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Música.

«Muy bien Giulia, tú puedes, tú puedes» se decía a sí misma mientras las puertas se abrían y le daban paso al laboratorio.

El día anterior, después de ver a la criatura, se había apresurado a limpiar lo más rápido que pudo y luego salió de ahí, hizo su rutina normal tratando de no pensar en eso, y le funcionó. Al llegar a casa habló con su papá de cualquier cosa solo para distraerse de todo el asunto.

Pero ahora estaba de regreso, teniendo que cumplir de nuevo su labor.

Tragó saliva y se sobó el codo antes de empujar el carrito dentro.

«No pasa nada, no pasa nada» se repetía, aunque no ayudaba el hecho de que nadie sabía nada de Ercole desde el día anterior...

Giulia negó con la cabeza y puso el carro en posición, el laboratorio seguía igual, solo que sin ningún rastro de sangre, se había encargado de eso.

Con mucho miedo vio a la piscina, las aguas se veían tranquilas, aunque había un nuevo detalle del que no se había percatado; dos cadenas que llegaban hasta el muro.

«¿Dos? ¿Dos?» Pensó Giulia, ayer solo había visto uno, ¿se suponía que había dos de esas cosas?

Sin querer pensar más en eso solo sacó su escoba y el recogedor, y puso su celular encima de uno de los dispositivos, luego seleccionó una canción, antes de acostarse anoche había creado una nueva play-list para cuando limpiara el laboratorio, así por lo menos tendría algo con que distraerse mientras trabajaba, además, pudiera ser que el sonido asustara a esas cosas. Le pulso al botón de play e inmediatamente empezó a sonar la melodía:

Quanta fretta! Ma dove corri? Dove vai?

Se ci ascolti per un momento, capirai

Lui è il gatto ed io la volpe, stiamo in società

Di noi ti puoi fidare

Al escucharla Giulia inmediatamente se puso feliz, algo bueno de ese laboratorio era que al ser extremadamente secreto no había cámaras de seguridad, pues Hooper temía que algo del metraje pudiera filtrarse en las redes, así que Giulia tenía la libertad de bailar y moverse como quisiera, sin temer a que un pervertido de cuarenta o más años la estuviera mirando. Así que tomó su escoba, dio una vuelta sobre su mismo eje y empezó a barrer.

Puoi parlarci dei tuoi problemi, dei tuoi guai

I migliori in questo campo siamo noi

È una ditta specializzata, fai un contratto e vedrai

Che non ti pentirai

Tras recoger la basura dio saltos hacia atrás y con una mano la tiró al bote que había en el carro, luego sacó la cubeta y bailando fue a llenarla hasta el lavabo, abrió la llave y siguió danzando mientras se llenaba.

Noi scopriamo talenti e non sbagliamo mai

Noi sapremo sfruttare le tue qualità

Dacci solo quattro monete e ti iscriviamo al concorso

Per la celebrità

Cuando estuvo lista Giulia la tomó y se dio vuelta, la criatura la estaba viendo, tenía la mitad de la cara fuera, de sus orificios nasales para arriba. Giulia gritó y soltó el cubo, el monstruo también gritó y volvió a sumergirse.

Giulia se fue para atrás chocando contra la pared, y empezó a tomar grandes bocanadas de aire, se llevó una mano a su pecho y empezó a calmarse.

Jamás se acostumbraría a eso.

Non vedi che è un vero affare, non perdere l'occasione

Se no poi te ne pentirai

Rápidamente fue con su celular y apagó la música; se acabó, solo limpiaría y luego se iría de ahí para decirle a Ciccio que se buscara a otra que hiciera el trabajo, ningún dinero del mundo valía la pena.

—Por favor no la apagues —dijo una voz masculina.

Giulia se detuvo, y prestó más atención a los sonidos a su alrededor, ¿acababa de oír a alguien hablando? ¿O el estrés del trabajo la estaba haciendo alucinar?

—Por favor.

Ahí estaba otra vez, y venía... de la piscina.

Lentamente Giulia se fue dando la vuelta, preparándose para ver a esa cosa nuevamente. El monstruo la observaba desde el agua, ahora solo veía sus ojos, y se veían... suplicantes.

—¿H... ha... hablaste? —le preguntó.

«Claro que no hablo, es un animal» pensó.

—No quise asustarte.

Giulia abrió los ojos y nuevamente se fue para atrás, esa cosa podía hablar... ¡le estaba hablando!

—Lo siento —dijo bajando los ojos.

Tras un par de respiraciones el pulso de Giulia volvió a la normalidad, más tranquila giró un poco la cabeza, ahora que veía al monstruo con un poco más de claridad no se veía amenazante, sino más como... un niño asustado, frágil. La chica tragó saliva y poco a poco se despegó de la pared, dando pasos cortos, y siempre con precaución por si tenía que retroceder, se fue acercando a la piscina, el monstruo la vio y nadó hacia atrás alejándose de ella, Giulia se sorprendió ante ese gesto.

—Eh... no voy a lastimarte.

La criatura se detuvo y la examinó con sus ojos, Giulia se detuvo, al parecer él también estaba asustado de ella, que curioso, lentamente se fue acercando, aunque ambos siguieron manteniendo su distancia.

—¿Qué era eso? —le preguntó.

—¿Qué?

Él sacó toda su cara, y Giulia pudo comprobar que no tenía rasgos muy agresivos, de hecho... era algo lindo...

—Esa cosa que se escuchaba... se oía bien.

Giulia miró detrás de ella, luego a él, fue por su teléfono y regresó con el.

—¿Te refieres a esto?

Non capita tutti i giorni di avere due consulenti

Due impresari che si fanno in quattro per te

Sus ojos se iluminaron y se acercó un poco más, las aletas de su cabeza se movían alegremente de atrás para adelante, Giulia no pudo evitarlo y sintió una pizca de ternura por ese ser.

—¿Qué es?

Giulia le puso pausa.

—La llamamos música.

—¿Música?

Ella asintió con la cabeza, él giró su cabeza y miró asombrado el celular.

—De dónde venimos no tenemos nada como eso.

Eso llamó su atención.

—¿De dónde vienen?

La pregunta pareció tomarlo por sorpresa, pues abrió su boca pero volvió a cerrarla y se hundió un poco más.

—Oh, lo siento, no era mi intención...

—No, está bien, solo... ¿crees que podrías dejar la música? Y prometo que ya no te espiaré, estaré todo el tiempo bajo el agua, solo por favor, no la quites.

Sonaba triste y desesperado, Giulia miró alredor y creyó comprenderlo, ese laboratorio era triste, sin duda esa pequeña canción era como un rayo de luz en esa oscuridad.

—Okay, voy a dejarla... y no tienes que ocultarte.

Él la miró sorprendido.

—¿De verdad?

Asintió con la cabeza, cada vez se estaba acostumbrando más a él, y estaba segura que no disfrutaría tanto la canción si estaba sumergido.

—¡Gracias señorita! —respondió elevándose un poco más, en eso Giulia notó que estaba encadenado del cuello, y no pudo evitar sentir una punzada de dolor en el pecho.

—No hay problema... y mi nombre Giulia.

Él sonrió y sacó una mano del agua, extendiéndosela.

—Luca Paguro.

Giulia se quedó congelada, mirando aquella peculiar extremidad, Luca abrió los ojos y vio su mano, como dándose cuente de lo que estaba haciendo, la bajó metiéndola en el agua.

—Perdón, es la costumbre.

Estaba triste, y Giulia volvió a sentirse un poco mal por él, después de todo, esa era una forma de saludo muy común entre todos, además Luca no parecía ser agresivo.

«Le arrancó los dedos a Ercole» le recordó su subconsciente.

Y aun así, antes de que se diera cuenta, ella también estaba extendiendo su mano, Luca la vio y pareció sorprendido, pero luego sonrió y la tomó con la suya, su agarre era escamoso, frío y mojado, lo que hizo sacudir el cuerpo de Giulia, pero el apretón era sueva y cordial, así que lo dejó pasar.

—Giulia Marcovaldo.

Se soltaron y Luca volvió a esconderse bajo el agua, pero manteniendo su cabeza a flote. Giulia sonrió y le dio play a la canción, luego se dio la vuelta y reanudó sus tareas.

Avanti, non perder tempo, firma qua

È un normale contratto, è una formalitá

Tu ci cedi tutti i diritti e noi faremo di te

Un divo da hit parade

Constantemente miraba hacia la piscina para checar a Luca, el chico, si así podría llamarlo, tenía ambos brazos sobre la esquina, con los ojos cerrados y giraba su cabeza al ritmo de la música, sí que lo disfrutaba.

Giulia sonrió, era como ver a una persona normal, entonces se olvidó de sus preocupaciones y siguió limpiando mientras bailaba.

Non vedi che è un vero affare, non perdere l'occasione

Se no poi te ne pentirai

Non capita tutti i giorni di avere due consulenti

Due impresari che si fanno in quattro per te

Una vez que hubo terminado volvió a acercársele, Luca seguía hipnotizado con la melodía, así que simplemente se sentó en uno de los escalones y dejó que terminara para que el chico pudiera disfrutarla al máximo.

Quanta fretta! Ma dove corri? Dove vai?

Che fortuna che hai avuto ad incontrare noi

Lui è il gatto ed io la volpe, stiamo in società

Di noi ti puoi fidar, di noi ti puoi fidare, di noi ti puoi fidar

Cuando terminó Luca abrió los ojos y la vio.

—Gracias —asintió con la cabeza.

—No hay de que... pero ya debo irme.

—Oh, por supuesto.

Tomó su celular y se preparó para irse, pero se detuvo a medio camino y miró nuevamente por encima de su hombro.

—Sabes, tengo que volver mañana, podría traer más canciones conmigo...

Luca giró la cabeza.

—¿Canciones?

—Oh, bueno verás... la música se divide en varias áreas, como la tradicional, la instrumental, y —pero entonces se dio cuenta que Luca no la estaba entendiendo en nada—, lo que escuchaste es una canción, y así como existe está hay millones más.

Ahora sí que lo había puesto feliz.

—¿Y puedes traerlas todas?

—Bueno, todas no, pero si algunas, creo que ya se cuales te gustaran.

Luca se puso tan feliz que colocó ambas manos sobre la orilla y sacó el pecho del agua.

—¡Sí por favor! —Entonces volvió su mirada tímida y volvió a ocultarse—, lo siento... ¿me pasé?

Giulia soltó una risita.

—No, para nada.

Luca se rió ante la confianza que había parecido formarse entre ellos, y por primera vez en mucho tiempo, Giulia se sentía feliz de nuevo, tomó su coche y empezó a empujarlo a la salida.

—Nos vemos mañana Luca.

—No iré a ninguna parte —respondió, sin darse cuenta de la verdad de sus palabras.

Giulia sintió que algo dentro de ella se rompía, pero decidió ignorarlo para en su lugar salir, una vez fuera se puso a pensar que tipo de canciones serían las mejores para Luca.

*

Luca observó a Giulia hasta el momento en que salió, sintiéndose... bien, aquella música lo había hecho sentirse mejor ante toda esa situación en la que estaba, jamás había escuchado algo así y le gustaba, no podía esperar a ver todo lo que Giulia tenía para mostrarle.

Eso fue hasta que sintió unas manos en sus hombros que lo arrastraron hacia el fondo.

Ni siquiera le dio tiempo para oponerse, antes de que lo supiera ya estaba bajo el agua, sabiendo lo que se venía se dio la vuelta, y se encontró con la mirada enojada de su amigo.

—Luca...

—Lo siento Alberto, es que jamás había escuchado algo así... ¿no lo escuchaste?

Sin embargo la mirada de Alberto no se suavizó, tenía ambos brazos sobre su cintura y enseñaba los dientes, hace mucho tiempo esa técnica habría servido para intimidarlo, pero tras años de conocerlo sabía que Alberto jamás le haría daño, pirañas, había recibido más castigo por él.

Aun así no evitaba que Alberto estuviera muy enojado con él.

—Luca, ya te lo había dicho, no podemos acercarnos a los humanos —y señaló la herida de su pecho—, te recuerdo que un humano hizo eso, y muchos más nos encerraron en esta pocilga.

—Lo sé, lo sé, pero ella no se veía tan mala Alberto... es más, creo que podría ayudarnos.

Ahora Alberto lo miraba como si estuviera loco.

—Luca, un humano jamás verá por nosotros, estarán más enfocados en salvar su propio pellejo, estamos solos en esto, y si vamos a escapar te necesito conmigo, ¿Okay?

Luca suspiró.

—Okay.

Alberto pareció más aliviado.

—Excelente, ahora ayúdame a romper estas cadenas.

Alberto se dio la vuelta y empezó a masticar sus ataduras, Luca rodó sus ojos, ni con la fuerza de sus mandíbulas conseguirían romperlas, pero no quería desanimarlo, así que lo imitó.

—Rápido, el gran pez estará en el cielo pronto, es nuestra única oportunidad para escapar.

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