Infierno en la ciudad para una gata.

Si pensaba que mi vida en el
pueblo era un infierno, estaba equivocada, realmente equivocada, no tenía yo ni siquiera la mitad de la idea, de la vida que me esperaba en la Cuidad.

Empaque mis pertenencias.
2 vestidos, 1 toalla para bañarme, un peine verde, regalo de mi madre, unas sandalias y dos pantaletas, todo en una caja de jabón Zote.

Salí de mi pueblo natal con mi hermano mayor Guillermo un viernes Santo y llegamos a México un sábado de gloria, yo llegué sin saber si quiera hablar el español, ya que para aquel entonces solo ocupaba mi lengua natal,el mixteco de la costa chica de Oaxaca.
Llegamos a la casa de Modesta, mi hermana mayor. Ahí estuve viviendo durante 2 semanas hasta que Guillermo fue por mi para llevarme a trabajar en casa de una familia que era de Pinotepa cerca del mercado Sor Juana Inés de la Cruz, me pagaban 100 pesos mensuales, ahí estuve trabajando de planta durante 2 meses 1/2, y un domingo, la señora de la casa me regaño muy feo por comer una naranja de un costal, ya que no me habían hablado para que fuera a desayunar y por lo tanto tenía mucha hambre, ya que salí de ahí Guillermo me llevo cerca de Canal Nacional Culhuacán, con la media hermana de mi padre, ahí estuve viviendo 1 mes, después me llevo con "Doña Chelita", donde él trabajaba de plomero, ahí estuve trabajando de planta un año.
De ahí volví al pueblo, cuando regrese ya no tuve trabajo por lo que regrese con mi hermana Modesta. Estuve una semana con ella, y fue ahí cuando Modesta me comenzó a maltratar por qué yo no trabajaba y no aportaba nada para la comida y/o la casa, por lo que diario salía a buscar trabajo desde Chimalhuacán hasta Portales, Ermita, al rededor del metro para yo no perderme.
Ya que lo conseguí estuve sobre Cumbres de Maltrata en Portales. Ahí estuve trabajando de planta al rededor de 4 meses, luego de eso volví al pueblo una semana, y cuando regrese ya no tenía trabajo por qué ya habían contratado a otra muchacha. Llamé a una muchacha que conocía yo del pueblo, su nombre era felicitas, ella vivía atrás del metro Xola, le pedí permiso para quedarme con ella ya que yo ya no tenía trabajo y ahí me recomendaron con una señora que vivía por los departamentos del metro Mixiuhca, llegué con esa familia el 2 de agosto de 1992, era una familia adinerada. Ahí empieza mi historia, y la historia del infierno que viví.
El domingo 2 de agosto de 1992 llegue como a las 12 del día, y le pedí permiso a la señora para ir a avisar a mi hermana Modesta que estaba yo cerca de su casa.
Pues ahí estuve trabajando con la mamá de la señora en el edificio H y edificio E con la hija, para esa vez la señora Tapia era la que vivía en el edificio E, ella estaba joven y estaba embarazada de su primera hija.
Al principio, me trataban muy bien, me sentí como una princesa en un cuento de hadas, me llevaban a pasear y fue con ellos que conocí el hospital México, me subí a un elevador por primera vez, fuí a conocer un cunero, era un cuarto enorme lleno de cunas con bebés recién nacidos, todo era color de rosa en un principio, y al mes de que empiece a trabajar con esa familia, llegó mi hermana Modesta a cobrar mi dinero, igual me pagaban 100 pesos mensuales, al segundo mes llegó Cirilo, el esposo de Modesta a cobrar mi dinero igual. Al tercer mes llegó Modesta a lo mismo pero se quedó hablando con la señora Tapia en el estacionamiento y no supe de que se trató su charla, y al cuarto mes nos mudamos a Chapingo, en la casa de su primo, estuvimos ahí un mes, el quinto mes nos mudamos a la casa del primo que ella tenía en Parque Residencial Coacalco, en Ecatepec.
Fue allá en Coacalco donde la señora Tapia me comenzó a maltratar, una vez me agredió tan feo que me arrastró del cabello hasta la regadera con agua helada para que yo me callara por qué dijo que me estaba volviendo loca. Es a partir de ahí donde comenzó el infierno y la vida con el diablo en persona.

Después de varios maltratos me armé de valor y l
e pregunté la razón de sus actos.

Ella me dijo:
Que tan pendeja eres?
Que no lo sabes?
Pagué 125000 pesos por ti.
Tu hermana te vendió conmigo.
Y tú me vas a pagar con Creces ese dinero
Aquí conmigo vas a llorar lágrimas de sangre por lo que le pagué a tu hermana.

Y así pasaron los años
En 1996 nos mudamos a la Jardín Balbuena por Cecilio Robelo, ahí siguió maltratandome,me encerraba bajo llave y yo no podía salir, no tenía dinero y no pude hacer nada.
Desde que conocí al diablo en persona me dejó de pagar, había días que había comida, había días en que yo no podía probar ni un bocado en 2 días, a penas y podía tomar agua.
Años después de eso, en 1998 nos mudamos más adelante sobre Cecilio Robelo a dos calles de ahí, rentaron una casa de 3 pisos y seguían con lo mismo, habían demasiadas peleas, y por el fin de marzo, el marido de la señora Tapia me violó sexualmente, en aquel entonces era dirección adjunto de Scotiabank, después de eso, a mediados de junio le dije a la señora lo que su marido me hizo y no me creyó, tampoco su madre, para ellos era yo una mentirosa, a mediados de julio mi panza se comenzó a notar.
Me llevaron al laboratorio, para ver cuántos meses de embarazo tenía yo, la señora Tapia al enterarse de mi embarazo me leyó la cartilla que jamás le debía contar a nadie de lo sucedido, puesto que cada año llegaba personal del banco a "supervisar" como estaba la familia, y me hacían una breve entrevista de lo mismo, como estaba la situación, yo me veía obligada a decir que todo estaba bien, cuando realmente estaba muriendo por dentro, quería gritar y decir la verdad, pero la señora Tapia siempre estaba ahí, obligandome a contestar con solo la mirada.
La señora Tapia hablo con su primo Rodrigo, el cuál era doctor, sin embargo este no realizaba la labor del aborto; por lo que tuvieron que buscar otro médico para que realizará esa operación, me programaron una cita, claro, todo por parte de la señora Tapia.
Llegó la fecha citada, por primera vez conocí de visita todo Tlalpan, dónde se encuentra el estadio Azteca, la zona de hospitales y la calle/avenida que tenía una desviación, colonia San Fernando, no recuerdo cómo estaba el lugar, ni el nombre de la calle.
Al llegar, la señora Tapia se registró, pago y firmo de responsable y me pasaron para que me atendieran; me anestesiaron para sacarme el producto y mientras ellos realizaban su labor, y yo estaba anestesiada, entre sueño escuchaba sus pláticas, los doctores calificaban a la señora Tapia cómo una persona de sangre fría por lo que estaba mandando a qué me hicieran.

Por fin traigo otro capítulo de esta historia, después de casi un año.
No había tenido la oportunidad de conversar con esa persona que es propietaria de la experiencia, hasta ahora.
Perdonen por todo el tiempo de espera.