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3. Sola

Hiccup la observó incrédulo. ¿Acaso eran ciertos esos rumores después de todo?

La analizó sin prisa. Los ojos cristalinos en ella eran la prueba de que las palabras eran verdad. Astrid mordió su labio inferior tratando de que con esa manera pudiera callar todos los sollozos que comenzaban a escaparse poco a poco.

La lluvia caía con frialdad sobre ellos, y aún así eso no provocaba el temblor en su cuerpo tanto como era la ansiedad de saber la respuesta de Hiccup.

Estaba segura que después de ese segundo él se iría decepcionado de ella y probablemente ya no quisiera continuar con la relación.

Se sentía tan vulnerable y sola. No era capaz de aceptar esa escena, pero ella tenía que ser fuerte. La educaron para enfrentar cualquier situación de la vida, excepto el amor.

Se maldijo internamente a su yo del pasado. Si tan solo fuera más inteligente en ese instante, si supiera que se enamoraría de ese chico raro que llamaba la atención de todo el pueblo por lo peculiar que era su forma de ser. Si supiera que su corazón latiría por alguien más que ella misma. Si supiera que sería una mujer que deseaba vivir y compartir la vida con él.

Pero así es la vida.

Existen situaciones a las que nunca te has preparado. Situaciones que parecen ser un divertido juego irónico donde no imaginas y es.

Por otro lado, Hiccup notó que ella no mentía. Realmente había sido la protagonista de los rumores que lo persiguieron por casi toda su infancia y adolescencia.

No estaba decepcionado. Él mismo conocía el temperamento de ella desde que eran apenas unos niños. Sabía el carácter de su novia perfectamente ahora. Aún así, eso no evitaba que sintiera dolor y tristeza al ver que todo había sido verdad.

Esperaba que Astrid fuera diferente.

La soltó de la cintura y se separó unos centímetros, ella seguía muy atenta en cada movimiento que hacía. Pero en ese momento Hiccup no tenía una manera de cómo reaccionar.

¿Cómo debería comportarse al saber que a la novia que defendía a cuerpo y espada fuera la misma que le había dado la espalda sin importar lo que provocaría en su corazón?

Los recuerdos de una Astrid indiferente, fría y brusca volvieron a su mente. Las veces en que había sido rechazado sin siquiera obtener ninguna mirada por parte de ella. Cuando esperaba una sola señal, aunque sea de amistad. Y que solo recibía su espalda mientras se perdía en el grupo de amigos que ahora tenían en común.

Recordó entonces toda su infancia. A pesar de tener a Astrid enfrente, creía que volvía a tener a la misma que había sido cruda con él.

Se sintió dolido y traicionado a pesar de que ese evento había sido antes de empezar una relación.

Ella siguió esperando con paciencia la reacción de Hiccup. Sintió mucha más frialdad cuando sus brazos dejaron de rodearla para tomar distancia frente a frente. Hiccup parecía hundirse en sus pensamientos y su mirada se había oscurecido.

Sí.

Estaba arruinada la relación. Sabía que este evento del pasado la traicionaría tarde o temprano. Aunque fue más temprano que tarde.

Comenzó a desesperarse conforme pasaban los segundos y observaba a Hiccup sin decir nada.

— Hiccup...— Llamó su atención. Él volvió a cruzar su mirada con la de ella. Pero ninguna palabra era transmitida mediante sus labios.

"Al menos dime algo." Exclamó Astrid mentalmente mientras dejaba salir sus lágrimas una vez más. ¿Podía ser más doloroso?

Él retrocedió y ella intentó no alejar la distancia.

— ¡Hiccup!— La voz de Patapez quitó el escenario. Ahora el rubio acompañaba a los dos mientras usaba una sombrilla contra el agua.— Tu abuelo pide verte en este momento. No quiere que falles en la cena.

Antes de que Hiccup diera un paso, fue Astrid la que decidió ser la primera. No permitiría que él se fuera antes que ella.

— Astrid, ¿No quieres mi...

— Mi casa está cerca de aquí.— Negó el ofrecimiento de la sombrilla para irse corriendo sin decir más. No miró atrás por más que su mente le decía que lo hiciera.

Hiccup la observó irse sin más. Aceptó la sombrilla de Patapez y juntos comenzaron a caminar hacia el pueblo.

— ¿Todo bien entre ustedes?— Cuestionó confundido ante la extraña actitud de Astrid.— Normalmente ella te besa antes de desaparecer.

Hiccup suspiró. No quería comentar nada sobre sus sentimientos en ese momento.

— Sólo tenía prisa.— Comentó sin importancia comenzando a caminar.

— Pero ustedes...

— Nada sucede realmente.— Mintió.

≈ ★ ≈

Azotó la puerta con fuerza mientras ingresaba a su vacía casa.

Se tiró al suelo y se sentó sin importar la frialdad del piso. Las gotas caían sobre su frente y su cabello mojado se pegaba a su espalda provocándole más escalofríos. Como si no fuera suficiente el clima frío que hacía afuera.

Sentía que había perdido todo. Perder a Hiccup era perder el mundo que ella había conocido gracias a él. Ahora solo veía oscuridad, malas decisiones, una vida injusta y cruel.

Su corazón se oprimía y esta vez se permitió llorar con libertad. Como nunca lo había hecho en años desde que se enteró que no era lo que su padre quería.

Era irónico que se había prometido no casare nunca y ahora dependía emocionalmente de un hombre. De nombre Hiccup Haddock.

¿Podría volver a vivir sola otra vez?, Por supuesto que sí.

Sólo que ahora no quiere volver a estar en soledad.

No después de conocer lo grato que es tener compañía, lo reconfortante que es sentir los brazos de alguien alrededor de su cuerpo transmitiéndole calor.

Se levantó con pereza para ir hacia la cocina. Intentó hacerse un té caliente pero el sabor fue terrible al hacer las combinaciones exageradas. Intentó tostar un pan para comerlo con leche, pero se quemó provocando que no fuera digerible.

Calentó entonces agua para beber un poco. Sabía que ella era muy débil en cuanto a defensas contra el clima. No era un secreto que era muy sensible respecto a los cambios. Seguramente mañana estaría enferma.

— Ya está hirviendo.— Sonrió al sentir que por fin podía digerir algo caliente. Levantó la taza de metal pero olvidó que no podía tocarlo cuando recién apagaba el fuego.— ¡Demonios!— Chilló con dolor al sentir su mano quemarse. No pasaron más que segundos cuando se puso de un color rojo intenso. Pero no lo suficiente como para pensar que era grave.

Decidió que la mejor opción sería ir a bañarse con agua fría para evitar el ardor.

No tardó más que minutos en bañarse. Moría realmente de frío y temía que si se bañaba con agua caliente sería peor la quemadura.

Su estómago volvió a sonar debido a la falta de comida. Recordó que tenía frutas y un poco de yogurt. Se tenía que conformar con eso.

Bajó sus escaleras y caminó hacia la cocina nuevamente. Recordando cada segundo que debía tener más cuidado al momento de sacar las cosas del fuego, y más si éstas eran de metal.

No tenía nadie que la cuidara. Y en este momento Hiccup se encontraba molesto con ella, y claro que no lo culpaba; ella también estaba enojada consigo misma.

Alzó la vista y se sorprendió mucho al ver que estaba equivocada.

No estaba sola.

— ¿Hiccup?

— No puedes dejar el fuego encendido solo, Astrid.— Comentó en forma de regaño mientras que en la mesa dejaba un plato lleno de caldo con carne y verduras.— Puedes ocasionar un acc...

Hiccup cayó al sentir como ella cortaba rápidamente la distancia y se aferraba a su cuerpo mediante un abrazo. Entonces, la escuchó llorar con desconsuelo.

La abrazó por la cintura con un brazo mientras que con el otro acariciaba su cabello y pegaba más su cabeza contra su torso. La dejó llorar con libertad. Besó varias veces su cabeza para tratar de reconfortarla.

— Pensé que ahora sí estaría sola.

— Tienes mala memoria M'Lady.— Ella le miró con aquellas lágrimas resbalando por sus mejillas aún.— Te dije que siempre somos tu y yo.

Continuará.

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