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Capitulo 4- Nueva asignación (Parte 1)

23 de Mayo de 2665. Sistema Barathus. Draconis VII. 13: 39.

Draconis VII era la tercera colonia más importante que la Confederación poseía. Perteneciente al sistema solar Draco. En realidad no era el séptimo planeta, sino el tercero pero los exploradores que llegaron al cuadrante empezaron a enumerarlos del último al primero, de ahí que se le otorgase el numero 7. Era un planeta de tamaño similar al del a Tierra, provisto de atmosfera y cubierto en su mayor parte de inmensos océanos que desde el exterior se veían de color verdoso.

Este mundo fue descubierto en el año 2401. A pesar de que había pocas masas de tierra donde establecerse, los humanos no dudaron en colonizar el mundo. El clima era templado en las latitudes medias, la atmósfera contenía oxigeno en una proporción de 29 % y la gravedad era solo un poco más baja que la de nuestro planeta natal. Se establecieron tres ciudades en un continente en el hemisferio noroeste. Una ciudad al norte y las otras dos en el extremo sur, una al este y otra al oeste. Todas ellas no tardaron en convertirse en lugares concurridos por personas y en ellas se establecieron importantes empresas, algunas de la cuales abrieron factorías en la superficie liquida. Sus edificios eran flotantes, la misma clase de tecnología que se usaban para mantener a flote las ciudades costeras de la Tierra debido a la subida del nivel del mar se aplicaron ara este mundo. En esas fabricas, se construían robots, naves y armas. También había laboratorios dedicados a la investigación de nuevas tecnologías tanto en el viaje interestelar como en el ámbito militar como en el desarrollo de ingeniería robótica y el avance en la mejora de las instalaciones de las colonias. De hecho, muchas de estas tecnologías se aplicaban en las propias ciudades y de ese modo, se desarrollaron los primeros ascensores gravitacionales o los primeros vehículos de transporte aéreo que usaban como combustible el agua. Draconis VII fue un gran centro de inversión para muchas compañías. Y eso, les costó caro.

Al estallar el Conflicto Colonial en el año 2525, las grandes corporaciones como Eurocorp Enterprises o Technologic Systems tomaron el control de la colonia. Sus ejércitos privados ocuparon las ciudades y factoría. Una flota de naves orbitaba alrededor del planeta, dispuesta a defenderlo de las fuerzas de la Coalición. Cuando tras varios infructuosos ataques, finalmente la recién creada Confederación asaltó Draconis VII descubrieron un terrible panorama. Las corporaciones ordenaron a sus soldados que destruyesen todas las factorías y que arrasaran las sedes de estas en sus ciudades. La razón, impedir que la Confederación se hiciese con prototipos y archivos referentes a una tecnología. Entre esa nueva tecnología desarrollada se encontraban el uso de pulsos caloríficos para quemar enemigos. Esto significaba que la munición que usaban las armas no eran balas, como hasta ahora poseían las armas. En vez de eso, ahora irradiaban energía caliente que quemaba a los enemigos. Era lo más cerca que se podía estar del desarrollo de plasma. Sin embargo, este y otros múltiples hallazgos fueron sepultados por las grandes corporaciones. No solamente en esta colonia, sino en muchas otras. La desaparición y perdida de estas tecnologías habrían supuesto años de desarrollo agigantado para la raza humana. Pero lamentablemente, no fue así y nuestra especie, se adentró en una época de oscuridad desconocida.

El planeta se podía ver perfectamente desde la ventana de material polimerizado que mantenía un cierre hermético de la habitación. Era esférico o más bien, elíptico, pues el ojo humano tiende a armonizar las figuras pero el perfil del planeta mostraba que no era tan redondeado como aparentaba. Apoyo su mano en el cristal y por un instante, creyó que podía tocar Draconis VII con ella.

El reflejo del cristal mostro mejor a la mujer. Era alta, de piel morena y pelo largo de color marrón oscuro dividido en cuatro tirabuzones, dos cayéndole por cada hombro. Miraba con cierta tristeza el mundo que tenía justo delante. De algún modo, verse viajando de un planeta a otro le hacía sentirse mal. Realmente era así. Nunca tuvo un hogar. Siempre vagó de un sitio a otro, primero al entrenarse con la Vanguardia y después, cuando pasó a formar parte de ella. Se sentía sola y sin nadie.

Sonya Walker dejó de mirar por la ventana y empezó a caminar de un lado a otro, sin un rumbo fijo. Se hallaba en una de las múltiples salas de reuniones que había en la Estación Central Militar, una de las bases más importantes de la Confederación. Allí era donde se hallaban los principales líderes de las fuerzas armadas, que conformaban el llamado Mando Militar. Aquí eran donde se decidían las estrategias a seguir en las batallas que libraban contra la Xeno-Alianza y se tomaban las decisiones más importantes. Era uno de los sitios más importantes para la raza humana. De perderlo, el daño sería grave.

Continuó caminando. Estaba un poco nerviosa por la reunión que tendrían en poco tiempo. La sala en la que se hallaba era alargada. Tenía una amplia mesa donde habían colocados varios sillones para que se pudieran sentar las personas que iban a reunirse. Pero en aquella sala solo se reunirían dos aquel día. Esas eran Sonya y el capitán Jason Carville, al cual había requerido ver antes de pasar toda la información pertinaz al Mando. Era algo que se le estaba permitido, pues él era quien le encomendó la misión y se encargaba de supervisarla. Pero le habían costado encontrarle. Sabia de sus famosas recaídas.

Miró hacia un lado y otro sin saber muy bien qué hacer, excepto seguir andando. Se preguntaba como estaría la cabo Tina Hughes. Sabía que le habían dado un permiso de cuatro días para viajar al planeta y descansar, además de poder contactar con sus familiares, que seguramente, no sabrían nada de lo que le había ocurrido. Ella tenía ganas de volver a verla. Debían hablar de ciertas cosas. Cosas muy importantes sobre ellas dos.

La puerta se abrió en ese instante y dos personas ingresaron en la sala. No tardó en identificarlas. Eran un hombre asiático llamado Kyong Mee Hui y una mujer de pelo rubio corto llamada Melanie Hayter. Ambos eran oficiales de alto rango de Vanguardia, solo un poco por debajo del capitán Jason Carville y su compañero el sargento mayor Dave Strickland. Estos avanzaron hacia Sonya y la chica se puso algo tensa.

- Bien, sargento mayor Walker- exclamó algo hierática Hayter-, el capitán Carville está aquí. Ha venido para verla, tal como dispuso.

- ¿Donde se encuentra?- preguntó Sonya.

- Viene de camino- contestó Kyong-. No creo que tarde demasiado en aparecer. Aunque conociéndole, no me extrañaría que se ausentase, no sé si me entiendes.

Hayter no dijo nada. Se mantenía en su seria postura, ignorando la gracieta de su compañero. Sonya no estaba muy cómoda con aquellos dos. Uno parecía querer caerle bien a todo el mundo con sus bromas. La otra resultaba siniestra, al no mostrar ni un mísero sentimiento. Eran una pareja peculiar. Entonces Hayter se apartó cuando escucharon la puerta abrirse.

- Ya creía que no aparecería- dijo la mujer en ese instante.

Kyong se quedó algo paralizado al ver entrar al capitan Carville, quien le lanzó una severa mirada. Estaba claro que había escuchado su gracioso comentario.

- Descuida, puede que haya tardado pero al menos estoy aquí- respondió Carville con cierta disconformidad-. Eso es lo importante.

- No se lo discutimos, capitán Carville- habló en ese instante Hayter, quien le obsequió con una siniestra sonrisa.

Jason se dirigió a Sonya. Esta se quedó en un principio cabizbaja, algo nerviosa al reencontrarse con el capitán. Él la sacó de la depresión en la que se hallaba tras lo de Stalios y admitirla en su equipo le permitió salir adelante, marcándose un nuevo objetivo. Y mucho tiempo antes, cuando aun ni siquiera era una soldado, salvó su vida. Estaba por ir a abrazarlo pero se contuvo.

- Me alegro de verla sargento Walker- dijo el hombre con imperceptible ternura.

- Lo mismo, capitán- le respondió ella.

Tras esto, se volvieron hacia los dos oficiales, quienes les observaban con mucho interés.

- Y bien, ¿damos comienzo a la reunión?- preguntó Kyong.

Sonya los miró con sorpresa.

- Si no les importa, me gustaría hablar con el capitán a solas- comento Walker-, si no es mucha molestia.

- Para nada- respondió enseguida Hayter-, pero nos gustaría estar también presentes en la conversación para captar todos los detalles.

La contestación de la oficial molestó bastante a la sargento. Se suponía que esta era una conversación que prefería mantener con el capitán a solas y de repente, tendría que aguantar a este par de pesados que no deseaba tener delante. Además, ¿qué interés podían tener ellos en lo que le ocurrió en la misión si no estuvieron involucrados en ella?

Se empezaba a notar ya desplazada por aquel par hasta que Carville decidió intervenir.

- Creo que es de vital importancia que la sargento mayor Walker y yo discutamos sobre los resultados de la misión a solas.

- Me parece bien pero creo que sería lícito que nosotros estuviéramos presentes- dijo contrariada Hayter. Kyong la miró con increpancia-. ¿Qué clase de motivo nos impide estar aquí?

A Carville ya se le empezaba a notar muy molesto con aquella intrusión. Hasta tal punto, que Sonya sabía que no tardaría en estallar.

- Mi subordinada ha solicitado esta reunión solo para nosotros dos- explicó bien claro-. Creo que ya no se trata tan solo de un tema de logística, sino de respeto hacia ella. Si no están de acuerdo, aun así, tal vez Coriolis les dé las razones necesarias para dejarnos tranquilos.

Aquellas palabras no agradaron nada a Hayter. Esta se volvió a Kyong y le hizo una seña.

- Vámonos.- Fue lo único que dijo.

Ambos se marcharon por la puerta. Sonya respiró mas aliviada.

- Siento que hayas asistido a un momento tan vergonzoso- se disculpó Jason.

- No importa- le dijo ella para calmar la tensión que aun había en el ambiente.

- ¿Nos sentamos?-le invitó el capitán.

Ambos tomaron asiento en sus respectivos sillones, uno al lado del otro. Más relajada, Sonya ya podía hablar más desenvuelta.

- ¿Cómo os fue el viaje de regreso?- preguntó.

- Bien,- dijo Sonya-, volvimos hace dos semanas a bordo de una nave Quimera y arribamos en unos días en una colonia minera. Apenas nos quedaba combustible. Cuando nos vieron, los lugareños entraron en pánico. Si no llega a ser porque el sargento Habib se asomó por la compuerta, nos habrían volado con los cañones antiaéreos.

Esto último lo dijo divertida. Jason prestaba atención a todo lo que decía pero él no quería anécdotas. Lo que buscaba eran datos sobre las Quimeras.

- En una semana, vinimos aquí y en este lugar hemos permanecido desde entonces- concluyó otorgándole una leve sonrisa, esperando la aprobación del capitán. Este la miraba con interés.

- ¿Y tus soldados?- fue lo que le preguntó.

- En Draconis VII- respondió Walker rauda-. Contactando con sus seres queridos y disfrutando de algo de paz.

- Tú en cambio...

- No, para mí ya no hay paz- comentó con tristeza.

Jason apoyó su brazo metálico sobre la mesa. Sonya lo miró. De color gris cromático, a la chica le llamaba la atención que no llevase esos revestimientos de tejido artificial que se asemejaban a piel humana. Parecía como si el capitán quisiera enseñarle al mundo su prótesis robótica. Como si se enorgulleciese de ella.

- ¿Y el resto de tu unidad?- preguntó el hombre a continuación.

- Muertos- respondió Sonya. Y un par de lágrimas cayeron de sus ojos.

El capitán llevó su mano hasta la de Walker, quien también la tenía sobre la mesa. Al sentir el frio tacto del metal, la chica se estremeció un poco. Miró al hombre y se encontró con su compasiva sonrisa.

- Perdiste a muchos en esa batalla, ¿verdad?- dijo con voz calmada.

Ella asintió. Así había sido. Aun recordaba a todos los que cayeron ante el Cirascus, arrastrados a las profundidades de la arena o despedazados por sus afiladas pinzas. También de aquellos que perecieron en el asalto al laboratorio y como no, los que murieron mientras huían de la colonia Quimera. Hollander, que se sacrifico por ellos para dejarles huir. Gómez, que se quedo para ayudarles a escapar. "No te preocupes", le dijo Sobek mientras huían, "yo me ocupare de Gomez". Se estremeció al recordarlo. ¿Que habría sido de el cabo?

- La guerra es dura- le comentó en ese instante Carville-. Por mucho que luches, siempre perderás a alguien.

El hombre tenía una expresión muy seria y melancólica mientras hablaba. Sonya era consciente de que el capitán sabía perfectamente a que se refería. Había luchado en muchas batallas liderando pelotones de soldados y era inevitable que muchos muriesen.

- Al menos, ¿murieron luchando?- preguntó Carville.

- Así es señor, pelearon por la Tierra y la Confederación.

Jason desvió la mirada un poco. Se quedó pensativo durante un leve instante, tamborileando con sus dedos del brazo metálico sobre la superficie cristalina de la mesa. El golpeteo sonaba sordo pero a la vez muy musical.

- Bien, al menos hicieron lo que debían- se limitó a decir con tono serio.

Entonces, el inquieto silencio que embargaba en el lugar se quebró. Era hora de hablar de la misión y de lo que Sonya y su equipo había descubierto en ella.

- ¿Así que tenemos un nuevo aliado?- fue lo primero que pregunto Carville algo jovial.

- Eso parece- le contestó Walker.

- ¿Es de fiar?

Aquella pregunta la pilló de improviso. No sabía que responderle. Por un lado, aquel ser les había dado acceso a importante información con lo que hallaron en el laboratorio de Anubis. Y además, les ayudó a escapar. Pero por otro, era el enemigo. Así que el nivel de fiabilidad que confería era más bien bajo. No tenía ni idea de que decirle al capitán. Este, la miraba con ganas de recibir una respuesta.

- Es difícil, señor.- Titubeó un poco al hablar- Nos ha ayudado, de eso no hay duda, pero es complicado saber cuáles son sus verdaderas intenciones.

- ¿Qué es lo que quiere de nosotros?

Sonya guardó silencio por un pequeño momento. Necesitaba relajarse, pues estaba revelando información valiosa y comprometida y era consciente de la importancia que tenia de cara al Mando.

- Quiere intercambiar tecnología de la Primera Raza con nosotros- informó la chica-. Al parecer, saben que poseemos tecnología de esa antigua civilización y están muy interesados en ella.

Carville quedó callado. Estaba pensando en todo lo que Sonya le contaba. Ella le observaba con interés. Aquel hombre le sorprendía. Lo mismo podía mostrarse como alguien divertido y desenfadado que como una persona serio y responsable o en este caso, revelarse como reflexivo e investigador. El capitán Carville era una amalgama de personalidades curiosas.

- Interesante- expresó ante lo que oía como si no le cogiese con sorpresa-. ¿Te dijeron el motivo de por qué están tan interesados en esta tecnología?

- Bueno, me explicó algo.- Carville la miró con ademan de que continuase- Me contó que este conflicto no es más que parte de algo mucho más grande y complejo. No supo especificar de qué se trataba pero al parecer, es una amenaza muy peligrosa que se cierne sobre la galaxia. Y los artefactos de la Primera Raza parecen ocultar la clave para salvarnos de tan temible evento. Eso es lo que ellos al menos creen.

Jason se recostó en su asiento, doblando una de sus piernas y cruzando sus brazos sobre el regazo. Era una pose de relajación más que evidente. Sonya, en cambio, seguía aunrecta.

- Ya veo- repuso ante todo lo que le acababa de decir la sargento mayor-. ¿Alguna idea de cuándo contactara con nosotros?

Se encogió de hombros. La respuesta no podía ser más negativa. Sobek jamás le comentó sobre cuando contactarían, tan solo le dijo que lo haría pero no cuando ni de qué manera.

- No te dijo nada- fue lo que respondió Carville al instante.

- ¿Qué?- preguntó ella confusa.

- Se te nota en la mirada, y en la expresión de tu cara, Walker- decía el hombre divertido-. A veces, eres como un libro abierto.

Sonya se ruborizó un poco. Era cierto, En algunas ocasiones, era incapaz de ocultar sus reveladoras expresiones y su rostro siempre la acababa delatando.

- Sé que debí de sonsacarle más pero no era fácil- respondió la sargento. Casi parecía una disculpa-, pero era difícil contactar con él. Sobre todo, cuando lo hacía a través del cabo Gómez.

Esa última frase llamó la atención de Jason. Se inclinó un poco y miró interesado a Walker.

- ¿A qué te refieres con lo de ese cabo?

La chica no tardó en percatarse de que aun no le había mencionado como se comunicaba la Quimera con ellos. Pese a haberla visto en persona la primera vez, el resto fueron a través del cabo Gómez.

- Uno de mis hombres, el cabo Zacarías Gómez- dijo clara-. Era a través de él de quien contactaba.

Carville asintió ante esa revelación.

- Así que son capaces de controlarnos con su mente- reflexionó mientras se acariciaba un poco su barba-. Entonces, su poder es mayor de lo que imaginamos.

- Creo que de haber querido acabar con nosotros, lo hubiera hecho desde un principio- intervino entonces la sargento-,¿ no cree?

Jason la miró sin saber que decirle. Realmente, se hallaba ante algo nuevo y más complicado de lo que creía. Ahora tenían michos asuntos con los que lidiar y sumarle una supuesta Quimera aliada, hacían las cosas más complicadas si cabían. Ahora, la prioridad era Midgard. Ya se ocuparían de las Quimeras después.

- Escúchame Walker, esto es lo que vas a decirle al Mando cuando te pregunten acerca de la misión- dijo de forma clara a la chica-. Mencionarles todo lo ocurrido, excepto tu encuentro con la Quimera y su supuesta alianza. Ese es un tema que es mejor dejar al margen. De momento.

- Pero señor, ¿cree que es una buena idea?

- De momento si- dijo el capitán con decisión-. No sabemos si son o no de fiar y lo último que nos falta es que se enteren demasiados de que ahora queremos hacer alianzas con nuestros enemigos.

- ¿Pero el Mando hará muchas preguntas?- dijo Sonya nerviosa y algo alterada.

- No, limítate a informarles de lo mínimo. Yo me ocuparé de todo lo demás.

Jason parecía tan decidido con todo aquello que a Walker no le quedó más remedio que hacerle caso. Ella no era nadie en comparación con todos esos altos cargos militares. Y el que mejor sabía hacerles frente era el capitán. Quizás eral o mejor dejarle todo a él. Después de todo, Sonya confiaba plenamente en su palabra.

Ambos se levantaron y Jason hizo ademan de dejarla pasar.

- Entonces, ¿me retiro señor?- preguntó de forma tímida.

- Aun no- le respondió Jason-, vas a acompañarme a un sitio.

La sargento mayor se sorprendió ante la respuesta que le daba Carville. ¿A donde pretendía llevarla?

- Sígueme- fue lo único que dijo el hombre, antes de ponerse a caminar para salir de la sala de reuniones.

Sonya no dudó en seguirle. En verdad, desconocía donde pretendía ir con él pero sabía que podría tratarse de algo importante. Y si Carville deseaba llevarla, es porque quería.

En el pasillo no encontró a ese par de insoportables oficiales que le habían hecho la vida imposible. Eso la alivio un poco. No demasiado pero si lo suficiente como para poder respirar tranquila. Siguió al capitán a través de los pasillos de la estación. Se preguntaba una y otra vez a dónde irían. Se disponía a cuestionarle hacia donde iban cuando Carville le habló.

- Si te preguntas a donde vamos- dijo el hombre girando levemente su cabeza-, nos dirigimos al centro de reuniones del Mando. Quiero que estés presente, pues vas a ser mi segunda oficial y necesito que estés atenta a todo.

Sorprendida, no supo que decir. A lo único que se limitó fue a seguirle. Había mucho que hacer y más valía ponerse en marcha.

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Hola, siento no haber podido subir antes el capitulo pero he tenido problemas con el ordenador. Y espero que no de mas, pero no se que decir. Bueno, solo pediros una cosa. Un usuario llamado TheOmegaX me va a realizar una entrevista y quiere que vosotros, mi publico, me hagáis también. Así que al comentar sobre el capitulo, dejad una pregunta (o varias) y luego en la entrevista, esas preguntas saldrán. No se cuando saldrá la entrevista pero puede para agosto este. Ya os avisare. Saludos!!!

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