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Beso furtivo

—Yo... —El corazón de la chica comenzó a latir desbocado cuando el rostro de él se iba acercando poco a poco.

Sus manos y piernas temblaban con sutileza con tan solo sentir aquel tacto que tanto anhelaba. Realmente se mentiría ella misma sí negara que ella ansiaba esa cercanía de parte de él.

Su juicio se nubló por un momento y no quiso pensar en el futuro ni en lo que estaba mal. Simplemente ella misma se encargó de acortar la poca distancia que quedaba entre ellos; acercó su rostro al de Yun, para rozar una vez más sus labios y el contacto causó explosión de energías y sensaciones que ya había experimentado antes pero que sumado al pensamiento de hallarse solos le resultaba meramente excitante.

El príncipe no se quedó atrás realmente había amado la iniciativa por parte de ella porque, le indicaba que ambos estaban en un mismo sentir totalmente correspondido. Así que acunó el rostro de ella entre sus manos y la trajo más así colisionando mucho más sus labios de lo cerca que ya estaban en un inicio. El sonido de ese primer beso se escondía entre los demás ruidos de la noche, solo ambos ejecutantes de aquel acto clandestino y pasional podían escucharlo.

Por inercia ambos jóvenes cerraron sus ojos, disfrutando de aquel momento sin prisas. Ninguno de los dos se imagino que eso realmente pudiera estar pasando en ese instante pero así era... Era real aquella suave y cálida y húmeda sensación de sus bocas conociéndose por primera vez, todo aquello sintiéndose tan cálido, tan íntimo que no podían evitar jadear en medio del beso.

Sus bocas ya estaban unidas como tanto anhelaban, y se movían deseosas una contra la otra. Ella entreabrió sus labios para dar más acceso a que él profundizara más el contacto. Aquello solo provocó que una corriente electrizante invadiera ambos cuerpos qué estaban experimentando esas nuevas sensaciones y que por nada del mundo deseaban dejar de sentir.

Yun con mucha delicadeza, guió el rostro de Siu hacia el lado contrario para luego unir más sus cuerpos en un abrazo peligrosamente excitante. Sin proponérselo, sus lenguas se habían rozado, contacto que sacó un pequeño gemido ahogado a la joven; el beso se estaba volviendo más deseoso, era algo que no podían evitar.

En cuanto el príncipe y la aldeana, con el deseo hirviendo en sus sentidos, se apegaron más a la pared que los protegía, de pronto un grupo de pasos hizo que ambos salieron de ese mágico momento de manera abrupta y se ocultaron un poco más en la profundidad de la oscuridad, porque era evidente que ninguno de ellos debía estar allí en ese momento.

Aquella bulla se trataba nada más y nada menos que de un grupo de sirvientes que a lo mejor estaban escapando de sus quehaceres. Yun y Siu se quedaron abrazados, ahora con el temor a flor de piel, implorando en sus mentes no ser descubiertos de esa manera por ese grupo de personas que la joven guerrera conocía bastante bien, puesto que ya había convivido cierto tiempo con todo el equipo de la servidumbre.

Entre risas bromas y charlas el grupo se alejó del área haciendo que ambos jóvenes ocultos pudieran respirar con más calma.

Pronto se dieron cuenta que se encontraban abrazados y el príncipe aprovecho para abrazarse un poco más a ella quién tampoco hizo por deshacerse de aquel gesto que le brindaba seguridad y bienestar, aunque luego se separaron para mirarse a los ojos sin saber qué decirse con exactitud.

Siu se llevó una mano al pecho con un dejo de alivio y preocupación y Yun se acomodó el flequillo que se había despeinado un poco por aquel excitante beso que había compartido con ella. Él no pudo evitar ver el comportamiento nervioso de la chica y sonrió para comenzar a hablarle.

—Creo que te has quedado sin habla —dijo Yun un tanto divertido, en ese instante el mismo calló sus palabras, porque sus ojos habían conectado por enésima vez para ambos quedarse mirando con ansias y anhelos locos —. Por poco nos descubren —prosiguió, aún la respiración acelerada por todo lo que había pasado para luego llevarse la mano hacia sus labios aún saboreando aquello que acababa de pasar.

Siu también estaba en ese mismo trance y sonrió ante las palabras del príncipe, aunque con la misma despabiló y se dio cuenta de lo que había pasado eso no estaba bien. El peso del remordimiento la atacó de una manera muy fuerte. Se llevó dos dedos a sus labios con preocupación y la mirada que le dedicó al príncipe lo preocupó por completo.

La joven dio un paso hacia atrás, queriendo alejarse de él lo más que pudiera. Su mente en ese momento era un caos, no podía frenar su conciencia le dictaba que había actuado de una manera muy mala. Y quizá, hasta merecía ser desterrada del palacio y de Ciudad Prohibida por ser una rebelde sin causa.

—¿Pero qué te pasa, Siu? —reclamó Yun.

—¿Qué me pasa? ¿En serio lo preguntas como si nada? Esto no está bien por donde se le mire y lo sabes, no debimos haber hecho esto.

El semblante de Yun se desfiguró al escuchar aquellas palabras de su amada, contradictorias a lo que le había demostrado con sus acciones. No podía creer que primero le hubiera correspondido para luego arrepentirse y tampoco quiso quedarse callado, así que prosiguió a cuestionar a la chica.

—Entonces... Estás diciendo que todo esto que sentimos es un error ¿Acaso solo yo soy el que siente algo? Me gustaría que me lo dejarás en claro de una vez por todas para no ilusionarme contigo en vano.

—Es que... Esto es más complicado de lo que piensas, Yun ¿Crees que tu padre el Emperador va a aceptarme así como así? —reclamó Siu, dolida con la idea de la postura en que ambos estaban—. Las cosas no son fáciles para mí y tengo miedo de enamorarme más de ti sin que realmente podamos estar juntos hasta el final ¿Entiendes?

El príncipe quedó un tanto descolocado, porque era evidente que ella tenía razón en sus palabras. La impotencia subió por su pecho y salió como un gruñido de su garganta para dar un leve golpe a la pared con su puño que sobresaltó un poco a la chica.

—No sabes cuánto deseo no ser un príncipe, ahora más que nunca —bufó con el ceño fruncido, pero luego suavizó su mirada y una vez más la vio a los ojos.

La joven suspiró y no pudo evadir su mirada, se dejó llevar por lo que sentía; no soportaba verlo mal, deseaba que ese momento fuera alegre, sin embargo eso le parecía más que imposible. Llevó su mano hacia el hermoso rostro que tenía enfrente y Yun colocó su mano sobre la de ella.

—No podemos cambiar lo que somos, esta es nuestra realidad y dudo que podamos hacer algo —afirmó mientras acariciaba la mejilla del príncipe.

—¿Qué puedo hacer?, si es a ti a quien quiero a mi lado —dijo con desesperación en sus palabras.

—Eso no lo sé, ojalá pudiera encontrar una respuesta, porque yo también te quiero a mi lado —Se quejó la chica, tan frustrada como él.

Los ojos de Yun brillaron de ilusión cuando a sus oídos llegaron aquellas palabras. No pudo evitar acercarla más a él para plantarle un beso deseoso que terminó para continuar hablando.

—Ámame a escondidas, por favor —propuso Yun y besó la mano de Siu, sin analizar del todo sus palabras, solo dijo lo que sentía en el momento.

—¡Es demasiado arriesgado, podría haber graves consecuencias! —respondió con desesperación.

—Por lo menos mientras encontramos otra manera, pero por favor no nos privemos la oportunidad de amarnos —insistió el príncipe mientras rodeaba la fina cintura de la chica— ¿Me prometes que considerarás esto que te propongo?

Siu se mordió el labio inferior mientras hacía hacia atrás un mechón de su cabello que se había salido del agarre de su moño medio alto, luego Yun llevó su mano al mentón de ella para que lo viera a los ojos; esperaba una respuesta inmediata.

—E-está bien, lo pensaré, pero tienes que ir con tu familia, el festival... Estoy segura de que te están buscando y no debemos crear sospechas, Yun —respondió Siu, con la respiración un tanto agitada a causa del miedo que le provocaba todo lo que pasaba.

Yun sonrió complacido, en su interior sentía que todo estaría bien mientras supiera hacer las cosas para no perjudicarla a ella. Rápido le dio un beso fugaz y la levantó por la cintura para darle un par de vueltas.

—¡Oye! ¿Qué haces? —Siu rió ante aquel acto espontáneo del príncipe, hasta que él la bajó.

—No sabes cuán feliz me has hecho, hace mucho no me sentía así, te lo confieso —dijo él.

—A mí también me hace feliz esto que siento por ti —Siu lo abrazó por el cuello—. Ahora debes irte, por favor. Mañana te diré mi respuesta sobre esto que me propones.

Repentinamente el vocero real exclamó que con urgencia se necesitaba al príncipe Yun en la sala principal del palacio. Aquello alertó a ambos, que podían sentir la adrenalina del miedo a ser descubiertos antes de que algo entre ellos comenzara.

Yun se acercó peligrosamente a Siu para quedar a centímetros de sus labios.

—Disfruta el resto de la velada, yo no dejaré de pensar en ti. Te veo mañana en nuestro lugar de siempre —Se despidió de ella y ambos se fundieron en un beso que fue difícil terminar.

El príncipe dio unos pasos hacia atrás y se alejó de ella, para irse rápido por donde había llegado. Siu dio un largo suspiro y acarició su labio inferior para involuntariamente esbozar una sonrisa de tonta; nunca se hubiera imaginado que él pudiera sentir algo tan fuerte por ella y mucho menos que fuese a confesarlo, todo parecía un lindo sueño del que no quería despertar.

—Con que aquí has estado —dijo una voz ronca que conocía bien.

—¡Comandante, me asustó! —exclamó Siu con el corazón a mil.

—Oye, no te asustes, linda. Bueno, es que todos están preguntando por ti, dijeron que te habías ido con un hombre por ahí, así que vine a cerciorame que no fuera un abusador o algo parecido.

Siu caminó hacia él, mientras se sacudía su uniforme qipao color rojo.

—Pues, ya ve que no me ha pasado nada, además, sé cuidarme sola —espetó Siu fingiendo que no estaba nerviosa.

—De eso estoy seguro, solo fue precaución y... preocupación —prosiguió Qiao.

—No era necesario, pero gracias —Siu hizo una reverencia de gratitud.

—¿Vamos al resto del festival? Te perdiste la llegada de la prometida de su alteza Shun.

—¿Ya ha llegado? —inquirió apenada mientras los dos comenzaban a caminar de regreso al patio principal.

—Hace un momento, pero el príncipe Yun no aparecía y el emperador estaba muy molesto, aún no se sabe qué ha pasado con él, desapareció —Qiao se encogió de hombros.

—Oh... Quizá tuvo un contratiempo —dijo Siu con el sudor perlando su frente.

—Sí, pero ese ya es un dilema de la familia real, igual el compromiso es del príncipe heredero, aunque hay rumores de que no solo él se verá comprometido, sino los tres hermanos Qing. Bueno... solo es un chisme que anda en los corredores.

—¿Qué? —Algo en el pecho de Siu se removió cuando escuchó las palabras de Qiao. Aquel rumor se volvería en su tortura hasta que no fuera desmentido.

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Continuará...

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