4. Nuevo Hogar
Gohan llevó a 108 a su hogar en la montaña Paoz, donde vivían él y su madre Milk, quien lo esperaba muy preocupada.
—¡Gohan! ¿Estás bien? ¡Qué bueno que regresaste! —Milk suspiró aliviada al verlo sano y salvo.
—Sí, no te preocupes mamá —tomó a 108 de la mano— traje a alguien con nosotros.
Y con las manos en la cintura y un gesto curioso, Milk observó a aquella pequeña niña que se escondía detrás de Gohan.
—Mamá, ella es la androide 108 —la presentó.
—¡Gohan! Es idéntica a...
—Gine.
—¿Gine? —preguntó 108.
—¡Gine! —prosiguió Milk— es la abuela de Gohan, es decir, la madre de Goku.
—Así es... —continuó Gohan con un toque de nostalgia— ella era una saiyajin de clase baja, sin embargo, una muy buena y amable persona.
—Pero —interrumpió 108— ¿cómo pueden saber de ella? ¿no murió hace años en el planeta Vegeta?
—Sí, pero cuando Raditz vino a la tierra, durante su batalla le platicó a Goku todo sobre los saiyajins —reveló Milk— y cuando murió, supimos que pudo ver a su madre en el otro mundo, y ella le entregó esto.
La mujer se acercó a un pequeño mueble dónde se posaban varios marcos con fotografías, ella tomó uno en especial y se lo entregó a la más pequeña.
En aquella fotografía se podían ver a dos personas, un hombre alto, musculoso y de cabello alborotado quien tenía una cicatriz en el costado de su mejilla, era idéntico a Goku, al menos de acuerdo a toda la información que el doctor le había implantado en la memoria para cumplir su objetivo.
Pero lo que robó su atención fue ver a aquella mujer que acompañaba al hombre, sosteniendo su brazo y sonriendo.
—¿Es ella? —preguntó asombrada— ¡Es idéntica a mí!
Y era verdad, ambas compartían varias similitudes físicas, salvo por unas cuantas diferencias como la nariz menos respingona, los ojos más grandes y el cabello no tan alborotado.
—¿Cómo es posible?
—A lo mejor, como en tu cuerpo se encuentran células saiyajins, y en su mayoría de la familia Son, los saiyajins de clase baja no tienen muchas diferencias...
Ambas comprendieron.
—Pero, tú, ¡eres una androide! ¿acaso, no destruirás la tierra?
—Bueno...
108 se presentó formalmente ante Milk, y relató todo lo sucedido hasta ahora: cómo fue que nació, quién la creó, por qué la escogió a ella, su relación con 17 y 18 y el por qué de su odio hacia ellos. Además, incluyó su encuentro con Gohan.
—Así que, ¿no recuerdas nada de tu familia? —preguntó Milk con pena.
¿Cómo era posible que una niña tan pequeña haya pasado por tanto mal?
—No, la verdad no. No recuerdo cómo eran mis padres, tampoco sé si tenía hermanos... a lo mejor 17 y 18 también los mataron, estoy sola —se dió cuenta— no tengo a nadie.
—¡Nos tienes a nosotros! —dijo Gohan poniéndose de rodillas.
—Sí mi niña, nosotros podemos ser tu familia ¿Te gustaría? —dijo viéndola cálidamente.
—¿De verdad?
La niña no podía evitar tener un rostro de sincera alegría, ¡le brillaban los ojos!
—¡Por supuesto! —dijo Milk— ahora seré tu madre, si es lo que deseas. Y Gohan será...
—Su hermano —dijo mirándola.
—¡Muchas gracias! —dijo abrazándolos— ¡Siempre estaré en deuda con ustedes!
—No tienes que, eres una Son ahora —dijo el dulce Gohan.
—Te llamaremos: Gine.
—¿Un nombre, mamá?
—¡No pueden andar por ahí llamándola 108! No, no.
—¿No crees que es mejor el nombre: Giin? Me gusta más el kanji de este —comentó para después escribirlo— ¿Ves?
—¿Te gusta ese, 108? —preguntó Milk.
—¡Sí!
—Entonces, te llamaremos: Son Giin.
La sonrisa de la pequeña niña no hacía más que crecer, incluso un par de lágrimas traicioneras bajaban por sus mejillas, había recibido un nombre y aquellas amables personas habían decidido cuidarla.
—Ahora ve a dormir, apuesto a que mañana Gohan te querrá entrenar, ¿no es así?
Asintió su apuesto hijo.
—Es importante que domínes tus poderes para que los puedas explotar, así que mejor, vete a descansar.
Luego de despedirse de la buena señora Milk, Gohan la guió hasta una habitación que se encontraba junto a la suya. No era algo muy grande, tenía una cama, un armario y un escritorio, pero para ella era perfecta.
—Aquí es donde dormirás —mencionó— espero estés cómoda, ¡Hasta mañana!
—¡Espera!
No se fué sin antes ser detenido por un abrazo y otro agradecimiento infinitesimal por parte de la pequeña.
—Eres mi hermanita ahora, y prometo protegerte, pase lo que pase.
—¿Pase lo que pase?
—Pase lo que pase.
Gohan se acostó con ella, y al poco tiempo quedaron rendidos en un merecido sueño después de un día agotador. Pero como recompensa, ambos obtuvieron algo muy valioso en ese día: Gohan consiguió una hermanita, una nueva motivación para seguir con su entrenamiento y proteger a la tierra.
Y la pequeña Giin, al fin obtuvo una familia que la apreciaría sin nada a cambio, pero sobre todo, obtuvo amor.
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