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18, Los deselegidos.

El director los dejo ir, pues con el malestar que cargaba, y los extraños sucesos en la escuela, no podía mantenerse tranquilo.

El grupo de amigos en la primer oportunidad corrieron al Mercadotroll, pues necesitaban alertar lo que sucedía con Draal.

En cuanto entraron, Jim se detuvo. Miro a su alrededor, y pronto sus ojos se llenaron de lágrimas. Este no sabía como mantenerse parado frente a lo que vivió en la tarde. Se culpaba en silencio, creyendo que por un mínimo descuido su amigo de piedra estaba en peligro.

—No te preocupe.— dijo Toby.

—Ayudaremos a Draal.— Aria sonrió.—Hallaremos la forma.

Jim pudo calmarse, sin embargo un nuevo motivo surtió, que los hizo alterarse. La princesa los llamo para que vieran al frente, y el grupo se encontró con un grupo de trolls, kruberas. Un par de estos capturaron a Jim a la fuerza.

—Exijo saber qué es lo que ocurre.— exclamó la princesa poniéndose al frente.

Los kruberas abrieron paso a su lider, la reina Usurna. Esta camino hasta llegar a donde estaba la princesa viendola de mala ganas. Aún sin saber nada, estaba claro que no se llevaban bien.

—Eres tu.— gruñó.

—Debería guardar respeto señorita Meyer, no tiene autoridad en estas tierras.— dijo Usurna.

—Pero yo si.— Candra se puso al frente.—Como hija de la antigua reina Moira, exijo saber que ocurre con el cazatroll.

La troll vio a la joven ex sucesora del trono.

—Solo tu madre podría exigir algo acá, y tampoco tanto.— dijo Usurna, dando una sonrisa maliciosa.—Pero les diré que pasa.

Tomo aire, y alzó una mano en señal de que se llevarán a Jim.

—Joven Lake, esta bajo arresto por haber dejado pasar a nuestra mundo al terrible Gunmar.— informó.

Las autoridades subterráneas se llevaron a Jim, y tras él fueron sus amigos pidieron explicaciones. Estaban seguros que él se haría cargo de todos, y no diría nada sobre que fue su grupo quien le dio una mano para salir de las tierras oscuras.

Ante ellos se presentaron dos posibilidades si era culpable. De ser un rotundo si, Jim era condenado a la muerte. Lo que para todos ahí era una locura. Tanto él como Aria habían estado dando su mejor esfuerzo como para que todo terminara tan rápido.

Sin embargo, la otra posiblidad no dejaba de ser extrema. Debía entregar el amuleto sagrado para que esté sea destruido. Aún seguía siendo una locura. Dejaría desprotegidos no solo a trolls, sino que a humanos también.

El deber de Aria sería mucho más, más pesado.

Y el tribunal no se veía como un grupo de trolls flexible ante la idea de perdonar a unos adolescentes humanos.

—Piénsalo.— dijo Usurna tras una explicación.—Tienes hasta el amanecer.

Antes que se lo llevarán con los demás prisioneros Aria los detiene.

—Jim, por favor.— tomo sus manos.—Deja que me haga cargo, se supone que debo protegerte de esto.

—¿Y si te quitan el amuleto?— le pregunto dando media sonrisa.—Seria mucho peor.

Aria negó, y trato de que las lágrimas no escurrieran.

—No, eso no es lo peor. No para mí.— musitó.—¿Crees que lo resolveremos?

Este la vio, y no supo que decir. Tampoco lo dejaron seguir hablando que se lo llevaron. Aria quedó estática ante la falta de claridad. Le dolía, no tanto por perder a un compañero de aventuras y batalla, sino porque podría perder a su mejor amigo.

—Y usted guardiana tiene suerte.— dijo Usurna.—Sin embargo los ojos también están puesto sobre sus deberes.

Aria guardó silencio y se marcho.

Aria estaba al borde de la cama viendo la piedra verde en su mano. No aguanto más, y se echó a llorar. Todo pesaba en cada lágrima que caía. No podía dejar de sentir que su esfuerzo por ser útil no estaba valiendo de nada.

Una lágrima cayó sobre su collar, y este comenzó a levitar y brillar.

—¿Qué ocurre ahora?— pregunto indignada.—¿De que manera arruinaras mí vida?

Del collar brotó una luz del mismo color, y de esta se formó una mujer. Nunca antes la había visto, y está se presentó como Erea, una antigua guardiana de Irlanda.

—Al final ninguna se ha equivocado.— dijo, y de cruzó de brazos.

Aria seco un par de lágrimas, y sorbió su nariz. Pestañeo para aclarar su vista, y se puso de pie para verla de más cerca.

—¿De que hablas?— preguntó confundida.

—La historia, el collar se equivocó al elegirte. Claro que no ibas a ser tu.— respondió.

Sin dejarla decir nada, la luz verde se hizo más intensa.

Jim veía resignado a su pronto futuro. No podía creer nada de lo que estaba viviendo. Había hecho y logrado tanto que ahora no significaba nada. Aún estando vivo sentía que estaba sacrificando gran parte de su vida.

—Bien hecho elección mágica.— murmuró viendo el amuleto.—Mí vida se arruinó por completo. Ojalá nunca haberte recogido.

Lanzó el amuleto lejos de la jaula, y hundió su rostro entre sus rodillas. Ahora no le quedaba de otra que esperar la sentencia final. Sin embargo algo ocurrió que le hizo levantar la mirada.

Una luz azul brotó del amuleto, y salió de la prisión. Paso por la forja del héroe y se detuvo el busto de un antiguo cazatroll. El espíritu de Unkar se hizo presente frente a Jim, y este, como si estuviera en sintonía con Erea repito lo mismo.

La luz intensa lo cubrio por completo, y cuando logró abrir los ojos, se dió cuenta de donde estaba, justo en el comienzo. En su habitación la mañana antes de ir por lo que iba a ser un extraño futuro.

Aria abrió los ojos, y se encontró en medio de la clase de historia. Alzó la vista y el profesor la veía detenido.

—¿Le aburre mí clase señorita Gold?— pregunto el señor Strickler.

—No, yo lo siento.— sonrió apenada.

La campana sono, y está guardo sus pertenencias y salió del aula junto con Clara.

No iba a negar que estaba confundida, y que todo eso se sentía como si ya lo hubiese vivido.

Iban por el pasillo hablando con su nueva amiga, sin poder de dejar de sentir cierta extrañeza.

—¿Pasa algo?— pregunto Clara al verla distraída.

—No, es que son muchas tareas — rió nerviosa.

—Te puedo ayudar con eso, también me quedé un poco atrás con los estudios.

Aria sonrió un tanto aliviada. Todo se repetía, solo que parecía que pasaba mucho antes. Pero eso no quitaba que ya sabía lo que se avecinaba.

—Claro sería genial.— respondió.

  Clara se despidió, y se fue con las otras dos chicas y ella quedó en medio del pasillo. Busco su aula y la mañana paso como la primera vez.

A la salida, se encontró con Jim. Y como era de esperarse este le invito a que volvieran juntos. Y ella, sabiendo todo, aceptó como quiso hacer desde un principio ese día.

La biblioteca podía esperar.

La alarma sonó, y Jim despertó agitado. Noto que estaba en su cuarto, para ser exacto la mañana en donde todo paso una vez.

Se asomó a la ventana, y noto que la casa de su amiga estaba desocupada. Ella aún no había llegado a la ciudad, tal y como había sucedido.

Pese a la confusión, hizo lo mismo que la primera vez. Hizo el desayuno para él y su mamá, más el almuerzo también para él y Toby.

Se despidió de su mamá que aún dormía, y fue en busca de su bicicleta. En la salida se encontró con su mejor amigo, y la conversación se dio igual.

—¿Sabías que Aria va a volver?

—¿De verdad?— actuó sorprendido.—Eso suena genial.

Se montaron en sus bicicletas, y tomaron otro caminó. El más largo, el menos emocionante, aquel que lo alejaría de su destino.

Ambos sin notarlo tomaron una desición que los alejó de lo que una vez supo ser. Jim aprovecho al máximo el ser un adolescente, y por su lado Aria se hacía cada vez más responsable con su nueva vida. Pero ninguno sabía que era del otro.

El la realidad de Jim ¿Existía la guardiana de Avalon? Y la de Aria ¿Quién era el cazatroll? En sus respectivas líneas, ambos se veían como jóvenes normales. Ninguno parecía estar pasando por la extraña vida que conllevaba una responsabilidad sagrada.

Por su parte, Aria no evitó sentirse atraída por su amigo. Pues él ahora le brindaba la amistad que antes no, y sus sentimientos afloraron mucho antes. No podía evitar sonreír cada vez que esté le decía lo que sea.

Mientras que en su realidad, Jim noto que Aria estaba diferente. Quizás era por el hecho de que no se veían desde hacía ocho años. Ahora le parecía linda, y con una sonrisa que iluminaba todo cada vez que lo hacía.

De alguna forma, está segunda chance le reveló algo que antes no notaba por estar muy ocupado. Le gustaba su mejor amiga.

Todo marchaba como una vida normal. Aunque no podían evitar pensar lo que pasaba en las sombras.

¿Quién es el cazatroll? ¿Dónde está la guardiana? Si ellos hacen una vida sin involucrarse con lo que saben ¿Significa que nada está ocurriendo? Una pregunta que a ambos no los dejo tranquilos en una noche. Y como por magia del destino, corrieron fuera de sus casa y se encontraron.

Realmente se encontraron.

—Necesito saber ¿Qué eres tú?— preguntaron al unísono.

Jim tomo su mano, y la vio un tanto apenado.

—Ya no soy el cazatroll.

—Ni yo la guardiana.— murmuró.—Llegue antes de tiempo ¿Por qué siento que algo no anda bien?

—Porque creo que nada anda bien.— respondió.

Tomaron sus bicicletas, y Jim le indico a donde debía ir.

Aunque para ellos su vida marchaba de manera normal, la verdad no era así. Pese a no estar involucrado, en las sombras el plan de traer a Gunmar al mundo seguía su rumbo.

Estando en el museo, notaron que era cierto, y que pronto la vida como la conocían iba a terminar. Con esperanza y sin tener sus amuletos corrieron para alertar lo que pronto pasaría.

Estando como infiltrados en el Mercadotroll, no solo los vieron como invasores, sino como amenazas. Revelaron sus identidades, y nadie parecía creerles.

La guardiana dejo de existir hacía doscientos años, mientras que Draal era el nuevo cazatroll. Nada era confuso, sino preocupante.

Insistieron en que les creyeran, pero no hubo manera. Vendel, al oír el rumor se acercó a ellos. Y repitieron lo que ya dijeron, pero, al igual que Blinky, mantuvo su postura.

—Se ven que son dos buenos humanos, es por eso que los dejaremos ir.— dijo el troll anciano.—Vivan sus vidas como los jóvenes que son, que seremos nosotros quiénes protejamos a nuestro pueblo.

—Pero …— Jim trato de hablar.

—Sin peros, trolls y humanos hace siglos que no trabajan juntos.— le interrumpió.

Los corrieron del Mercadotroll, y resignados intentaron volver a sus casas. Pero nunca llegaron. Ya era tarde para hacer cualquier cosa que detuviera lo inevitable.

El suelo tembló, y se abrió. Así fue que Gunmar quedó libre. Y la masacre no tardó en hacerse.

Con cierta esperanza, volvieron al museo. Y lo que vieron no fue más que muerte y oscuridad. Aria intentó llamar a su papá y nada pasaba. Mientras que Jim recibía desesperado una llamada de su mamá.

Un te amo, fue lo último que oyó.

—Jim.— Aria tomo su mano, y le dio una sonrisa.

—Aria.— apretó con fuerza su agarre.—Quizas muramos, pero …

—Un cazatroll lucha hasta el fin.— continuó ella.—Y yo lucho a tu lado.

Ambos sonrieron ante la locura de sus palabras, y una luz verde, aún más intensa se forma frente a ellos.

—Mis amuletos nunca se equivocan.— dijo un hombre.

—¿Merlín?— preguntaron al unísono.

—El único.— respondió este.—Nunca hago algo librado al azar, así que sean fuertes y demuestren que elegí bien.

Ambos asintieron, tomaron espadas y se encaminaron con el verdad destino que una vez les debió tocar.


★★★

Por todos los dioses, la epicidad de este capítulo. Hola mis soles ¿Cómo les va?

No pensé que iba a quedar bien, me gusta esta narración.

Bueno, este es el último capítulo que tengo escrito completo *llora* les juro por mí madre santa que se fue a ver Avatar y que odia las salas de cine que el años que viene les caigo con más capitulos.

Todo porque los dibuje, y me dieron ganas de subir esto 😂

¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado. Y bueno ¿Nos leemos el año que viene? Que lo terminen lindo, les quiero mucho muchote.

✨ Besitos besitos, chau chau✨

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