Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1

Mi nombre es Tate Kahan, tengo 23 años y soy un híbrido entre Gacela y Humano. Científicamente hablando, la mitad de mi ADN pertenece a la familia Bovidae, antílopes de patas largas y porte elegante. Aunque de eso, no tengo nada.

Perdí a mi pequeña familia durante la transición. La vacuna afectó a todos de formas diferentes; los primeros en recibir la dosis desarrollaron diferentes tipos de cáncer, que terminaron con sus vidas. Hay otros que fueron a dormir y simplemente no despertaron más.

Pero nosotros, los híbridos, logramos sobrevivir. Algo en nuestro sistema nos defendió de la vacuna y adecuó al organismo para la supervivencia.

Además, nuestro cuerpo se encargó de otorgarnos las características y habilidades para lograr lo anterior. Lo que quiere decir que nadie decidió a conciencia qué animal tomaría forma. Simplemente sucedió.

Las teorías que rondan por los conspiranoicos dicen que nuestro cuerpo, por alguna razón, creó una base de datos del ADN de cada animal que ingerimos en los últimos meses antes de la tragedia. Y entre ellas buscó la compatibilidad perfecta para mantenernos con vida. 

Diría que en mi caso hay algo de sentido en esa explicación, pero no a todos los transformó en animales presentes en nuestra dieta cotidiana, así que aceptar algo como la única y afirmativa verdad a estas alturas no sería lo correcto.

Otros aseguran que nuestro cerebro sintió el peligro y aceleró nuestra evolución. En términos sencillos: nos estaba preparando para lo peor.

Dejando de lado el hecho de que más del cuarenta por ciento de la población murió por la vacuna, las personas que no pudieron soportar el cambio de sus cuerpos y el reinicio de sus instintos dentro de su cabeza devoraron sin piedad a las personas catalogadas como presas.

Esto sucedió en todas partes y nadie pudo evitarlo. Las leyes escritas con anterioridad ya no servían en este nuevo orden. La moral no coexistía con el nulo raciocinio de una bestia.

Nos dividió, nos corrompió y nos envenenó.

La única forma que los gobiernos encontraron para alejar la extinción de nosotros fue la reubicación mediante nuestra clasificación.

Yo, por tanto, no podía volver con mi familia de antes por más que lo deseara, los dos se habían vuelto carnívoros. Antes de que cedieran a sus instintos depredadores, llamaron al Departamento de Reasignación del Estado para sacarme lo más pronto posible de nuestro vecindario y mantenerme a salvo de ellos mismos.

Sin duda fue el momento más difícil que he pasado en toda mi vida. 

Me subieron a un autobús con híbridos en la misma situación que yo y condujimos durante horas para llegar a un nuevo hogar.

Con un par de zapatos viejos, y una mochila llena de ropa sucia, emprendí un viaje hacia mi nueva vida: una colonia rodeada de llanuras y zonas montañosas, con un clima agradable.

Al menos eso es lo que el folleto que me entregaron decía.

Entre pensamientos y memorias de mi juventud reproduciéndose en mi cabeza con nostalgia, por accidente recargué el cuerno que sobresalía de mi cabeza sobre la ventana, provocando un chirrido tan estridente que dolió dentro de mis entrañas. Rápidamente me alejé, cubriéndome las orejas con mis manos. Quienes estaban a mi alrededor imitaron mis movimientos.

—Oye, ten más cuidado —gruñó la persona que estaba sentada frente a mí.

—Lo siento –susurré, cerrando la cortina para evitar el contacto directo con el cristal–. Estúpidos cuernos —balbuceé.

—No maldigas, todos podemos oírte —respondió otra persona.

Olvidaba lo desarrollado que el sentido del oído se había convertido, era parte de los variados cambios que sufrimos los híbridos.

Ya ni siquiera me molesté en contestar. Sólo quería salir de ese pequeño asiento y estirar mis piernas, que últimamente me dolían mucho.

Como a todos los que están dentro de esta nueva colonia, los doctores y científicos nos revisaron de pies a cabeza, quizás intentando encontrar la forma de revertir esto. No encontraron nada, pero nos advirtieron de los cambios físicos que tendríamos.

De pronto, un penetrante aroma a pino mezclado con loción masculina se cueló en mis fosas nasales. Al principio creí que alucinaba en la parte del perfume puesto que nadie de ahí desprendía ese singular olor, pero cuando la chica detrás de mí también se removió de su asiento para sentirlo mejor, supe que algo estaba pasando con nuestras narices.

—Huele extraño, ¿no? —se atrevió a preguntarme, cuando notó que ambos buscábamos resolver el mismo dilema.

—¿De dónde proviene? —dijo la persona frente a mi asiento.

—Creo que de afuera —contesté, y me apresuré a levantarme para poder abrir la ventana.

La persona que nos guiaría en este nuevo estilo de vida me vio de reojo, después regresó la mirada enfocándose en lo que hacía y gritó eufórico.

—¡Ciérrala, ciérrala! —se abalanzó a mí, me tiró a los asientos y selló la ventana.

Todos nos miraban extrañados. Sobre todo al sujeto, que se notaba sumamente nervioso por mis acciones.

—¿Qué te sucede? —vociferé con irritación, porque en la caída me había golpeado el nervio situado en mi codo.

—Acaban de trasladar a híbridos carnívoros a esa área —y apuntó en dirección de donde venía el olor.

—¿Qué? ¿Carnívoros cerca de nosotros? —una señora repitió, a punto de entrar en pánico.

—¡No! No están cerca, de hecho se encuentran a kilómetros de aquí. Pero no sabemos el alcance de su olfato, y no queremos llamar la atención. Se supone que esto es secreto, para evitar ataques furtivos, así que les agradecería muchísimo que no abrieran las ventanas —por alguna razón, volteó a verme con recelo.

De haber sabido, no lo habría hecho. Pensé.

Ahora más que nunca quiero preservar mi vida, no haría cosas estúpidas a propósito.

—De hecho, ya falta poco para llegar. No se desesperen, chicos.

La mayoría de los que estábamos aquí éramos jóvenes de entre 15 y 25 años, a excepción de cuatro personas que se encontraban arriba de los 35. Nos emparejaron para el viaje, supongo que buscan la reproducción entre nosotros. Algo realmente innecesario, diría yo.

Apenas y estamos adecuándonos a nuestro nuevo cuerpo, traer más híbridos al mundo no era muy razonable de su parte.

A menos que quisieran alimentar a los carnívoros con nosotros.

Gruñí, no me gustaba nada esta mente traicionera. Así que tomé mi apestosa mochila y la utilicé como almohada. Yo debí dormir hace horas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro