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Idiota, ¿Se puede ser más idiota? No, no hay nadie más idiota. Es que no lo puedo creer, estoy enojado y quiero gritar con todas mis fuerzas hasta que mi garganta explote y no pueda volver a emitir un sonido.
Un siete en Geografía, soy una vergüenza, nadie saca siete en Geografía, solo yo, me esforcé en colocar en el mapa las ciudades en el lugar que correspondían, desarrollé bastante bien las respuestas y aún así obtengo un siete.
Me voy a graduar a los 70 y mis bisnietos Irán a verme recibir mis diplomas de graduación y el de el graduado más viejo de la historia. Bueno, estoy exagerando, un siete no es tan malo.
Si lo es, bruto.
Bueno, lo importante es que aprobé y con eso puedo estar tranquilo. Mi madre siempre me dijo que ella sacaba de 8 para arriba y me pidió que le siga su paso, pero como no me controla tanto ahora, porque no la dejo, no me preocupa sacar menos nota que eso.
A la noche, Peter vendrá a casa a cenar, mi madre lo adora, quizás más que a mí, creo que el es el hijo que siempre quiso tener y no pudo. Realmente parecen madre e hijo, siempre me preguntaba por Peter los primeros meses que el se mudó, lo más probable es que esta noche sea más para ellos, que para mi.
En una época, mi madre apostada todo a que Peter y yo salíamos. Suena ridículo, a nadie se le ocurre pensar que dos amigos pueden pasar de la amistad de años, a una relación amorosa, solo a mi madre se le ocurre semejante locura, y a las películas.
No niego que Peter tiene su atractivo, porque lo tiene, pero nunca lo vería como algo más que un amigo, un hermano que la vida me dio a pesar de habernos insultado la primera vez que nos vimos. Así se arranca una amistad duradera, aprendan.
Volviendo al tema, Peter es solo y únicamente, mi amigo. Fin del asunto.
Mi madre hizo pizza casera, ni a mi me hace, siempre compramos en algún restaurante o lugar de comida, pero jamás casera, o lo adora, o está enamorada del amigo de su hijo.
Puta que asco!
Ahora tendré que ir a un psicólogo para poder borrar esa maldita imagen de mi mente.
-¿Querés adoptar a Peter? Haz un intercambio con su madre. Le digo a mi madre mientras sigue amasando.
-No me lo preguntes dos veces. Contesta ella.
Esto parece una escena de Lilo y Stitch.
-Entonces vendeme y comprate un conejo. Digo imitando dicha escena.
Mi madre me mira con una ceja levantada sin entender de que carajos esta hablando su hijo ahora.
-¿Estás consumiendo algo?. Me pregunta en un tono más serio.
-No, y si lo hiciera, ni te enterarias. Respondo.
Ella me vuelve a mirar serio y yo le sonrio para que note que lo decía en chiste. Auque es verdad, si consumiera algo ilegal, no le diría, no soy idiota, bueno, si soy pero no es el maldito punto okey?.
Después de ordenar mi habitación, lo que, me parece algo innecesario porque Peter sabe como la tengo siempre.
Con las sábanas en el techo y la ropa acumulada en una silla.
Esta mujer se puso a limpiar absolutamente toda la casa, ¿A caso viene la reina y yo no me enteré? Es Peter por Dios, el mismo que decía que sus gases olían igual al de los elefantes y vomitó toda la puerta de mi casa, ese mismo está por venir y ella quiere tener todo ordenado.
-No entiendo tu obsesión por querer que Peter vea la casa limpia, se crió en ella, sabe como vivimos.
Ella me mira neutra pero diciendo todo, la típica mirada de las madres cuando dices algo que no debías, como yo ahora, creo que por más que venga un pordiosero a la casa, ella va a limpiar y tener todo ordenado auque, ya sé el motivo por el cual quiere tener todo así.
Nuestra vecina, la señora Tepes, auque yo le digo Drácula por su apellido, siempre se entera de absolutamente todo lo que sucede en el vecindario, sabe como vive cada uno de aquí, quienes entran y quienes salen de tu casa. Hasta sabe si tenes vida sexual o no.
Por suerte la mía es más nula que bocina de avión, pero creo que ella le diría a todo el barrio que tuve relaciones con alguien. Gracias diosito por hacer que nadie voltee a verme.
Eso sonó tan deprimente y al mismo tiempo, demasiado vírgen.
Auque esta mal decirle a alguien "virgen " por no haber tenido relaciones sexuales, es solo otro término creado por la sociedad, como la gran mayoría de las cosas. En fin, la señora Tepes sabe hasta cuando vas al baño, y que hiciste ahí.
Peter me acaba de enviar un mensaje, esta en la puerta, quise ir a abrirle pero mi madre pasó por al lado mío como si fuera flash para abrir la puerta y encontrar a su hijo frustrado al otro lado de ella.
-Peter, estas gigante. Dice mi madre gritando.
Calmese señoraa.
-Es bueno volver a verla ma. Responde Peter, como siempre, educado con ella.
-No me trates de usted, niño, decime mamá y ya. Se queja la señora que me parió contra mi voluntad.
Peter suelta una risa y le entrega a mi madre una bolsa con helado, nuestro sabor favorito es la menta granizada, mi madre lo detesta, por eso Peter siempre le compra a parte.
Mi madre tiene gustos raros.
Nos sentamos en la mesa y mi mamá saca las pizzas del horno para poder servirlas y podamos comer. Hizo tres, una común de muzzarella, otra con tómate y la última con jamón. La de tómate es nuestra favorita con Peter, siempre que pedíamos pizza, comprábamos esa, ninguna otra.
-¿Como has estado, Pe? Pregunta mi madre antes de darle un mordisco a la pizza.
-Bien, estuve muy concentrado en el estudio y casi ni tuve vida social, pero no me quejo. Responde el.
-¿Y tu vida amorosa?.
Ay señora, esa pregunta, es tan de usted mi querida madre.
-Nula, no hay nada de nada. Contesta Peter un poco avergonzado.
Mi madre me da un golpe con el codo, la miro sin entender nada, quizás tiene un TIC y ni me enteré, vaya a saber que es lo que le pasa a esta mujer.
-Igual que Ciro. Dice mi madre.
-Mamá!!!. Digo quejandome.
-¿Que? Es verdad, todavía sigo esperando que pases por esa puerta con alguien.
Dice mi madre y vuelve pegarme con el codo, ¿señora tiene un nervio o que?.
-Pues, sigue esperando, mira una película, viaja, porque va a tomar mucho tiempo. Respondo con intención de darle fin al asunto.
-A mi me gustaría estar en una relación. Dice Peter pensativo.
-¿No hay nadie que te interese?. Le pregunta mi madre.
Peter se queda en silencio un momento y decido cortar con esta incomodidad.
-Pediré helado, ¿ quieren?.
Mi madre y Peter asienten y voy al teléfono para llamar a alguna heladería. Mi madre es demasiada metida, siempre anda de preguntona y a veces incomoda con sus preguntas.
Y es peor si no te ha visto durante mucho tiempo, cree que ya estás casado y con hijos.
-En 20 minutos viene el helado. Digo al cortar la llamada.
Mi madre y Peter, quieren parecían que hablaban bajito, se callan cuando llego a la mesa, es evidente que están hablando de algo que no quieren que escuche, ¿qué estarán tramando estos dos juntos?. Miedo, terror, pánico.
-¿De que hablan?. Pregunto con intención de que me digan absolutamente todo.
-Cosas nuestras, de madre e hijos postizos. Dice Peter y mira a mi mamá con una mirada cómplice.
-Es de mala educación hablar en secreto estando en la mesa. Digo indignado.
-No estabas en la mesa cuando hablábamos. Dice mi madre y la miro desafiante.
Después de eso, Peter y yo salimos al patio de atrás para hablar a solas. Desde que llegó, no hemos hablado mucho, no como antes, que podiamos estar toda la noche hablando y riéndonos de algun chiste o de una serie o película, así que, aprovecharé este momento para que todo eso vuelva.
-Se extrañaba esto, era algo de todas las noches venir aquí y hablar sin parar. Le digo a Peter que estaba acomodándose en uno de los bancos que tenemos.
-Es verdad, a veces solo hablábamos de idioteces que nos hacían reír y la pasábamos genial, pero todo se arruinó cuando me mudé.
Me limito a sonreír, tiene razón, estábamos tan acostumbrados a estar cerca del otro, que no importaba si no nos veíamos dos o tres días, sabíamos que al cuarto día volveríamos a vernos, en cambio, cuando el se mudó, no sabíamos cuando el volvería o yo iría a visitarlo, pero ahora está aquí, y eso es bueno.
Cuando subíamos al techo, podíamos ver la casi toda la ciudad, o ver las estrellas un poco más de cerca, auque no tanto, ya que están demasiado lejos de nuestro alcance, muchísimo más lejos que eso. Siento que hemos perdido tiempo con Peter, no era lo mismo hablar por llamada a hablar en persona, nos entendíamos mejor, siempre nos hemos entendido completamente, como si fuésemos uno solo.
-Me siento aliviado al volver, mi vida quedó aquí después de todo, tu quedaste aquí y no es fácil encontrar a otro Ciro.
Yo lo miro fulminante por lo que acaba de decir.
-Ni se te ocurra buscar otro yo, antes te tiro a los perros.
Peter se ríe fuerte.
-Tus amenazas si que dan miedo. Dice en forma de burla.
-Cállate, que las tuyas no son la gran cosa tampoco. Respondo mientras levanto una ceja.
El se ríe y ambos miramos al cielo. Las estrellas estaban más brillantes que nunca y el azul oscuro del cielo era profundo, siempre quise que apareciera un OVNI o alguna estrella fugaz, pero nunca me ha pasado. Creo que si llego a ver alguna, uno de mis deseos sería encontrar a alguien que me quiera, y que yo pueda querer también. Creo que algo muy específico para pedirle a una estrella fugaz, pero me gustaría, creo que ya es mi turno.
-¿No tenes ganas de enamorarte?. Le pregunto a Peter, la pregunta parece hacerlo dudar un poco, pero finalmente, responde.
-Si, tengo. Se limita a responder. -¿y tú?.
-Supongo que si. Le respondo, no le diré que me gustaría mucho estar con alguien, quedaré como un desesperado.
-Te mueres por estar con alguien. Dice el tomándome por sorpresa.
-Cállate, Peter. Le digo pegandole en el hombro.
-Amo tener razón y ponerte rojo. Dice el con el mismo tono burlón.
-No tienes razón nunca. Ataco para hacerlo enojar.
El levanta la ceja y yo no digo nada, es que tiene razón, siempre la tiene, me conoce más que mi madre, Peter me parió.
Eso sonó horrible, ¿Se imaginan yo saliendo de Peter?, ay no, borrar borrar.
-¿Qué cosas extrañaste de aquí?. Pregunto curioso.
-Los pueblerinos a veces son irritantes, los ciudadanos son más cool. Responde.
-Y en la ciudad estoy yo. Digo muy egocéntrico.
-Si, estás tú, por eso me mudé a un pueblo. Dice Peter y re echa a reír.
Yo le doy un golpe en el hombro y no puedo evitar sonreír también. Siempre lograba hacerme reír de alguna forma, a veces le costaba cuando yo estaba de mal humor o triste, pero lograba cambiar mi humor enseguida y eso es algo que amo de el.
Yo ni soy chistoso, si estupido, pero no chistoso, no puedo hacer reír a los demás intencionalmente, solo cuando hago alguna estupidez o me tropiezo, que pasa muy seguido. Para decirlo más claro, no tengo gracia alguna, y es lo que más odio de mi y lo único que le envidio a Peter, el puede caer bien con solo sonreír, yo no.
-Admítelo, fui lo que más extrañaste. Le digo a Peter y el sonríe.
-Mi madre no me enseñó a mentir. Responde el y yo levanto una ceja. -Pero si, no era lo mismo sin ti, nada era y es lo mismo si tu no estás. Agrega.
Ambos quedamos con las miradas unidas sin darnos cuenta, lo sentí muy profundo y personal, no sabia que Peter me quería tanto, somos mejores amigos si, pero por alguna razón, me agradó lo que dijo.
Al darnos cuenta que seguíamos mirandonos, ambos volvimos a la realidad cuando mi madre nos llamó, el helado había llegado. Fuimos a la mesa y ella nos sirvió en un pote, aunque miraba con asco la menta granizada, ni que fuera un vómito señora, calmese.
-Sigo sin entender como pueden comer eso, es pasta dental. Se queja mi madre y pongo los ojos en blanco.
-Seguro no la has probado nunca. Le respondo indignado.
-No necesito probarla para saber que es una bazofia. Contesta ella con la misma cara de asco.
-tu decias lo contrario cuando me hacías probar algo que no quería. Le respondo aún más indignado.
-Pero yo soy grande y tu pequeño. Dice ella.
-Pareces el padre de Matilda. Respondo y Peter intenta aguantar la risa.
Sin darnos cuenta, la noche había caído, Peter insistía en irse pero mi madre no lo deja, es tarde para que ande por la calle y tendrá que pasar por el cadáver de ella antes de cruzar esa puerta. Si, mi madre es muy sobreprotectora, por ella salgo con un gas pimienta siempre que ando en la calle, sea la hora que sea.
Saqué el colchón inflable que tengo bajo la cama y lo empecé a inflar para Peter mientras el cepilla sus dientes. Con Peter hemos comprado este colchón para que cada vez que uno se quede a dormir en la casa del otro, tenga donde estar cómodo por la noche, fue una buena inversión, lo sé.
-¿Lo lavaste alguna vez?. Preguntó Peter viendo que había polvo sobre la tela del colchón.
-Mmm, creo que no. Digo restandole importancia.
El hace una mueca y yo sigo haciendo fuerza con el inflador hasta que el colchón esté totalmente inflado. Busqué en el armario algunas sábanas y las dejé sobre el colchón para que Peter haga la cama, lo haría yo, pero no.
-Ciro, ¿me prestas alguna remera? Tuve esta todo el día y ya huele a zorrino agitado. Pregunta el y yo no puedo evitar reírme por ese ejemplo que dio.
-Aquí tienes. Le entrego la remera negra que saqué de mis cajones y Peter se quitó la suya para cambiarse.
Para mi sorpresa, Peter estaba tonificado, mucho más que antes, su abdomen dejaba ver los abdominales y algunas venas se le marcaba donde empezaba el pantalón.
Lo miraste poco por suerte.
Al levantar la mirada, noto que la suya estaba puesta en la mía, si, de dio cuenta que estaba mirando su torso desnudo, no quiero imaginar mi cara, el rojo de tómate quedaba muy por debajo de como estaba mi rostro.
Desvíe la mirada rápidamente y escuché una risita que venía de su lado, es un buen momento para que venga un terremoto y la tierra me trague y no me escupa nunca, y si lo hace, que sea en Groenlandia.
-No pasa nada si miras, yo lo hago todo el tiempo al espejo. Comenta Peter y me avergüenzo aún más.
-Que creído eres. Bromeo para no sentirme tan avergonzado.
-Pero miraste. Dice y vuelvo a sentir vergüenza.
-Si, miré porque vi el gran cambio físico que has tenido y te felicito. Contesto para sentirme menos incómodo.
-Gracias, Ciro. Dice el con una sonrisa sutil.
Yo me limito a asentir y me acuesto en la cama. Peter se quita los pantalones para quedar en bóxer y también se acuesta. Yo también duermo en bóxer, así que por debajo de las sábanas me Quito el pantalón y lo dejo a un costado de la cama. Antes nos quedamos hasta tarde despiertos haciendo idioteces o mirando alguna serie o simplemente hablando, pero creo que eso será otro día porque los ronquidos de Peter no tardan hacerse escuchar.
A los pocos minutos, también me quedo dormido profundamente sin darme cuenta.
Al despertarme, el sol me daba completamente en la cara y eso me molestó un poco, siempre cierro las cortinas pero es evidente que esta vez no lo hice. Me senté en la cama y miré hacia el colchón donde Peter dormía, pero no estaba ahí, solo las sábanas un poco arrugadas y la almohada casi en el piso.
¿Se fue a mitad de la noche?
Pero mi pregunta quedó en el aire al ver que alguien abría la puerta y traiga una bandeja llena. Peter se había tomado el tiempo de hacer el desayuno, y no un simple desayuno, el señor desayuno hizo, creo que nunca había tenido algo así. Mi mejor amigo sabe lo que me gusta.
En la bandeja había tostadas, dos tazas con café, mermelada, jugo de naranja, galletitas y una cuchara para untar en las tostadas.
-Buen día. Dice el poniendo la bandeja en la cama.
-Buen día, ¿tu has hecho todo esto?. Pregunté mirando todo lo que había.
-¿Quién más podría traerte todo esto a la cama? Nadie. Dice el orgulloso.
-Eres la envidia de los mejores amigos. Comento agarrando la tostada.
El se quedó en silencio un momento y tomó una taza de café para beber un sorbo largo. Yo hice un mismo pero puse cara de asco cuando sentí que no tenía ni un gramo de azúcar, ¿Cómo puede tomar café amargo?, ¿Cómo se atreve?.
-Le falta 100 kilos de azúcar a esto. Digo dejando la taza sobre la bandeja y me levanto para ir a buscarla.
Al volver, encuentro a Peter únicamente en boxers, me quedé ahí parado y antes de que se de vuelta, pasé directamente a la cama. Por suerte el no notó eso y siguió cambiándose de ropa.
-Lo siento, tomé confianza para cambiarme aquí. Dijo el mientras se ponía la remera.
-No pasa nada, Peter, ya te has cambiado muchas veces aquí. Digo y me siento en la cama para seguir desayunando.
El también se acercó y le puso azúcar al café, evidentemente se la había olvidado en la cocina y de ponerla en las tazas. Unte la tostada con mermelada y le di un mordisco grande, soy fan de las tostadas con mermelada y Peter lo sabía, ni mi madre se preocupa tanto por mí.
-Hoy cuando salga de la escuela, ¿quieres acompañarme al centro comercial? Tengo que comprar algunas cosas para la escuela.
-Si, solo dime a que hora. Responde Peter y se me vino a la mente una curiosidad que tenía.
-¿Que harás con la universidad?. Supongo que pediste permiso para faltar tantos días por viaje. Le pregunto y el se queda en silencio un momento.
-Hay algo que no te dije, Ciro. Responde el.
Yo dejo la taza de nuevo en la bandeja y le presto atención.
-¿Qué pasó?. Pregunté confundido.
-No fui a la universidad desde que me mudé. Responde el y yo abro los ojos bien grandes.
-Pero, le dijiste a mi madre que estabas muy ocupado con el estudio. Dije sin entender.
-Lo sé, no quise decirle la verdad, pasaron muchas cosas allá. Comentó mientras deja la taza en la bandeja.
Me quedé en silencio un momento y el siguió contándome lo que había sucedido con sus estudios.
-Mi padre y mi madre discutieron, pero no fue como todas las discusiones que tenían siempre, esta fue muy fuerte, el, estaba muy enojado y empezó a golpearla, yo intenté meterme para que dejara de hacerlo pero recibí un golpe en la cara.
Yo vuelvo a abrir la boca, no creía lo que Peter decía, nunca había visto a su padre siento violento, siempre estaba tranquilo o así se mostraba en público. Intenté decir algo pero Peter continuó.
-Los vecinos escucharon los gritos y se acercaron a la casa, mi madre y yo salimos de ella y mi padre continuaba gritando y nos amenazaba. El se fue con el auto y no volvió, canceló los pagos de mis estudios y tuve que dejar la universidad para poder trabajar y conseguir el dinero.
Me quedé paralizado, no me salía ninguna palabra, pero sin pensarlo tanto, me acerqué a el y lo abracé fuerte. Para Peter era muy importante la unión familiar, siempre tenía miedo de ser de esos que sus padres están separados y no se pueden ni ver a la cara del odio que se tienen.
-Lo siento mucho, Peter. Dije al separarme del abrazo.
-Creo que ya lo tengo superado, no lo sé, tengo mis días.
Ambos quedamos frente a frente, volvimos a mirarnos igual que la otra vez, desde que llegó que nuestras miradas son más profundas y largas, tengo sensaciones raras en el estómago cuando eso sucede, no sé si a el le pasará lo mismo, pero los nervios no tardan en aparecer en mi.
-Em, ¿Querés ver una película?. Pregunto volviendo a mi espacio personal.
-Si, elegí una mientras voy al baño. Dice Peter y sale de la habitación.
Encendí la televisión y empecé a buscar alguna película para poder ver, la mayoría ya la habíamos visto, faltaban las nuevas que salieron este año y moría por verlas con el, no nos perdíamos ningún estreno, nunca, película que el cine estrenaba, película que íbamos a ver. Del género que sea.
-Vemos la última del conjuro? No podía verla sin ti. Dije cuando Peter volvió del baño.
Noté que había lavado su cara y tenía los ojos un poco rojos y su nariz también estaba roja. No me animé a preguntarle pero notó que lo miraba con preocupación.
-Qué?. Preguntó sentándose en la cama.
-¿Estas bien?. Dije antes de poner la película.
-Si, solo que... em, la charla de mis padres me puso un poco sensible, es...
Eso. Responde acomoda su pelo.
Yo dudo en creerle pero no digo nada y le doy play a la película. Ya había pasado media hora y Peter no comentó nada sobre ella, y no es normal en el, siempre dice algo o critica si no le gustaba alguna escena o sus personajes. Me siento un poco culpable, no debí preguntarle por la universidad, me pasa por metido.
Idiota, ahora tu mejor amigo llora en el baño por tu culpa, ¿estás feliz Ciro?.
-Peter, si quieres hablar, puedes contar conmigo, no soy el mejor ayudando o dando consejos, pero lo intento.
El sonríe levemente y asiente con la cabeza. Siento que no fue suficiente para que Peter quiera hablar y soltar todo lo que le hace mal, necesito esforzarme más pero tampoco quiero presionarlo para que me cuente pero al mismo tiempo quiero saber.
Decídete idiota.
-Ya se me pasará, tengo mis días. Dice y termina de desayunar.
Yo me cambio la ropa y tomo mi mochila para ir a la escuela. Peter saldría conmigo para ir con su madre y la mía irse a trabajar. Su madre trabajaba cuando vivían aquí, trabajaba en el centro comercial, para ser específico, en la tienda de ropa más cara de la ciudad, mientras que su padre, es un empresario dueño de una de las fábricas de chocolates más importantes del mundo, si, del mundo.
A veces a Peter le hacían burla por tener dinero, pero a él no le importaba, no era como yo, que todo lo que decían de mi, me afectaba, el solo los ignoraba y ya, resntandole importancia a la opinión ajena. Como tendría que hacer yo también, pero soy idiota.
Durante el viaje, Peter estuvo en silencio y con la mirada puesta en la ventana, intenté sacar conversación pero mi madre se me adelantó y le agradecí por dentro, es como si hubiera leído mi mente. Pero ella que cuando Peter no habla mucho, es porque algo sucede.
No es la primera vez que sus padres discuten, algunas veces venia a casa porque no aguantaba los gritos de ellos y se quedaba completamente en silencio, supongo que notó que su falta de charla, tiene que ver con eso.
-Peter, ¿Quieres venir a cenar con tu madre el viernes?. Preguntó ella con una sonrisa.
-Si, mamá estará encantada. Responde con una leve sonrisa pero rápidamente vuelve a la seriedad de antes.
-¿Cómo ha estado Dolly? No hemos hablado mucho por llamada.
Peter piensa su respuesta, supongo que va a omitir la parte en la que sus padres están separados.
-Con mucho trabajo, pero me ayuda con los pagos en la universidad.
Mentira, Peter odia pedirle dinero a su madre, el papá lo obligó a aceptar que el le pagara sus gastos de estudios, así como le da, le saca, estaba empezando a caerme mal ese señor.
Mi madre se limitó a asentir y sin darnos cuenta, estábamos en la puerta de mi escuela. Con todo esto de Peter, me olvidé completamente de lo que pasó con Gael y que seguramente me lo cruzaría de nuevo, eso me ponía un poco de mal humor, pero más pensar en ver al grupo de idiotas dirigido por Tony, lo más probable es que me vuelvan a molestar, pero no tanto como antes, o eso esperaba yo.
Saludé a mi madre y a Peter para bajar del auto, ella arrancó y yo me metí adentro de la escuela, hoy tenía clases de ciencias, sigo esperando que el profesor nos haga explotar algo, pero creo que lo echarían si tenemos que evacuar el lugar por incendiar el salón.
Suena el timbre y entro al salón de ciencias, como siempre, soy el primero y puedo elegir tranquilamente donde sentarme y opto por atrás, como siempre. Una vez que me acomodo en el lugar, todos los demás empiezan a entrar y en pocos segundos, se llenó el salón.
El profesor no era tan grande de edad, no pasaba los 35 años y su pelo aún no tenía canas. Siempre admiré la perfección de su barba, esta bien formada en su rostro, toda natural. A veces me imagino a los 30 o 40 años y veo algo penoso y deprimente. Soy mi propio hater.
La clase estaba por empezar pero fue interrumpida por Gael que entraba rápidamente al salón, parecía que había corriendo hasta aquí. Respiró profundo para recuperar el aire y se dirigió al profesor que lo miraba con una ceja levantada.
-Lo siento señor, perdí el autobús que me trae y tuve que esperar al otro.
El profesor niega con la cabeza y le dice a Gael que tome asiento. Para mi suerte, el único lugar que había desocupado, era al lado mío. Grité por dentro que no lo viera, no quería sentarme con el, por favor que no lo vea.
-¿Puedo sentarme?. Pregunta con un tono tímido.
Yo solo asiento con la cabeza pero gritando por dentro. Maldito autobús que pasó antes y maldito Gael por no salir antes y tomarlo. Maldito mundo, maldito todos.
Ya, voy a calmarme, solo no hablaremos y sin darme cuenta, la hora habría pasado y esto terminaría de una buena vez.
-El día de doy, trabajaremos con distintos tipos de células, es un repaso para el examen de la semana próxima. Dice el profesor mientras todo el salón maldice por la noticia.
-Van a desarrollar muy bien cada respuesta, no quiero solo dos renglones, quiero mínimo 7.
Carajo, justo yo que no sirvo para desarrollar, este va a ser mi año, sin duda.
-Como no hay tantos libros.- No, no y no, que no diga lo que estoy pensando que va a decir.-Harán dupla con sus compañeros de banco.
Pero la p... bien, definitivamente hoy me estaba saliendo todo mal, horrible, asqueroso. ¿Qué culpa tenía yo de que Gael no haya comprado el libro? Ninguna, pero es en vano, el profesor ya habló.
-No quiero incomodarte. Dice Gael y me doy vuelta para mirarlo.
¿Me leyó la mente?
-No me incomodas. Mentí.
-Sé que lo hago, y lo entiendo. Responde asintiendo.
-Créeme, no pasa nada,Gael. Vuelvo a mentir, pero no me importaba mentirle a él.
-¿Estás seguro?. Preguntó.
Yo me quedé en silencio, pero respondí rápidamente para que no sea tan obvio que no me gustaba mucho la idea de trabajar con el.
-Solo, concéntrate en esto y ya. Le digo y me enfoco en el libro.
Creo que nunca tuve tantas ganas de estudiar como ahora. Cualquier cosa que haga que el tiempo pase como flash, me vendria bien, pero no funciona así, mientras más rápido quieres que pase el tiempo, más lento es y se hace eterna la hora de clase.
Por suerte después de una hora, la clase terminó y salimos al patio para comer algo y después volver a otras clases, en mi caso, ahora tenía ingles. Mientras iba a sentarme en algún banco, sentía que alguien venía atrás mío y estaba en lo cierto, era Gael.
-Oye ciro. Dice Frenando frente a mí.
-¿Que sucede?. Pregunto sin ganas.
-¿Le puedo tomar algunas fotos a las páginas que tenemos que estudiar?. Pregunta con una sonrisa.
Yo asiento y le entrego el libro, el le toma algunas fotos y me lo vuelve a entregar.
-Gracias, y perdón por lo de hoy, no tengo dinero para poder comprar el libro, para ninguno tengo sinceramente, por eso tengo la galería del celular explotada de fotos, es mi única herramienta de estudio.
Me sentí mal por el, no sabía que tenía problemas de dinero, y como saberlo, si usa ropa que se ve muy costosa, pero quizá solo aparenta para pasar desapercibido.
Los pensamientos del otro día volvieron a mi mente, quizás es verdad que el cambió y no es el mismo idiota de antes y quiere arreglar las cosas conmigo, pero todavía no estaba muy seguro si eso era verdad o si solo lo hace para poder molestarme de alguna forma.
Sin embargo, suelto lo que menos creí que iba a decir en mi vida.
-¿Quieres que estudiemos juntos?. Pregunté y por dentro no podía creer lo que acaba de salir de mi boca.
Me voy a arrepentir de esto, lo sé.
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