Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Florecita.

Caminaba tranquilamente cuando una pequeña y delicada flor azul se coló en su campo de visión.

Era la única que había en su especie a lo largo del frente de la señora dueña de la casa; era una mujer mayor que compartía casa con su esposo, solía pasar por ese lugar todos los días al ir de regreso a su hogar, a veces solía observar cómo se miraban su marido y ella. Si algo quería en la vida, era que alguien la mirara así hasta el fin de los tiempos.

Las demás flores en su frente eran más presuntuosas, más grandes, más hermosas. La pobre y pequeña florecita azul se veía tan simple como una molesta hierba de la que quieres deshacerte para darle espacio a las demás.

La chica no dudó mucho, solo aprovechó y arrancó la pequeña flor llevándosela con ella, sonrió hacia la pequeña cosita azul acariciando con extremo cuidado uno de sus pétalos, era más fina incluso que el papel. Era la fragilidad cosificada.

Durante varios minutos caminó prendada con la pequeña florecita, pensando en que cuando llegara a casa la pondría dentro de un libro para poder conservarla para siempre.

En medio del trance que mantenía con el lindo color de la flor y todo aquello que le recordaba pasó un grupo de chicos en skateboards haciendo trucos y piruetas, uno de esos chicos se llevó por encima a la — También pequeña. — Chica de la flor.

Ambos cayeron, pero no pasó lo que pasa en las películas, no se miraron y quedaron prendados el uno del otro, solo cayeron haciendo que la endeble muchacha chocara con fuerza con el suelo y la delicada flor volara unos metros más adelante.

El chico en skateboard no sufrió nada que pudiera lamentar, todas sus protecciones lo dejaron intacto ante la caída, los demás acompañándolo no hicieron más que estallar en carcajadas, él se unió a las risas levantándose de inmediato con su skate.

Ella se sentó en la acera sintiendo como la tela de su pantalón hacía presión contra los raspones que se había hecho y cubrió el ardor de sus manos con las mangas de su abrigo casi como si eso pudiera pararlo.

Los acompañantes del causante del pequeño accidente detuvieron sus risas y fijaron la mirada en la chica sentada en la fría acera. Tenía los puños apretados en las mangas, el cabello hecho un desastre y la mirada nublada por lágrimas de vergüenza que se negaba a soltar por el mismo motivo que eran causadas. ¿No se daba cuenta cuánta gente los había vuelto a mirar? ¿Cuál era la gracia en eso?

— Hey, ¿Quieres ayuda? — Habló entre risas aquel extraño y risueño muchacho, tendiéndole la mano.

¿No le dolían las mejillas de tanto sonreír? — Pensó y parpadeo varias veces para disipar las lágrimas. Ignoró su intento de ayuda, como también ignoró el dolor que sintió por la presión del jean en sus rodillas y se levantó tiesa, casi con miedo de que alguien viera que estaba viva y sentía dolor.

— ¿Estás bien? — Habló de nuevo, el estúpido chico empezaba a desesperarla. Lo ignoró de nuevo y aún con los puños apretados se puso de frente hacia donde iba caminando anteriormente, miró el suelo en busca de la pequeña flor azulada y la encontró a pocos metros de donde estaba.

— ¡Relájate amargada! ¡Solo fue una caída! — Gritó él y siguió la marcha en skate con sus amigos a través de la lisa calle negra.

— ¿Estás bien, niña? — Se dirigió a ella una mujer de mediana edad que tenía un puesto de frutas unos pasos más atrás de donde estaban.

Un duro y frío "Sí" fue lo único que dijo, con los dientes apretados y un asentimiento de cabeza siguió caminando, intentando no cojear y verse aún más patética de lo que ya se había visto minutos antes.

No tardó en pasar cerca de la flor, pensó mucho si debía detenerse a recogerla, pero aún sentía todas las miradas puntiagudas en su espalda, y lo único que quería en ese momento era detener esa sensación.

Pasó junto a la flor y no dio un paso sin pensar en volver por ella, pero devolverse por una planta... ¿En serio quería más vergüenza de la que había pasado ya? No haría algo tan patético.

Siguió y siguió caminando mientras pensaba en la pequeña florecita abandonada por ella misma entre el lugar donde las pisadas más grandes se hacían presentes, y en cualquier momento, la aplastarían terminado su vida en este cruel mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro