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La gracia de la curiosidad


La gracia de la curiosidad.
Ferriswheelshipping.
OoC.
Capítulo único.

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Mientras jugaba y acariciaba a uno de sus amigos pokémon, N recordaba la frase que le escuchó decir a una señora en la mañana de ese día.

La curiosidad mató al gato.

Y comenzó a preguntarse si se trataba en sí de una metáfora o en verdad la curiosidad era tan despiadada para asesinar a un pobre animal.

—¿Tú qué piensas? —le lanzó la pregunta a la chica que estaba detrás de él viendo algo en su pokédex. Al instante la escucha emitir un sonido característico de cuándo se está pensando a detalle algo.

—Es sólo una frase; quiere decir que ser tan curioso trae consecuencias. Muchas veces malas. Otras buenas. No debemos preguntar o querer saber por cosas que no son de nuestra vida, porque podemos tener problemas. —responde Touko sin quitarle la vista a su pokédex.

—Pero ¿eso no quiere decir que los científicos e investigadores tampoco tendrían que ser curiosos? —vuelve a preguntar N girando un poco su torso para verla mientras alza una ceja. Touko le mira y suspira.

—Muchas veces malas. Otras buenas. —repite.— Bueno supongo que esa es la gracia ¿no? Tener doble filo.

La curiosidad teniendo gracia. N no lo veía así, quizás la única gracia que pensaba era el hecho de tener una frase así.

Al minuto siente una idea surgir desde lo profundo de su mente y no puede evitar sonreír con picardía, comprobar si había gracia en la curiosidad tenía muchas maneras, suponía. Se vuelve hacia su pokémon y le guiña un ojo en señal de que le siga el juego.

—Vaya, qué cosa más rara le ha aparecido a mi Zorua. Es, muy extraña —N alza un poco la voz al final.

Touko levanta la mirada cuando le escucha decir aquello. Deja la pokédex a un lado y camina hacia N para ver de qué trataba, la curiosidad le ganó por un momento y ya no pudo parar.

—¿Qué cosa? —Touko asoma su cabeza sobre el hombro del mayor para ver la cosa tan extraña que había aparecido en el Zorua. Pero lo único que vio fue como el de cabellos verdes depositaba velozmente un beso en sus labios. Touko se separa sorprendida y muy roja— ¡¿Ah!? ¡Me engañaste! ¡Idiota!

La chica lo empuja avergonzada y le da la espalda, se cruza de brazos tratando con todas sus fuerzas de calmar ese sonrojo en sus mejillas. Claramente escucha la risa de satisfacción de N a sus espaldas, lo cual le provoca más nervios.

En cambio N, quien ya había terminado de reír, se gira levemente para verla de espaldas con los brazos cruzados, bueno, al menos había podido comprobar que sí había gracia en la curiosidad.

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