Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🖤Capítulo 2🖤:



💛🐥🐱🖤



Seúl, septiembre del 2023, 15 años después...



Una joven mujer muy elegante caminaba por el pasillo hacia la oficina de su jefe. Sus pasos eran silenciosos, casi imperceptibles, pero el cuadro que sostenía entre sus brazos emitía un leve crujido cada vez que lo ajustaba en su agarre. La pintura era grande, mucho más de lo habitual, y su tamaño hacía que la joven caminara con precaución, temerosa de golpear alguna pared o esquina.


Al llegar a la puerta de la oficina, empujó suavemente con el pie y la abrió. Yoongi, absorto en sus pensamientos, levantó la vista cuando la vio entrar. Sus ojos se entrecerraron al observar el gran bulto envuelto en papel marrón que su asistente colocó con cuidado sobre la mesa.


—Señor, alguien envió este cuadro para usted.


—¿Para mí?


Yoongi se levantó de su silla mientras dejaba caer el bolígrafo que sostenía. Se acercó a la mesa y dejó que sus manos se posaran sobre el papel, y con un movimiento pausado y preciso, comenzó a deshacer la envoltura. El sonido del papel al rasgarse hizo un eco que parecía resonar en la mente de Yoongi. Cuando finalmente retiró la última capa, sus ojos se clavaron en la pintura, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.


La obra ante él era inquietante, misteriosa, como si cada pincelada ocultara un secreto oscuro y profundo. Sus ojos recorrieron cada detalle, y al mismo tiempo trataban de entender qué era lo que lo atraía tanto. No podía apartar la mirada, era como si la pintura tuviera un poder sobre él, un poder que no lograba comprender. Permaneció inmóvil frente a ella. Esta era una grotesca y explícita, era una representación cruda y siniestra de un asesinato que parecía haber sido capturado en el mismo momento en que la vida se escapaba del cuerpo de la víctima. El impacto inicial de horror fue inevitable, pero ahora, a medida que sus ojos recorrían cada uno de sus increíbles detalles, sentía cómo el miedo daba paso a una fascinación profunda y desconcertante.


—¿Qué es todo esto?


En el lienzo, estaba el cuerpo de un hombre sentado en la banca de un parque, con una soga alrededor del cuello mientras otra persona vestida de negro, con guantes y capucha qué dificultaban la visión de su rostro, la sostenía con fuerza. El rostro de la víctima estaba congelado en una mueca de terror, y sus ojos estaban abiertos de par en par, como si aún contemplaran el horror de su final. La escena era de una brutalidad escalofriante, sin embargo, Yoongi no podía dejar de notar la precisión con la que había sido creada. Cada pliegue de la ropa, cada gota de sangre, cada sombra proyectada por el cuerpo inerte, todo estaba plasmado con un detalle obsesivo, como si el artista hubiera querido capturar la esencia misma de la muerte en su forma más pura.


Los trazos eran perfectos, y las pinceladas eran precisas y deliberadas, las cuales le daban a la escena una textura casi tangible. La sangre, de un rojo oscuro y profundo, parecía estar fresca, como si acabara de ser derramada. Los matices de color, y las sombras, estaban trabajados con una maestría que daban la ilusión de que la pintura podía cobrar vida en cualquier momento. Había algo en la forma en que el artista había jugado con la luz y la oscuridad que hacía que la escena se sintiera tridimensional, como si la víctima pudiera alcanzar a quien la mirara desde dentro del lienzo.


A pesar de lo perturbador de la imagen, Yoongi no podía evitar sentir una profunda admiración por la habilidad del artista. Era una obra maestra, no había duda de ello. La técnica era impecable, y la forma en que se había capturado la esencia del horror era tan poderosa que resonaba en su interior, despertando una mezcla de emociones que no lograba comprender del todo. Sentía curiosidad, una necesidad casi compulsiva de saber más sobre el artista que había creado algo tan impactante.


Mientras observaba la pintura, una pregunta comenzó a formarse en su mente: ¿cómo había logrado el artista plasmar una escena de asesinato con tanta exactitud? ¿Era esto el producto de una imaginación macabra, o había algo más detrás de la obra, algo que el pintor sabía, algo que había visto con sus propios ojos? La idea de que esto pudiera ser más que una simple creación artística, lo inquietaba profundamente, pero también lo atraía de una manera inexplicable.


La secretaria Bae observaba cómo su jefe se sumergía en la pintura, atrapado por los detalles macabros que la obra ofrecía. Se sentía incómoda por la escena tan explícita, pero sabía que debía cumplir con su deber. Aclaró la garganta suavemente y llamó su atención sin romper completamente la atmósfera que lo envolvía.


—Señor, la pintura llegó con una descripción. Pensé que le gustaría leerla...


Yoongi desvió la mirada del lienzo y la puso sobre la hoja que su secretaria tenía en las manos. Sin decir una palabra, tomó el documento con delicadeza. Mientras lo desdoblaba y comenzaba a leer, sus ojos se estrecharon con sorpresa.


La descripción en el papel decía que esa pintura tenía como nombre: "La mente de un asesino". No era solo una representación visual de un crimen, sino una exploración profunda de la mente de quien lo cometió. La explicación detallaba cómo los elementos de la pintura, los colores, las sombras, e incluso la composición, estaban diseñados para reflejar los pensamientos oscuros y retorcidos que podrían habitar en la mente de alguien capaz de semejante atrocidad. Cada detalle en el lienzo tenía un propósito y una razón que iba más allá de lo meramente estético.


A medida que Yoongi leía, sintió cómo su curiosidad se intensificaba. Este artista no era un simple pintor; era alguien que entendía la oscuridad humana en un nivel profundo, alguien que podría ofrecerle una visión única y perturbadora del mundo que no había considerado antes.


—Esta será la pintura principal de la exposición


La secretaria Bae se quedó perpleja por un momento, antes de encontrar las palabras para replicar.


—¿Está seguro, señor? Es una pintura muy explícita y aterradora. No sé si será apropiada para que la vean todos.


-Es una pintura perfecta, con una técnica única. Es más que una obra de arte; es una ventana a la mente de un asesino. Quiero que todos la vean. Y más importante aún —hizo una pausa y volvió a mirar el lienzo,— deseo conocer al pintor.


La secretaria Bae asintió, aunque con cierto recelo, y se retiró. Mientras se marchaba, no pudo evitar preguntarse qué tipo de mente podría crear algo tan perturbador, y qué podría significar para Yoongi esa fascinación creciente por la obra.


Yoongi contempló la pintura una última vez antes de tomar una decisión. Con sumo cuidado, la levantó y la colocó en un lugar seguro, donde sabía que estaría protegida hasta que pudiera decidir su lugar definitivo en la galería. Cuando se aseguró de que el lienzo estuviera bien resguardado, se giró hacia su escritorio, recogió sus pertenencias y se preparó para irse a casa, ya que debía descansar y prepararse mentalmente para la noche.


El día había sido intenso, y la extraña fascinación que la pintura había despertado en él comenzaba a desgastarlo. Al salir de la oficina, sintió cómo la tensión acumulada en sus hombros comenzaba a aflojarse, aunque una inquietud persistente aún lo acompañaba.


Al llegar a su casa, cerró la puerta y se dirigió al baño. Se quitó el cubreboca que había llevado durante todo el día y lo tiró en la basura sin darle mucha importancia. Luego, entró a la ducha y dejó que el agua caliente cayera sobre su cuerpo. El vapor llenó el espacio, y durante varios minutos, simplemente permaneció allí, dejando que el calor relajara cada músculo tenso de su cuerpo. Era un alivio momentáneo, un escape de los pensamientos que le había dejado esa pintura, ya que por alguna razón, esa imagen le recordó algo de su pasado que quería olvidar.


Cuando finalmente salió de la ducha, se envolvió en una toalla y caminó hacia el espejo. Alzó la mirada y se enfrentó a su propio reflejo. Sus ojos se detuvieron en la gran cicatriz que marcaba su rostro, la cuál comenzaba en la comisura de su labio izquierdo y se extendía por el pómulo hasta la altura de su ojo. Con un gesto lento y deliberado, pasó la mano por la cicatriz, siguiendo su contorno, como si pudiera borrar con el tacto las marcas del pasado.


Luego, cubrió la mitad de su rostro con la mano para ocultar la cicatriz. Lo que quedó al descubierto fue un rostro sin imperfecciones, una piel suave y sin marcas, que contrastaba fuertemente con la otra mitad. Al observar esa parte intacta de su rostro, sintió una profunda tristeza. Era como si esa mitad representara lo que alguna vez fue, antes de que todo cambiara, antes de que la cicatriz se convirtiera en un recordatorio constante de lo que había perdido.


Yoongi dejó caer la mano y apartó la mirada del espejo. Sabía que, sin importar cuánto deseara volver a ser la persona que una vez fue, esa cicatriz siempre estaría allí, recordándole el costo de sus decisiones. Con un suspiro pesado, se dirigió hacia su cama, dispuesto a descansar, pero sabiendo que las sombras de su pasado y las nuevas preguntas que la pintura había despertado no le permitirían encontrar paz tan fácilmente.


Al anochecer, la casa de Yoongi estaba en completo silencio mientras él se preparaba para uno de los eventos más importantes de su galería. Con movimientos meticulosos, eligió uno de sus trajes más lujosos: un elegante conjunto negro que destacaba por su sobriedad y refinamiento.


Antes de salir, abrió una de las gavetas de su cómoda y tomó un cubreboca negro, ya que esa noche habría muchas miradas sobre él, y aunque la cicatriz en su rostro era una parte de él que nunca podría borrar, prefería mantenerla oculta bajo la discreta máscara de tela. Con cuidado, se lo colocó, asegurándose de que cubriera bien la cicatriz que cruzaba su rostro.


Satisfecho con su apariencia, salió de su casa y se dirigió a su galería. La noche era fresca, y la ciudad brillaba con luces mientras los coches pasaban rápidamente por las calles. Al llegar, los primeros visitantes ya comenzaban a entrar. La estructura moderna del lugar relucía bajo las luces cuidadosamente colocadas, y había una atmósfera de expectativa en el aire. Yoongi saludó a algunos de los invitados mientras avanzaba hacia su oficina, donde su secretaria lo esperaba.


—Quiero que la pintura que recibimos hoy sea colocada en un lugar apartado y exclusivo.

Asegúrate de que los visitantes puedan admirarla con tranquilidad y sin distracciones.

—Sí, señor...


—Bien... —salió —.


Esa noche, Yoongi se convirtió en el perfecto anfitrión. Caminó entre los visitantes para asegurarse de que todos estuvieran disfrutando. Un grupo de siete jóvenes universitarios ingresó a la galería con entusiasmo. Sus rostros estaban iluminados por la curiosidad y la energía característica de su edad.


La galería, elegante y amplia, se llenaba con el murmullo suave de sus voces mientras avanzaban juntos, cada uno con una libreta en la mano, lista para anotar cualquier detalle que capturara su atención. La visita formaba parte de un proyecto para su universidad, y aunque algunos parecían más interesados que otros, todos comprendían la importancia de lo que estaban a punto de ver.


Los estudiantes se movían en grupo, explorando las distintas salas de la galería. Caminaban despacio y se detenían frente a cada pintura para analizarla mientras sus ojos buscaban entender las intenciones del artista detrás de cada obra. Algunos hacían preguntas en voz baja, mientras otros tomaban notas rápidas.


Uno de los jóvenes se detuvo ante una obra particularmente abstracta e inclinó la cabeza para observarla desde otro ángulo. A su lado, estaba un chico de gafas el cuál tomó su libreta y comenzó a escribir frenéticamente mientras sus ojos saltaban entre la pintura. Otro joven se cruzó de brazos y se quedó en silencio mientras admiraba el uso del color y la composición. El grupo de jóvenes, movido por la curiosidad y la fascinación que el arte provocaba en ellos, siguieron al resto de los visitantes hacia un rincón apartado de la galería, donde se encontraba la pintura que había sido motivo de tantas conversaciones esa noche. A medida que se acercaban, el ambiente se volvía más denso entre todos ellos. La pintura, con su representación cruda y explícita de un asesinato, parecía atraer y repeler a la vez, como si tuviera un poder magnético sobre quienes la miraban.


Los siete amigos se detuvieron junto a los otros visitantes y sus expresiones reflejaban una mezcla de emociones. Algunos de ellos observaban el cuadro con una evidente incomodidad, miedo y desprecio. Uno de los chicos, incapaz de sostener la vista en la imagen por mucho tiempo, la apartó con un gesto de asco, mientras otro de sus compañeros no podía evitar sentir una morbosa fascinación por la perfección de los detalles, a pesar de lo grotesco del tema.


Yoongi se abrió paso entre los visitantes y se detuvo frente a la pintura. Se quedó inmóvil durante un largo rato mientras miraba fijamente el lienzo, como si intentara descifrar algún secreto escondido. Dos de los jóvenes del grupo, intrigados por la pintura se acercaron a Yoongi.


—Es una pintura muy bien hecha, a pesar de lo grotesca que es, ¿no cree? —dijo uno de ellos, con una mezcla de asombro y respeto en su voz —.


—Sí, es como si el artista hubiera capturado la esencia del dolor y la desesperación —se acercó un poco más para examinar los detalles. —Mira cómo la víctima parece sufrir a manos del asesino, es como si estuviera atrapada en un tormento interminable.


Yoongi asintió ligeramente mientras sus ojos todavía estaban fijos en la pintura, y cuando estaba a punto de decir algo, un tercer chico se les unió.


—La víctima ya estaba muerta en ese momento.


Yoongi giró lentamente la cabeza para mirarlo, sorprendido por la certeza en sus palabras. El chico, sin titubear, continuó hablando, como si su explicación fuera la pieza final de un rompecabezas.


—Un asesino no actúa impulsivamente. Cada acción está calculada, cada movimiento es preciso. La víctima que ves aquí... ya no estaba viva. El asesino, al momento de infligir el dolor, no lo hacía por sadismo, sino por ritual. Es una forma de reafirmar su poder sobre lo que ya ha dominado.


Mientras el joven hablaba, Yoongi sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Había algo en la forma en que el chico describía los pensamientos del asesino, que lo llevó a una conclusión inevitable. Este no era un simple visitante; este era el autor de la pintura, el creador de esa obra perturbadora y magnífica que había capturado la atención de todos en la galería.


Yoongi lo miró fijamente, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. El chico esbozó una ligera sonrisa, como si confirmara lo que Yoongi ya sospechaba. La verdad estaba allí, delante de él, en la figura de ese joven cuya mente había concebido una obra tan oscura y tan brillante a la vez.


Mientras la multitud se dispersaba por la galería, Yoongi y el joven se quedaron solos frente a la pintura, atrapados en un intercambio silencioso, pero cargado de tensión. Ninguno de los dos parecía darse cuenta de que el bullicio de la galería se había desvanecido a su alrededor, y solo se había quedado el sonido de sus respiraciones. Sin apartar la mirada de Yoongi, el joven hizo una reverencia leve como un gesto respetuoso hacia él.


—Mi nombre es Park Jimin —dijo con voz suave. —Soy pintor.


Yoongi lo observó y procesó sus palabras mientras sentía un interés creciente por él. Después de un momento, decidió presentarse también.


—Soy Min Yoongi -respondió calmadamente. —Dime, Jimin-ssi, ¿fuiste tú quien me envió esta pintura?


Jimin asintió mientras sus ojos brillaban con una mezcla de orgullo y una leve sombra de vulnerabilidad.


—Sí, fui yo. Pinté esta obra, pero ninguna otra galería ha querido exhibirla por su contenido. Es demasiado explícita para muchos.


—¿Por qué pintas cosas como estas? Y más importante aún, ¿cómo es que sabes lo que piensa un asesino? Es casi como si hubieras vivido en la mente de uno.


Jimin esbozó una leve sonrisa, como si la pregunta lo hubiera llevado a un lugar conocido, uno que había visitado muchas veces en su mente.


—Desde muy pequeño, escuchaba a mi padre hablar de asesinos. Él era médico forense, y solía contarme cosas sobre los casos en los que trabajaba. Esos relatos siempre captaron mi atención, no por el morbo, sino porque me fascinaba cómo esas mentes funcionaban, cómo una persona podía llegar a hacer cosas tan... oscuras.


Hizo una pausa, como si reviviera en su mente aquellos momentos de su infancia, antes de continuar.


—Pinto estas escenas porque siento que hay una verdad que pocos están dispuestos a ver. No es solo el acto de matar lo que me interesa, sino el proceso, la transformación de una persona en algo que otros considerarían monstruoso. Lo que ves en este cuadro no es solo una víctima y un asesino; es un reflejo de la fragilidad humana, de cómo cualquiera podría romperse bajo las circunstancias adecuadas.


—¿Eso que significa?


—Qué cualquier ser humano puede matar si se ve obligado o acorralado.


Yoongi quedó impresionado por la profundidad de la respuesta de Jimin. En su mente, este joven no era solo un artista; era alguien que veía el mundo de una manera que pocos podrían comprender. Un verdadero visionario, aunque su visión fuera inquietante.


—Me gustaría que conocieras mejor mi galería —dijo con una pequeña sonrisa bajo el cubreboca. —Creo que aquí podríamos mostrarle al mundo lo que tienes que decir a través de tu arte.


Jimin asintió y aceptó la invitación con una mirada que sugería que entendía perfectamente lo que Yoongi estaba ofreciéndole. Juntos, se adentraron más en la galería y dejaron atrás la pintura que los había unido.


Mientras caminaban por los alrededores, Yoongi y Jimin se detuvieron frente a varias pinturas, y recorrieron los detalles de cada una mientras intercambiaban impresiones. Con un interés genuino por el arte, Yoongi hacía preguntas sobre la técnica y la intención detrás de cada obra, mientras Jimin respondía con una gran pasión. Le explicaba cómo cada pintura exploraba la mente humana, y sobre las sombras que se escondían en lo más profundo de ellas.


—Esta obra aquí —dijo Yoongi mientras señalaba una pintura particularmente abstracta, —parece capturar una especie de tormento interno. Las líneas son casi violentas, pero hay algo hermoso en la manera en que se entrelazan.


Jimin asintió y observó la pintura con una mirada apreciativa.


—Así es. Es como si la mente estuviera en constante conflicto, luchando entre el caos y la necesidad de encontrar algún tipo de orden. A veces, ese caos puede ser abrumador, pero en él también se encuentra la belleza, si sabes dónde mirar.


Yoongi asintió, y al mismo tiempo sintió una conexión más profunda con Jimin, no solo como artista, sino como alguien que entendía las complejidades del alma humana. Continuaron conversando y recorriendo la galería mientras hablaban de los matices del arte y de cómo cada pintura podía provocar una emoción distinta en cada espectador. Finalmente, después de un rato, Jimin se detuvo y con un movimiento suave, sacó una pequeña tarjeta de presentación de su bolsillo.


—Creo que te interesaría ver más de mi trabajo -extendió la tarjeta hacia Yoongi. —Tengo un estudio no muy lejos de aquí. Allí guardo otras pinturas que podrían captar tu atención. Estaría encantado de mostrarte lo que hago.


Yoongi tomó la tarjeta, y sus dedos rozaron los de Jimin por un breve instante. La miró con interés mientras sentía una mezcla de curiosidad y una tímida emoción que no solía experimentar con frecuencia.


—Iré a visitarte pronto -guardó la tarjeta en el bolsillo interior de su chaqueta con cuidado. —Me gustaría ver más de lo que tienes para ofrecer.


Jimin le dedicó una sonrisa dulce, una que contrastaba con la oscuridad de sus pinturas, pero que parecía encerrar un mundo de secretos.


«Te estaré esperando, Yoongi-ssi.» dijo con una ligera inclinación de cabeza antes de darse la vuelta y retirarse, sin saber que había dejado a Yoongi con los pensamientos confusos, y sobre todo con emoción de una futura reunión.


Yoongi observó cómo Jimin se alejaba y sintió un extraño calor en su pecho. Luego, volvió a mirar la tarjeta que había guardado y sonrió con timidez una vez más antes de asegurarla en su bolsillo. Había algo en Jimin que lo intrigaba profundamente, algo que sabía que necesitaba explorar más a fondo.


Mientras tanto, el grupo de amigos universitarios comenzó a dispersarse después de finalizar su visita a la galería. Las conversaciones eran animadas mientras compartían sus impresiones sobre las pinturas que habían visto, cada uno afectado de una manera diferente por las intensas obras expuestas. Uno de ellos, Kim Cha Hong, revisó su teléfono y encontró un mensaje de un amigo.


—"Vamos a grabar el video en el parque, ve y espéranos allí" —leyó en voz baja y sonrió ante la idea de terminar el día con algo más relajado. —Jin-ah, me voy. Nos vemos en casa.


—Nos vemos, hyung...


Sin dudarlo, Cha Hong se despidió de sus compañeros y se dirigió a un parque cercano de su casa, donde solía reunirse con sus amigos. El lugar estaba tranquilo, apenas iluminado por las farolas que proyectaban sombras largas sobre el césped y los caminos. Al llegar, encontró una banca vacía y se sentó. Sacó su teléfono para pasar el tiempo mientras esperaba a los demás.


El sonido de las hojas moviéndose por el viento se escuchaba por todas partes. Cha Hong, absorto en la pantalla de su teléfono, no notó la figura que se acercaba sigilosamente por detrás. De repente, sintió algo frío y áspero rodear su cuello. Una cuerda, tirada con fuerza, le cortó la respiración de golpe.


Intentó levantarse y luchar, pero el pánico lo paralizó. El teléfono se cayó de sus manos y emitió un leve sonido al impactar contra el suelo, mientras Cha Hong se debatía en vano por liberarse del agarre mortal.


La noche se tornó oscura y silenciosa, y el parque, que momentos antes había sido un refugio de tranquilidad, se convirtió en el escenario de un horror inimaginable.











💛🖤💛🖤💛🖤💛🖤💛🖤💛🖤💛🖤💛

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro