14
¿Y ahora?
¿Qué debería hacer?
Miré la escalera con un atisbo de curiosidad y vi que no había ni nada ni nadie.
Lea se había sentado al lado de Aarón y estaba hablando con él, cosa difícil porque él solo contestaba con balbuceos y con palabras chapurradas.
Suspiré.
Max aún seguía atado a un poste, solo que ésta vez estaba un poco más tranquilo.
Miraba a Aarón todo el rato.
—¿Hola? —dije bajando por la escalera.
No hubo respuesta.
Buena señal.
Me rasqué la cabeza y exhalé aire.
¿Qué estaba haciendo?
Explorar.
Para ver si la infección de Aarón había sido en vano.
El pasillo seguía igual.
Agua negra... el nido que había pisado antes...
Un momento.
El nido no estaba.
Me encogí de hombros. Tal vez lo hubiera arrastrado alguno de los infectados.
Y al final del pasillo la sala.
Me asomé lentamente por el borde, para que si dentro hubiera alguien, no me viera.
No había nadie.
Las paredes estaban manchadas de sangre, extremidades amputadas salpicaban el suelo y... hasta... ¿el techo?
Era sólo una especie de quirófano, nada más.
Justo cuando pensé en irme vi una cosa extraña, una cosa a la cual yo le tenía un profundo odio y un desprecio increíbles.
Una puerta blindada.
Busqué por todos lados cómo abrirla, debía haber un interruptor o un botón.... debía... debía...
Y de repente, al tropezar y maldecir por mi mala suerte, la puerta se abrió emitiendo un leve silbido.
—Hola 09.
***
—Hola 09.
Me quedé paralizado.
Ese hombre era el mismo que el del edificio.
El que me había sacado de mi habitación.
—Hola —dije.
—Has llegado hasta aquí... bien hecho—dijo apuntando algo en un tablero.
—¿Qué? —pregunté.
—Has superado increiblemente las expectativas 09. Pronto serás el mayor modelo de nuestra compañía...
—Señor, tiene que ayudarme —dije cogiendole de la manga— Aarón se ha convertido en... en... uno de ellos.
El hombre puso una mirada cómica y se sentó en la silla que había detrás suya.
—Esa 9enfermedad no existe 09, tranquilo. Aarón es tu original, ya lo sé, pero le hemos pagado para que haga todo lo que ha hecho. No te preocupes.
Me quedé con la palabra en la boca.
—¿Hemos? —pregunté.
—Si 09. Hemos. Mi empresa y sus funcionarios han pagado para hacer que todo éste experimento sea lo más real posible.
Palidecí.
—¿Y... las personas que he matado? —pregunté.
El hombre encendió una pantalla y me la enseñó.
Ahí estaba el violador.
Ahí estaban las personas que matamos en la plaza donde encontramos a Max.
Ahí estaban las personas que se habían tirado por el borde del edificio.
Todos estaban vivos.
Me habían mentido descaradamente.
Miré a la cara a aquél hombre.
Su sonrisa era asquerosa, tenía los dientes negros en algunas partes y los dientes torcidos bruscamente hacia los lados.
Le di un puñetazo en la cara.
El hombre me miró asombrado y se levantó del suelo.
—Te podremos vender bien —dijo el hombre posando su mano en mi hombro— estás muy sano.
Le di otro puñetazo y salí corriendo.
Eso no podía ser posible.
Subí las escaleras y fuí hacia donde Lea y Aarón estaban.
Aarón estaba ahí, tomando un café con el logo de Starbucks.
Al verme, Aarón salió de la jaula y me dió un inmenso abrazo.
—Has estado increíble —dijo Aarón mirándome a los ojos.
Empecé a llorar, por lo que Lea se levantó y se puso al lado de Aarón.
—¡Todo era mentira! —grité.
Aarón y Lea me miraron extrañados.
—Claro Alejandro, somos actores. El anuncio ha sido increíble... hemos corrido, volado....
Miré alrededor.
Max estaba tumbado boca arriba, mientras respiraba aire lentamente.
Se había dormido.
¿Y Abe?
¿Donde estaba Abe?
—¿Dónde está Abe? —pregunté.
—Se ha ido ya a su casa —dijo Aarón — tenía que cuidar de su hermana.
Me tambaleé.
Eso no podía ser cierto.
Salí corriendo hacia el borde del edificio.
Salté...
... y caí en algo plano.
El fondo... no era en realidad el fondo. Era otra mentira.
Salí corriendo y desgarré lo que parecía ser tela.
Un par de hombres me miraron estupefactos.
Estaba en un set.
En un maldito set de rodaje.
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