kagome—le devuelve la sonrisa.

La amazona los observó atentamente, esperaba que con la ayuda de la niña Seiya pudiera adaptarse mejor al entrenamiento que le esperaba.

—Seiya—pone su mano en la cabeza de la niña—. Ella es Hermana de un buen amigo mío, también es una alumna mía por lo que  entrenaran juntos.

Ambos se miraron con sorpresa, ambos pensaron que entrenarían en solitario y no con

—Haber si puedes aguantarme—rio levemente la niña.

—Una niña tan linda no debe ser difícil de aguantar—dijo Seiya rascando su nuca.

—Q-que buen chiste—rio la niña—. Bueno será un placer entrenar juntos.

—Lo mismo digo—sonrio.

Luego de eso ambos chicos se tomaron de las manos, así ambos fueron a entrenar junto con Marin. Así paso el tiempo y ambos se hicieron Mejores amigos. Kagome fue la única amiga que hizo en el santuario, y la única que le alegro el entrenamiento en el santuario.

Le había contado todo, quienes eran sus amigos, su hermana y lo que planeaba hacer una vez consiguiera la armadura de Pegaso.

- ACTUALIDAD -

—Kagome...espero que tu también consigas tu armadura, quiero verte antes de irme—suspiro con pesadez.

En otro lado, una chica de cabellos color miel luchaba contra unos hombres y algunas mujeres. En cuestión de tiempo, dejo a todos tirados en el suelo. No se podía ver expresión alguna en ella, esto se debía a qué una máscara de metal cubría su rostro.

—Felicidades, has completado la prueba—hablo un anciano—. Kagome de Lobo blanco...

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