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9.- En manos de un loco.

Una semana más tarde.

" Todos los hombres que conforman el ejército real, acudid al Cuartel General y ponerse bajo las órdenes de sus superiores a partir del mediodía de hoy...."

Hojas de tonalidad amarillenta volaban por las calles de la capital del reino, tan abarrotadas de gentes negociando artículos lujosos, de primera necesidad e información. Sorrento sumamente preocupado por el decreto del rey que los obligaba a regresar al cuartel antes de tiempo caminaba en compañía de otros jóvenes más que deseaban el regreso de Kanon, puesto que sus tácticas eran fiables, en cambio Julián...

El aludido no era astuto como el Marqués de Almar-Valenius el cual había reclutado en secreto a un batallón completo del ejército de Indrapahts, cosa que si llegaba a oídos de Su Majestad provocaría un escándalo mayúsculo.

Al llegar hasta el cuartel, se oyeron varias voces extasiadas, soldados jóvenes y veteranos que hablaban a gritos, señalaban, gesticulaban y planeaban como organizarse eran la tónica de aquel lugar. Del Comandante encargado ni rastro.

—¿ y el Comandante?

—no hay Comandante, Sorrento­—le contestaron al unísono mientras volteaban sus miradas hacia un estrado—los reyes son desde ahora los Comandantes Supremos, partirán con nosotros apenas el Principe de Antares regrese de su fallida reunión con la enérgica Emperatriz de Uydatet  y dejarán como Regentes al...

—¡ a callar!—apostrofó otro con cara de pocos amigos—después chismorrean...

Eso no estaba bien, si los reyes asumirían el mando supremo, se darían cuenta de la falta de un batallón y serían problemas para ellos ya que sabían que fue Kanon que tomó sin autorización soldados para la guarnición de Denébola.

—no pueden saber que falta Rómulo y Remo.

—no te preocupes, ese batallón no fue nombrado por nosotros en la revista—lo tranquilizó su compañero.

—¿ Tomiris si está?—preguntó otro.

—el batallón femenino... si, de echo ellas son más que el resto de batallones... el General siempre apostó por Tomiris, ya que él lo creo.

—pero Rómulo y Remo son más tácticos—habló de nuevo Sorrento—Sargón es más brutal, Arjuna son pocos y Nearco...

—Nearco es marina, ellos intervendrían si hay batalla naval, por lo tanto aparte de Sargón y Arjuna, hay Ahmosis, Bellona, Keops y los Bárquidas—enumeraron los batallones más cercanos a la capital—el resto están en las diferentes guarniciones del reino.

—igual no me tranquiliza....

************

Después de permanecer en las sombras, Albafika se presentó tan discreto como siempre en la propiedad de Sisifo quién lo agasajó como el gran anfitrion que era. Intercambiaron saludos protocolares, preguntaron por la salud de cada uno y familiares mientras esperaban los bocaditos.

Aioros y Shura honraron con su presencia minutos más tarde, el primero visiblemente pálido aunque sonriente y su esposo muy solícito con él.

—Mi Lord—saludaron al unísono los herederos del Ducado.

Al bello Vizconde de la familia Roses, no se le pasó por alto el ver a Shura adoptar una postura tensa ante Sisifo, su tío político. Era bien sabido que el castaño era reacio a aceptar que sus sobrinos se unieran con otros que no fueran elegidos por él para casarse, pero en vista de que Aioros tan inteligente llevó la queja suya hasta Dégel y este le favoreció al obligar a Sisifo a aceptar el matrimonio y restituir los títulos al joven y por consiguiente a su esposo.

—¿ todo bien Aioros?—preguntó el mayor.

El mencionado sonrió apenado ante su aspecto, murmuró una disculpa y tomó asiento a la derecha de su tío que le sonrió paternalmente alivianando la tensión de Shura que lo hizo a su izquierda. Mucho antes de todo eso, Aioria ocupaba ese sitial al ser el siguiente en la línea de la familia.

  — ¿ cómo está Afrodita?— preguntó el pelinegro.

—bien, y ¿ ustedes Altezas?

Confundidos Aioros y Shura miraron a Sisifo que bebía tranquilamente su té. Albafika quiso morderse la lengua por imprudente.

—seremos Duques—Aioros recuperó el habla segundos después—el tratamiento que usted mencionó está reservado para descendientes de reyes, emperadores y principes. Y aunque esta familia...

Shura notó la media sonrisa de su tio político, no era casualidad que un noble de peso como Albafika empleara ese tipo de nombramientos, algo pasaba ahí, algo que podía ascender a los Sagittarius al nivel de reyes.

—reclamé los títulos que nos corresponde al ser descendientes del último Emperador de Avalón, eso te enseñé cuando cumpliste decisieís años que por nuestras venas corre sangre imperial aparte de la real de Ganímedes—remarcó mirando serio a Shura que se sintió un plebeyo a lado de la sangre tan milenaria y poderosa de su esposo—a tu hermano no tardarán en comunicarle la novedad...

El pelinegro pensó en Kanon. Obtendría más poder y su hoja de vida como General y Comandante del ejército real sería más atractivo. 

La chismografía del reino ya tendrían que saber que la casa Ducal de Sagittarius tenía otro título en su haber...

—somos Príncipes de sangre—explicó el castaño con orgullo—el rey nos reconocerá como tales y tú—Shura casi salta de su puesto cuando todas las orbes se posaron en él—no eres de sangre pero por matrimonio si.

Genial, estaba más contento y anónimo como un simple Conde de la casa Capricornio.

 Vio la estupefacción en el bello rostro de Aioros a través de su taza de te la cual bebió con avidez, su hijo o hija nacería con sin fin de títulos y con derecho al trono del reino.

De repente vio el rostro de Aioros tensarse como si una cuerda invisible lo apretaba, luego lanzó un terrible grito inclinándose hacia la mesa, Albafika alarmado sostuvo al joven castaño que comenzó a sudar frío.

Sisifo impasible repartió órdenes a los empleados mientras Shura nervioso y asustado trataba de alivianar el peso de Albafika tomando a su esposo en  sus brazos. Por poco enloquece al notar que algo cálido rodaba por su mano, comprobó horrorizado que era sangre. 

Aioros estaba sufriendo un aborto.

—¿ qué sucede Shura?—preguntó Sisifo ansioso.

—¡ NOOOOOO!-el joven se retorció llorando destrozado al darse cuenta que perdía a su retoño—Shura... lo estoy...

Impotente el pelinegro se mordió el labio evitando no llorar. Sisifo desvió la vista, sabía que algo no marchaba bien en el estado de Aioros y si progresaba el pequeño nacería antes de tiempo con peligro de muerte para su heredero. A él también le laceraba el alma ver padecer a Aioros esa pérdida.

Pero Shura no pensaba igual...

Sin soltar a su esposo que se quejaba y sollozaba quedamente, el joven Capricornio encaró a su tío político sin importarle que Albafika estuviera presente.

—fue usted....—señaló preso de una cólera sin límites, la violencia de las palabras abofeteó al castaño mayor—como lo desafiamos, optó por cometer este crimen simplemente porque no soy el indicado para Aioros.

—estás dolido por la pérdida del niño—habló con una gran frialdad que hasta a él mismo le sorprendió—soy inocente de esa acusación, jamás sería capaz de quitarle la vida a un ser humano—Aioros quedó inconsciente, Albafika supuso que era suficiente el cruce de acusaciones por lo que arrebató al castaño del abrazo del azabache y pidió que lo llevaran a su alcoba mientras él llamaría al médico de la corte para que lo examinara.

Contrito Shura no replicó. Desapareció por el pasillo siguiendo a la procesión que conducía a Aioros a su habitación.

—lamento todo esto—se disculpó Sisifo posando sus ojos cansados sobre el pequeño charquito de sangre—yo... no sé qué decir...

—es lamentable amigo, espero que Aioros se recupere de este golpe—posó su diestra sobre el tenso hombro del castaño—yo debo atender mis obligaciones e instruir a Afrodita sobre su futuro...

Una vez solo, el Duque de Arkab tomó entre sus manos la taza en la que bebió Aioros, la acercó a su nariz topándose con un aroma dulzón que le revolvió el estómago.

—esta sustancia es....

*************

—¿ tienes listo el ejército?—preguntó Radamanthys a su general.

—si señor—respondió el hombre alisandose su gruesa capa—dentro de dos horas marcharán directo a Alhena y lanzará ataques sobre Denébola.

El Déspota tenía sobre una mesa antigua, un mapa de grandes dimensiones con objetivos marcados, el primero era el Archiducado de Alhena cuyos gobernantes no se imaginaban la ofensiva que tendrían. Sabía que atacando y arrasando el territorio de Aspros y Deuteros Castor, Indrapahts saldría en su auxilio dejando desprotegido a la capital real y él aprovecharía para colar a sus espías en el palacio real, ejército y la corte.

—quiero a los Castor aquí vivos, si alguno se resiste mata a uno de sus familiares, deporta a su población a Amasie y una vez eso te acercas a Denébola, Kanon Geminae saldrá a defender con uñas y dientes—una macabra sonrisa se dibujó en su rostro—quiero que lo amenaces con el león...

El general, reparó en algo... el plan era predecible. Él consideraba que primero se debía hostigar a Denébola con un grupo de hombres, los mejores de sus filas, de esa forma, aislaría el territorio y el resto del ejército marcharía directo y sin piedad hacia Alhena. Por amor al león, el gemelo reclutaría hasta las piedras del camino.

—veremos que tan sólido es tu amor por él... General y Comandante—clavó un pequeño cuchillo en el centro del mapa donde un león fiero simbolizaba Denébola, el general se retiró una vez dispensadas las ordenes—cierto Asdrúbal... si Su Alteza se desquicia, amenázalo con llevarte de rehén a su querido, eso lo aplacará...

Asdrúbal asintió frió a la orden, una vez fuera despachó soldados al norte de Giudecca quienes llevarían consigo al contingente que " daría la visita de gracia a Denébola" y se aprestó a reunir a los batallones que atacarían Alhena sin aviso alguno, Asdrúbal pensaba que estaban en manos de un loco enfermo de poder dispuesto a derramar sangre por sorpresa y aunque los demás reinos y territorios estaban prevenidos, Alhena vería su gobierno caer bajo fuego y espada atacado cobardemente.

—moviendo señoritas.. el botín no llegará solo—a empujones movilizó al restante del ejército conformado por el batallón Nergal, Anubis, Eris, Equidna, los más feroces, profesionales y brutales en el campo de batalla rumbo a Allhena.

Horas más tarde, el terror se apoderaría de Indrapahts, Denébola, Antares, Asgard cuando supieran que el fuego arrasaba sin piedad sin dejar ningún palacio, casa ni muralla en pie.

—ya saben de lo que soy capaz, reyezuelos imbéciles....

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Aclaraciones:

Amasie.- Recién la menciono, pero en este fic es una región apartada de Giudecca donde son enviados los prisioneros de guerra.

Los nombres de los batallones los tomé de personajes sobresalientes y deidades. Mi gusto por la histori y mitología es inmenso :D

Ahora juzguen ustedes... ¿ Sisifo tuvo algo que ver con la pérdida de Aioros?

Lamento haber tardado.

Ya se viene la guerra cruenta y funesta.

Se los quiere mucho :D

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