12.- Veneno y declaratoria.
Dedicado para NiloAries, SouhKazunari, charlize_bramsc y todas las bellas personas que leen y apoyan la historia :3
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Shion no soportó las heridas y la pérdida de sangre falleciendo al filo de la medianoche del mismo día en que fue atacado. Desolados tanto Mu como Saga decidieron preparar los funerales que serían discretos y rápidos para no retrasar la partida de los reyes y el ejército una vez que el Principe de Antares confirmase su alianza con la Emperatriz de las cobras.
Los reyes acudieron a dar sus condolencias y despedir a uno de los nobles que conformaban la fuerza principal de la corte. Todas las casas nobles sin excepción acompañaron al joven Aria en su dolor.
Al día siguiente, Shion Aria fue sepultado en la cripta de los Vizcondes de Aria ubicada en los territorios que aquella familia poseía, Dégel declaró luto en la corte por una semana por sugerencia expresa de Mu que argumentó que a su padre no le gustaría que la corte y el reino se sumergieran en un luto perpetuo, que la guerra no debía retrasarse.
Shura una vez que su tío le dio su permiso para que se instalara en su casa, planeó desenmascarar a Sisifo, estaba seguro que tenía algo que ver con su pérdida y alertar a su cuñado acerca de una charla que Sisifo sostuvo días antes con el Conde de Aquila, aquella información la obtuvo de parte de Arminio el paje personal del Duque.
—siento si es la persona que amas, pero su influencia perjudica muchos intereses—reveló Shura a su pariente quién asintió de acuerdo—es más deberías olvidarlo, es un egoísta.
Las duras palabras de su pariente fueron un balde de agua fría, pero su sangre noble, sangre de los Señores Capricornio que se jactaban de ser fieles a sus ideales, le decía que Shura tenía toda la razón.
—Sisifo tiene mucho poder—admitió—¿ cómo pretendes asustarlo?
—diré que intentó envenenarme—una sonrisa siniestra cruzó su atractivo rostro, El Cid enmudeció—ganas no le faltan pero es lo único que puedo usar en su contra. Tio... me preocupa que Aioros no pueda superar esta pérdida, por eso estoy aquí, eres el único que puede ayudarme.
—dime qué quieres que haga...
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Sin oír razones, Milo ordenó ejecutar a la guardia que dejó pasar al mercenario que por poco quita la vida a su esposo e hijo no nacido, se suponía que tenían que haberlo revisado. Selene lo persuadió de que ejecute a los veinte hombres, que tan solo lo hiciese con el líder de ellos.
Camus aún inconsciente era vigilado por médicos tanto hombres como mujeres, Hyoga fue encarcelado hasta nueva orden ya que era sospechoso del intento de asesinato contra Camus. Calvera se recuperaba de aquel golpe rodeada de su facción que exigía a Su Alteza que declarara la guerra contra Giudecca.
El palacio real parecía un hervidero, sirvientes corriendo, nobles murmurando sobre la situación del Consorte y soldados ansiosos.
—fue demasiado—de pie ya que el trono estaba destruido por la lucha, Milo hablaba al Comandante de su ejército que con gesto grave asentía a la furia de su señor—quiero que prepares a tus hombres para mañana, partiremos al encuentro de Denébola, Aioria ya está en la llanura, cerca de Giudecca.
—a sus órdenes Alteza, sin embargo...
—¿ qué pasa?—respondió hosco, Selene lo miró ansiosa.
—el jefe de la guardia real... usted...
—ejecútenlo y que sea de escarmiento para cualquiera que ose poner en riesgo la seguridad de Antares—dicho esto le dio la espalda, Selene decidió seguir al Comandante, Milo estaba furioso y no aceptaría réplicas.
Lo alcanzó cuando llegaba a las prisiones donde Hyoga vociferaba que era inocente que él no tenía nada que ver con el ataque. Tutmes evitaba en lo posible que se lo relacionara con la Princesa viuda.
—Mi Señora—la atajó—estamos en guerra, no es conveniente...
—mi hijo está furioso por ese ataque, tú eres el único que puede pedirle prudencia. Aún no es tiempo de marchar a una guerra.
—lo es señora, ya es hora de mostrar nuestro poderío naval. Con su permiso debo preparar a mis hombres.
Maldito hombre, pensó ella mordiéndose el labio embelesada por su perfecta y fuerte espalda.
Una hora más tarde.
—mil disculpas por...—arrugó el entrecejo al ver pequeños rastros de sangre en el rostro del rubio, negó con la cabeza la brutalidad de sus hombres—todos estamos alerta por esa maldita guerra y cualquier cosa extraña actuamos.
—ya no importa Alteza—sacudió la mano—ya sabe los términos de mi Señora para trasladar el ejército a la llanura.
Milo asintió inseguro por la misma. En el patio del palacio su Comandante vociferaba órdenes a cada hombre para que se preparen.
—las serpientes no son muy...
—queridas, lo sé, pero esa es la única arma biológica con la que se contaría para contener y atacar al enemigo—admitió el rubio recostándose contra la silla—los Señores de Denébola serán el escudo mientras tanto.
Milo ignoraba las últimas noticias con respecto a las vidas amorosas de sus amigos.
—¿ señores?
—si, no sé si supiste de un affair entre el sobrino de Sisifo Sagittarius, Aioria Leons y el soldado más cínico y más atractivo que haya visto en mi vida—sonrió burlón al rememorar el chisme que circuló como bomba durante días sobre el encuentro sexual de esos dos.
—algo—murmuró Milo desconcertado—Aioria no parecía mostrar señal de que le gustaban los soldados cínicos. Por cierto ¿ lo conocí?
—si viste al Canciller, ya lo conociste.
—ah.
Al Principe de Antares le preocupaba el estado de Camus y su hijo.
—debo consultar a mis Consejeros, hasta eso te quedas como rehén—chasqueó los dedos, un soldado entró—llévalo a una habitación cómoda y vigílalo hasta segunda orden.
—¡ muchas gracias Alteza! ¡ ya estaba harto de esa mazmorra y los ratones!
Luego de esa audiencia fue hasta su alcoba, Camus descansaba, en una silla sus vestiduras reales yacían dobladas muy metódicamente para cuando él se recupere y usarlas de nuevo. Debajo de la fina sábana se advertía el pequeño bulto, el heredero de Antares al que le faltaban pocos meses se veía amenazado desde antes de nacer.
Movido por la ternura posó su mano en el mismo, no sabía si se movería, pero quería percibir esa sensación de palpar el lugar donde crecía su hijo. El Principe Consorte despertó.
—¡ Milo!
—¡ Amor!—selló sus labios con un profundo beso que erizó cada fibra del cuerpo de Camus—shhh, no hables—dijo al romper el beso.
— declara la guerra!-dijo desobedeciendo la petición de su esposo— demuestra a ese maldito Déspota que con Antares no se mete...
Y recordó que Hyoga le dijo informalmente que Sheena ya había neutralizado a mercenarios y controló revueltas. Y después esos asesinos queriendo asesinar a quienes amaba. Tomó una decisión.
Diez minutos más tarde.
Salón del trono principesco.
—envíen un mensajero a la emperatriz de las cobras—se dirigió a Calvera—dile que acepto su alianza y que dentro de tres días parto a la llanura donde se desarrollará la batalla. Tutmes—el Comandante firme aguardó la orden-ordena que lleven el mensaje a Indrapaths, transmitiéndoles mi decisión de movilizar mi escuadra naval y ejército.
Moses el viejo noble se adelantó ante esa orden.
—¡ Alteza! ¡ eso significa...
Milo sonrió macabro.
—si Moses... marcharé a la cabeza del ejército.
Camus que oía la charla entre su esposo y señor desde su alcoba esbozó la sonrisa más satisfecha del mundo, las mujeres y los donceles tenían un gran poder de persuasión. No en vano muchas guerras y tratados políticos se ganaban con consejo y astucia de consortes y experimentados generales.
—ya veremos padre quien tiene la mejor fuerza de guerra...
*****************
Radamanthys lamentó haber provocado a Kanon y Aioria. El batallón más grande y experto fue reducido a unos cuantos sobrevivientes los cuales huyeron sin contar a los cautivos que permanecían custodiados bajo la atenta mirada de los más fieles a Sus Altezas.
Kanon capturó 20 hombres de Giudecca, los cuales ofreció sin dudarlo como " prueba irrefutable de su amor hacia el castaño". Pero aquella extravagancia no había sido la novedad del día... el castaño demostró que era diestro en el campo de batalla al despachar sin miramientos a diez hombres que expresamente el Comandante y General de Giudecca envió con dedicatoria.
La llanura donde fueron sorprendidos se convirtió en la tumba de casi mil hombres enemigos, el olor a sangre repugnaba a Aioria que evitaba respirar y por más que se defendió, la imagen era espantosa, puesto que la brutalidad de su ejército fue irrefrenable y muchos de los muertos prácticamente estaban irreconocibles.
Chasqueó la lengua al notar que se quejaban, un soldado enemigo mal herido se removía entre los cadáveres. Sin dudarlo, lo apartó y lo jaló para intentar sacarle información que sirva para las estrategias de Kanon.
—¡ piedad!—suplicó agarrándolo de la capa-me reclutaron para asesinarlo Alteza y para también separarlo de su pareja... alguien cercano a usted pretende acabar con su matrimonio y...
Un hilillo de sangre salió de la boca del soldado cuyo cuerpo quedó atravesado por la letal espada de Kanon que sonrió como un loco. En vez de enfadarse por la acción, el más joven respiró aliviado al verlo entero sin ningún rasguño.
—esos idiotas cobardes huyeron!—contó clavando el arma en el suelo sanguinolento, Aioria atrapó sus dedos manchados de polvo y sangre corroborando que era él—¡ esto apesta a diablos! ¿ donde tienes lo que te ofrecí?
— tu afamada prueba de tu lealtad hacia mi?—se mofó el más joven-listos para que los reclutes, por cierto diles a tus salvajes que hagan algo con estos cuerpos... si no... ni te dejaré que me toques esta noche.
Dejándolo con el deseo latir debajo de su armadura, se marchó hasta el campamento asentado a pocos kilómetros de la llanura de la muerte. Apenas se puso el sol, la llanura ya estaba despejada aunque los animales carroñeros merodeaban buscando despojos, las hogueras se encendían para cocinar las provisiones traídas, las risas e historias picarescas se oían por todo el campamento el cual se hallaba protegido por un foso excavado y reforzado con estacas.
Los señores se encerraron en su tienda luego de pasar revista por sus tropas y dejar estipulado las guardias hasta el amanecer. Después se oyeron gemidos ahogados, risas lujuriosas y algo ebrias, eso sin contar la voz ronca de Kanon al que le habían ofrecido alcohol como para sufrir un coma etílico.
Después del gusto venía los reproches.
—¡ eres un bruto!—se quejó Aioria—¡ quítate de encima!
—hace cinco minutos me pedías más—increpó cínico Kanon levantándose de encima y desligando su sexo del cuerpo del menor—serás mojigato querido...
—ahora por tu culpa todo el campamento sabrá que tuvimos sexo.
—¿ no era lo que querías?—cuestionó el mayor secándose el sudor de sus pectorales y abdomen—¡ vamos Aioria ni siquiera te quejabas cuando tu boca estaba en mi...!
Aioria no sabía en qué pensaba cuando estaba haciendo eso, ahora tenía un mal sabor en la boca, habían estado como animales en celo para diversión de los guardias que custodiaban la entrada de su tienda quienes apostaron sobre quién dominaba a quién.
Por supuesto que ganó Kanon por obvias razones. Los soldados se preguntaban cuando llegaría el heredero y no solo ellos, Saga igual.
—siento la boca viscosa—tuvo arcadas—¡ maldición!
—¿ te arrepientes?—lo cuestionó viéndolo buscar algo donde vomitar—¡ ah lo olvidaba! ¡ tienes pedigrí!
—¡ no es eso!—se limpió la boca—el vino barato que te enviaron me revolvió el estómago y combinado con tu grandiosa idea, todo me sabe horrible.
Kanon alzó las cejas, lo que él había bebido era cerveza que sus hombres le habían ofrecido, más no vino. Una terrible sospecha se instalo en él cuando comenzó a notar que Aioria respiraba acelerado, sudaba frío y luego se inclinó a vomitar y esta vez era imparable. Horrorizado tomó la jarra de plata que descansaba sobre una mesa de cedro de la que Aioria bebió como un loco, la volcó en el suelo observando su tonalidad y aroma...
Un ligero olor a especias invadió la habitación de su tienda, entonces lo comprendió...
—¡ maldita sea Aioria!—desesperado se puso lo primero que encontró y llamó a voz en grito al médico experto en venenos del ejército que sobrio en medio de ese poco de ebrios acudió al llamado de su señor.
Solo esperaba que la muerte no empañara la victoria. Era la segunda vez que intentaban asesinarlo de esa forma y ya imaginaba quienes eran que lo querían muerto.
Sisifo, Marín Aquila y Radamanthys Wyert.
—ese veneno era dirigido para usted Mi Señor—el anciano mayordomo se apersonó conmocionado por la noticia—la planta de la que es extraído existe tanto en Denébola, Indrapaths, Antares y Giudecca.
Aioria se quejaba y retorcía. Mudo e inseguro de quienes lo rodeaban Kanon salió de aquel lugar que hasta hace poco llamaba suyo, los efectos del alcohol desaparecieron dando paso a una sed de venganza.
Despidió a los centinelas que vigilaban a los prisioneros, sin oír réplicas, los ejecutó uno a uno para horror de alguien que lo espiaba en medio de los soldados. La noche presenciaba impávida el castigo de quien no se inmutaba por nada, nadie tenía derecho a condicionarlo de esa manera. Nadie.
Regresó cuando Aioria dormía luego de haberle suministrado el antídoto. Echó a los sirvientes para quedarse en vigilia, esa no sería la última vez que intentarían algo contra su persona por lo que tomaría medidas urgentemente.
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No sé pero a mi me fascina KanonxAioria, no hay mucho de ellos y lo poco que he leído fue hace tiempo.
Las serpientes en la antiguedad eran utilizadas como armas biológicas al igual que los escorpiones. Existían muchas formas de guerra biológica, pero créanme algunas eran asquerosas y otras terribles.
Saludos :D
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