22, Besos en los raspones.
Los días siguientes al rescate de los trolls, Aria los paso en cama. No sé sentía del todo bien. Cada vez que se ponía de pie se mareaba, y sentía débil las piernas. Además de no poder usar el collar sin sentir que este se hacía cada vez más pesado.
Según Bárbara, Aria estaba anémica. Lo que hizo que Robert estuviera aún más encima de ella. Había hablado al museo para no ir a trabajar por unos días, y que sus amigos le llevarán la tarea a la casa.
Una tarde fue Nomura quien cayó a la casa sin avisar. Tomando por completa sorpresa a Robert. Aria puedo ver a su papá nerviosa frente a una mujer después de tanto tiempo. Realmente no lo había visto así antes.
Pero Nomura no iba por él, quería hablar con ella. Tuvo que buscar una excusa para que poder distraer a Robert. Estaba claro que él no sabía de su verdadera identidad, y ella no quería que lo supiera.
En cuanto el se marchó en busca de una merienda, la princesa se hizo presente estoica frente a quien fue su escudera y mentora en batalla. Pero no era lo único que la mantenía dura frente a ella y la muchacha.
—¿Se trata sobre el collar y la maldición?— pregunto Aria.
—Algo así.— respondió Nomura.—Aunque es inocuo, la maldición sigue intacta. La piedra sigue infectada.
Aria la vio con preocupación y llevo su mirada a la princesa.
—¿Qué tiene que ver con una llave?— pregunto con un deje de preocupación.
La princesa y Nomura se vieron, frunciendo el ceño. El silencio era tajante, y ponía aún más nerviosa a la única que no sabía nada, y menos podían descifrar sus miradas.
—Podrías ser la próxima arma de Gunmar.— respondió la princesa.—Por un tiempo creí que solo era para atacar a mí hermana, y si pero también era algo más.
—Aun sin magia, podía invocar la noche eterna, la clave siempre fue la joya corrupta.— continuó Nomura.
—Usaron la magia de Nix, la única capaz traer oscuridad a algo hecho de luz.— añadió la princesa.—Pero nunca funcionó, y no estoy segura que todo esto sea cierto.
Se puso de pie rápido y les dio la espalda. Pero pronto llevo su mirada a la puerta, se oía voces del otro lado. Por un lado la de Robert y el otra mujer. Con rapidez se oculto en el collar.
Aria la pudo reconocer, y salió de la cama. Se acerco a la puerta, y está se abrió dejando al descubierto la próxima visita.
—¿Abuela Meisa?— pregunto confundida.
Sin dejar que responda, se unió a ella en un fuerte abrazo. Hacia mucho tiempo que no la veía, al menos de forma física. Aguanto las lágrimas, la extrañaba y tenerla cerca le hacía recordar la calidez de mamá.
—Oh nena, estás tan grande.— dijo Meisa.
La señora vio en dirección a Nomura y alzó una ceja.
—Ya me iba.— dijo poniéndose de pie.—Espero pronto ver esa tarea señorita Gold.
Nomura compartió miradas con Meisa, y le dio una extraña sonrisa a Robert. Este se hizo a un lado, para luego bajar con ella.
—Tu papá me dijo que estabas enferma.— dijo en cuanto estuvieron solas.—¿Barbie que dijo?
—Defensas bajas, pero ya mañana podré volver a la escuela.— respondió.
La mujer camino por el cuarto, y se detuvo frente a una foto que tenía de ella y sus amigos. Sonrió con cierta nostalgia y giro para verla.
—¿Jimmy y Toby?— pregunto a lo que Aria asintió.—¿Y ella?
—Oh, ella es Clara es mí mejor amiga.— respondió.—Te va a encantar.
—Si. Me va a encantar verlo a todos, espero pronto hacerles una rica merienda.
Aria volvió a la cama, y su abuela se sentó en el borde. Se acercó a ella, y la tomo de la mejilla para luego apretarla haciendo que Aria riera.
—Estas tan grande mí niña.— dijo sonriente.—Tan linda. Aún no dejas de ser tan pequeña.
Para Aria se sentía tan raro oír eso de ella. Pues casi nunca señalaba que aún era su niña pequeña ni nada de eso. Pero dejo aquella extrañeza a un lado pues sentía que eso era lo común.
—Bien, iré hacer algo de cenar ¿Hace cuando no comen comida de verdad?— pregunto.—Tu y Bobby están muy flacuchos.
Salió del cuarto dejandola sola, y pronto se hizo presente la princesa. Se quedó viendo a la puerta, sintiendo como la confusión se apoderaba de ella.
—¿Pasa algo?
—No, pero veo que tu familia materna tienen rostros muy ...— se pauso sin saber que decir.—En fin, es simpática Meisa Pendragon.
Aria no pregunto nada acerca de ese comentario. Se quedó en la cama leyendo un par de textos para el día siguiente, cuando escucha a su abuela gritar. Apurada, más bien, asustada, pues a esa altura cualquiera que viviera en esa casa podría encontrarse con lo sea, corrió a ver qué ocurría.
Lo que vio no sabía si causarle ternura o risa. En la sala de entrada se encontraba su abuela abrazando con mucha efusividad a Jim. Esta pese a la edad lo movía de un lado a otro sin problema. Luego de apartó para hacer lo mismo pero con Toby, solo que este tuvo la desgracia de que antes pellizcara sus mejillas.
—Oh, como extrañe a este par de raros.— exclamó.—Y justo hoy le decía a Ari que les debo hacer una gran merienda.
—¿Nos contará más historia sobre guerreros y trolls?— pregunto a duras penas Toby.
—No debería, recuerden que ...
Aria se acercó a ellos, y rió ante el recuerdo.
—Lo sabemos abuela, pero igual siguen siendo interesantes, aunque tú lo niegues.— dijo.
Meisa soltó a Toby y camino hasta quedar frente a los tres adolescentes. Los vio con atención, y antes de decir algo alguien llamo a la puerta. Rodó los ojos antes la interrupción y fue abrir. Del otro lado se encontró con Clara. Esta no supo como reaccionar pues era la primera vez que la veía.
La abuela la examinó de arriba a bajo, y dio una sonrisa. Cómo si algo estuviera aprobando.
—Tu debes ser Clara ¿Cierto?— Clara asintió, y dio una leve sonrisa.—Un gusto, ven pasa.
Dejo a Clara al lado de su nieta, y otra vez los vio. Se sintió un tanto extraña frente a los adolescentes, pero no pudo evitar sonreír con agrado al ver al pequeño grupo.
—Creo que si merecen una historia, y la próxima que les voy a contar les va a encantar.— dijo dando una leve sonrisa.—Mañana tendrán la merienda merecida. Ahora largo, debo hacer la cena.
Los cuatro subieron al cuarto de Aria, y se guardaron todos los comentarios que pudieran tener sobre la abuela de Aria.
Pusieron al día a la muchacha. Esta no los podía acompañar a las vigilancias nocturnas así que no tenía mucha idea de lo que pasaba más de lo que contaban.
—Pobre AAARRRGGHH.— suspiro Aria.—¿Cuanto más se quedará vigilando a Gunmar?
—Hasta que sea necesario.— respondió Jim.—Debemos hallar la manera de traer a Draal de vuelta, y encontrar algún punto ciego para atacar.
—Lo bueno es que mañana ya vuelvo, y les podré dar una mano.— dijo Aria haciendo un baile de la victoria con los brazos.
Sin embargo la princesa Aria se interpuso en sus planes, y les regaño por seguir haciendo un trabajo de adulto. Ella les había pedido que se mantuvieran al margen por unos días, para así relajar las aguas.
—Bien, yo iré por Draal, no importa como.— dijo en voz alta.—Soy una antigua guerrera, y lo voy a salvar aunque no tenga armadura.
Y sin decir más nada, salió del cuarto, dejando a los cuatro mudos de la confusión.
—Bien, eso fue raro.— hablo Clara.
—No de que decir al respecto.— dijo Aria.
—Toby.— dijo Clara.
Esta se puso de pie, y el pelirrojo también. Ambos caminaron a la puerta, pero Aria los detuvo.
—¿Qué ocurre?
—Nada, vamos por alguna bebidas.— respondio Clara.
—Si, además le quiero decir a Meisa que ponga un plato más para mí y Nana.— dijo Toby.—Ya volvemos.
Se fueron. Aria y Jim compartieron miradas, y luego de unos segundos comenzaron a reír.
—Hasta creo que Meisa va a poner plato para ti y Bárbara.— dijo Aria.
—Si es así, no me quejo para nada.— comento Jim.—Ya que mañana vuelves a la rutina ¿Paso por ti?
—Me parece una buena idea.— respondió dando una leve sonrisa.
El silencio se apoderó de ellos, y algo los embargo. Cómo si la vergüenza de estar solos hubiese llegado al mismo tiempo, sus mejillas se tiñeron de rojo.
Jim tomo la mano de Aria, y luego alzó la mirada a la joven expectante.
—Los otros días pensaba en que.— aclaro su garganta.—Cuando salgamos, yo ...
—¿Si?
—Me gustaría que saliéramos como una cita.— concluyó.
Aria sonrió, tratando de que no sea tan grande. Pero le fue imposible, y por impulso dio un salto en la cama, para luego cubrirlo con un abrazo.
—Yo, ah. Lo siento.— se hizo a un lado.—Claro, me gusta salir contigo.
—Es hasta ahora la mejor forma en que me han dicho si en algo.— dijo Jim.—Solo espero sobrevivir al entrenamiento de Strickler y Nomura.
—Oh, eso me hace pensar en que debo seguir con el mío.— Aria salió de su cama.
Comenzó a caminar de un lado a otro, se detuvo y dio un suspiro de cansancio.
—Espero que la princesa logré recuperarlo.— dijo.
—Creo que debemos confiar un poco más en ella.— dijo Jim.
Se acerco a ella, y Aria volteó de inmediato. Pronto ya no había distancia o secreto que los separa. Sus corazones latían nerviosos, y se podía oír a los lejos. Jim quitó un mechón rebelde que cubría su mejilla, y deslizó su mano, hasta llegar a su hombro.
Aria, estaba lista, no era algo que deseaba con locura, pero estaba segura que lo esperaba en cualquier momento. Sin embargo, cualquier cosas que pudiese pasar, hasta el más pequeño beso en la mejilla, se vio interrumpido.
—La puerta abierta.— dijo Meisa.—Ya bajen y ayuden con la cena.
Ambos adolescentes, avergonzados y nerviosos, se vieron con pena y rompieron la cercanía.
—¿Al menos puedo tomar tu mano?— pregunto Jim por lo bajo.
—¿Quieres que Robert acabe contigo?— preguntó graciosa.
—Ah, tienes razón.— rió nervioso.—Quiero vivir un poco más.
Estando abajo, fueron directo a la cocina y ahi encontraron al resto e incluida Barbara. Esta le decia algo muy emocionada a Meisa. Pero no fue su extraña exitacion lo que les llamo la atencion, sino su cara cubierta de acrilicos.
—Es que me he sentido inspirada.— sostuvo.—Vean esto.
De atras de la mesada saco una cuadro, no tan grande como un bodegon, pero que no dejaba de ser llamativo.
Aria lo vio con sorpresa, mas aun cuando noto a Jim palidecer del susto.
—¿Eso es . . . ?
—Un gran troll.— interrumpió Meisa.—Vaya, Barbie, no te hacia amante de la fantasia.
—Yo menos.— dijo la mujer con entusiasmo. —Siento que es algo que Alexia haría, o bueno le encantaría recibir como obsequio.
La abuela tomo la pintura con sumo cuidado, y dio una sonrisa nostalgica. No derramo una lagrima, pero si sintio lo mucho que extrañaba a su hija.
—A ella le hubiese encantado Barbie.
•
La princesa se encontraba frente a la entrada de un departamento. Tomo aire profundo, y contó hasta tres. Rompió su collar, y sin perder más tiempo llamo.
No tardaron en abrir. Aria frunció el ceño de inmediato, sin embargo se relajó por un instante.
—Necesito tu tonta ayuda.— pidió casi en tan bajo que apenas se pudo oír.—Por favor.
★★★
Dame el título que más expectativas genere 😎
Hola mis soles ¿Cómo les va? Espero que bien.
Yo bien, por suerte ya estamos a fin de año ¿Cierto?
Ustedes querían un capítulo bien bonis, yo les di un capítulo bien bonis y tranquilo. El que sigue no lo será tanto.
Nuevo personaje desbloqueado. Ah, la abuela Meisa o Meissa no me acuerdo. Es la señora, y será la señora.
¿Qué onda con ese final? En fin, parte del próximo capítulo 😎
✨ Besitos besitos, chau chau ✨
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