Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Victoria o derrota?

Silencio... eso era lo único que el príncipe Yun podía alcanzar a escuchar, aunque con dificultad, ya que, posiblemente sus oídos internos se habían reventado a causa de los golpes recibidos de aquellos dos dragones. No se escuchaba ni el crujir de las hojas, ni el sonido de los insectos, ni del paso del río que estaba cercano al monumento.

Allí, hincado y con el cuerpo adolorido pidiendo a gritos un descanso, imploraba en su mente al Fenghuang que apareciera, que necesitaban de su ayuda, pero el monumento de piedra seguía estático y más bien había dejado caer de su pata aquel pendiente que él sabía muy bien que le pertenecía a la convaleciente Siu ¿Por qué estaba allí? Él no tenía la respuesta para aquello.

Los ojos de Yun se aguaron y dos caudales de lágrimas surcaron sus mejillas, para caer en el pálido rostro de Siu, quien estaba inconsciente.

«He venido desde muy lejos para invocarte. En el camino perdí todas mis pertenencias y... también conocí gente maravillosa. Aun no sé si fuiste tú quien me obsequió esta armadura y la espada, pero igual te agradezco — estás aquí, te suplico una señal, por favor... Un milagro para nuestra familia y para todos los seres que perecieron a causa de estos dragones del mal —rogó y los sollozos se hicieron presentes—. Mi madre está muriendo y también mi amiga. Mi padre y mis hermanos están destrozados. No tenemos a quien pedir por una solución. Un milagro... solo un milagro».

Yun se mantuvo orando ante el monumento del Fenghuang, hasta que el cielo se tornó con aquellos pincelazos naranjas, azules y blancos. El príncipe no se movió de allí, aunque sus rodillas dolieran y sus pies se adormecieran; con mucho cuidado dejó a la chica a un lado tendida en el verde pasto que adornaba el suelo, que parecía hacer una alfombra para dicha estatua.

Luego de muchos minutos implorando, en última instancia hizo una última reverencia en la que su frente tocó el suelo y allí se quedó inmerso en la meditación de sus plegarias. El cielo comenzó a oscurecerse y a lo lejos Yun pudo escuchar el sonido de los grillos.

En cuanto se dio cuenta de que era más que inútil aquello, el dolor en el centro de su pecho se hizo evidente; ni siquiera sabía cómo estaba su madre, si había servido de algo su travesía o si había fallado. Con ese pensamiento rondando su mente, una última sesión de sollozos y lamentos invadió el cuerpo del joven Yun, quien además de todo eso, sentía la derrota recostándose plácidamente; su intuición le dictaba lo peor.

Si no tenía el acertijo y tampoco sus plegarias funcionaban, ¿qué iba hacer para sobrevivir en el camino de regreso con una chica que necesitaba atención médica inmediata? Era cierto que él también, pero ella había perdido demasiada sangre.

«Tendré que llegar por mis propios medios a la aldea Yumai, no tengo otra alternativa».

Aún con el sentimiento derrotista, echó una mirada más al monumento. El frío estaba incrementando por la llegada de la noche; podía sentirlo acariciar su rostro al helarle la nariz y los pómulos. No sabía cuánto iban a poder resistir ambos sin atención médica. Al menos lucharía por buscar otra cueva dónde pasar la noche y con suerte algo comestible en ese desolado lugar.

Con el cuerpo magullado y sus oídos afectados, Yun una vez más cargó a la joven en sus brazos. Se tambaleó hacia un lado porque en verdad la sentía pesada; a lo mejor sus brazos estaban demasiado débiles, pero él hizo caso omiso y como pudo comenzó a retirarse de aquel sitio montañoso, el mismo que, a partir de ese momento sería el lugar de sus pesadillas.

«Me tranquiliza mucho tener esta armadura y espada. Con esto podré defenderme en caso de que los enemigos quieran hacerle daño a Siu —pensó Yun, quien, por más que volteara a ver a todos lados, no encontraba rastro de los secuaces de Mei y Gao. Aunque por el camino se topó cúmulos de escamas, parecidos a los que aquellos dos dejaron tras su transformación— ¿Será que todos eran dragones? Nunca en mi vida los había visto y ahora resulta que en dos días me he topado con muchos... ¡y de malas intenciones! Si sobrevivo, cuestionaré a mi padre por eso».

Yun se detuvo un momento para revisar que Siu estuviera aún con vida. Escrutó su fino rostro, que estaba sucio y amoratado. Su cabello parecía ya no tener vida y la sangre se comenzaba a secar en las múltiples cortadas que aquellas mujeres le habían propinado para torturarla.

—Siu... —musitó mientras la veía desde arriba—. Necesito que resistas, ¿sí? Te llevaré a casa. Estarás bien, solo debes resistir un poco más.

Caminar malherido en la penumbra había sido una idea descabellada, sobre todo cuando no se estaba solo y aquella vida dependía de las buenas decisiones. Yun no estaba listo para rendirse, pero por momentos sentía que la vista se le nublaba, mezclado con la sensación de somnolencia que parecía hacerlo cabecear de cuando en cuando.

«Por los dioses... Si tan solo encontrara otra de esas cuevas, todos estaría bien», pensó Yun mientras se recostaba en un árbol y jadeaba de cansancio.

De pronto, el joven divisó algo en lo que la luz de la luna le dejaba ver: era una caverna, no tan grande como en la que pasaron la noche la primera vez, pero serviría al menos para no dormir a la intemperie.

«Gracias, gracias, gracias de nuevo», dijo al universo, ya que siempre parecía cumplirle algunos anhelos de su corazón.

Yun esperaba que sus plegarias al monumento fueran escuchadas y deseaba con todas sus fuerzas llegar y abrazar a su madre, padre y hermanos. Ansiaba porque todo se hubiese solucionado de una vez por todas y vivieran prósperos, despreocupados y felices, como antes.

(...)

En el parque central de Ciudad Prohibida el joven Jin y su séquito de soldados habían batallado contra aquella bestia colosal, la cual causó múltiples heridas a la mayoría, por lo cual el príncipe había quedado prácticamente solo en aquella pelea.

Cuando todo parecía ser un laberinto sin salida, una armadura color rojo había revestido a Jin, ante su pelotón, que se limitaba a ver anonadado ese hecho insólito. Uno que otro guerrero herido había ido con el chisme de lo ocurrido y un significativo número de ciudadanos –en especial hombres–, había salido a presenciar tales hechos, que parecían un relato de leyenda, y aunque los custodios impidieron el paso, no pudieron evitar que las personas desearan acontecer tal visión.

Lin se había colado entre la pequeña muchedumbre y corrió lo más que pudo entre las personas para llegar lo más cerca posible de Jin. Sus ojos se abrieron, no podía creer lo que estaba viendo. Allí estaba su amigo, portando una armadura carmesí y con una especie de espada con la que ya había herido a su enemigo; él estaba cara a cara con aquella bestia gigantesca en comparación con él, pero eso para nada lo había intimidado, al contrario, parecía quererlo retar con cada movimiento.

—Por los bigotes del Dragón legendario... —dijo un herrero con perplejidad en su voz—. Jamás creí que iba a vivir para verlo, pero, no entiendo por que nos ataca. Siempre le rendimos tributo al dragón ¿Habremos hecho algo que lo hizo enojar?

—No tengo idea, pero ese dragón no es en nada parecido al que le rendimos tributo —contestó un leñador, esforzando la vista para ver mejor a la bestia, ya que la noche había llegado al fin.

Lin estaba justo en medio de los dos hombres, pero como siempre, ella era casi invisible para muchas personas, así que, solo se limitó a escuchar la conversación, ya que se trataba de Jin. Alternaba su vista en los señores y en su amigo para no perder ningún detalle.

—Tienes razón —afirmó el herrero de mediana edad, mientras se acomodaba sus gafas—. Nuestro dragón siempre ha sido rojo, como la pasión de vivir, como la sangre que es vida. En cambio este es negro como la noche y como las sombras. Para mí que ese es mal presagio.

Ambos hombres llegaron a la misma conclusión y hasta Lin tuvo que admitir que aquellos dos tenían razón en sus palabras. «Cielos, saber esto solo empeora las cosas y yo me siento tan inútil solo viendo»

—Rayos, el príncipe Jin se está arriesgando demasiado —comentó el leñador—. Esperemos que el Fenghuang y el verdadero Dragón sagrado lo protejan o no saldrá vivo de esta.

La conversación ya no pudo concluirse, porque el sonido de un espadazo, seguido de un golpe fuerte, hizo que todos pusieran su atención en aquella escena sangrienta. Jin había volado hacia una pared y el dragón azabache se acercó a él con una inmensa rapidez, pero el príncipe recobró luego la conciencia y atravesó la pata delantera de la criatura.

El chillido que lanzó fue demasiado estridente, tanto así que todos se tuvieron que cubrir los oídos, aunque Lin tuvo que aceptar que no le afectó demasiado tal ruido. De pronto, de la nada el dragón lanzó un grito más mientras veía hacia el cielo; otro grito similar se escuchó desde la lejanía; Lin pensó que podría ser un efecto de eco, porque ya no se escuchó más.

Jin aprovechó la distracción del dragón para saltar al nivel de su cabeza y allí atravesarle el cuello de un espadazo ante la exclamación de todos. La criatura no pudo lanzar un grito más y cayó desplomada al suelo junto con el príncipe.

La muchedumbre gritó escandalizada y victoriosa a la vez. Todos corrieron a auxiliar al príncipe que había salvado a la Ciudad, pero nadie notó cómo Shun, el príncipe heredero había luchado cuerpo a cuerpo con un dragón mucho más grande y fuerte.

Nadie notó cómo aquel dragón se había ido como un rayo, en una especie de tele transportación, dejando al príncipe heredero, más herido que nunca y sin nadie que fuera en su auxilio.

Algo más acontecía en las cuatro paredes del palacio: un grito de dolor del Emperador hacía eco en las paredes de aquella habitación, que repetía hasta el cansancio el nombre de su amada esposa.

--------------------------------

Continuará...

--------------------------------

¡Hola! Aquí vengo con un nuevo capítulo. Todos han visto la hazaña del príncipe Jin, pero nadie la del príncipe Shun, quien está sin que nadie corra a auxiliarlo ¿Sobrevivirá el príncipe heredero? ¡Descúbrelo en el próximo capítulo!

¡Gracias por leer! :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro