C I N C O
— Duermete, Natsuki. —arrulla Katsuki con mayor insistencia. La bebé está mirando al techo bastante entretenida. Después de lograr que los profesores aceptaran de tener ahí a sus hijos, mantenerlo en secreto era difícil. Por suerte tienen a Hanako, la enfermera que le habían asignado, ella se encargaba de cuidarlos mientras ellos estaban en clases.
Aunque prácticamente se la vivía en esas cuatro paredes.
— Ya llegué. —habla Shōto entrando a la habitación con una maleta cargadas de libros tanto escolares como de cómo ser un buen padre.
— Oh, bienvenido. —contesta Katsuki para luego recibir un cálido beso por parte de su novio. El heterocromático acaricia sus mejillas para luego rozar sus narices en un cálido beso esquimal.
— ¡Ooow! —chilla Hanako.— Me encanta mi trabajo, sin dudas.
— Ush, mejor ayudame en hacerla dormir. —habla Katsuki arrullando con más insistencia a la niña ocasionando que esta ría por lo chistoso que luce su papá.
— Tal vez quiere ver su programa favorito. —Shōto toma el control remoto y enciende la televisión. Ahí, el primer programa que aparece es el de The Big Bang Theory, el favorito de Katsuki.
— ¡Hey, no le cambies! —exclama el rubio arrullando a la niña al mismo tiempo que se sienta en la cama.— Dejale ahí, sé buen novio y consienteme.
— No, no, Nat quiere ver su programa favorito. —Katsuki bufa.— Vamos, Kat, no siempre veremos lo que a ti te gusta.
— Pero a ellos también les gustan las películas de acción y las series que me gustan. —Katsuki infla las mejillas muy poco.— La otra vez nos vimos El transportador.
— Kat, los niños deben de ver algo de su edad. —y le cambia a aquel fastidiante canal.
Disney junior.
— Es la casa de Micky Mouse, ven acá a disfrutar, es la casa de Micky Mouse.
— ¡Cambiale! —exclama Katsuki. La bebé se espanta y empieza a llorar, el rubio se une a los lloriqueos.
— ¡Buaaaa!
— ¡Todomeco malo!
— Tranquilos, tranquilos. —habla Hanako tomando a Natsuki en brazos y vuelve a arrullarla, consiguiendo que se calme, aún así, sigue bastante despierta. Suspira.— Mejor dejala ahí, que se divierta un poco. —la pone en el piso junto con los otros dos bebés que están peleando por una pieza de juguete.
— ¡Ba! —exclama Kazuo viendo con rencor interminable a su hermano trillizo.
Si estuvieran en una película del lejano oeste, Kazuo tendría la mano sobre el arma y un Kasei apunto de girarse para tomar la propia.
— ¡A-ah! —ahora es Kasei quien le dirige una mirada de odio puro.
Y empiezan a darse de manotazos en las cabezas de ambos bastante acalorados.
— ¡Eaaa, maquinas de matar! —exclama Katsuki tomando a Kasei y Shōto a Kazuo.
— Qué violentos... —susurea el heterocromático.
— ¿Ves? Tus pinches programas esos que les pones los hacen así, bien salvajes. —Katsuki niega con la cabeza.— Mal padre.
— ¿Eh? Pero si tú les pones El transportador cuando no sabes qué hacer.
— ¡Mínimo yo no les pongo a Poppa, la cerda!
— ¡Es Peppa pig!
— ¡Claro que no, incluso tienen unos comerciales muy raros de leches y chavos que quieren tomar leches para chavos! —Shōto pone los ojos en blanco.
— Kat, no te estoy entendiendo, ¿Qué clase de Peppa ves?
— La que da risa, no la que me hace pensar que mis hijos quedaran estúpidos como TÚ comprenderás. —Katsuki le enseña la lengua sutilmente como sólo él puede ser. Aún así, la sutileza como cañón pueda tener, es imperceptible para el joven Shōto.
— ¿Estás insinuando algo? —Katsuki pone los ojos en blanco.
— Nooo, claro que no. Soy incapaz de hacer eso.
— ¿Y Natsuki? —pregunta Hanako de la nada.
— ¿Natsuki? —ahora es Katsuki viendo el punto en donde estaba la niña. Estaba.— ¡La niña!
— ¡Oh Dios, oh Dios! —exclama Shōto sintiendo que el corazón le bombea hasta en el trasero.
— ¡Deja de hiperventilar bastardo y ponte a buscarla! —Katsuki carga a sus bestias, no sin antes ponerse aquellas dos cangureras. Kasei está atrás, en su espalda. Kazuo está adelante, en su pecho.
— ¡Se nos perdió la niña! —sigue Shōto en shock.
— ¡Natsuki, ven cariño! —habla Hanako yendo a la puerta, a punyo de probar la dulce libertad.
— ¡Somos unos terribles padres! —sigue Shōto nervioso.
— ¡Cállate, bastardo! —ahora es Katsuki.— Puede que esté aquí mismo.
— Momento, la puerta estaba... —susurra Hanako.
— ¡Shōto, dejaste la puerta abierta! —exclama. Alguien pudo habérsela robado.
— ¡Kat, no me pegues!
. . . .
. .
— Dada... —Natsuki rueda hasta salir debajo de la cama. Trata de ponerse a gatas pero su peso le vence aún así que queda boca abajo. Levanta la cabeza y ve la puerta abierta. No están ni sus hermanos ni sus padres, tenía casa sola.
Si ella fuera una chica adolescente, tal vez hubiera hecho fiesta pero al ser una pequeña bebé de cinco meses se limita a jugar con sus cuadritos de goma chocandolos entre sí.
— ¿Qué es ese ruido? —se escuchan voces que se aproximan. La pequeña deja de hacer ruido. Se queda viendo a la salida de la habitación y va rodando hasta llegar a los pies de un pelirrojo.
— ¡Midoriya, una bebé! —exclama Eijirō cargando el pequeño bulto que se mueve con insistencia.
— A-ah... —la pequeña bosteza.
— ¿Qué hace un bebé aquí? —pregunta Izuku en un susurro viendo con detenimiento a la pequeña. Es pelirroja con mechas rubias, ojos heterocromáticos; azul y rojo.
— Cargala, es una lindura. —habla Eijirō pasándole la bebé. La pequeña Natsuki ladea la cabeza y le mete un golpe en la nariz a Izuku con fuerza.
— ¡Bammm! —ella ríe repartiéndole golpes en la cara de Izuku que no sabe como evadir aquel acto violento. Trata de girar la cabeza, hacerla más para atrás pero la bebé se impulsa y sigue repartiendo de golpes a su propia persona. Eijirō la vuelve a tomar en brazos haciendo que esta quede tranquila ante su tacto.
— La niña te odia.
— ¿Qué le hice? —Izuku se soba la nariz. Después de todo, esa fue la zona más lastimada.
— Eissssdiiii. —aquel siseo de la niña parece un "existir" muy cruel. Eijirō hasta piensa que su mejor amigo tuvo una hija en secreto debido al parecido de ambas personalidades.
— Hay que buscar a sus padres. —niega Izuku con la cabeza.— Qué malos, dejar a una niña por ahí, pudo pasarle algo.
— Pues venía del cuarto de... —Eijirō mira al interior de la habitación de la que salió aquella bebé. Y se sorprende al ver lo que contiene.
Juguetes, mantas, almohadas. Todo de distintos colores y varias colchonetas de dibujos de superheroes. Todo tan... Infantil.
— Momento... —susurra Izuku.— Kacchan se fue un tiempo hace más de medio año.
— Él se sentía mal, tenía una gastritis terrible. —comenta Eijirō.— Vayamos con Sero, a lo mejor él sabe algo.
— No, mejor con un profesor, me sentiría más seguro. —el pelirrojo cierra la puerta de la habitación y con la bebé en brazos van a la sala de profesores ante las miradas de varios estudiantes, tanto los del A hasta los de la Z.
— Nos miran mucho... —susurra Eijirō.
— Dudu... —la bebé juega con sus manos.
Alcanzan a ver a Shōto revisando entre los arbustos, aparentemente va buscando algo. Se ve que se rinde y saca su móvil llamando a alguien, discutiendo.
— Pobre, es algo tonto el pobre de Todoroki-kun. —Izuku ríe nervioso.
— La otra vez perdió un trabajo, Blasty casi le destruye la cabeza ya que lo habían hecho juntos. —ríe Eijirō.
— Recuerdo eso, Kacchan lucía muy molesto. —ahora se suma a las risas Izuku. La bebé al ver a ambos hacer aquello, se agrega.— Vaya, qué lindo ríe.
— Es una bebé, todos los bebés ríen bonito. —Eijirō le da un beso en la coronilla haciendo que la bebé se recargue en él bastante mimosa.— Creo que me quiere.
— Deja cargarla. —Eijirō le extiende la bebé pero esta de aferra a los brazos del pelirrojo.— ¡Oh, vamos!
— No te quiere. —ríe Eijirō.— Lo siento, Midoriya pero si la pequeña María no te quiere no debes porque... ¡Ah! —se encoge de hombros algo herido. La pequeña le había soltado un manotazo duro.
— Ahora ella no te quiere. —se burla Izuku y por fin logra cargar a la bebé.
— Aassh buuu. —la mirada de odio puro que le dirige la bebé a Izuku le produce algo de temor. Ha visto esa misma acción en otro rostro pero no recuerda de quién.
— ¡Buaaaa! —el chillido de otro bebé les llama la atención. Encuentran a Katsuki cargando en brazos a un niño rubio, arrullandolo.
— Shhh, tranquilo, nos van a descubrir. —pide Katsuki en susurros.
— ¿Kacchan? —ambos rubios voltean a ver a Izuku, quien carga a la hija del nombrado.
— Natsuki... —susurra Katsuki al ver a su hija en brazos de un inútil.
— Kat, amor, aún no encuentro a la... —voltean a ver al otro ser parlante. Shōto detiene el paso al notar que la ha cagado.— Ah... Yo... ¡Midoriya, dame a la niña! —el heterocromático le arrebata de los brazos a su hija.
— Dodiii... —hace gestos la pequeña bebé.
— ¿Es de ustedes? —pregunta Eijirō viendo a su mejor amigo con el otro pequeño bebé rubio.
Y ambos atan cabos.
Más de medio año ausentes.
Trabajos compartidos.
Una gastritis.
— ¡Pero los hombres no se embarazan! —exclama Eijirō.
— Kacchan tuvo... —Izuku está bastante pálido.
— ¡Señores, Kasei por fin se durmió! Todoroki Bakugō tenía que ser... —aparece una chica desconocida para los otros. Otro bebé rubio similar al que tiene Katsuki.
— ¿Todoroki...? —susurra Eijirō.
— ¿...Bakugō? —murmura Izuku.
¡Plam! Ambos caen al piso desmayados.
Aquellos dizque rivales habían creado familia a sus espaldas.
***
Deku ya lo sabeeeee aaaaaah
Todo va a arder a partir de ahora :( sorry
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