Preludio II: Los siete reinos
Otya se convierte en la dueña del cementerio a través de su relación con Ikh, la personificación de la muerte. Según la leyenda, Otya fue la única capaz de domesticar a Ikh y controlar el paso de los muertos.
Mientras que Ikh tiene el deber de llevar a los espíritus de los vivos al más allá, Otya tiene el poder de guiarlos y cuidar de ellos en el cementerio, asegurándose de que su tránsito sea adecuado y manteniendo el equilibrio entre el mundo de los vivos y los muertos.
Otya fue capaz de robar los secretos de la muerte a través de su valentía e inteligencia.
En esta historia, después de vencer a Ikh o, en otras versiones, de formar una alianza con él, Otya obtuvo el poder sobre los cementerios, haciendo de estos su dominio. Aunque no tiene la capacidad de causar la muerte como Ikh, sí gobierna el lugar donde los muertos descansan y controla los espíritus que allí habitan.
Esto la convierte en la mediadora entre el mundo de los vivos y los muertos, asegurando que los ancestros sean respetados y los rituales funerarios sean correctamente realizados.
Otya es una de las deidades más poderosas en la religión Yorubís, especialmente venerada en Madtanzass. Coronada como la séptima reina, escogió a su territorio y los bendijo con la puerta del más allá. Es la olorhun de los vientos, las tormentas, los truenos y los cambios. Su energía está relacionada con la fuerza de la naturaleza, especialmente con los huracanes y los tornados, que representan su capacidad de transformación y cambio.
Elehp es el mensajero entre los humanos y los demás Olorhun.
Como tal, lleva las ofrendas y los ruegos de los devotos hacia los dioses, y retorna con respuestas o bendiciones. Es crucial que se le trate con respeto, ya que puede influir en cómo los otros Olorhun responden.
Elehp fue el primer Olorhun creado por Olodumer y el sexto rey en poder elegir un territorio, escoge la región Pynar del Monte.
Se dice que cuando Olodumer creó el mundo, necesitaba una entidad que pudiera asegurarse de que todo funcionara correctamente y de que los mensajes entre los dioses y los humanos fluyeran sin interrupciones. Debido a su inteligencia, rapidez y capacidad de adaptarse, Elehp fue elegido para ser el encargado de esta tarea.
Olodumer le confió las llaves del destino.
En una de las historias más emblemáticas, se cuenta que Olodumer le dio a Elehp el poder sobre las llaves de los caminos, con lo cual bendice a su pueblo. Estas llaves simbolizan no solo la habilidad de abrir y cerrar caminos físicos, sino también de controlar el destino de cada ser humano. Desde entonces, Elehp es invocado cada vez que se requiere guía, protección o éxito en cualquier aspecto de la vida.
Og es uno de los olorhun más poderosos y reverenciados en la religión yorubís, es el quinto rey en poder escoger un territorio, se asentó en Camagör bendiciendo a sus habitantes como los mejores armeros y herreros de todo Ozhun. Es el olorhun del hierro, la guerra, el trabajo y la tecnología, y se le asocia principalmente con la fuerza, la labor manual, la agricultura, y las herramientas. También es un olorhun guerrero, lo que significa que tiene un carácter fuerte, protector y a veces implacable.
Og es quién gobierna sobre todos los objetos hechos de metal, incluyendo armas, herramientas y maquinaria. En las creencias yorubís, es él quien enseñó a los humanos a trabajar con metales.
Og tiene una gran relevancia.
Es invocado para ayudar en momentos de conflicto o cuando se necesitan herramientas para avanzar en la vida, ya sea en el ámbito físico o espiritual.
Shanhó, es el Olorhun del trueno, el rayo, el fuego, la guerra, la danza, la virilidad y los tambores. También es una deidad relacionada con la justicia y el liderazgo, lo que lo convierte en un protector de los guerreros y gobernantes.
Los principales símbolos de Shanhó son el hacha de doble filo, que representa su dominio sobre el trueno y el ravo, y los tambores, instrumentos que evocan su energía. Está asociado con el fuego y el rayo, y tiene el poder de controlar las tormentas, dirigir el trueno y castigar a quienes cometen injusticias.
En la mitología Yorubís, Shanhó fue un rey histórico que gobernó la ciudad de La Habeina. Se le conoce como el cuarto rey de Ozhun, y fue un monarca temido y admirado por sus hazañas militares, su fuerza, y su gran magnetismo personal. La vida de Shanhó está marcada por su relación con las mujeres, destacando especialmente su relación con Otya y Oshün, quienes lo acompañaron y ayudaron en diversas situaciones.
Según la tradición, Shanhó fue un rey muy poderoso, pero también impulsivo y temperamental. Un mito importante sobre su vida cuenta que Shanhó descubrió cómo invocar y manipular el trueno y el rayo.
Al principio, usaba este poder para impresionar y aterrorizar a sus enemigos. Sin embargo, en un momento de furia descontrolada, lanzó un rayo tan potente que destruyó parte de su propio palacio y causó la muerte de muchas personas, incluidas su familia y seguidores.
Devastado por lo que había hecho, Sanhó huyó de La Habeina y, según el mito, se colgó de un árbol, suicidándose por la culpa.
Sin embargo, sus seguidores se negaron a creer que un rey tan poderoso pudiera morir de esa manera. Tras su muerte, comenzaron a ocurrir tormentas y truenos en los momentos en que su nombre era invocado, lo que llevó a su deificación.
Los yorubís entendieron estas señales como una indicación de que Shanhó había trascendido a la divinidad y se había convertido en un olorhun del trueno y el rayo.
Jemanjah es la madre primordial en el panteón yorubís, vinculada al origen de la vida, ya que todas las aguas son fuente de vida, tanto biológica como espiritual. Su nombre proviene de una frase en yorubís que significa "Madre cuyos hijos son peces," simbolizando su rol como madre universal que cuida y protege a sus hijos, tal como el agua sostiene y da vida a todos los seres.
De Reina de la Tierra a Reina del Mar
Según la mitología yorubís, Jemanjah era originalmente una reina en la Tierra, esposa del rey Gan. Era la deidad de las aguas dulces, como ríos y lagos, pero su dominio se extendía más allá del agua. A medida que su historia avanza, hay un mito que explica cómo se convirtió en la reina del océano.
Una versión del mito dice que Jemanjah, en un momento de angustia, rompió su vientre, del cual surgieron todos los demás Olorhun y los océanos. De esta manera, las aguas del océano también pasaron a ser su dominio.
Otra versión sugiere que Jemanjah fue violada por su propio hijo, Gan.
En su desesperación, huyó a lo más profundo del océano para escapar de este acto y del dolor que le causó. Allí, se transformó en la diosa de los mares. Como resultado, Jemanjah se convierte en la deidad de las aguas saladas, abrazando el mar como su nuevo hogar y dominio, donde desde entonces reina sobre todas las aguas.
Coronada como la tercera reina tomó posesión del territorio de Santhos, bendijo a sus habitantes con habilidades de los animales marinos y como los mejores pescadores de todo Ozhun.
Oshün es la olorhun (divinidad) del amor, la fertilidad, los ríos y el agua dulce, la sensualidad, la feminidad, la belleza, y la abundancia. Se le asocia con todo lo que es dulce, hermoso y armonioso en la vida. Es una figura maternal que simboliza la creatividad, el bienestar y la prosperidad, y también puede traer fortuna y buena suerte a aquellos que le rinden culto.
Oshün es la segunda reina, tomó el Río Caüto y bendijo sus aguas haciendo que sean bebibles y dulces para cualquier criatura. En sus aguas viven las sirenas. Está íntimamente ligada a los cuerpos de agua dulce, como los ríos, lagos y manantiales.
En muchas ceremonias se invoca su poder en estos lugares sagrados, y es común que sus devotos le ofrezcan miel, flores y espejos en las aguas.
En la mitología yorubís, Oshün no siempre fue la diosa del amor en un principio.
Se cuenta que originalmente, cuando el dios supremo Olodumer envió a los Olorhun a la Tierra para crear y mantener el orden, Oshün fue una de las pocas Olorhun femeninas en ese grupo. Sin embargo, los Olorhun masculinos la ignoraron y no tomaron en cuenta su contribución, lo que provocó que todo el proyecto de la creación fracasara.
Oshün, indignada por este desaire, desató el caos y la sequía en la Tierra.
Como resultado, los demás Olorhun acudieron a ella para pedirle perdón y su ayuda. Oshün intervino, trayendo de vuelta el equilibrio, el agua dulce y bebible y la vida al mundo, demostrando que sin su poder, el universo no podía prosperar. Esta intervención mostró que el amor, la dulzura y la belleza que Oshün encarna son esenciales para la vida y el orden en el cosmos.
En otra versión de la historia, se dice que Oshün fue quien llevó el poder del amor y la dulzura a la humanidad al rociar miel en los labios de los Olorhun masculinos que estaban luchando por poder. Gracias a su intervención, el conflicto cesó, y los Olorhun comenzaron a trabajar juntos en armonía. Desde entonces, se le otorgó el dominio sobre el amor, el placer y la atracción.
Aggay es una figura importante dentro de la religión yorubís. Es uno de los olorhun, los espíritus o deidades adoradas en la religión, y se asocia con el poder, la fuerza y la protección.
Aggay es el olorhun de la tierra, el fuego y los volcanes. Al Primer rey que se le concedió escoger territorio y decidió asentarse en Gontánamos, donde los desiertos y las tierras hostiles albergan criaturas feroces, místicas y temerarias. Es considerado el olorhun de las fuerzas destructivas y de la energía intensa de la naturaleza, siendo su poder un símbolo en su forma más cruda y peligrosa. Su energía puede traer la destrucción, pero también la creación, dado que de los volcanes surge tierra fértil tras sus erupciones.
Su principal símbolo es el bastón o cayado, que representa su conexión con la tierra y el poder de dominar los elementos. También se le asocia con objetos como piedras volcánicas, troncos de árboles grandes y antorchas.
En la mitología yorubís, Aggay no fue siempre el olorhun de los volcanes, sino que adquirió este poder por su naturaleza intrínsecamente poderosa. Las leyendas cuentan que Aggay representa la tierra en su forma más cruda y su furia incandescente.
Los volcanes, que simbolizan la fuerza destructiva que puede desatarse de repente, son una extensión de su control sobre el fuego y la tierra. Se dice que él personifica el equilibrio entre la creación y la destrucción, y que fue durante un gran conflicto cósmico en el que Aggay, para proteger a la humanidad y a los demás olorhun, desató la energía de los volcanes para sofocar una gran amenaza.
En otras versiones, se dice que, al ser hijo del olorhun del mar, y heredado la energía de las profundidades de la tierra, Aggay se convirtió en el único capaz de controlar el poder del magma y las erupciones volcánicas.
Su control sobre los volcanes es una manifestación de su capacidad para manejar fuerzas que, de lo contrario, serían incontrolables.
Ozyn es una deidad en la religión Yorubís.
Es el Olorhun o espíritu que gobierna sobre las plantas, hierbas medicinales, los secretos de la naturaleza, y la medicina herbolaria. Su culto se centra en el conocimiento profundo de las propiedades curativas y místicas de las plantas, lo que lo convierte en una de las deidades más veneradas, se encuentra viviendo en el centro de La Isla Independiente junto a Orun.
El atributo principal de Ozyn es su "garabato", un bastón o palo largo hecho de ramas y enredaderas, al que se le amarran plumas, semillas y otras plantas medicinales. También se le asocia con amuletos y bolsas de hierbas que contienen su poder.
Un día, los demás Olorhun, liderados por Oggatal, decidieron que este conocimiento no debía estar en manos de una sola deidad. Así, intentaron arrebatarle sus secretos. Sin embargo, Ozyn era muy astuto. Colocó sus secretos en un pequeño cuerno de venado y lo colgó en lo alto de un árbol donde los demás Olorhun no podían alcanzarlo. Cuando los vientos soplaron (gracias a Otya, la diosa del viento y las tormentas), el cuerno cayó al suelo y se rompió, esparciendo todos los secretos de las hierbas por toda la tierra.
A pesar de esto, ningún otro Olorhun fue capaz de entender completamente el poder de las plantas. Solo Ozyn tenía la sabiduría para dominar y utilizar estos secretos. Por ello, aunque los conocimientos se esparcieron, solo él siguió siendo el guardián de cómo realmente usar las plantas.
Glosario:
Ikh: representa la muerte desde una forma concreta, es esa figura que se conoce como el esqueleto óseo con su capa negra.
Madtanzass: Región de Ozhun habitada por las guerreras de los vientos y las tormentas.
Pynar del Monte: El Reino de los Caminos y el destino.
Camagör: Reino de los guerreros y brujos poderosos.
La Habeina: Reino del Trueno, Rayo y la Oscuridad.
Rey Gan: Es uno de los primeros hombres creados, el más hermoso de la creación.
Santhos: Reino del mar y aguas dulces.
Río Caüto: El único río de agua bebible de todo el territorio.
Aggay: "El que cubre el desierto con su voz".
Gontánamos: Tierras hostiles.
Ozyn: Es quien rige la naturaleza siendo en sí la naturaleza misma.
La Isla Independiente: Tierra sagrada, recibe y alberga en su santuario a cualquier persona sin importar de donde provenga.
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