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Flores azules

- Dime la razón por la cuál estás actuando tan rara últimamente - hablo Jisoo agarrando unas galletas.

- Es algo vergonzoso de decir... - respondió tomando dos envase de leche de chocolate.

- ¡Lisa! ¿No me digas que te estás vendiendo con viejitas? - pregunto asustada.

- ¿Qué? ¡No! Ya te dije que no es nada malo - camino al pasillo de gomitas con su unnie atrás

- ¿Gomitas? Tu no comes esto - comento viendo a la pelinegra agarrar varios paquetes de distintas gomitas.

- Es para alguien especial - siguió agarrando las golosinas favoritas de su pequeña gatita.

- ¿De casualidad estás enamorada? - cuestionó la mayor viendo cómo la menor se sonrojaba levemente.

- N-no... ¿Qué cosas dices? - hablo nerviosa.

- Estás enamorada - dijo con una sonrisa - ¡Estás enamorada! - grito feliz

- ¡Cállate! Nos van a sacar de la tienda por tus gritos - regaño a su mayor.

- Estás enamorada, Lisa está enamorada. - canto bajito

- Jisoo, no le digas a nadie de esto - pidió

- ¿Por qué?

- Por qué solo nos estamos conociendo, no sé si yo también le interese a ella de una forma romántica pero quiero mantenerlo en secreto hasta que seamos algo oficial, ¿Entendido? - camino hacia la caja para pagar.

Jisoo sonrió en grande... Su pequeña Lisa al fin estaba cambiando para bien, por fin encontró a una persona que la hace feliz.

- Espero seas muy feliz con esa chica.

Lisa salió más temprano de lo normal ya que el maestro de la última clase tuvo un inconveniente.

- ¿Que haré en una hora? Jen sale a las tres y apenas son las dos - hablo

Estaba sentada en una banca del parque tomando su leche de chocolate.

- Ya sé. Le voy a comprar unas rosas - se levantó de ahí y camino en busca de una florería.

A lo lejos vio una pequeña florería, decidió entrar a ver las flores y escoger las más lindas para su gatita.

- Buenos días, joven. ¿Busca algo en especial? - hablo un señor

- Flores azules, por favor - pidió

El señor la miro confundido

- ¿Buscas flores azules? - cuestionó y Lisa asintió - Tengo rosas, tulipanes, claveles y dalias.

- ¡Rosas! Esos son perfectos - respondió viendo la linda flor

- ¿Una docena o media? - cuestionó

Lisa lo pensó un poco.

"A Nini le gustan mucho las flores pero la quiero llevar a comer y si le llevo una docena va a estar cargando con mucho... Me tiene a mí para ayudarla"

- Una docena - el señor asintió y empezó agarrar las doce rosas azules, las decoro con papel china blanco, luego les puso celofán y al final un moño rojo.

- Aquí tiene, señorita - le entrego el ramo.

- Gracias - tomo el ramo fascinado y el dio un billete al señor.

- ¡Joven su cambio! - grito el señor pero Lisa ya se había ido.

Paso una hora y al fin era la hora de salida de su Jen.

La espero como siempre en la pequeña banca de ahí viendo a los estudiantes salir felices y poco después salió la pelicastaña con una sonrisa.

- Lisa, pensé que llegarías un poco tarde - sonrió.

- Me dejaron salir cinco minutos antes. Mira lo que compre para ti - le dió el ramo de rosas azules.

- ¡Son mis favoritas! - tomo las flores y las olió - Gracias, Lili. Son hermosas

- Tu lo eres más... - dijo acariciando suavemente la mejilla de la menor. Jennie se sonrojo y sonrió tímida.

- Vamos a mi casa a ver películas, Lili. - Comento - hice las galletas que tanto te gustan.

- Está bien, vamos. - Se levantó de la banca y ayudo a Jennie a levantarse - Déjame ayudarte con tu mochila.

- Eh no... Yo puedo - hablo nerviosa.

- ¿Por qué no? - cuestiono.

- Mejor ayúdame con las flores, ¿Si? - Lisa las tomo y después tomo cálidamente su mano con la de Jennie.

Ambos empezaron a caminar hacia la casa de la menor, en el camino estuvieron hablando de cosas triviales y riendo de las anécdotas de Lisa.

- Mamá se fue con sus amigas pero me dió permiso de traerte - hablo sacando sus llaves de su mochila.

Abrió la puerta de su casa y dejo que Lisa pasará primero. Ambas se quitaron sus zapatos y se pusieron unas suaves pantuflas.

- Deja pongo estás flores en agua, si quieres ve subiendo a mi habitación - hablo Jennie con una sonrisa.

- Aquí te espero

- Está bien - busco un florero rápidamente lo lleno de agua y coloco las lindas flores - Vamos

Subieron los escalones y caminaron por el pasillo hasta llegar a una puerta con estampitas de distintos ositos.

- Siéntate aquí - empujó a Lisa en su cama - espera

Lisa confundida miro los movimientos de Jennie. ¿Por qué se estaba comportando de esa manera? Vio como Jennie está arrodillada en su escritorio buscando en los cajones algo y cuánto lo encontró sonrió parándose.

- ¿Jen? ¿Qué haces? - pregunto.

- Espera - saco de su mochila una pequeña caja adornada con un listón - Toma, ábrelo - se sentó en la cama aún lado de Lisa.

La pelinegra tomo la carta y la caja confundida, primero abrió la carta y la empezó a leer.

"Lili, me gustas mucho. Se que eres más grande que yo por tres años y tal vez tú solo me veas como una niña. Pero tú me gustas mucho, ni siquiera puedo decírtelo en la cara porque me da penita. Por favor, se mi novia.

Te ama mucho,

Jennie."

Lisa miro a Jennie, la cual estaba tapando su cara con una almohada. La pelinegra intento quitarle la almohada pero Jennie se resistía.

- ¿Es enserio lo que dice está carta? - cuestionó.

- Sí - hablo aún con la almohada en su rostro.

Lisa se lanzó a abrazar a la menor provocando que cayeran en el suave colchón.

- Te amo, Jennie - olió el dulce aroma que desprendía la pelicastaña.

- No soy Jennie, soy Nini. - quito la almohada dejando a la visita su rostro todo rojo, parecía un tómate.

- Te amo, Nini. - dijo y abrazó más fuerte a su pareja.

- Yo también Lili. - correspondió el abrazo de su mayor. - ¿Viste el regalo?

- No. ¿Qué es?

- Míralo - hablo separándose de la pelinegra.

Lisa tomo la cajita con listón y la abrió. Era un nuevo reloj.

- Gatita, esto debió costarte mucho, no puedo aceptarlo - dijo.

- No costó mucho, además tú gastas mucho dinero comprando mis caprichos y yo quería darte algo lindo - respondió con una sonrisa.

- Yo también te tengo una sorpresa, gatita - dijo y de su mochila saco una bolsa llena de golosinas y dos anillos. - Justamente hoy te iba a pedir que si querías ser mi novia, pero te me adelantaste - sonrió - un anillo es para ti y el otro para mí, tienen nuestros nombres grabados.

Jennie tomo el anillo y era cierto, decían 'Jennie & Lalisa' en letra cursiva.

- ¡Soy muy feliz! ¡Te amo! - beso la mejilla de la mayor.

- Yo también te amo, Jen - respondió feliz.

- Lili... Quiero darte un beso pero yo nunca he besado a nadie - confesó tímida.

- No te preocupes, yo te enseño - juntó sus labios con los de la menor.

Jennie se sorprendió pero cerró sus ojos disfrutando el roce de sus labios con los de la pelinegra.

Lisa empezó a mover sus labios y Jennie trato de seguir el ritmo. Era un beso algo torpe por parte de la menor, pero para Lisa era el mejor beso de su vida.

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