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Capitulo 29- Crimen y castigo (Parte 1)

24 de Junio de 2665. Sistema krebain. Planeta Midgard. 13:12.

—Entonces, ¿como ha ido al final la operación? —preguntó el capitán Carville.

En la pantalla holográfica, la figura de Harkness se veía alta y desgarbada, con un tenue brillo verdoso envolviéndolo. Parecía un fantasma recién salido de una casa encantada. A su alrededor, Jason, el sargento Strickland y la capitana Eloise Button esperaban con cierto apuro a que hablase. Al final, el francotirador no se hizo de esperar.

—Bueno, logramos salvar al profesor Ernest Schliemann, aunque perdimos a parte de su equipo. —Se le notaba algo sombrío al decir esto— Tan solo ha sobrevivido una de sus ayudantes. No se le ve muy contento por eso, la verdad.

—Quien lo sacó de allí —fue la siguiente pregunta de Carville.

Harkness permaneció otro momento en silencio. Jason conocía de sobra al francotirador fantasma y sabía que solía ser muy precavido a la hora de elegir sus palabras.

—La sargento mayor Walker —contestó el capitán de Vanguardia.

Carville pareció quedar satisfecho con la respuesta. Asintió de forma positiva ante ello.

—¿Y que hay del artefacto? —dijo Strickland, quien parecía habrse mantenido oculto hasta ahora.

El capitán un incierto silencio ante esa pregunta. Esto no hizo mas que inquietar a Carville y Strickland, quienes ya sabían que la operación no pareció haber salido mejor de lo esperado. Ya la pérdida de tantos civiles era señal evidente de ello.

—¿Tiene algo que decir, capitán? —insistió Jason, notando que le francotirador no parecía responder.

Reticente, Harkness terminó por hablar:

—No logramos recuperarlo.

Tanto Carville como Strickland quedaron paralizados ante la respuesta del capitán, aunque no se sorprendieron. Viendo su forma de hablar, ya se evidenciaba el desastre.

—¿No han podido encontrarlo o acaso el enemigo ha conseguido llevárselo? —inquirió Jason un poco temeroso de la información que le proporcionasen ahora.

—Me temo que el enemigo ha logrado hacerse con él.

Esa respuesta puso muy nerviosa a la pareja de oficiales de Vanguardia. Carville y Strickland se miraron con preocupación, conscientes de lo que esta perdida les podía suponer de cara al Mando Militar.

—¿Seguro que lo habéis registrado todo bien? —insistió el sargento. Se le notaba muy inquieto.

—Registramos cada maldito palmo de esa colonia —explicó Harkness con claridad—. Ademas, los Gélidos la volaron entera tras retirarse. ¿¡Creéis que lo harían sin antes haber encontrado el artefacto?!

El tono impertinente del francotirador no agradó demasiado a Carville, aunque entendía que estuviera tan molesto. Anthony Harkness era un soldado expermientado con muchos años a sus espaldas y lo último que deseaba era que pusieran en cuestionamiento su labor a la hora de cumplir los objetivos establecidos. Sin embargo, no se podía negar que, en esos momentos, había fallado estrepitosamente.

—¡Esa no es razón para que lo hayáis dejado escapar! —replicó furioso Strickland.

Ya notaba la crispación haciendo acto de presencia, así que el capitán decidió intervenir antes de que las cosas se fueran de las manos.

—Suficiente —interrumpió justo cuando Harkness se disponía a responder—. Hemos sufrido suficientes pérdidas hoy como para encima estar peleando entre nosotros.

Los dos hombres se callaron, pero se percibía una contenida ira entre ambos. Jason también lo notaba en él. La perdida del artefacto les iba a pasar factura, sobre todo, de cara a si realizarían o no la invasión a Asgard, pero el capitán sabía que no podía perder ahora el control. No en este momento tan delicado.

—Harkness, quiero que volváis a Midgard lo más antes posible —le dijo al francotirador—. Quiero hablar con el profesor Schliemann. Tenemos mucho que resolver aquí.

—Asi será. Tardaremos unos días, eso si —comentó el capitán.

—Perfecto. En ese caso, descansad y recuperaos. Ha sido un viaje muy duro para todos vosotros.

—Bien, señor, en ese caso corto.

—Recibido.

El francotirador cortó comunicaciones y Carville quedó solo en la sala con Strickland. Su amigo lo miraba algo preocupado. Se notaba que estaba inquieto por las malas noticias. El capitán comenzó a caminar de un lado a otro, comenzando a cavilar obre cual sería le siguiente paso a seguir. Mas valía tenerlo bien claro, pues estaban en un momento muy complicado de la campaña.

—Y bien, ¿no vas a decir nada? —preguntó Dave muy ansioso.

Jason lo miró lleno de sorpresa. Su amigo solía ser una persona tranquila e incluso en las situaciones más peligrosas, solía mantener la compostura dentro de unos límites razonables y, aunque ahora parecía calmado, sabía que iba a estallar de un momento a otro.

—Estoy pensado en ello —respondió el hombre taciturno.

Strickland frunció el ceño, lleno de molestia. Estaba claro que no era la contestación que esperaba por parte de su amigo.

—Hemos perdido un importante artefacto. Si Coriolis se entera, nos freirá vivos —comentó mientras se acercaba a su lado. Notaba una enorme expresión de disgusto en su rostro.

—Crees que no lo sé —dijo Carville, intentado contenerlo.

Se fue de nuevo a la mesa de mandos y activó una pantalla con varios datos sobre como había sido la operación en Alectus. Observó la lista de caidos y pudo ver la gran cantidad de civiles que habían muerto. Cerró los ojos y agachó la cabeza. No era lo que había deseado. Detrás, el sargento Strickland murmuraba disgustado.

—Jason, esta operación es lo mas importante que nos han encomendado —comenzó a decir con tono fatalista—. Sabes que si no resolvemos este contratiempo rápido, Coriolis buscará a alguien mejor. Puede que incluso entregue el control de la operación a Maddox. ¿Es eso lo que quieres?

Suspiró. Tantas muertes y tan poco sentido a ellas. Jason sentía como algo en su interior amenazaba con estallar. Tuvo que hacer acopio de mucha fuerza para no perder los estribos. Ya en el pasado había mostrado su inestabilidad emocional y le había jugado malas pasadas. Ademas, no tenía a mano un buen chute de Euforia. Le vendría perfecto.

—Creo que todavía tenemos una buena baza a nuestro favor —habló de forma repentina.

Strickland lo miró sobresaltado. Se notaba que algo en las palabras del capitán lo inquietaban.

—No te referirás a....

—Exacto, la prisionera.

La expresión en el rostro del sargento fue de preocupación total. Se notaba que estaban jugando con luego, pero, dadas las circunstancias, quizás era la mejor opción.

—¿Y qué pretendes hacer con ella? —preguntó a Carville.

El capitán lo miró con ciertas dudas. Estaba claro que aún no tenía en mente bien bosquejado el plan, pero la idea ya planeaba con interés.

—Creo que podríamos realizar un intrcambio con los Gelidos —le explicó sin mas.

Ahora, la cara de Strickland se contrajo en una mueca pesimista. Era evidente que el plan no le convencía.

—¿Hace falta que te recuerde lo que ocurrió con los últimos humanos que trataron de negociar con ellos? —le dijo como si se lo estuviera ya echando en cara.

—Vamos, esta vez las cosas no tienen por qué salir mal —comentó Jason, intentando sonar conciliador.

—¡Fue plan de Maddox! —farfulló su amigo—. Acabó siendo un fracaso. Creí que no íbamos a cometer los mismos errores que él.

—Y no lo haremos —aseguró el capitán.

—¿Como estás tan seguro?

Ambos hombres se miraron con cierta molestia. Estaba claro que las cosas se iban ponindo cada vez peor, pero no podían nublar sus juicios enfrentadose por dispuestas como esta. Tenían que trabajar juntos. Era la única opción que les quedaba.

—La prisionera que tenemos es Sif, hija del monarca del Linaje Congelado —dejó bien claro Carville—. Su padre no creo que sea tan estúpido como para dejarla morir. Si de verdad le importa, debería de acceder a un intercambio. El artefacto por ella.

Strickland lo miró incrédulo.

—¿De veras crees que aceptaría algo así?

—Es su hija —le dejó bien claro Carville—. ¿Acaso tú no lo harías?

El sargento titubeó un poco. Era evidente que no se hallaba muy convencido de los planes de Jason, pero por otro lado, no tenían mejores opciones.

—Mas vale que así sea —dijo a su amigo—. Estamos en una situación muy comprometida.

El capitán vio como Strickland se marchaba de la sala. No lo percibía muy seguro de su nuevo paln, aunque él tampoco lo tenía muy claro. Todo aquello no era mas que una medida desesperada ante el hecho de que la operación para recuperar el artefacto y al profesor Schliemann había sido un desastre. Lograron rescatar al xenoarquelogo, pero no la reliquia de la Primera Raza lo peor, con el coste de demasiadas bajas civiles. Esto sería algo que el Mando y el general Coriolis iban a tener en cuenta como un error imperdonable. Sería una gran mancha en su, hasta ahora, impoluto expediente. Para colmo, algunos interesados como el coronel Maddox no dudarían en usarlo para tratar de destituirlo de su posición. Pensar en todo eso lo estaba poniendo muy nervioso. Necesitaba calmarse un poco y sabía de un lugar donde podría.

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No queda mucho para terminar esto, gente. Con todo, pese a que ya parece que la calma ha llegado, tengo que decir que aún quedan un par de sorpresas mas, así que estad atentos. No tardaré en escribir la segunda parte del capitulo y luego, vendrá el 30, en el cual pasará algo...que os va a dejar muy sorprendidos. 

Espero que hayáis tenido un feliz Halloween y a los de Mexico, me podríais compartir como está siendo vuestra experiencia con la beta en Dioses del espacio. Un saludo!!!

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