21.- Meses más tarde
No tardé milenios :3
Créditos de la imagen a su autor.
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Los Virgo y los Cástor no perecieron bajo el furioso filo del hacha del verdugo particular de Radamanthys, gracias a una misiva secreta de Saga enviada al quinto día de los diez que corría el plazo en la que le ofrecía liberar a los mercenarios que habían capturado luego del asalto al palacio en el que varios nobles entre ellos Sisifo y Cid intervinieron matando a unos cuantos.
Recalcó que no entregaría a la reina viuda Perséfone ni a sus hijos que vivían en una de sus propiedades fuera de la capital de Indrapaths, respetaba la vida de personajes ilustres como para lanzarlos al fuego. Radamanthys se cuidó de que nadie filtrara la información de que Kanon estaba prisionero en Giudecca.
A regañadientes, el Déspota de Giudecca accedió a conmutar la pena de muerte a los cuatro aristócratas quienes aliviados marcharon al octavo día de aquel territorio, eso si no debían revelar nada sobre Kanon. A su vez los prisioneros fueron devueltos sin ningún rasguño.
La guerra fue aplazada hasta dentro de un año, se mostraba benevolente con sus rivales pues de esa manera ellos se confiarían y en lo menos pensado, los atacaba con sus hijos. Conocía de buena fuente que Aioria regresaba a su palacio amargado y cargando con un estado que la pasaría solo y Milo en pocos meses vería nacer a su primogénito.
El tiempo pasaba inflexible y eso Kanon no le importaba, perdió la cuenta de cuantos meses, días y horas llevaba prisionero. Se negaba rotundamente a las solicitudes indecentes ganándose el respeto de sus carceleros quienes dejaban que saliera de vez en cuando.
Una mañana después de tomar su primera comida del día, solicitó una audiencia con Radamanthys, le preocupaba su hijo no nacido y más con el chiste de que Marín creyó que estaba muerto y por consecuente "el aborto" del castaño que recluido en su palacio retomaba sus funciones principales bajo la atenta vigilancia de Aioros y del compromiso de la nobleza en respetar los derechos del niño o cuantos sean.
Radamanthys le concertó la audiencia para una tarde en el gran comedor que Hades en sus tiempos de rey remodeló el piso con mármol rojo reemplazando el blanco pues consideraba que el comedor donde se llevaba a cabo los banquetes para embajadores debía mostrar el esplendor de Giudeca. Kanon fue sacado de su celda horas antes de la entrevista para que se aseara y preparara.
Llegado el momento, la pesada puerta de ébano con cerraduras de plata fue abierta ante sus ojos, Radamanthys se mostró de pie a lado de una de las sillas, vestido con una rica dalmática elaborada en lana teñida de púrpura en cuyas mangas tenía bordados, cuatro líneas de hilos dorados cuyo significado por Radamanthys era secreto. En el cuello de la prenda, una franja de oro decorada con cuatro rubíes que separados estratégica mente abarcaban toda la zona, en cierta forma le recordó la indumentaria de bodas de Deuteros al casarse con Asmita muchos años atrás. Sin contar el escandaloso broche que parecía una serpiente engastada en esmeraldas y diamantes.
Él nada más quiso unos pantalones grises algo sueltos y una camisa azul que resaltaba en parte su atlético torso que su interlocutor aprovechó para echar un breve vistazo hallándolo apetecible. Apenas quedaban rastros de las heridas en su rostro, brazos y clavícula.
Los guardias lo empujaron y cerraron la pesada puerta tras su espalda. Aguardó. El rubio chasqueó los dedos y dos tímidos jovencitos vestidos de algodón salieron de un rincón con sendas bandejas de plata de las que brotaban olores agradables al olfato.
—No quería que fuera una charla insípida, al fin de cuentas... hablaremos de tu descendencia.
Kanon vio las carnes de avestruz, perdiz rociados con especias, salsas y vegetales cocidos al vapor y sin querer su mente trajo a colación las fruguales comidas con Aioria y no pudo evitar sonreír discretamente.
—Sin rodeos, nada más quiero que mi hijo viva. El resto no me importa.
—Es evidente, por eso me interesa saber cuál es tu plan—sirvió dos copas de vino, de las cuales una ofreció a Kanon que declinó.
—No tengo plan, nada más quiero asegurarme que Aioria viva tranquilo los meses que le falten. Eso si que Saga no se entere que me tienes retenido porque es capaz de venir solo y cortarte las bolas...
Radamanthys sonrió tenso. Las amenazas de su " invitado" no eran vanas, conocía de sobra que todos los hombres incluso mujeres de Indrapahts desde que alcanzaban la pubertad eran entrenados en lucha que podían extenderse si entraban al ejército.
—Tienes mi palabra de que no haré nada que afecte tus intereses. Por eso en vista de eso te ofrezco uno de mis hombres para tu objetivo.
Kanon chasqueó la lengua, ninguno de esos hombres le caían bien peor para un trabajo tan sencillo.
—No confió en tus lamebotas Radamanthys—se negaba a probar bocado, que tal que contenía veneno, Pandora era una experta en eso.
—Aunque sea mi enviado, obedecerá lo que ordenes—comentó Radamanthys a Kanon—por la dama Aquila no te preocupes... un secreto suyo está en mis manos y si osa hablar...
—Sisifo se saldrá con la suya...—espetó cruzando los dedos sobre la servilleta bordada con hilos rojos-mi matrimonio quedará anulado y por ende la dama Aquila ganará los privilegios que yo tuve.
—Algo que no deseabas. ¿ De verdad amaste a ese niño bonito?
Alzó una de sus cejas por el interrogatorio, Pandora oía la charla por un pequeño agujero practicado en la pared la cual colindaba con un túnel. Ella creía que Radamanthys tenía una cierta atracción hacia Kanon y no se equivocaba, las molestias que se había tomado con él ni siquiera las tuvo con Perséfone de la cual se había prendado. El Déspota era tan enamoradizo como un mozo de alta alcurnia.
—Eso no debería importarte... lo que tengo con él es mi incumbencia.
—Es evidente que si, si mataste brutalmente a mis hombres por él—se le acercó hasta quedar frente a frente tan cerca que Kanon percibió el aroma a jabón de hierbas, más desvió su rosto enfadado—sabes muy bien que me atraes y aunque dejes millar hijos, no volverás a verlos.
—Veremos quien gana Radamanthys, por ahora deseo que nadie toque Denébola y eso te incluye a ti...
**********
Cuando puso un pie en su palacio, no pensó hallarse a su hermano y cuñado quienes aliviados lo recibieron sin saber que Kanon no estaba con él. Saga consternado al adivinar la situación no dijo nada, sabía que su presencia en cierta forma le recordaba a Aioria a su hermano.
—No me siento bien—murmuró ocultando su dolor—creo que debo descansar.
Al sentirse más animado para hablar contó que Kanon lo había drogado para irse con unos hombres que tenían placas con el escudo de Giudecca, ya para ese momento él tenía semanas de gestación que era de alto riesgo según el médico de cabecera.
Saga sabía bien que su hermano no era un hueso duro de roer. Con Aioros tomaron la decisión de mantener bajo silencio la existencia del niño de Sisifo.
El Canciller de Indrapahts regresó en secreto a sus funciones prometiendo que investigaría la extraña desaparición de su hermano, mientras Kardia y Dégel se preparaban para la noticia de que su nieto y sobrino respectivamente vendría al mundo en pocas semanas. Enviarían regalos y salutaciones.
—¡ Debería sentirme feliz hermano, pero no, me siento fastidiado!—comentó una tarde algún tiempo después de la partida de Saga mientras el joven culminaba de recibir a una embajada de Asgard que pretendía estrechar aún más los lazos de amistad.
Aioros suspiró mientras agitaba una copa con jugo de granada la cual le parecía horrible, en ese transcurso le había escrito a Shura explicándole que no regresaría a casa hasta que su hermano haya tenido al niño y por ende ser presentado a la nobleza de Denébola y a su tío mismo.
—Te atormentas demasiado—contestó mientras dejaba la copa sobre una mesita de vidrio con patas de basalto para tomar sus manos—algo tuvo que hacer para salvarte, si no ahora no tendrías casi cinco meses.
—Son gemelos—soltó la novedad asombrando a su hermano que no podía creerlo—lo supe ayer luego de insultar al estúpido Comandante que vigila este palacio...
Ya imaginaba esa escena, Aioria vivía con un humor de perros, otras veces lo pillaba mirando con nostalgia las prendas y objetos de Kanon. Eso si no se amedrentaba por nada y a pesar de su estado era capaz de atravesar con espadas y lanzas a cualquiera que osara amenazarlo.
—¿ Y por qué lo hiciste?—cuestionó el mayor.
—Porque hizo un gesto que me recordó a Kanon, se mofó de mi anatomía y mi médico que ronda peor que mamá dijo que ese tamaño no era usual en el tiempo que tengo—esto último lo dijo en un susurro, Aioros notó como la mandíbula de su hermano tembló—su sospecha de que podrían ser gemelos era verídica. Me molesté tanto que sentí malestar y pues fue cuando en esa revisión me enteré.
—Sinceramente yo también creía que ese tamaño era demasiado para ese tiempo—admitió Aioros—quizá serán castaños como tú.
—No lo sé y no quiero crearme expectativas. Kanon es muy... A pesar de que me salvó la vida, lo odio por haberse largado así.
—Quizá está vivo por ahí—lo abrazó mientras dejaba que se desahogara—mientras tanto te cuidaré hasta que él aparezca...
Indistintamente de su sexo, los bebés serían proclamados herederos de su padre en un hecho sin precedentes, si era posible los asociaría al trono apenas alcancen la adolescencia y aquel que probara estar capacitado, lo sucedería como Archiduque o Archiduquesa. Y su tío Sisifo debía aceptar sus decisiones.
Permanecería en su palacio hasta el nacimiento de sus pequeños de los que deseaba tuvieran los ojos vivaces y la astucia de Kanon.
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Aclaro cosas que no sean claras.
Dalmática.- es una prenda que utilizaban los emperadores bizantinos junto a varias cosas más entre esas una franja dorada que cruzaba el pecho.
Ahora si en el capítulo 22 nace el nene :3
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