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Capitulo 16

"10 canciones para decir te quiero"

I'm only me when I'm with you - Taylor Swift.

Tanner:

Ella notó que me había molestado, lo sé, lo vi en su rostro, tenía una lucha interna entre decirme lo que pensaba y lo que estaba correcto, y decidió, como siempre, decir lo que era correcto.

—Descuida Tanner, aprovecharemos esto, necesitamos que estén a solas ¿No?

A veces me preguntaba si Faith era tan pragmática solo conmigo, o realmente era así con todos.

La manera en la que caminaba a mi lado era siempre la misma, tenía una forma diferente de hablar cuando yo estaba a cuando se encontraba sola, no es que no fuera ella, es que sospechaba que no se permitía tener un margen de error en esto.

Entendía, era un trabajo, pero ¿En serio era solo eso?

Ella se había entregado más de lo que yo hubiera supuesto a la situación, pero supongo que Hope tenía razón, había olvidado su advertencia, y en este punto, ya no me importaba en lo absoluto.

Solo quería que ella dejara de planear todo siempre, que me dijera lo que realmente pensaba.

Que se permitiera perder el control.

Probablemente no debería estar tan ansioso, seguramente lo mejor que podía hacer era tranquilizarme.

Ella tenía razón, este era el plan, este era el propósito desde el inicio, podría terminar esta farsa antes de lo previsto, la pregunta era ¿Yo enserio quería dejar de fingir?

Jummm esperamos a que tú digas la respuesta.

Probablemente no estaba siendo 100% honesto conmigo mismo, pero no podía hacer nada mas, al menos no en este momento.

No sabía cómo lograr entenderla, tenía miedo de presionar de más y que aquella línea que nos separaba antes, volviera a aparecer.

Susanna estaba frente a mi, en bandeja de plata coqueteando abiertamente, y yo lo único que pensaba era en el color de pañuelo que Faith traería hoy a casa...

¿Seria azul? ¿El amarillo con flores de colores? ¿El violeta con puntos verdes? ¿Acaso traería uno nuevo?

¿Aceptaría quedarse a dormir? ¿Lo haría sin que yo se lo pidiera? ¿Ella tambien estaba ansiosa de volver a verme?

Quería tomar la bitácora y comenzar a escribir sobre ella, de nuevo, últimamente el medicamento me causaba más sueño del que hubiese imaginado, por suerte no sucedía en las dosis matutinas.

Pero detestaba tener que dormir tan temprano.

Y a pesar de que la impulsividad se veía borrosa algunos días, y ahora con enfocarme lo suficiente podría estar atento al menos 15 minutos seguidos en una sola cosa, no me acostumbraba del todo.

Poppy y Matt se mostraron preocupados al iniciar la semana, haberles contado sobre el padecimiento los había vuelto una pareja de matrimonio preocupona y nerviosa.

Después de años de amistad al fin coincidían en una cosa, preocuparse por mi.

—Dixon... ¿Me estás escuchando?

—Si, me haz dicho sobre las fuentes, ¿No sabes cómo buscarlas? —La cara me dolía de lo serio que estaba, no mostraba ninguna emoción aparte de fastidio.

No quería verme borde, pero tan solo habían pasado 30 minutos desde que ella llegó y yo ya quería que se fuera.

Nos encontrábamos sentados en la mesa larga que utilizábamos para las festividades en casa, con un centenar de papeles que Susanna había traído para su investigación.

Todos ellos eran sacados de internet ¿Acaso no conocía los libros? La wikipedia no siempre era una fuente confiable.

—Si se, pero me gustaría que me ayudaras —Las pestañas le revoloteaban mientras parpadeaba una y otra vez, se iba a quedar visca a este paso.

—La profesora Martín fue estricta con las advertencias, debes hacerlo sola —Respondí, mientras volvía a sumirme en mi propio trabajo.

Lo cierto es que Faith había adelantado lo último que nos faltaba agregar, y ahora solo me quedaba editarlo para terminar. La fecha límite era a mediados de Diciembre, antes de las festividades, y nosotros ya estábamos por terminarlo, aún no me lo creía.

Ella era tan lista...

—Podríamos romper unas cuantas reglas ¿No lo crees? Ella no se enterará.

Y vuelve la cabra al monte...

—Ella no lo sabrá, pero yo si.

Dejó de sonreír entonces, frunció el ceño mientras volvía a sumirse entre las hojas de información y anotaba en el portátil. Sospechaba que no estaba haciendo nada productivo, pero no era nadie para decirlo, tampoco me importaba. Francia se paseaba entre nosotros con mirada acusatoria, como si estuviera cuidando el terreno.

Y para mi gata, que detesta caminar, hoy lo estaba haciendo mucho, Susanna se puso de pie, dando la vuelta a la mesa, llegando a mi lado.

—¿Me explicas esto? —Preguntó, sentándose a mi lado, mientras jugaba con el lápiz que llevaba en la mano—, no se si añadir la complejidad entera de 1942, o solo poner lo importante.

—Creo que deberías hacer lo que creas mejor para el texto, si quitas algo importante, habrá lagunas y Martín no lo dejará pasar.

—Tanner.... ¿te puedo decir así? —Me acarició el brazo lentamente, me tensé de inmediato.

Y entonces gritó, pegando un salto y alejándose, Francia le había aruñado la pierna. Intenté contener la sonrisa que tanto deseaba demostrar, mientras ella miraba mal a mi pobre gata, y Francia la ignoraba como si no hubiese hecho nada.

¿Debería regañarla?

Ella metió la pierna entre las garras de la gata, ella es la culpable.

Definitivamente.

—¿Que le pasa? —Preguntó casi en un gruñido.

—No le agradan las personas.

—Tanner, ella es...

—No me digas así —Casi lo grité, no era mi intención sonar tan brusco la verdad—, y te pido por favor que te quedes de tu lado y te enfoques, yo también necesito trabajar.

Dio la vuelta a regañadientes, tomando asiento, me analizaba de arriba a abajo y yo fingía que no me enteraba de nada ¿Qué pasaba con esta chica? Una hora había pasado ya, y yo estaba a dos de arrancarme el cabello de la frustración.

¿Se podía morir de desesperación? Esperaba que no.

Mi mente divagaba entre las mil cosas que me habían sucedido en los últimos meses y las que esperaba que sucedieran. El descanso de Diciembre no estaba tan lejos, y todos los años el último curso organiza un viaje a Santa Monica para festejar que solo nos quedaba un semestre, y aunque anteriormente no me hubiera fascinado la idea de el calor, la arena y todo eso, ahora, imaginarme caminando por la playa con Faith a mi lado, era como sentir que esperaba el estreno de mi película favorita.

—Que bonito collar, ¿En donde lo has comprado?

—Me lo regaló Faith —Confesé, mientras llevaba la mano al pequeño dije y lo acariciaba con afán de memorizarlo.

—¿Por que no hacemos esto en tu habitación? Si no viene Faith podemos hacer algo más... interesante —Añadió, fruncí el ceño.

—Ya ha llegado —Dije, mientras me ponía de pie.

—Pero si... ni siquiera ha sonado el timbre —Las campanas se escucharon entonces, anunciando que en efecto, la fiera había llegado.

—Ahí la tienes —Caminé deprisa hacia la puerta, mientras más rápido la viera más rápido me tranquilizaría.

Francia me siguió como un soldado, y en cuanto abrí, saltó disparada hacia Faith, quien le tomó tan por sorpresa como a mi.

—Vaya vaya France, estás de buen humor hoy —Le susurró mientras le acariciaba el pelo, entró a la casa con ella en brazos—, ¿Haz contagiado al demonio con ese buen humor? No creo tener la paciencia para soportar su mal genio.

Rodeé los ojos mientras ella me lanzaba un guiño, y así, como si nada, sonreí.

Te ves como estúpido, me encanta.

Había atinado, llevaba el pañuelo violeta con puntos verdes, hacía que su piel resaltara y se viera más lisa y bonita de lo que ya era, llevaba las mejillas rojas por el frío, al igual que la nariz, parecía una niña pequeña.

Faith tenía el cabello largo, hasta la espalda baja, era castaño, pero no un castaño común, uno mas bien que brillaba en el sol y te hacía creer que algo tan bonito tenía que ser teñido, era ondulado, precioso, ella era preciosa.

—Me preguntaba que pañuelo traerías hoy —Confesé, mientras me acercaba a ella para acomodarle un largo mechón detrás de la oreja.

—¿Si? ¿Estás interesado en ocuparlos? Por que son mi sello, esta prohibido.

—Si pudiera te compraría un centenar de ellos en este momento, pero dudo tener tan buen gusto —Le di un pequeño beso en la frente, ella arrugó la nariz mientras sonreía.

Caminamos hacia la mesa, Susanna nos miraba, no sabría cómo interpretar aquello, pero sospechaba que no nos deseaba nada bonito.

Yo tampoco le deseo cosas bonitas.

—Faith, creí que no llegarías.

—Aquí me tienes —Respondió amablemente, sacó su portátil y lo coloco sobre la mesa, frunció el ceño—, eh... no me acomodo aquí.

—Le he dicho que subiéramos a su habitación pero no me hizo caso —Faith volteo tan rápido a mirarla, que me preocupó que se hubiera roto un hueso del cuello—, hubiera sido más interesante.

—Por supuesto —Dijo Faith mientras la analizaba detenidamente, sonrió entonces, para sorpresa de Susanna—, lamento mucho que no te haya invitado a pasar, debes estar incómoda.

Incluso a mi me sorprendía la simpatía que Faith demostraba con Susanna, claro, Faith era simpática, pero si yo fuera ella ya le hubiera dicho mas de 3 palabras nada bonitas.

Pero de nuevo, no estaba diciendo lo que pensaba, si no más bien lo que estaba correcto.

—¿Tienes hambre? —Le pregunté mientras me ponía de pie—, hoy me ha tocado cocinar a mi, te encantará.

—No sabía que también se te daban los dotes culinarios, espero que no tenga veneno.

—Por supuesto, quiero una muerte dramática como la de Romeo y Julieta —Soltó una sonora carcajada, contagiándome en el proceso, sonreí de lado, mientras Susanna arqueaba una ceja.

—Vaya, míralo, si tiene sonrisa —Dijo Susanna.

—Si, es bonita —Concordó Faith, mientras me sonreía de vuelta.

—Con Hatice jamás te vi sonreír —Pude notar como Faith se alisaba el overol, murmurando números en silencio, implorando paciencia.

¿¿¿¿Ella dijo que????

Miré a Susanna tan fríamente, que llegó al punto de esforzarse por no encogerse de hombros.

—Solo le sonrío a ella, desde que tengo uso de razón, solo sonrío para ella  —Admití, mientras me adentraba a la cocina.

Había cruzado la línea de mi paciencia inexistente, necesitaba que se fuera antes de perder el control y correrla yo.

Pero Faith seguía tan pacifica...

¿Por que estaba tan ansioso? Necesitaba controlarme, no podía enfocarme, si antes solo pensaba en a que hora llegaría, ahora solo pienso en que no hay cosa más tierna que sus cachetes enrojecidos por el frío.

¡Maldita sea!

Calenté una porción de lasaña vegetariana, serví un poco de ensalada, y lo coloqué en el microondas para que se calentara.

Regla Nº3: Recuerda que no debes forzar nada, si ya llegaste al punto en donde sabes que necesitar para conseguir el objetivo, ve por el.

Ve por el....

El timbre del microondas sonó, sacándome de la ensoñación en la que me había sumergido, suspiré, una hora más y Susanna se iría, y entonces nos quedaríamos solos, en nuestra paz.

—Toma, espero te lo termines todo —Dije, mientras tomaba asiento a su lado, Susanna nos seguía lanzando miradas fugaces, pero ya no era tan directa—, al final me das la puntuación.

—¿Y si es tan malo que no puedo ni comer un bocado? —Entrecerré los ojos, ella jaló mi rostro y me dió un rápido beso en la nariz, parpadeé intrigado—, no seas tan gruñón.

Comenzó a comer, en silencio, lo hacía con la mano izquierda, mientras que con la derecha se encargaba de mover el cursor en el portátil, esta chica era multitasking.

Estaba esforzándome por enfocar toda mi atención en el trabajo, debía hacerlo, la Segunda Guerra Mundial se volvería el tema que más odiaría en la historia de los temas más odiados después de entregar el ensayo, no pienso hacer otro texto sobre esta mierda, no más.

Susanna se fue justo una hora después, no dijo nada, simplemente murmuro un "gracias nos vemos después" y salió del lugar.

Faith estaba recargada en la puerta del salón, cruzada de brazos, tenía la mirada de "te analizo hasta que pueda verte el alma" sonreí de lado, acercándome.

—¿Que piensas?

—Está sorprendida, no se esperaba nada tu actitud y mucho menos la mía, creo que trata de analizar nuestra mecánica, también está jugando con mi paciencia.

—Lo noté, al jugar con tu paciencia está agotando la mía.

—Tu no tienes paciencia.

—Precisamente —Negó con la cabeza mientras se agachaba al suelo y tomaba a Francia en brazos.

—¿Vemos una película? Hace frío, y se me antoja estar acostada la verdad, no hace falta nada para terminar el trabajo, creo que podemos permitírnoslo.

—Vale, ve subiendo, yo haré las palomitas.

Asintió, y caminó hacía las escaleras, murmuraba cosas hacia Francia que no alcancé a escuchar, pero era extraño ver a mi gata tan amiguita con ella.

Ya no las vas a poder separar.

Quizá me había vuelto loco, pero al abrir la alacena y ver tantas frituras y comida chatarra no pude evitarlo, así que ahora me dirigía a la habitación con palomitas, chocolates, soda, gomitas en forma de osos y no se que otras chorradas mas.

Cuando logré abrir la puerta, me sorprendió verla ahí, sobre mi cama, con las piernas tapadas y el libro en el regazo, leyendo tan detenidamente que asustaba, alzó la mirada de pronto.

—No sabía que eras de los que rayaba los libros.

—Lo siento más mío.

—¿Te está gustando?

—Sorpresivamente si, me recuerda a ti.

—¿Emma? ¿A mi? Ya quisiera yo —Respondió mientras elegía que post it le gustaba más y se dirigía a esa página—, ¿Tienes alguna frase favorita hasta ahora?

Asentí, ella me dio el libro, y mientras buscaba la página correcta, el corazón me bombeaba sangre tan deprisa que podía escuchar el sonido agudo interno.

Ella notó que estaba tenso, se acercó a mi y recostó su pequeña cabeza en mi hombro.

Era muy pequeña a mi lado, se veía siempre muy diminuta.

—Es esta.

"Hay personas que cuanto más se hace por ellos, menos hacen ellos por sí mismos"

Excelente decisión Mrs. Dixon, ¿Quieres saber cuál es la mía? —Asentí, mientras la miraba en silencio—, es esta.

"La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad"

Es muy tu, ya veo por que te gusta.

—El libro es una maravilla, ya quiero que lo termines, se me hace eterno, ya llevas mas de dos semanas con el.

—Yo lo disfruto Faith.

—¿Que insinúas? —Preguntó apartándose y entrecerrando los ojos.

—Nada señora.

—Eso creí.

Sonido de latigazo.

Tengo un trabajo de filosofía referente a las emociones que transmite la música, me está costando trabajo —Confesé, sacudiendome los rizos.

—¿Por qué? Tú banda favorita es Big Time Rush, y aunque me de asco admitirlo, sus letras transmiten muchísimo, guíate en eso.

—¿Crees que se pueda decir lo que sientes con una canción?

—No lo creo, lo sé, podría hacerte una lista de múltiples canciones para decir te quiero —Añadió mientras tomaba una palomita.

—¿Tienes una lista de eso?

—No, pero podría hacerla, poniendo de ejemplo a Taylor Swift te daría como mínimo unas diez.

—¿En serio? —Pregunté intrigado, ella asintió, me puse de pie rápidamente cogiendo una libreta y un bolígrafo—, hazlo, escribe las 10 canciones de Taylor Swift con las que dirías te quiero.

1.- You are in love.
2.- Enchanted.
3.- Crazier.
4.- Sparks fly.
5.- So it goes...
6.- Gorgeous.
7.- Our song.
8.- Call it what you want.
9.- Cruel summer.
10.- Willow.

Mi favorita de esa lista quizá es Crazier, transmite más de lo que te imaginas, deberías escucharlas.

—Lo haré —Se acercó a mi, acariciandome la mejilla con ternura y entonces me besó.

No fue un beso común, para nada, fue lento, llamativo, cautivador, intenso.

Nuestros labios bailaban al son del otro, en una sincronía casi magnética, tuve que esforzarme más de lo que hubiera querido para apartarme.

—Veamos esa película fierecilla.

Nos recostamos en la cama, abrazados, mientras comenzaba la película, pasaba los dedos lentamente sobre mi brazo, sin despegar su atención de la película.

Pero tenía la sospecha, que al igual que yo, estaba pensando en todo, menos en eso.

***

El entrenador se había pasado de la raya el día de hoy, estaba al borde del colapso cuando el silbato sonó.

Me dejé caer al suelo, las piernas me gritaban que por favor no fuera tan imbecil y les diera aire, estaba tan agitado que tuve que concentrarme más de lo normal para acompasar mi respiración.

Mátame ya por favoooor.

Beau estaba en las gradas, siendo mimado por Ashley, quien reía sonoramente a su lado.

Caminé junto a Thomson en su dirección, sería mejor refrescarnos un poco antes de dirigirnos a la ducha.

—¿Como has estado Dixon? —Preguntó la rubia, mientras le pasaba una bebida energética a su novio.

—He estado mejor la verdad.

—¿Por qué no traes a Faith? Sería agradable no estar sola 2 horas aquí sentada viendo a un montón de estupidos correr.

—Oye, que tu novio corre ahí —Se quejo Beau fingiendo indignación.

—Por eso lo digo, estupidos.

Thomson y yo carcajeamos mientras Beau rodaba los ojos y Ashley reía con nosotros.

—Sera agradable ver a Faith aquí, es buena idea que la traigas —Añadió Thomson—, aunque por el humor que últimamente presenta Hope, dudo mucho que ver a su hermana aquí lo ayude.

—Que le den a Hope, se está comportando como un crío —Respondió Beau—, la temporada de frío está comenzando, no quiero ni pensar la molida que nos dará el entrenador.

—Ni que lo digas, estoy a dos de darme de baja, últimamente se extralimita con los entrenamientos —Admito, tomando asiento a lado de Ashley—, ¿De que hablaban antes de que los interrumpiéramos?

—Si, yo también quiero cotillear —Confesó Thomson, atándose el cabello en una coleta.

Beau y Ashley se miraron, incómodos, despertó todas mis alertas de inmediato, Thomson frunció el ceño.

—¿De que hablaban Ashley? —Pregunté de nuevo.

—Es que... solo tenía una duda, nada importante.

—¿Y entonces por que te ves tan nerviosa? —Cuestionó Thomson.

—Yo le pregunto —Dijo Beau tomando la iniciativa de la conversación—, Dixon ¿Sabes por que tu chica lleva siempre manga larga?

—¿Que clase de duda tan estúpida es esa? —Respondió Thomson, pero comenzó a frotarse los dedos con nerviosismo, como si el supiera algo que yo no.

¿Que esta pasando?

—Es muy friolenta —Admití frunciendo el ceño.

—Te lo dije —Contestó Ashley en su dirección.

—Chorradas —Murmuró Beau, alcé la mirada entonces.

—¿Ya van a empezar? —Pregunté fastidiado, me puse de pie rápidamente, detestaba esto, que hablaran de ella.

Se supone que todos éramos amigos.

—Espera... Dixon, yo... solo tenía esa duda, por favor no te enojes —Ashley se veía tan apenada que me causó demasiada intriga.

No era normal su reacción.

—Dixon ¿No lo sabes? —Preguntó Beau, una punzada de culpa se sembró en su rostro.

—Beau, cállate —Ordenó Thomson. 

—¿Saber que? —Pregunté, a punto de perder la paciencia.

—Mierda.... —Susurró Thomson, desviando la mirada.

—Hey, no interesa, son chorradas Dixon, por favor no le tomes importancia —Imploró Ashley, pero yo estaba lejos de poder escucharla.

—¿Saber que Beau? Habla de una maldita vez.

—No, no me corresponde a mi decírtelo hermano, lo siento mucho...

—¿Entonces para que lo mencionan? más vale que lo escupan antes de que empiece a enojarme.

—Beau ni se te vaya a ocurrir —Thomson estaba frenético, pero frenético en serio, se había puesto rojo de la rabia, y eso si que era raro en el.

—Alguno de los dos va a tener que decirme si o si, así que más vale que hagan un volado para decidirse y lo escupan ya.

—No estoy seguro de que esto sea cierto Dixon, no quería que te preocuparas, solo... Ash tenía curiosidad.

—¿Entonces por que hicieron todo este teatro por chismes? Parecen críos.

—Yo... lo siento hermano...

—No lo sientas Beau, escúpelo.

El moreno miró a su novia en busca de ayuda, mientras Thomson se debatía entre callarlos a bofetadas o a patadas, lo alejé, y entonces Ashley suspiró.

La sangre me bombeaba rápidamente, la impulsividad comenzaba a aparecer instintivamente, como si la estuviera invocando.

—Te voy a ser sincera, la verdad es que es un 50/50, todo esto se rumoró en Lincoln por un tiempo, y fue por Roger.

—¿Por que no me sorprende que ese imbecil tenga algo que ver con esto? En serio Ashley, lo conoces.

—Escucha a Ashley, Dixon, por favor.

—No deberían estar hablando de esto, ninguno de los dos ¡Carajo! Son unos malditos soplones.

—Cálmate Thomson, el se iba a enterar tarde o temprano, Lincoln esta haciendo de esto un teatro —Escupió Beau.

—No creas que intentamos chismorrear, es solo que, nunca lo hemos creido, solo, hay ciertas coincidencias en lo que Roger contó.

—¿Que fue lo que dijo?

—Dixon, al parecer Faith se cortaba.

Silencio.

La vista se me nublo, tambalee entre las gradas, Thomson corrió y me tomo del brazo, ayudándome a recomponerme.

No podía respirar, se sentía todo tan chico y encerrado, entonces los miré.

—¿Que?

—Te repito que no sabemos si es cierto, pero... cuando íbamos en segundo y ella en primero, ya salía con Roger —Admitió Ashley, suspiró—, el dijo que ella estaba "Loca" que no sabía manejar la tristeza como una verdadera mujer, y que recurría a las estupideces que hace la gente idiota, como lastimarse.

Sentía que que los pulmones me iban a estallar de la adrenalina.

No sentía el cuerpo.

Todo estaba borroso.

—Dixon ¿Estás bien? —Preguntó Beau, poniéndose rápidamente de pie.

—Yo... me tengo que ir.

Salí hecho un rayo del lugar, por que si seguía un segundo más allí, terminaría yendo a buscar al idiota de Roger y le partiría la cara en pedacitos, y no por esparcir chismes, si no por que en el fondo, sentía que todo eso tenía sentido.

Que ella no fuera de contacto físico, que siempre que estuviéramos juntos escondiera los brazos entre las piernas, que no se quitara las cazadoras en las fiesta, que no le gustara si quiera la idea de llegar a sentir calor en un lugar, que jamás la había visto con ropa medianamente descubierta, y que dudara tanto para confiar en alguien...

Que fuera tan pragmática y recta, que no se permitiera fallar, y sobre todo, que le costara tanto demostrar que algo la atormentaba.

Es que yo lo iba a matar a golpes, yo lo iba a hacer.

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