🪷2.
Los vieron ingresar, a diferecia de los humanos que ya conocían, ellos se miraban diferentes.
- JiMin estamos más lejos de lo permitido...- TaeHyung le susurra, ninguno quería despertar a los dos hombres dormidos.
- Son extraños, Tae- JiMin le dice, se acerca un poco más, no puede saciar por completo su curiosidad.
JiMin y TaeHyung pertenecían a una mágica e irreal familia de ninfas y hadas, en lo profundo de Escocia se habían establecido las primeras generaciones de su familia, luego de huir por siglos, Escocia al estar lleno de montañas y bosques los humanos no se acercaban.
TaeHyung y JiMin nacieron de una mezcla entre ninfas y hadas del continente asiático. Sus padres les permitían explorar pero tenían prohibido dejarse ver por los humanos, no sabían de que serían capaces de hacerles al descubrirlo.
Sin embargo, TaeHyung era más precavido que JiMin, conocían a los aldeanos, eran malos, TaeHyung casi fue capturado por uno de ellos, cuando estaban en el claro del bosque, fue un descuido, se habían acercado mucho, JiMin que reposaba cerca se percató del ruido extraño y el aroma a humano intenso y el del fuego. Pudo sacar a TaeHyung ileso de allí.
Entre sus características eran una versión muy moderna de hadas, no tenían alas pero si podían elevarse unos cuantos metros del suelo, en su parte ninfa, podían curar rápidamente con cualquier hierba o flor, sus ropas eran una mezcla de telas blancas y tul semi transparente, no podían mezclarse co los humanos por obvias razones como su color de cabello y ojos, los cuales revelaban sus estado de ánimo, el azul era la tristeza, que pasaba a celeste cuando comenzaba a superarse el luto o también era por angustia. Verde cuando estaban en tranquilidad, comúnmente se daba al verse rodeados de su familia y cuando estaban en contacto directo con la naturaleza. Así era la mayor parte del tiempo, cuando un hada estaba cerca de morir, sus colores comenzaban a irse, pero como ninfas, casi podrían estar seguros de ser eternos y no envejecer nunca.
A diferencia de muchas ninfas, TaeHyung y JiMin eran de los pocos que solo tenían una forma, siendo lo más parecido a los humanos, a excepción por las pecas que adornaban su cuello hasta el hombro y los lunares que brillaban a la luz de la luna. Sin mencionar su belleza etérea, y sus vestimentas, la mayoría de hadas podía tomar cualquier forma que quisieran, ellos en cambio no, nunca fueron rechazados solo que debido a esa condición eran más cuidados que el resto que podía camuflagearse entre el bosque aunque había una especie de campo que aun prohibía la entrada de los humanos hasta su mundo.
JiMin suspiró.
- Debemos regresar, JiMin...- TaeHyung tocó su hombro y el mencionado aceptó, yendose rápidamente mientras se elevaban del suelo.- Madre va a matarnos...
- Seguimos vivos y solo me pareció curioso verlos tan diferentes- mencionó JiMin, tomando la mano de TaeHyung, y pasaron la barrera sin problema.
Aterrizaron y sacudieron su ropa.
- ¡TaeMin!- JiMin saluda a su amigo. Habían nacido en fechas muy cercanas, y crecieron juntos. Con la diferencia que TaeMin dominaba la transformación en animales como aves, por tanto tenía mas entrenamientos y clases.
- ¡Hey!- saludó a ambos- Ya estaba preocupado al no verlos...
- Solo fuimos por más flores- TaeHyung dice con un puchero, era el menor entre los tres, y a veces el más asustadizo. Mostró su cesta llena de amapolas y rosas de color pastel.
- Esta bien, tengan cuidado, han detectado nuevos humanos- les dice TaeMin y ambos hermanos asienten.
JiMin mira a TaeHyung suspirar dramático. Niega levemente pero no puede olvidar que acaba de conocer a dos humanos muy diferentes, va hasta su cabaña privada, pronto será la fiesta de las linternas, todos encuentran a su pareja o pueden solicitar la búsqueda. JiMin nunca se había planteado la opción de tener una, hasta que las fiestas de los últimos años todos parecían tener algo que decir al respecto. Los murmullos sobre él siempre abundaban en las reuniones de la comunidad de ninfas y hadas. Trataba de ignorarlos pero muchos comenzaban a sentir lástimas, no eran agresivos pero tampoco le gustaba que lo miraran con pena.
TaeHyung había solicitado la búsqueda y en esa fiesta tendría su respuesta.
Esperaba que TaeHyung encontrara a su pareja. JiMin miraba por la ventana, pensando en que los humanos merodearían unos días, y luego se irían.
Llevaba un tiempo esperando tener a su descendencia, como ninfa cualquier humano podría abusar de él, como hada los hijos solo se concebían por amor. Era un grave problema, porque no le permitían ir a explorar y conocer a su pareja por él mismo.
A veces entendía las normas y a veces le exasperaban un poco.
- También desearía ser feliz...
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