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Capitulo 27- Escapar (Parte 1)

3 de Marzo de 2664. Sistema Solar. Marte. 13:09.

—¿Estás listo, Zeke? —preguntaba Kyle, quien seguía agazapado sobre esa roca roja, mirando a través de la mira de su fusil de asalto.

Ralston, apoyado contra una pared rocosa marciana, permanecía con el fusil en posición horixontal descansando, a la espera de que comenzase el ataque.

—¿Han comenzado a moverse? —dijo él.

Su amigo lo miró de refilón, mostrando un gesto de extenuación.

—Claro, coño —respondió un poco exasperado—. Será mejor que vayas con el resto antes de que te dejen atrás.

Zeke se incorporó y tomó el arma entre sus manos con decisión, observándolo muy impactado. Aún no se podía creer que les estuvieran permitiendo usar algo asi. Lo que tenía entre sus manos no era su típico fusil de impulsos eléctricos, cuyo máximo daño era dejarte tirado en el suelo mientras te retorcias entre dolorosos temblores, sino un autentico rifle de asalto Sable modelo II, de los que disparaban balas que podían matar. Ya los había utilizado antes en las prácticas de tiro, bajo la atenta supervisión del sagento Gibson, pero no en estas circunstancias. Así, desde luego que no.

—Tio, ¿quieres darte prisa? –le insistió Kyle—. Ya deben estar en el punto de reunión esperandote.

A Zeke le exasperaba que su amigo fuera tan insistente. Siempre era el más despreocupado con los dichosos compromisos, llegando siempre tarde y, a veces, ni tan siquiera apareciendo. Ahora, de forma repentina, se había empeñado en obligarle a darse prisa para reunirse cono los otros. Notando como le miraba tan apremiante, no le quedó más remedio que hacer caso.

—Ya me gustaría verte a ti reuniéndote con ellos —dijo enfandado—. ¿Y tu que mierdas vas a hacer aquí?

—Os cubriré a todos —respondió Sandler—. Desde esta posición tengo muy buena panorámica de todo el valle y os daré cobertura. No te preocupes, lo tengo todo bajo control.

No pudo más que lamentarse por la actitud de su compañero. Sabía que cuando se reuniera con el resto, le iba a caer una buena. Debería de arrastrarlo con él al punto de reunión, pero no solucionaría nada en absoluto. Sin nada que poder hacer, comenzó a caminar en dirección al destino que le esperaba. Mientras, Kyle seguía agazapado sobre esa roca, observando todo movimiento que allí hubiese.

El soldado Ralston descendió por una no muy pronunciada pendiente y se adentró por una pequeña formación rocosa. Agachados tras un montículo, se encontraba el resto del grupo. Pudo ver a la recién ascendida cabo Miranda Cruz, a los soldados Ephraim Kingston, Ryu Takahashi, Katie Burrows y a un recien llegado llamado Chang Tae Jung. Según le habían comentado, era seguidor del Legado del Antiguo Culto. Le sorprendió que alguien que adoraba a unos supuestos dioses fuera a enfrentarse contra ellos. Le parecía totalmente falto de lógica, aunque menos tenía la absurda base de esta religión. Cuando llegó a la altura de ellos, los verdosos ojos de la latina no tardaron en posarse sobre él.

—¿Dónde coño está tu novio? —preguntó Miranda.

A Zeke le dio bastante miedo esa agresiva mirada que la cabo le estaba lanzando. De hecho, retrocedió un poco intimidado, como si deseara guardar las distancias por si fuera a atacarle.

—Se...se ha quedado atrás para cubrirnos —se explicó el joven.

Todos quedaron atónitos ante sus palabras. La expresión en el rostro de Cruz no podía ocultar su enfado, lo mismo que en el resto.

—No me jodas —expresó indignado Eph—. Otra vez ese cabrón nos la ha vuelto a jugar.

Notó como Miranda se incorporaba hasta llegar a su altura. El recluta no pudo evitar retroceder un poco más ante la imparable presencia de su compañera. Desde luego, la chica se hacía de notar y eso que era de su misma estatura.

—Sabes, ahora mismo iría a buscarle y lo arrastraría hasta aquí sin dudarlo, aunque patalease y llorara como un bebé. —Su voz sonaba dura y aguerrida—. Sin embargo, tenemos que ponernos en marcha para llegar al objetivo y capturarlo. Eso si, despues de esto, que no te quepe ninguna duda de que en cuanto vea a Sandler, le pienso patear sus huevos.

Tragó saliva. Puede que como dijera su colega la muchacha estuviera de buen ver, pero resultaba muy intimidante, lo cual lo llenaba de un terror iracundo. Aunque no podía negar que eso la hacía aún mas irresistible. Como fuere, Cruz se hacía de imponer y por ello, la respetaba un montón. Kyle mas le valía tener cuidado en cuanto la viese.

El joven se dirigió en dirección al resto del equipo, donde ya preparaban la estrategia de ataque.

—Muy bien, según me ha dicho el equipo de Reinholm, la zona este de la base se halla más desprotegida que el resto. Por lo visto, hay menos robots de seguridad —señalaba Cruz, quien parecía ser la líder del grupo—. Ese será el lugar que nosotros atacaremos.

—¿Y Reinholm y el resto? —preguntó Eph.

—Ellos iran por el norte —comentó la latina—. Tienen granadas magnéticas, las cuales usarán para neutralizar las torretas defensivas. Nosotros serviremos de apoyo contra los autómatas.

Cada uno pareció comprender cual era su cometido. Tras la pertinaz explicación, se pusieron en marcha.

El pedregoso terreno marciano hacía que Zeke tuviera que ir con cuidado y eso le hizo recordar que hacía en ese lugar. Él, junto con el resto del grupo de reclutas, habían formado varios equipos de asalto con intención de participar en un simulacro de ataque de una base enemiga. Deberían de extraer al objetivo que había atrapado allí dentro en menos de un cuarto de hora, todo ello, bajo la supervisión de la comandante Jeon, quien evaluaría como se llevarían a cabo todas las maniobras.

Ralston respiró un poco agobiado. Era el segundo simulacro en el que participaba en esa semana. El anterior había sido un total desastre. No solo no cumplieron su objetivo en el tiempo estipulado, sino que encima, todos los soldados cayeron bajo las potentes descargas lanzadas por los robots. Se decía que mas les valía esta vez ser más precisos, aunque lo dudaba mucho. No le extrañaba que Sandler hubiera preferido mantenerse en la retaguardia, supuestamente protegiéndoles.

—Muy bien, ya estamos muy cerca —señaló Cruz, quien iba a la cabeza.

Continuaron por una zona llana. Del manto de tierra colorada sobresalían algunas rocas puntiagudas que no invitaban precisamente a sentarse. A Zeke le resultó una arquitectura extraña, aunque el territorio marciano se veía igual en todas partes. Lugares aridos y desérticos, desprovistos de vida. El proceso de terraformación que se utilió para oxigenar la atmósfera se llevó a cabo con cianobacterias y, aunque se intentó llenar el mundo con plantas, el esteril suelo impidió que pudieran crecer con frugalidad. En su lugar, se usaron extractores que aceleraron el proceso. En las colonias, si se plantaron arboles y otras especies vegetales, pero Marte continuaba con su mismo paisaje desolado. Prosiguieron hasta subir una pequeña cuesta y volvieron a agacharse. Estaban más cerca de su objetivo.

—Bien, allí se encuentra —señaló Cruz.

A unos cuarenta metros de distancia, se encontraba la base. Se trataba de un edificio rectangular de color gris claro rodeado de unas pequeñas murallas. En la parte delantera, había dos torretas automáticas de gran tamaño, la principal defensa. Luego, diseminados por todo el lugar, se encontraban los robots de seguridad. De aspecto humanoide y color negro metalico, estos autómatas estaban programados para atacar a cualquier intruso, utilizando ondas caloríficas que los podían neutralizar de manera instantanea. Eran muy rapidos y precisos, asi que mas les valía tener el máximo cuidado posible. Lo ultimo que deseaba era volver a retorcerse por el suelo lleno de dolor mientras notaba la temperatura de su cuerpo aumentar sin control.

Miranda hizo una seña a todos para indicarles que se agacharan. Todos lo hicieron al momento y s arrastraron hata asomar un poco por entre las rocas, pero no demasiado, no fueran a verles los robots. Una vez así, la cabo habló por el intercomunicador.

—Reinholm, ya estamos en posición para atacar la base —llamó—. ¿Donde os hallais vosotros?

Tardó un poco, pero el enemigo mortal de Sandler no se demoró en responder.

—Nos encontramos en la zona delantera a la espera —respondió.

—¿Que sabes de Costa y los otros? —preguntó la muchacha latina.

—De momento, que se dirigían por el flanco derecho —explicó Walter—. Deberían ponerse en contacto para decirnos donde están.

—Si, pero parece que no lo van a hacer —comentó con fatalidad Cruz—. Más vale que nos pongamos en marcha.

De repente, los robots que defendían la instalación comenzaron a moverse hacia la derecha. Zeke quedó sorprendido ante tan inesperada acción por parte de los seres artificiales. Lo normal era que patrullasen en uan ruta establecida o se quedasen vigilando en un lugar concreto sin moverse. El hecho de que se movieran en una dirección determianda solo podía significar que habían detectado a algun intruso. Justo en ese instante, sonó una fuerte explosión y sonidos de disparos resonaron por toda la zona.

—¿Que está pasando? —preguntó Takahashi con extrañeza.

—Quizás Reinholm y los otros hayan iniciado el ataque —comentó un poco dudosa Burrows.

—Imposible, ellos asaltarían la zona delantera de la base —dijo Cruz—. Estos deben ser Costa y los suyos.

—Y si son ellos, ¿por qué coño no han avisado de que ya iban a atacar? —Eph se notaba muy disgustado por todo esto.

—Ni idea, pero está claro que debemos aprovechar esta situación en nuestro beneficio.

Esa última frase por parte de Cruz sorprendió a Zeke. Se volvió a la cabo y la miró, sin saber que pretendía.

—¿Que tienes pensado? —preguntó Ralston.

La fugaz mirada verdosa de la chica se lo dejó bien claro, nada bueno.

—Aprovecharemos la coyuntura para rescatar al rehén.

—¿Estás segura? —preguntó Takahashi muy tenso

—Es una buena oportunidad —aseguró la cabo—. Llamaré a Reinholm para decirles que ellso asalten la parte delantera y neutrailcen esas torretas.

Todos asintieron, excepto Chang, quien permanecía todo el rato callado. Zeke le lanzó una mirada rápida. Le parecía un poco raro el chaval. No entendía por qué no era mas comunicativo, aunque, visto lo visto, tampoco le importaba demasiado.

En el tiempo de espera, Cruz llamó a Reinholm para comunicarle su decisión. Pese a no estar muy de acuerdo, el chico aceptó la idea. Mejor aprovechar ahora que no encontrarse en apuros después. El grupo inició la marcha en cuanto la cabo concluyó la comunicación. En ese momento, la euforia hizo acto de presencia en Zeke.

Descendieron por el terreno pedregoso, con cuidado de no caer. Ya en suelo firme, comenzaron a correr con celeridad. Tenían que llegar lo más rápido posible a la base antes de que los robots les descubriesen. Por ello, Zeke se movía con decisión, tratando de alcanzar su meta lo más rápido posible. Miró al resto de sus compañeros. Cruz se encontrabala primera, lo cual demostraba porque ella era la líder. El resto la seguían tal como debían hacer.

—Vamos, no queda mucho —les gritó.

A lo lejos, escucharon el fuerte sonido de disparos recargados. Eran las torretas defensivas, las cuales seguramente abrían fuego contra Reinholm y su grupo. Zeke tembló un poco y se sintió caer por un pequeño momento. Tanta revuelo lo ponían nervioso. No se quería imaginar como sería todo cuando entrase en combate de verdad. Mucho peor, más caótico y confuso. Por supuesto, si allí moría, lo haría de verdad. Siguieron avanzando sin perder más tiempo. Al fin, lograron llegar hasta la base. Se cubrieron tras uno de los muros bajos que la rodeaba, tratando de pasar desapercibidos para que no los viese algún centinela.

—Muy bien, vamos a ver como está todo —dijo Cruz.

La chica se asomó un poco para ver como estaba todo. Zeke y los demás seguían agachados, henchidos de tensión y miedo. El ruido de batalla alrededor no les ayudaba a apaciguar su pánico. Tras otear el panorama, Miranda se dirigió a ellos.

—Parece que todo anda despejado —informó con claridad—. Eso no significa que debamos bajar la guardia. Nos dirigiremos a una de las puertas que hay enfrente, la abrimos y entramos, pero estad bien atentos, ¿entendido?

Los cuatro soldados asintieron al instante.

—Perfecto. Pues manos a la obra.

Salieron de su cobertura y se dirigieron con rapidez hacia su objetivo. Zeke apuntaba con su arma a un lado y a otro, atento por si aparecía alguien a quien eliminar. Los nervios carcomían su mente. Debía ser cuidadoso, pues la munición que llevaba el fusil de asalto era real y si disparaba a uno de sus compañeros, podría meterse en un buen lio. Claro que si era un robot y no lo neutralizaba, estarían acabados. No podía estar la cosa peor.

Llegaron hasta la puerta y se pegaron a la pared que tenían a su derecha. Una vez allí, Takahashi sacó una PDA y la conectó con unos cables a la terminal que había allí. Dentro del aparato estaban los códigos que les permitirían acceder al interior de la base.

—¿Te llevará mucho? —preguntó algo tensa Cruz.

—No creo, pero más vale estar preparados para lo peor —contestó el asiático de forma un poco fatídica.

A Zeke le sorprendió ver tan alterada a la latina, aunque tampoco le parecía extraño. Se acercaba el momento determinante de la misión y de ellos dependía que se completase con éxito. Así que era normal sentirse tan tensos. Enseguida, se escucharon unos pitidos y la puerta se abrió.

—¡Adentro! —ordenó Cruz.

Todos se internaron dentro de la base. Avanzaban por un estrecho pasillo, muy atentos por si había algún robot esperándoles. Los cinco reclutas se encontraban inquietos, escuchando como afuera la batalla continuaba. Tenían prisa por llegar a su objetivo. No querían tardar demasiado y que todo se echara a perder. Zeke miraba por cada esquina, pendiente de no cruzarse con algo peligroso. Podía percibir el reverberante sonido de su respiración, tanto como el de sus compañeros. La desesperación los estaba carcomiendo a todos.

—Reinholm, ¿me recibes? —llamó la cabo.

—¿Como vais? —respondió el joven. Se podía oir el sonido de lucha envolviéndolo.

—Ya estamos dentro —dijo Miranda—. Nos dirigimos a por el objetivo.

—¡Pues daos prisa! —gritó el muchacho—. Aquí nos están jodiendo de lo lind...

La transmisión se cortó. La expresión en el rostro de Cruz no gustó ni un pelo a quienes iban con ella. Zeke tragó un poco de saliva, preocupado por como estaban yendo las cosas. La cabo, al verse observada, no dudó en hablarles:

—Continuemos —Se notaba serena pese a estar muy presionados—. Aún nos queda camino.

No tardaron en llegar hasta el sitio donde, se suponía, se encontraba su objetivo. Zeke y Takahashi se pusieron uno a cada lado de la puerta metalica que debían de atravesar. Miranda se puso justo en frente y les ordenó que la abriesen. Los dos procedieron sin más miramientos.

El japonés dio una puerte patada a la puerta, abriéndola de golpe y Ralston entró, seguido del resto. La habitación estaba oscura, asi que encendieron las linternas que portaban los fusiles.

—Vigilad cada rincón, podría haber alguna trampa —alertó la cabo.

El grupo registró la habitación con sumo cuidado y no tardaron en topar con lo que había en el centro. Sentado sobre una silla, se hallaba su objetivo. Era un hmbre tapado con un pasamontañas y que estaba atado de brazos y piernas. Permanecía con la cabeza gacha, aunque no tardó en levantarle para mirar a los recien llegados. Notandose observados por el misterioso cautivo, se pusieron a trabajar sin perder mas tiempo.

Eph sacó su cuchillo de combate y lo uso para cortar las cuerdas de plástico al tiempo que Burrows le quitaba el pasamontañas. De esa manera, dejó al descubierto el rostro del hombre, quien no era otro que el mismísimo sargento Gibson, el instructor de los reclutas.

—¿Ya era hora de que llegaseis? —dijo muy disgustado.

—Hemos estado muy liados —contestó Cruz.

—Eso no es excusa cabo —le repuso—. Debeis de moveros con mayor rapidez o acabarán con vosotros tan rápido que ni tendréis tiempo de llamar a vuestras mamaitas antes de morir.

El sargento miró a cada uno de los soldados mientras se levantaba y no pudo evitar enfadarse un poco. Zeke no tardó en percatarse de ello.

—Se puede saber donde coño anda el maldito recluta Sandler?!

La pregunta sonó agresiva y dura. Todos se miraron un poco extrañados, sin saber que decir. El rostro de Gibson denotaba clara ansiedad en conseguir una respuesta y eso les puso mas asustados. Ya no sabía a que le tenían mayor miedo, si al militar o a los robots contra los que luchaban. Notando que les iba a caer uan buena, Ralston intervino.

—Se quedó atrás para cubrirnos —intervino raudo.

Gibson se volvió al joven. Sus ojos marrones le lanzaron una mirada penetrante que lo inquietó.

—¿En serio? —dijo con un tono de voz calmado, en apariencia—. Creo que cuando salgamos de aquí, voy a tener una pequeña conversación con él.

Eso no sonaba muy bien, aunque no era momento de pararse a pensar en esas cosas. Tras liberar al sargento, el equipo inició la salida de la base.

—Andad con los ojos bien abiertos —alertó Cruz—. Ahora que el objetivo está liberado, los enemigos trataran de recapturarlo. No se los podemos permitir.

Se movieron con rapidez, recorriendo los pasillos con celeridad. Tenían que salir de allí lo más rápido que pudieran y evitar a los enemigos en la medida de lo posible. De hecho, no tardaron en salir fuera.

—¡Vamos, vamos! ¡No perdamos mas el tiempo! —gritaba desesperada la cabo.

El grupo comenzó a correr en dirección hacia donde habían venido. Justo en ese mismo instante, apareció uno de los robots. El autómata se veía imponente con su chasis negro, que aunque cubría partes de su cuerpo, dejaba algunos zons expuestas para que los soldados les acertasen en ellas para neutralizarlos. Un visor en forma de raya azul en su mecanico rostro le servía para ver. En sus brazos llevaba acoplados los cañones que emitían descargas caloríficas. En cuanto se encontró con ellos, no dudó en abrir fuego.

—¡Cuidado! —dijo Zeke.

Eph fue el primero en recibir el disparo. Cayó al suelo, convulsionándose desesperado. Ante el inesperado ataque, sus compañeros respondieron. Ralston y el resto dispararon in peidad contra la maquina, haciendo que saltaran chispas con cada impacto efectuado. Al final, el robot precipitó contra el suelo entre estertores. Miraron petrificados lo ocurrido, pero aquello no era más que el comienzo.

Otros dos autómatas surgieron de un lado de la base. Enseguida los humanos no dudaron en abrir fuego, pero frente al pulso tembloroso de ellos, los robots contaban con una puntería excelente. De esta manera acertaron a Takahashi en el hombro. Aunque no lo derribó, el calor intenso que le invadió, hizo que tirase su arma al suelo. Estaba algo aturdido, pero logró sacar una pistola y, junto al resto, logró eliminar al tándem enemigo. Pese a todo, la victoria estaba lejos de lograrse.

Más robots comenzaron a aparecer en escena. Parecía evidente que Reinholm y el resto no los habrían detenido por mucho que lo intetasen y quizás, hubieran caído derrotados. Viendose rodeados, Cruz dio la voz de alarma.

—Vamos, ¡no podemos quedarnos aquí!

Se movieron lo más rápido que podían, pero el gran número de enemigos los estaban poniendo contra las cuerdas. De hecho, la siguiente en caer fue Burrows, quien recibió tres disparos. Cayó al suelo, retorciéndose de dolor. Zeke vio esto horrorizado. Cada vez quedaban menos y la amenaza de perder era más que evidente.

—Venga, Ralston. ¡No te quedes atrás! —le gritó Takahashi, quien corría a duras penas.

El muchacho hizo caso a su compañero y fue lo más rápido que sus piernas le permitían. No quiso mirar atrás, aún a pesar de que allí, estaba dejando a sus pobres compañeros, pero no tenía mas remedio. Estaban a punto de conseguirlo. La anterior vez no llegaron ni a meterse en la base, pues los robots los masacraron sin piedad. Sin embargo, ahora estaban a punto de lograrlo. Tan solo si corrían un poco más...

—¡Cuidado! —gritó Cruz en medio del caos.

Zeke sintió una ola de calor intensa surgiendo del interior de su ser y, antes de poder siquiera reaccionar, cayó al suelo. Fulminado, sentía un dolor insoportable que se enxtendía por todo el cuerpo. Su visión se volvió borrosa y lo sonidos se hicieron mas lejanos. Escuchaba los gritos de sus compañeros, los cuales parecían entes de otra dimensión por como los oía. Se giró, gravemente aturdido, y vio como tres figuras de color negro avanzaban a por él. Eran robots de seguridad. Sabía que había fallado otra vez. Estos entrenamientos eran peor de lo que imaginaba. Justo cuando ya tenía al trio de autómatas encima, Zeke decidió rendirse. No valía la pena seguir luchando.

Esperaba a que las maquinas lo rematasen, dejándolo inconsciente. Sin embargo, nada de eso pasó. Aunque muy aturdido, Zeke pudo atisbar como los tres autómatas caían al suelo mientras de sus cabeas saltaban chispas. Ademas, escuchó el inconfundible silbido de balas sobrevolando por encima de él. Entonces, supo de qué se trataba. Era Kyle, quien cubría la retirada del grupo. Al final, ese capullo estaba siendo más útil de lo que pensaba.

De repente, notó como alguien lo arrastraba. Seguía paralizado por los disparos y, de hecho, notaba que iba a perder la consciencia de un momento a otro. Todavía llevaba el fusil entre sus manos. Parecía como si no quisiera soltarlo por nada del mundo. Suponía que así se sentiría mas seguro.

—Joder, Zeke, te juro que después de esto voy a solicitar el traslado al cuerpo de ingenieros —le comentó entre farfullos Takahashi. Era quien lo estaba arrastrando—. Te juro que es la última vez que me meto en uno de estos fregados. A partir de ahora, os las vais a apañar vosotros solitos.

Su cabeza comenzó a decaer. Sentía algo débil, pero parecía que habían ganado. Eso le hizo encontrarse mejor. No entendía como, empezó a pensar en Chang. ¿Dónde demonios se habría metido el fanático ese? No tenía ni idea. Lo único que sabía era que había escapado de esa locura y de una pieza. Mas o menos, claro.

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Y aquí lo tenéis. Poquito a poco, nos acercamos a la conclusión de la historia. Se me que me está llevando mas tiempo de lo normal, pero he andado estas ultimas semanas muy liado.  A ver si en estos días me pongo un poco mas y finalizo el capitulo. Va a estar interesante, por cierto.

Ya que estoy, os recuerdo que ando por Patreon. Si alguno quiere apoyarme, no dudéis en registraros en la pagina. Os lo agradeceré mucho. Ademas, tendréis acceso exclusivo a adelantos de los capítulos que estoy escribiendo y otras cosillas. Un saludo!!!

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