Capitulo 2-Agotado (Parte 3)
Tras ducharse y vestirse, Jason y Dave salieron del piso. El capitán no dejaba de pensar en lo que había acontecido tras su pequeña escapada. Solo fueron 10 días pero habían ocurrido muchas cosas. Y ahora, él tenía que responsabilizarse de todo ello. Primero, irían a la Estación Central Militar, una base que orbitaba alrededor del planeta Draconis VII y que era el centro neurálgico de la actividad militar de la Confederación. Allí se hallaba el Mando Militar, conformado por los máximos líderes de cada cuerpo. Entre ellos, el general Hank Coriolis. Sería el lugar al que partirían, pues tenían que hablar con la sargento mayor Sonya Walker. Esta había regresado del planeta Karnak con muy importante información de las Quimeras. Le alegraba saber que la chica había logrado sobrevivir pero le inquietaba la posible información que traía. ¿Que vio en aquel mundo en el que estuvo?
Mientras pensaba en esas cosas, vio que él y Strickland ya habían llegado a lo alto del edificio. Desde allí, pudieron ver toda la ciudad. Esta se conformaba de grandes rascacielos tan altos como el edificio en el que se hallaban los dos hombres, aunque muchos otros eran más grandes. La particularidad de la ciudad es que, estaba rodeada entera de agua, incluso entre los edificios lo que deberían ser calles estaban cubiertas por el liquido elemento. Mientras contemplaban el sitio, Dave habló.
- De todos los lugares de la Tierra, tenías que elegir Nueva York.
Casi sonaba como un reproche, pero Carville tan solo se limitó a sonreír.
A comienzos del siglo XXIII, la subida del nivel del mar, causada por el deshielo de los polos, hizo que muchas ciudades costeras empezasen a verse inundadas. Ante esta situación, el gobierno central de la Coalición puso en marcha un nuevo proyecto para crear ciudades flotantes que sustituyesen a las terrestres, que muy pronto quedarían cubiertas por él. Así que en el año 2214, se inicio la construcción de la ciudad flotante de Nueva York, que se situaría a unos 35 km de la original. Estaba dividida en tres zonas, de idéntica forma a la primera ciudad. Estaban Long Island, Staten Island y por último, Manhattan. Ellos se hallaban en la tercera área, la más grande de todas.
Cada edificio se sostenía gracias a unas plataformas presurizadas con aire que era lo que las permitía mantenerse a flote. Los edificios estaban hechos de metales ligeros como el aluminio, por lo que las plataformas podían sostenerlos sin problema. Pese a flotar sobre el agua, no había problemas con los constantes vaivenes causados por el mar. Un fuerte campo de fuerza imantado mantenía los edificios en su sitio. El nivel del agua podía subir o bajar pero el edificio no se movía. Para desplazarse, las personas usaban transportes aéreos y tubos submarinos que conectaban cada edificio.
- ¿Qué quieres?- dijo Carville sonriente- Siempre he sido muy cosmopolita.
Tras observar Nueva york por un pequeño rato, Jason y Strickland se dirigieron al techo superior.
- Y que, ¿nos espera un Buitre ahí arriba para recogernos?- preguntó Carville a su amigo.
Strickland le miró de forma poco amigable. Pese a esa expresión, pronto le otorgó una gran sonrisa que no calmó a Jason. Algo tramaba y no era bueno.
- ¿De veras piensas que el Mando mandaría una aeronave específicamente para recoger a un capitán de Vanguardia extraviado como tú?
- Bueno, por suponer.
Ni le contestó. Dave se acercó a un teclado que había justo al lado de la zona de aterrizaje. Esta, envió una señal al cielo. No tardó en acudir una pesada nave de 10 metros de longitud por 6 de ancho. Se trataba de una nave de transporte civil, también conocido como aerotaxi. Era todo entero de color negro muy apagado excepto por una franja amarilla que recorría los laterales de la nave. Descendió hasta quedar a tan solo un metro del suelo y la compuerta trasera se abrió.
- Bienvenidos al servicio de aerotaxis. Lea transportara el vehículo número 905. Por favor, ingresen la cantidad correspondiente- dijo la robotizada voz del piloto automático.
Jason miró estupefacto. No podía creérselo.
- ¿No esperarás que me suba en este armatoste?- pregunto incrédulo a su amigo.
- ¿Tienes alguna otra opción?- expresó Dave impertinente con esa afilada pregunta.
Consternado, Jason subió al aparato volador. Dentro, había tres filas de cuatro asientos. Ninguno estaba ocupado, así que los hombres podían sentarse donde quisieran. El ocupó el que se encontraba en el extremo derecho de la segunda fila, pegado a una gran pantalla de cristal que permitía ver toda la ciudad. Dave se sentó a su lado.
- ¿Tienes algo suelto?- le preguntó este nada más sentarse- Habrá que pagarle.
No tuvo más remedio que levantarse y llegar hasta un monitor donde se hallaba el software que dirigía el gran vehículo. Paso la tarjeta de crédito por una rendija. Una vez ingresado el dinero, la voz robotizada le preguntó por el destino al que deseaban ir.
- Estación de embarque numero 30- le dijo Strickland a Jason.
Este se lo comentó a la maquina y acto seguido, el vehículo se puso en marcha. Carville regresó a su asiento y desde la ventana, pudo ver como el aerotaxi iniciaba su desplazamiento.
La nave, provista de propulsores en los laterales inferiores, empezó a maniobrar entre los edificios y otras naves. En otro tiempo, Nueva York estaba plagado de coches en sus calles. Hileras e hileras de vehículos atestaban la calzada conformando inmensas hileras. Estos atascos podían durar literalmente horas y era muy usual que se diesen a lo largo. Ahora que las calles estaban inundadas, el tráfico se había vuelto aéreo. Entre las altas edificaciones, revoloteaban naves de toda clase y tamaños. La mayoría eran civiles, excluyendo algún vehículo militar y las aeronaves de la policía y la protección civil. No solía haber atasco, pues existía la libre circulación pero había unos estrictos protocolos respecto a la forma de vuelo. Límites de velocidad, rutas predeterminadas que había que respetar. Se imponían estas normas para evitar posibles accidentes. Aun con todo, se producían.
El aerotaxi viró hacia la izquierda y paso justó al lado del edificio Chrysler, uno de los pocos originales que habían conseguido transportarse con éxito desde la vieja Nueva York a la nueva. El vehículo aéreo siguió, evitando otras naves que venían en sentido contrario. La mayoría eran vehículos particulares. En un punto, una de ellas, una nave de gran tamaño, rozó al aerotaxi. Inesperadas turbulencias sacudieron a los pasajeros.
- ¡Maldito imbécil!- espetó Carville-¡No ve que este es espacio aéreo de circulación para transportes públicos!
- Ya sabes, la gente no respeta mucho las normas de circulación- le comentó jocoso Strickland.
Continuaron su camino hasta salir de Manhattan. Ahora se hallaban en Long Island. Y una vez allí, pudieron contemplar la catedral principal del Legado del Antiguo Culto. La construcción más ostentosa de toda Nueva York.
- ¡Eh Strickland!- llamó Jason- ¡No te pierdas el puticlub que ha erigido Cromwell en el centro de la ciudad!
A Strickland no le apetecía demasiado contemplar aquel edificio. Como él, mucha gente no simpatizaba con el Antiguo Culto. Tan solo le parecía una estúpida secta creada por un charlatán para conseguir dinero. De hecho, era así. Para entrar había que pagar una cuota mensual al gran líder el culto, el cual él llamaba tributo. Solo así, se conseguía la permanencia y también la salvación. Siempre que no fueras una mujer joven y guapa. Si cumplías esos requisitos, con acostarte con Alistair Cromwell era más que suficiente. Al final miró y no pudo quedar indiferente ante tan gran obra de arquitectura.
- Para que luego digan que son muy humildes- exclamó impresionado.
La catedral era un gran edificio cilíndrico de color negro muy brillante. Largas extensiones doradas envolvían la catedral por cada lado. Eran puntiagudas y según afirmaban los seguidores de tan peculiar religión, eran el escudo que les protegía de los males externos. Dos edificios más bajos, rectangulares y de color blanco, se situaban uno delante y otro detrás de la catedral. Uno era el edificio de bienvenida y el otro era el santuario de relajación. Eran los únicos edificios abiertos al público, donde el Antiguo Culto mostraba sus ceremonias más importantes, como la oración semanal a los grandes dioses o la danza anual en honor a una deidad de la mitología griega o egipcia. En la catedral era donde se suponía que vivían Cromwell y sus fieles seguidores. Nadie sabía que hacia allí dentro pero los rumores iban desde que pasaban la mayor parte del tiempo en silencio meditando a multitudinarias orgias de sexo y lujuria. Era un misterio, pero uno atrayente y perturbador a la vez.
- Creo que si pudiera, me montaría mi propia secta- dijo bromista Carville mientras se encendía un cigarro-. La llamaría la secta de Carville.
A Strickland le hizo gracia lo que su amigo decía. Este le ofreció un cigarro pero Dave lo rechazó. Seguía mirando la catedral, de la cual, poco a poco se iban alejando.
- ¿Te gustaría ser mi primer seguidor?- pregunto Jason- Tu y yo seriamos los únicos hombres de la congregación. El resto, todo mujeres jóvenes y hermosas.
- Creo que preferiría ofrecerme como sacrificio al Antiguo Culto.
Ambos se echaron a reír. La nave abandonó finalmente a Nueva York y se dirigió a la estación de embarque desde la que viajarían a la estación espacial en la que tomarían la nave que necesitaban para ir a su destino.
- ¿Que nave tomaremos?- preguntó Carville mientras seguía fumando tranquilo, ignorando las advertencias de la voz robotizada sobre no fumar en transporte publico.
- La NTM (Nave de Transporte Militar) Basilisco, una vieja nave que partirá en menos de una hora- le informó Strickland.
- ¿Basilisco?- dijo incrédulo Jason- ¿Cómo se les pudo ocurrir ese nombre? Es de una criatura mitológica griega. Creía que bautizar las naves con esos términos no estaba permitido.
- Esa nave es de comienzos del Conflicto Colonial- le explicó su amigo-. Aun no se sabía de la existencia de la Xeno-Alianza.
Jason se quedó más tranquilo después de escuchar esto. La Confederación impuso una nueva norma en la denominación de naves. Estas ya no podrían ser bautizadas como dioses o seres de las mitologías griegas, egipcias o nórdicas ya que estos nombres serían los que se usarían para denominar a las naves, unidades y principales personalidades de la Xeno-Alianza. No es que estuviera penado nombrar a tu nave como Zeus o Thor pero no se consideraba correcto. Solo aquellas naves que fueron nombradas antes de la Guerra Interestelar, se salvaban de alguna amonestación. Afortunadamente, eran pocas las que había. La mayoría fueron destruidas durante el Conflicto Colonial.
- Bueno, creo que voy a echarme un rato- le dijo Carville a su compañero.
- Pues no te acomodes demasiado, llegaremos a la estación de embarque en menos de media hora.
- Vale- inquirió él mientras se disponía a dormir.
Les esperaba un camino muy largo a aquellos dos hombres. No era más que el principio de su gran viaje.
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Pues nada, aquí termina este capitulo. En el siguiente, veremos como les va a Zeke y a los suyos. También descubriremos como es Asgard, el mundo natal de los Gélidos. Os sorprenderá. Y ya que estoy, me gustaría preguntaros algo: Que os parecen estos dos nuevos personajes? Cual creéis que sera su papel en esta historia?
Como siempre, gracias y saludos!!!
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