CAPITULO 01
—¿Él estará bien, Dasom? —la luz del imperio miro en dirección a la entrada de la habitación en donde se encontraba, había sido mandada a llamar para que proporcionara una revisión médica al emperador Park, quien no se encontraba en un buen estado de salud.
—Príncipe Jimin —el mencionado tenía un semblante lleno de preocupación y tristeza, su aroma lo delataba de igual forma—, estará bien —una mentira blanca no daña a nadie, pero necesitaba hablar de esto con el príncipe de inmediato.
En cuanto la hechicera recogió el mortero en donde había preparado la infusión de té para el rey, camino en dirección a Jimin, quien se apartó de la entrada para poder darle paso a la hechicera quien en cuanto dio un paso fuera, cerró la puerta y soltó un suspiro.
—¿Pasa algo malo, Dasom?
—Me temo informarle que sus sospechas son ciertas —apenas y las comisuras de sus labios lograron mostrar una sonrisa—, el emperador está muriendo.
Jimin entre abrió sus labios, sus cejas se alzaron y sus ojos se abrieron ante la sorpresa dada por la hechicera, esto no era una buena noticia, ¿qué es lo que haría ahora? Sí su padre dejaba este mundo se sentiría totalmente devastado, ya perdió a su madre hace años, y ahora el pensamiento de la pérdida de su padre le estaba dando pinchazos en el pecho, no quería que él muriese, no ahora, tal vez ni siquiera podía soportarlo.
—¿Q-qué?
—Lo lamento, príncipe —hizo una reverencia—, pero su cuerpo cada vez está más débil, me costó mucho trabajo hacer que tomase el té, príncipe —Jimin le miro a los ojos—, ¿su padre ha comido lo necesario?
Jimin quería decir que sí, que él comía lo necesario, pero a pesar de que sus labios se abrieron para dar una respuesta, sabía perfectamente que su padre apenas y probaba un bocado, él no quería comer absolutamente nada, casi la mayor parte del tiempo se la pasaba encerrado en sus aposentos en todo el día, Jimin era quien más le visitaba para saber su estado de salud, estaba sumamente preocupado por él, y ahora con la noticia dada por Dasom, la preocupación de tener una nueva perdida estaba presente.
—Jimin... —un hilo de voz se escuchó detrás de la puerta—, hijo... entra.
—Será mejor que vaya, príncipe —insistió Dasom al príncipe omega, quien trago grueso antes de dar un asentimiento, y se dispuso a entrar.
En cuanto la puerta fue abierta, el príncipe omega miro a su padre, allí estaba él, como la imagen que le ha estado dando durante ya varios días, recostado en las mantas y con ese semblante de cansancio en su rostro, las ojeras debajo de sus ojos estaban cada vez más notorias, ni siquiera su padre se a podido encargar de los asuntos del palacio, para nada a acudido a las reuniones del consejo, y Jimin cada vez estaba más preocupado, ni siquiera él podía concentrarse.
—Padre...
—Jimin —tocio un par de veces antes de continuar, Jimin se acercó para poder colocarse de rodillas a su lado—, deja de poner esa cara de preocupación, hijo mío —paso saliva—, era obvio que tarde o temprano la diosa luna vendría por mí para reunirme con tu madre.
—No, papá —negó Jimin—, quiero que sigas aquí, conmigo, con Yoongi, con tu nieta, ¿no quieres estar aquí?
Su padre le regalo una sonrisa.
—Hijo mío —llevo su mano a las de su hijo para acunarlas, Jimin pudo sentir el frio de sus dedos sobre su piel—, no tienes nada por lo que debas estar preocupado, la edad me ha ganado al igual que la enfermedad —carraspeo la garganta—, no quiero que eso te afecte, eres un omega fuerte, lo sé, y quiero que cuando mi último aliento me haga dar marcha hacia la diosa luna, quiero que me prometas que serás un gran gobernante junto a tu alfa.
—Padre...
—Promételo, hijo mío —apretó las manos de su hijo con la poca fuerza que tenía—, hazlo, hazlo por tu padre, por tu alfa, por tu hija y por tu imperio.
Jimin sentía sus ojos picar cada vez más, no quería que su padre le abandonase, él siempre estuvo con él durante la mayor parte de su vida, y no quiere que deje de ser de ese modo, él quiere que se quede junto a él, como siempre ha estado, parpadeo un par de veces, quería que las lágrimas se fuesen de una vez por todas, pero ver a su padre y escucharlo suplicar que prometiera aquello, lo hacía sentirse totalmente devastado.
—L-lo prometo, padre... te lo prometo, pero —sorbió su nariz, las lágrimas parecía que no le obedecerían, saldrían en cualquier momento—, no me dejes, no nos dejes, por favor...
—Eres un buen hijo, Jimin... y sé que serás un gran gobernante, como yo...
El emperador Park mantuvo su mano sobre las de su hijo, mientras dejaba que su cuerpo se relajase por completo, podía estar tranquilo, sabía que su hijo cumpliría con lo prometido, no necesitaba más, Jimin es fuerte, y al lado de su alfa, es mucho más fuerte, no evito mostrar una tenue sonrisa antes de cerrar sus ojos y dejar que la calma se lo llevase por completo.
—Papá... —Jimin sintió temor al no sentir el agarre firme sobre sus manos, las lágrimas comenzaron a surcar su camino por su rostro, inundando su vista mientras que su corazón se encogía en su pecho—, no, papá, ¡despierta! Por favor...
Pero el emperador había muerto.
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