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Tercera Parte

"Comptine d'un autre été."

Jungkook estaba de vuelta en el pueblo. Había ido a Seúl por asuntos de la compañía y se había visto atrapado en el huracán que era su trabajo y sus obligaciones, así que se permitió quedarse más tiempo de lo que había planeado. Sin embargo, ahora estaba finalmente en casa.

De hecho, lo había estado hacía unos días, pero todavía no había ido a la tienda. No estaba seguro si lo haría. La última vez, Jimin le había dicho que se fuera y escuchó al muchacho. Porque le dolía verlo siempre tan roto por su presencia. Jungkook no quería eso, no quería que Jimin se sintiera mal, lejos de eso. Su único deseo era ver al chico feliz y sonriente. Pero aparentemente el que él estuviera allí no ayudaba.

Había estado echado en su cama durante las noches pasadas, preguntándose qué debía hacer, si debía ir a ver al chico.

Y seguía preguntándoselo.

De repente, el timbre de la puerta se oyó y lo sacó de su guerra mental.

Con pasos lentos, se arrastró hacia el lugar, sus ojos casi salieron de sus cuencas cuando vió quién tenía mucho valor para llamarle en medio de la noche.

── ¿Taehyung? ─ Él frunció el ceño, rascándose la parte posterior de la cabeza.

── ¿Qué estás haciendo aquí? ─ El hombre inexpresivo parecía también fruncir el ceño, era difícil de decir.

Jungkook se confundió por la pregunta. Por un segundo, comprobó su entorno, sin saber si estaba en el lugar correcto.

Al parecer lo estaba.

── Uhm, ¿Es mi hogar? ─ De alguna manera había sonado como una pregunta.

── No lo es. ─ El joven dijo con convicción. ── ¿No deberías estar diciendo algo cursi como "Jimin es mi hogar" o algo así, ya que ustedes dos están tan enamorados? ─ Parecía tan frustrado y todo lo que Jungkook podía hacer era parpadear.

Hubo un silencio incómodo en el que se encontró buscando las palabras correctas.

── Creo que estás equivocado...─ Fue lo que le pareció más apropiado.

Porque sí, ¿Quién dijo que Jimin lo seguía amando?

── No lo estoy. ─ Taehyung golpeó inquieto con su talón el suelo, claramente molesto.

Jungkook quería decir que esta situación le molestaba, pero se contuvo de hacerlo.

── Jimin es sólo un cobarde que oculta sus verdaderos sentimientos. Y estoy empezando a creer que eres igual. ─ Él puso los ojos en blanco. ── Él te ama. Te quiere tanto que es insalubre.

El CEO se mordió los labios ante las palabras, mirando sus pies.

── ¿Cómo lo sabes? ─ Murmuró como un niño.

Quería creerlo, sólo los cielos y él sabían cuánto. Pero no se atrevía.

De repente, la mano de Taehyung apareció en su vista y aterrizó junto a su cabeza. Jungkook se quedó boquiabierto por un segundo mientras pensaba que estaba a punto de recibir una bofetada, pero no, Taehyung simplemente se inclinó más cerca, la mirada intensa.

── Supongo que ya has notado la cicatriz que Jimin tiene en su frente.

Jungkook tragó saliva, luego asintió. Definitivamente la notó.

── Un día..─ Taehyung prosiguió con la historia. ── Su cuerpo sin vida fue encontrado en la playa por unos pescadores. ─ Se dió cuenta de cómo el cuerpo del ex-prometido de Jimin se tensó, el aire le golpeó y los ojos más anchos que nunca.

── O pensaron que estaba sin vida, pero de alguna manera, Jimin sobrevivió.

Taehyung apretó sus labios en una línea delgada mientras dejaba que las palabras se hundieran en la mente del otro. Parecía tan sorprendido por la revelación, posado contra la puerta y apoyándose con los brazos contra el marco de esta. Estaba jadeando.

── Nadie sabe lo que pasó y cómo se ahogó. Lo único que sé con certeza es que la prueba médica dijo que no estaba borracho esa noche.

Y con eso Jungkook se perdió y cayó en el suelo, sus rodillas lo dejaron. Todavía no podía mirar a Taehyung, la mirada perdida en alguna parte, definitivamente no estaba allí.

── Cómo sobrevivió, no tengo ni idea. Estaba en muy mal estado, pero de alguna manera el mar lo trajo de regreso a la orilla. ─ Taehyung se inclinó. ── Y el día que volviste, pensé que tal vez, tal vez la razón por la que los cielos no lo dejaron volver al mar fue porque tenía que encontrarte una última vez. No estaba destinado a morir ese día porque todavía tenía una razón para vivir, a pesar de que Jimin estuviera tan convencido de lo contrario.

El labio inferior de Jungkook se tambaleaba, pero no dijo nada. No podía.

── Así que les dieron una inmensa oportunidad, no dejes que se pierda ahora y regresa a tu verdadero hogar, al lado de Jimin. Probablemente esté esperando por ti.

No se necesitaban más palabras.

Jungkook ya había vuelto a su verdadero hogar, junto a Park Jimin.

🧷

Noches inquietantes. Aquellas noches pasadas habían sido noches inquietas para Jimin. Se estremecía ante cada ruido que provenía de la puerta principal.

Esperando. Anhelando. Esperando. Ansiando.

No podía culpar a Jungkook, no importaba cuánto deseara poder hacerlo. El hombre sólo había cumplido su demanda y se había ido. Entonces, ¿Por qué estaba lamentando eso ahora?

Él lo extrañaba tanto.

Y ocupado en amortiguar las lágrimas que no quería dejar salir, no se dió cuenta cuando su alma se trasladó a la tierra de los sueños.

Jimin también era culpable. Lo dejó ir.

Siempre lo dejaba ir.

*♡


── Jimin, necesito decirte algo.

Dicho muchacho alzó la vista, sonriendo como un gato con estrellas en los ojos. Le dió un codazo a su novio en las costillas, su risa cubría el sonido del gramófono.

Era Comptine d'un autre été, su obra de piano favorita.

── ¿Qué pasa con la expresión agria, Kookie? ─ Él se movió y trepó sobre el regazo del muchacho mientras estaban acostados en el sofá, como siempre. ── La vida es demasiado bonita para que estés frunciendo el ceño, mi amor. ─ Hizo un guiño antes de inclinarse y besar la arruga entre las cejas de Jungkook.

── Minnie, me voy. ─ Él lanzó la noticia, tono sin expresión, pero los ojos escanearon cualquier reacción de Jimin.

Y el chico reaccionó.

── No es necesario, te lo dije, puedes dormir aquí. De todos modos estoy solo en la tienda ahora. ─ Él hizo una mueca antes de sonreír y recostarse en el pecho de Jungkook.

Pero el otro lo detuvo en el acto, atrapándolo por las muñecas.

── No, quiero decir seriamente, Jimin. Obtuve la beca para esa escuela de la que te hablé. La de Seúl.

Vió cómo la sonrisa de Jimin vaciló durante un segundo, pero todavía estaba allí.

── ¿Qué estás diciendo?

── Te dije cuál era mi sueño, Minnie. Quiero convertirme en un gran diseñador y tener mi propia empresa de ropa. Este es el primer paso hacia ese sueño.

── Yo...no entiendo. ─ La sonrisa de Jimin era ahora amarga, no podía mirarlo a los ojos. ── ¿Por qué harías eso? ¿Por qué lo harías, cuando ya tenemos una tienda aquí? ¿Por qué? ─ Su voz se rompió en la última sílaba. ── ¿Por qué me dejas?

── No te dejaré. ─ Jungkook se sentó, su agarre alrededor de la muñeca de Jimin apretado. ── En realidad, tú también has sido aceptado. Podemos ir juntos.

Pero no, no podían, pensó Jimin. No podían, porque no podía irse.

Echó un vistazo a su dedo, aquel donde el anillo de cebolla había sido colocado la semana pasada, aquel donde se suponía que estaba el anillo.

Habían firmado los papeles en el ayuntamiento, estaban comprometidos.

Entonces, ¿Por qué Jungkook quería irse?

── ¿No soy suficiente? ─ Preguntó en un murmullo, pero Jungkook lo oyó.

Siempre lo oía.

── Eres tan egoísta. ─ El otro rió amargamente, como si se diera cuenta de algo.

Las palabras quemaron a Jimin en su pecho. Se ahogó, el aire salió de su sistema.

── ¿Cómo puedes preguntarme eso cuando sabes que esto siempre ha sido mi sueño? ─ Jungkook parecía tan desgarrado, la voz temblaba de emoción diferente.

Rabia. Dolor. Decepción. Tristeza.

Y así, muchos más.

── Sabes muy bien que no hay oportunidad para mí, para nosotros, en este pequeño pueblo. Entonces, ¿Por qué dices esto? Conoces mis sentimientos por ti. ─ Él mordió su labio inferior, sin duda saboreando la sangre.

── Pero tampoco son suficientes para que te quedes. ─ Los labios de Jimin se curvaron hacia arriba, pero era la sonrisa más triste que uno podía hacer.

── No es necesario que nos quedemos. ─ Dijo Jungkook, llevando su mano a la mejilla de su amante.

Pero el más pequeño lo esquivó.

── Yo sí, yo Jungkook, porque esta tienda es todo para mí. ─ Gritó, dedos cavando en el cuero de la chaqueta de su novio. ── Todo lo que necesitaré. Cada recuerdo, mi hogar, mis sueños. No puedes quitarme eso.

Cada palabra se sentía como una puñalada para Jungkook. Todo esto era tan injusto.

── Entonces, ¿Por qué quieres quitarme mis sueños? ¿Cómo es eso justo? ─ Ahora estaba luciendo la misma sonrisa triste que Jimin.

Pero no esperaba esas palabras.

── Entonces vete. ─ Los ojos de Jimin no vacilaron mientras se clavaban profundamente en la mirada de Jungkook, feroz y sin emoción. ── Vete, Jungkook. No te mantendré alejado de tu sueño.

Él pensó que iba a sufrir, pero esto era inhumano.

Y estaba asustado de sus propias palabras.

── Si no quieres venir, entonces rompamos el compromiso. ─ Jungkook no estaba seguro de por qué dijo eso. Probablemente no esperaba que el otro estuviera de acuerdo. O tal vez esto fue una prueba. Una prueba para ver dónde estaban. Que tan fuerte era su vínculo. ── No tendría sentido si no tenemos los mismos sueños. ─ Añadió.

Y las manos de Jimin alrededor de su chaqueta se soltaron.

── Bien. Y vete. No vuelvas.

Jungkook lo hizo.

Mientras observaba cómo su figura salía por la puerta principal, Jimin no intentó detenerlo.

Y lo lamentaría durante los siguientes diez años.

*♡

Se sentía emergiendo. Apretado. Apretado.

Pero aún se sentía cariñoso y amable.

Él entrecerró los ojos cuando sintió que el sofá se sumergía a su lado, una ola de calor que lo envolvía.

Algo serpenteó alrededor de sus hombros.

Entonces sintió una sensación relajante en el cráneo, caricias en el pelo.

Respirando en su estado entre el sueño y la conciencia, se arrastró más cerca de la forma, acurrucando su cara en el hombro de la persona, frotando su mejilla contra el material blando de la camisa de la persona.

Y se sentía seguro, como el abrazo de un ser querido.

Sus ojos se abrieron cuando la realidad pronto se postró. Alguien lo estaba abrazando en su sueño.

Y su cuerpo se calmó. No por miedo, no. Porque conocía este abrazo. Podía reconocerlo entre miles con los ojos cerrados.

Jungkook.

Sus ojos se abrieron de golpe, encontrándose con la extensión de la piel blanca ligeramente iluminada por la luz de la luna y el aroma de canela-vainilla que le hacía cosquillas en las fosas nasales. Se dió cuenta de que tenía su propia pierna estrechamente envuelta alrededor de las caderas del hombre, mientras que este último lo abrazaba, rodeándolo con sus brazos musculosos y una mano en su cabeza sosteniéndolo con fuerza.

Durante algunos minutos, el diseñador no sabía cómo reaccionar. Optó por fingir estar todavía dormido, ya que no sabía si su vecino estaba consciente o no.

Y esa sujeción alrededor de su estructura sólo se tensó y se tensó. Sintió que el bíceps de Jungkook se flexionaba contra él. Y notó aún más cosas. Cómo el muchacho era extrañamente cálido, cómo jadeaba, y cómo estaba murmurando cosas contra su coronilla. También estaba temblando, como si estuviera luchando contra algo, como si estuviera soñando. O tenía una pesadilla.

Trató de captar el significado de sus gemidos, pero no sirvió. Todo lo que entendía por el tono de las exclamaciones era que su ex amante estaba en una gran angustia.

Y el hombre más pequeño podría decir que compartió la misma emoción ya que su corazón estaba tamborileando salvajemente contra su pecho y se sentía sofocante. No obstante, deseaba que el tiempo se detuviera y el momento continuaría para siempre.

Pero se detuvo tan rápido como sucedió cuando sintió que Jungkook saltaba de miedo en su contra, jadeando. Jimin cerró los ojos, tratando de controlar su respiración y pasar como dormido. Fue difícil cuando sintió algo presionar su frente, labios contra su cicatriz.

── Lo siento mucho, Minnie.

La voz era estrangulada, como el grito de un animal magullado.

Eso fue también cuando el brazo contra él desapareció y él sintió un lento empujón en su pierna.

Jungkook intentaba marcharse.

Pero su otro brazo estaba atorado bajo él y escapar sin despertarlo sería difícil. Jimin podía sentir cómo se deslizaba, lentamente, tan, tan lentamente. Como si pidiera que le impidiera marcharse.

Como la arena entre sus dedos en la playa.

Sólo tenía que cerrar la palma de su mano. Sólo mantenerla apretada.

No te vayas. No te vayas, Kook..

Su corazón lloraba, pero su mente no seguía la misma regla.

Y la mano se le escapaba, justo así.

── No te vayas.

Jungkook se congeló cuando oyó las palabras. Parpadeó unas cuantas veces, tratando de comprobar si no era una broma jugada por las esperanzas en su mente.

Pero la mano de Jimin estaba claramente apretada sobre la suya.

Volviendo la cabeza, se encontró con el hombre que todavía estaba acostado en el mobiliario viejo, labios apretados en una delgada línea. Sin embargo, él pudo captar claramente sus débiles temblores.

── Minnie...─ Susurró al chico somnoliento frente a él.

La mano alrededor de él apretó su agarre.

── No...─ Su ex-amante tragó profundamente. ── No me dejes, Kook.

Sus ojos tenían algo en ellos. Algo que le dijo a Jungkook lo que esas palabras significaban y tenían algo más que un "No te vayas."

No me dejes de nuevo.

No me dejes atrás.

No me dejes solo.

No...No lo hagas. No lo hagas.

── Minnie, ¿Qué pasa? ─ Jungkook dejó que su pulgar se deslizara a lo largo del pulgar del muchacho mientras sus manos húmedas aún estaban juntas.

El diseñador se levantó de la cama y caminó hacia la ventana, sacando algunas de las velas y encendiéndolas con su encendedor, sin soltar jamás a su ex amante.

Su mano temblaba locamente y sabía que el otro podía sentirlo, pero no había nada que hacer.

Él estaba asustado.

Asustado de dejarlo ir, pero también de tener la mano equivocada.

Se quedó callado por un momento, mordiendo el interior de su mejilla, sus ojos parpadeando sin fin mientras se frotaba la punta de la nariz de botón con su manga. Le tomó varios intentos antes de que el fuego lamiera la mecha.

Era como un libro. El primer libro sobre el cual los ojos de Jungkook habían aterrizado y el libro que seguía leyendo y releyendo, el primero que había leído y el último que quería mirar. El libro que podía recitar de memoria, hacia delante o hacia atrás.

── No pasa nada, ¿Qué estás diciendo? Estoy bien. ─ Jimin se curvó un poco en sí mismo, apartando la mirada del hombre.

Y Jungkook lo miró unos segundos, ahogando un suspiro.

── Pequeño Park, no has cambiado.

El susodicho jadeó mientras sentía fuertes brazos tirándole en un abrazo, cara encontrándose con un pecho trabajado, el abrazo apretado y sincero.

── Fue lo mismo el día del entierro de tus padres, callaste y no te atreviste a llorar, hasta que te tomé en mis brazos y te di mi hombro. ─ Jungkook inhaló.

Con calma, dejó que su mano se deslizara a lo largo de la espalda del muchacho, arriba, arriba, dedos peinando a través del mechón rubio antes de empezar a frotar la parte posterior de su cabeza. Un pequeño gemido se oía desde el más pequeño cuando sintió que su corazón se agitaba cariñosamente, después de lo cual la mano le tocó el hombro, acercándolo infinitamente más, casi demasiado, tanto que no podía respirar.

Instintivamente sus brazos encontraron su camino alrededor de la cintura de Jungkook y él enterró la nariz en el hueco del hombro del hombre, tomando el aroma de canela-vainilla. Jungkook comenzó a calmarlo, frotándole la espalda sin esfuerzo, casi como una rutina que había grabado en algún lugar de su memoria y siempre ejecutaría cuando sintiera que Jimin lo necesitaba.

Todo esto fue lo único que necesitó Jimin para derrumbarse.

Era casi inaudible, pero Jungkook lo conocía de memoria. Como el cuerpo de Jimin se endurecía, sus bíceps se flexionaban cuando su agarre en la camisa se apretaba y su hombro caía, la única señal de que lloraba eran sus temblorosas manos y los pequeños sonidos de cachorro que a veces hacía mientras trataba de ocultar sus sollozos.

Arriba y abajo, arriba y abajo la mano de Jungkook seguía dibujando el mismo patrón en la espalda de Jimin, a veces llegando hasta su nuca, luego jugando con su cabello. A veces incluso presionaba sus labios contra la coronilla del chico, tomando el aroma del champú que aún no podía nombrar y sintiendo cómo el calor del cuerpo de Jimin se tornaba cuando lloraba.

── Dime qué pasa, Minnie. ─ Siguió peinándole el cabello, sintiendo al muchacho sacudir la cabeza contra él. ── Dime, por favor, necesito saberlo.

Y los brazos de Jimin cayeron flácidos alrededor de su cuerpo, soltando a Jungkook.

Dejando ir la arena.

Él mantuvo su frente presionada en el hombro del hombre por unos segundos más antes de levantar la vista, ojos llorosos haciendo que el corazón del otro se aprisionara.

── ¿Por qué volviste? ─ Se mordió el labio inferior, tratando de contener el resto de sus lágrimas. ── ¿Por qué tuviste que romper mis paredes y arruinar todo lo que había intentado construir después de que te fuiste? ─ Se frotó los ojos, lloriqueando infantilmente porque sus gafas lo molestaban. ── ¿Por qué volviste si ibas a irte después?

Jungkook no pensó mientras avanzaba, las manos agarrando aquellas frágiles muñecas, sin olvidar nunca de añadir su esmero extremo.

Y se inclinó.

Recuperando la arena.

Jimin no tuvo tiempo para absorber aire cuando fue eliminado de sus pulmones, mientras la electricidad corría por su cuerpo cuando sintió que sus labios estaban siendo atendidos por los de Jungkook.

Al principio era sólo una unión, labios rozando contra los suyos, bloqueando el aire de su sistema. Entonces sintió un pequeño beso a un lado de su boca. Y luego otro. Dejó escapar un hálito tembloroso y sintió algo tirando de su labio inferior, dientes mordisqueando suavemente la carne antes de que le succionara tiernamente. Dejó escapar un pequeño sonido de aprobación, y era todo lo que Jungkook necesitaba para permitir que su lengua vagara dentro de la caverna caliente.

Al principio sólo dibujaba el contorno de los labios, el húmedo músculo se deslizaba suavemente a lo largo de la forma rosada, antes de que permanecieran masajeando sus lenguas juntas a un ritmo lento, las respiraciones calientes derritiendo y embriagando a ambos.

La mano alrededor de la muñeca derecha de Jimin de repente se fue, serpenteando por su costado, antes de sentir el fantasma de una caricia en la nalga vestida. Gimiendo al tacto, inclinó la cabeza hacia atrás, permitiendo que Jungkook obtuviera un mejor ángulo. Y este tomó la oportunidad de chuparle la lengua, dientes torpemente chasqueando contra dientes al principio antes de que él consiguiera la otra mano. Su segunda mano dejó la otra muñeca, uniéndose a la otra mientras ambas pasaban por la cintura, serpenteando hacia abajo para cubrir sus desnudas nalgas.

Jimin gritó cuando sintió la ligera palpitación de su carne, avanzando, las caderas rozando las del hombre, las manos se curvaron alrededor de sus bien torneados brazos. La manera en que él continuaba masajeando sus nalgas, todavía chupando su lengua con sonidos húmedos, tenía a Jimin fuera de sus sentidos. Y ni siquiera sabe cómo terminó acostado sobre sus mercancías de satín, las manos de Jungkook apretadas contra su pecho mientras movían sus caderas en sincronía, como una danza de sirena, deslizándose entre sí en un ritmo lento, lento y sensual, Ambos jadeaban por la manera perfecta en que sus miembros vestidos se rozaban, sus pantalones de pronto se sentían demasiado apretados.

Jimin tenía sus finos dedos enredados en las ardientes hebras azabaches, tirando de ellas y haciendo que Jungkook gimiera de placer mientras lamía un pedazo de piel detrás de la oreja del chico.

Deteniéndose por un segundo, miró al hombre que estaba debajo de él, maravillado de cómo la débil luz de las velas lo hacía parecer extraño. Con el pulgar, trazó el contorno de la mandíbula de Jimin, subiendo por su pómulo y subiendo por la sien, dejando un beso a cada lunar que encontraba en el camino, coleccionando todos los detalles de la obra de arte que estaba delante de él, mientras jadeaba débilmente debajo de él, el pecho subiendo y bajando.

── Kook...─ La voz de Jimin salió como un simple aliento, haciéndolo sonar tan vulnerable.

Con su índice, trazó la forma de los labios del pequeño muchacho antes de presionar su dedo sobre ellos.

── ¿Quieres esto, Jimin? ─ Su mirada era fuego en el corazón de dicho chico, quemándolo y haciendo que su cordura colapsara. ── Porque yo lo quiero, pero necesito saber si tú también quieres, lo mismo que yo. ─ Su voz se tensó de todo el sentimiento que le desbordaba.

Pero Jimin no intentó responder, no había manera en su estado actual. En lugar de eso, separó los labios, tomando el dígito, dejando que su lengua diera una tímida lamida como gatito hasta el primer nudillo, antes de envolverlo con su boca y chuparle el dedo.

Su mirada nunca dejó la de Jungkook mientras trataba de transmitir todas las emociones que tenía en su corazón. El hombre más alto dejó escapar un largo suspiro mientras Jimin empezaba a moverse alrededor de su dedo, con la cabeza sobresaltándose lentamente, tomándolo completamente, antes de moverse, haciéndolo deslizar hacia fuera, manchadolo de brillante saliva. Y luego de nuevo hacia abajo, luego hacia arriba, y hacia abajo, hacia arriba. Sin cesar

Y Jungkook estaba perdiendo la cabeza, moviendo sus caderas de una manera necesitada contra las del otro, frotando sus miembros de una forma dolorosamente agradable, haciendo que Jimin gimiera alrededor de su dedo y enviara sacudidas directamente a su entrepierna.

── Ah joder, Minnie...─ Enterró la nariz en el cuello del muchacho, justo donde su dulzón olor corporal era más poderoso.

Era como un dulce veneno, uno sin él que no podría vivir, pero lo estaba matando tan lenta y dolorosamente.

Jimin era una droga a la que había sido adicto desde el primer día.

Rozaba los labios contra la suave carne de ese cuerpo hermoso, dejó besos en la piel, sin olvidar nunca una pulgada de ella, sin olvidar nunca mostrar su amor en ninguna parte.

Su mano libre estaba tirando de los pantalones del muchacho, tirándolos hacia abajo en sincronía con su ropa interior apretada, dejándolo expuesto al mundo, pero que sólo Jungkook podía ver.

Luego dejó que sus dedos vagaran por el lateral de Jimin, trazando a lo largo de las líneas débiles de sus costillas, tan lentamente, notando cada pequeña reacción del chico bajo sus toques, como se erizaba su piel y cómo su respiración era profunda y fuerte, anticipando. Y cuando su mano alcanzó aún más alto y se encontró con la forma rosada de su pezón, Jimin soltó un gemido más fuerte y tenso alrededor del dígito, las caderas levantándose violentamente mientras aparentemente alcanzaba su paraíso, la cabeza echada hacia atrás. Y sus labios se separaron cuando empezó a jadear, desesperadamente en búsqueda de aire.

── K-Kook...─ Su voz apenas estaba allí, pero los sentimientos eran suficientes.

── Minnie...─ Él ahogó sus labios al lado de la oreja del chico, con los ojos cerrados. ── ¿Puedo decirlo? ¿Quieres que lo haga?

El otro dejó escapar un suspiro, dejando que el dedo brillante saliera de su boca. Cerró los ojos también, apretando los labios en línea recta. Luego asintió.

── Te quiero, Minnie. Mi amor.

Y el nombrado gimió ante la sensación de un dedo resbaladizo por la saliva acariciando su entrada, agujero pulsando ante la necesidad, pidiendo que el otro hombre lo sienta y lo haga sentirse completo. Devolviéndole lo que había tomado hace diez años cuando se fue.

Jungkook usó suavemente el primer nudillo, maravillándose de lo apretado que estaba el chico.

¿Había pasado diez años desde su última vez, o había otros después de él? No le importaba, no le importaba. Porque él sería el último.

── Ah-ah..─ Jimin sacudió su cabeza mientras el dedo fue empujado completamente, estirándolo con una pequeña quemadura pero ese sentimiento pronto reemplazado por el agradable dígito que pastaba contra sus paredes suavemente, como si dejara un rastro de besos dentro. Y su anillo muscular se tensó alrededor de él, nunca queriendo que se fuera.

── Te amo. Te quiero. Te amo. ─ Jungkook continuó suspirando mientras besaba y chupaba la piel del chico.

Las manos de Jimin alcanzaron al hombre, pronto aferrándose a sus bíceps, probablemente dejando huellas sangrientas en forma de luna por sus uñas cavando en la piel, pero a Jungkook no le importó cuando gimió ante la sensación. Las manos se movieron hacia arriba, hacia arriba, delirando a lo largo de sus brazos y hombros trabajados, encontrando lugar en la tensión de su cuello. Y fue acercado por el hombre que enredó los dedos en su cabello y lo excitó en un beso caliente, casi desesperado.

── Kook...─ Jimin acicaló el cuello de dicho hombre mientras sentía un segundo dedo entrar en él.

Jungkook jadeó contra sus labios porque ardía. Pero no le importaba. Quería cicatrices que le recordaran en la mañana que esto había sido real.

Y como el segundo dígito estaba entrando en él y su vecino le recordaba lo mucho que lo amaba con palabras y gestos, Jimin vió manchas rojas codificando su visión y una ola de calor se precipitó en su cuerpo, entumeciendo sus piernas pero haciendo que sus dedos se curvaran.

── Kook, y-yo...Te amo. ─ Lloró mientras montaba su primer orgasmo, dejando que su jugo fluyera entre ellos, haciéndole sentir un poco avergonzado de venirse sin ser tocado.

Pero todavía se sentía tan, tan bien.

Cuando recuperó un poco de su aliento, notó la sensación en su estómago. Abriendo los ojos, se encontró con la imagen de Jungkook lamiéndolo para limpiarlo, lamiendo su orgasmo. Y se sintió endurecer de nuevo ante la vista pecaminosa, los ojos ocultos de Jungkook unidos a los suyos.

── Sigues teniendo un sabor delicioso, mi amor. Siempre has sido mi droga. ─ Su voz era ronca y Jimin se estremeció ante su húmedo suspiro.

Jadeó cuando Jungkook introdujo un dedo en sus labios, frotándolo lentamente en el inferior, dibujando su forma.

── La mejor droga. Mi droga.

Y él se hundió, lamiendo el labio antes de morderlo, degustando su sabor y tarareando de placer, Jimin estaba débil debajo de él.

Y entonces se detuvo, Jimin se apoyó en sus codos, mirando directamente a Jungkook.

── Permíteme. ─ Dijo mientras tomaba lo último de su semen sobre su estómago en su palma.

Los ojos de Jungkook se abrieron, pero él sonrió cuando vió lo que Jimin estaba a punto de hacer.

Suspirando, cerró los ojos y enterró la frente en el hombro del muchacho y exhaló en felicidad cuando los finos dedos se enroscaron alrededor de su miembro, pegajosos por la sustancia, y lentamente, se deslizó arriba y abajo, arriba y abajo, acariciando su longitud, A veces frotando sobre la hendidura en su punta y enviando sacudidas a su abdomen. Su respiración era pesada y laboriosa, Jimin apretando su abrazo alrededor del suyo y jugando con su eje.

── ¿Se...siente bien? ─ Su voz un poco pastosa y cuando Jungkook abrió los ojos, vió al chico sonrojándose.

── Perfecto. ─ Él jadeó contra sus labios. ── Eres perfecto. ─ Lo besó.

Y luego se movió, tomando los muslos de Jimin y doblando sus piernas contra su pecho, separándolas.

── Eres tan, tan perfecto. ─ Él besó la piel blanca de porcelana y felpa en los muslos del chico, perdiéndose allí un poco antes de levantar la vista y tomar la mano de Jimin, apretándola.

── ¿Estás seguro de que lo quieres? ─ Su pulgar acarició los nudillos.

── Por favor.

Y él se empujó adentro. Lentamente, Oh tan suavemente, cuidando de no lastimar a su amante. Era difícil, el muchacho estaba tan apretado y el músculo del anillo estaba tan apretado en anticipación. Pero después de un rato, se relajó, después de algunas palabras más de amor y anhelo Jungkook se instaló en el interior, paredes cálidas perfectamente abrazándolo y su miembro palpitante contra ellos. Jimin ronroneó mientras se movía la primera vez, deslizándose hacia fuera ligeramente, antes de empujar hacia atrás. El más alto se movió un poco, poniéndose sobre el muchacho, las piernas sobre sus hombros mientras tomaba sus manos y entrelazaba sus dedos.

No fue rápido. Ellos tomaron el ritmo lento y suave, y deseando hacerlo durar más tiempo, para poder sentir y saborear cada caricia.

Jimin gimió debajo de él, el pecho moviéndose hacia arriba y hacia abajo, casi reflejando la luz de las velas por sudor que brillaba en su piel. Tenía la cabeza echada hacia atrás, con los párpados bien cerrados y los labios entreabiertos buscando aire, Jungkook no pudo evitar encontrarle etéreo bajo el tenue relámpago anaranjado. Besó cada centímetro de su piel y se movió dentro, a veces emitiendo gruñidos eufóricos por la forma en que Jimin se sentía tan apretado alrededor de él y respondiendo tan bien, con pequeños gemidos y gritos de vez en cuando.

Se sentía tan surrealista, estar allí en esa posición, algo que creía haber perdido cuando se había marchado hace diez años. Podía sentir las lágrimas en la punta de sus ojos, pero en vez de eso sonrió cuando vió que caían en cascada por las mejillas de su amante, lágrimas de felicidad por su reunión.

Él se deslizó casi por completo, y empujó hacia atrás un poco más ferozmente.

── ¡Ah! ─ Los ojos de Jimin se abrieron de par en par mientras jadeaba, las manos apretando a Jungkook.

Y con las manos tomadas más fuerte que nunca, Jungkook comenzó a moverse de nuevo al mismo ritmo, siempre asegurándose de golpear el lugar que sabe Jimin ve estrellas.

── ¡Oh, Kook! ¡Ah! ─ Exclamó éste, poniendo sus manos sobre su cabeza y acercándolo aún más.

Pero no fue suficiente. Nunca era suficiente. No cuando tenías diez años que devolver.

── Agh Kook. ─ Su cuerpo de repente comenzó a temblar ante la sensación del hombre que se venía dentro de él, pero todavía moviéndose, jugos goteando por sus muslos y él siguió su ejemplo, gimiendo con su amante, el cuerpo sacudiéndose desde lo alto que había alcanzado y ambos coreaban el nombre de su amante cuando se besaron por enésima vez esa noche.

Pero nunca era suficiente, no cuando eras adicto.

Se sentía mucho tiempo desde que él había dormido tan bien, acunado en los brazos de su amante, en su viejo y completamente desgastado sofá, sólo envuelto en la sabana de satín manchado.

E incluso en un estado de somnolencia, creyó oír que le eran susurradas las más dulces palabras.

Nunca te dejaré de nuevo.

🧷


Cuando los ojos de Jimin se abrieron de par en par esa mañana, cara bañada por débiles rayos de luz, algo se sintió diferente de lo habitual. El lugar a su lado estaba vacío, sólo la sábana arrugada. Por un segundo, pensó que todo se estaba reproduciendo, que Jungkook había jugado con sus sentimientos y luego se fue.

Su calor cayo rápido en su estómago y pudo sentir su garganta apretar, el aire faltaba en sus pulmones.

Pero un olor desconocido llenaba el aire y cuando llego a su nariz, notó que tal vez no era tan desconocido. Levantándose, él gritó ante la sensación en su parte inferior de la espalda, pero se enderezó sin embargo, una mano en la pared lo estabilizó. Con la otra mano, buscó sus gafas en la mesita de noche y las empujó sobre su nariz con una sonrisa satisfecha una vez que las encontró. Parpadeó mientras apartaba su flequillo de sus ojos y salía de la habitación, bajando por el cautivador olor.

Y la vista delante de él hizo que algo se dirigiera en su pecho.

Allí, en su cocina, Jungkook se movía naturalmente alrededor de la estufa, el olor a pan tostado y naranja recién prensado más distintivo ahora. Cómo sus movimientos parecían encerrados en su lóbulo frontal, cómo alcanzaba el aceite y la sartén casi con los ojos cerrados, y no precisaba hurgar en los armarios para encontrar lo que necesitaba, hizo que Jimin se sintiera como si nunca habían dejado de funcionar de esta manera.

De vuelta en los días en que aún vivían juntos, Jimin a menudo se levantaba más tarde que su novio debido a la falta de tiempo para dormir por su trabajo. Pero Jungkook era dulce y comprensivo y siempre se ocupaba del desayuno cuando Jimin estaba cansado. El hecho de que este último tuviera una relación de amor y odio con su estufa también podría haber desempeñado un papel importante, pero nunca lo señaló.

── Te levantaste. ─ Su vecino, o no sabía cómo llamarle más, le sonrió mientras levantaba un plato frente a él.

Sobre él estaban dos tostadas francesas doradas, sin rastro de quemadura, y un olor divino que se filtraba del pan.

La mente obstinada de Jimin le estaba diciendo que no aceptara, que no se rindiera tan fácilmente y demostrara que sí le afectaba, pero su estómago era la ley. Así que tomo una de las tostadas con mantequilla, puso la rebanada entre sus labios, camino hacia la nevera en su búsqueda de leche. Sin embargo, en su camino, dos manos firmes encontraron su camino en sus caderas y una nariz colisionó con la suya, su tostada de repente desapareció de su antiguo lugar.

Con la boca abierta y los ojos parpadeando, Jimin se encontró cara a cara con un Jungkook ruborizado, pan tostado entre sus propios labios.

Sacándolo y poniéndolo de nuevo en el plato, medio mordido, tosió torpemente, sin atreverse a mirar a su ex novio.

── Lo siento. Supongo que los viejos hábitos son difíciles de olvidar. ─ Murmuró, rascándose la cabeza antes de saltar de su lugar y dirigirse hacia la puerta de la cocina.

Sin embargo, cuando dos brazos serpentearon alrededor de su cintura, se encontró deteniéndose en sus pisadas.

── V-Vamos...─ Jimin suspiró ante su voz temblorosa, pero decidió tomar valor y decirlo. ── Vamos a fingir sólo por un segundo. ─ Apretó los puños en la camisa del hombre, probablemente se arrugó. ── Que nada cambió. Los viejos hábitos tardan en morir.

Jungkook podía sentir la forma del muchacho temblar débilmente contra él.

Y le tomó toda la fuerza de voluntad del mundo pronunciar esas sencillas palabras.

── ¿No podemos decir que sí, que nada ha cambiado?

Los brazos de Jimin cayeron flácidos contra sus costados. Sonriendo amargamente, se precipitó frente al gigante, cerrando la puerta tras él.

Y cuando oyó el suave golpeteo en la puerta, y Jungkook preguntándole si estaba bien, no sabía qué decir.

¿Qué estaba haciendo?

Todo se sentía demasiado, demasiado para aceptar. Diez años eran un tiempo terriblemente largo y como los días habían pasado durante esos diez años, él había perdido toda esperanza de tener a Jungkook de nuevo en su vida. Pero, por supuesto, los cielos tuvieron que golpearlo de nuevo en la cara y confundirlo. Jungkook volvió a la ciudad y como un huracán destruyo todo lo que Jimin había tratado de construir después de que él se había ido.

Su primera reacción había sido estar enojado. Enojado porque su ex amante se atrevió a regresar después de todos estos años de silencio, sin ningún indicio de arrepentimiento.

Él no estaba enojado con Jungkook porque regreso. Estaba enojado porque el hombre no había venido por él. Y después de la ira llegó el dolor. Los recuerdos de ellos volvieron y él sintió que se estaba ahogando. Ahogando bajo todas las posibilidades, pasado y futuro. Podrían haber sido mucho más de lo que se habían convertido, pero también, ahora podrían ser más de lo que eran desde que Jungkook estaba aquí. Sin embargo tal vez no estaba en los planes del hombre.

Y le asustó pensar que tal vez él era el único que esperaba algo.

Lentamente, lentamente, se encontró atraído hacia el que había sido su pilar todo el tiempo, pero se había derrumbado, se derrumbó sin advertencia.

Claro, él sonaba como un cobarde, siempre huyendo, siempre empujándolo lejos, pero estaba tan asustado.

── Jimin...─ Los golpes se habían detenido, pero la voz de Jungkook seguía siendo dulce como siempre. Y maldición, como siempre, Jimin se encontró apoyando la cabeza contra la puerta, deseando oírlo. Que patético. ── Sé que tienes miedo...─ Su voz temblaba, el diseñador lo notó.

No... No me des falsas esperanzas.

── Yo también estoy asustado. ─ Una risa sin humor dejó la garganta de Jungkook. ── Hay tantos "Y si" que me mantienen despierto por la noche. Que me mantuvieron en pie durante los últimos diez años, para ser honesto. ─ Jimin pudo oír un ruido y luego un peso sobre la puerta.

Jungkook se había sentado también.

── Pero el más grande de todos ellos era "¿Y si lo intento?" Y así lo hice.

Hubo un cierto silencio y el hombre pequeño podía imaginar su ex mirando su regazo, pensativo con una sonrisa, pero todavía con el ceño fruncido.

Lo conocía de memoria.

── Pero sabes que soy un idiota. Y estaba asustado. Tan asustado de que ya no me quisieras. Diez años, es mucho tiempo, especialmente cuando estamos separados. A tu lado eso habría sido demasiado corto. ─ Una risa, Jimin se vió sonrojado. ── Así que como el idiota que soy, lo he estropeado. Una y otra y otra vez. Supongo que esa es mi especialidad, y lo siento por eso. Pensé "¿Y si ya no me quiere?" Peor, "¿Y si me odia ahora?" Probablemente lo hiciste, y probablemente lo hagas. E incluso, "¿Y si él tiene a alguien más ahora? Un amante. Una familia" Me dolió tanto. Tan enloquecedor, Minnie. Nunca había estado tan asustado en mi vida.

Dicho muchacho podía oír los únicos sonidos extraños amortiguados del otro lado. Se quedó quieto. Eso era...

── No podía despojarme de todos esos pensamientos, sentía que me estaba sofocando. Pero aún ansiaba verte, tocarte, abrazarte y decirte todo lo que había querido decirte estos últimos diez años. Pero cuando te ví y me miraste. Y allí lo ví. Ví odio. Y entonces supe que lo había perdido todo. Te había perdido. Así que por capricho actué así, como si no hubiera venido por ti, que no me importabas. Porque estaba herido, Minnie. Estaba tan jodidamente herido. Ví que todavía estabas allí, ese lugar en el que crecimos juntos, y que parecías bien. Mientras yo estaba muriendo porque no estabas conmigo.

Jimin tembló, las palmas húmedas apretadas tan fuerte contra los azulejos fríos tratando de ocultarlo, pero no pudo. Y lo oyó de nuevo.

Jungkook.

Jungkook estaba llorando.

── Me dolió porque sentí que nunca te había importado, no tanto como tú a mí.

Importas. Me importas mucho. Jimin quiso gritar.

── Hace diez años, no quería irme. Siempre tenía en mente volver. No pensé que me dejarías ir. Pensé que lucharías por nosotros, pero no lo hiciste. Y pensé que no valía nada, que no había razón para que luchara por nosotros cuando no querías. Que simplemente te estaba enjaulando de tus deseos de conocer a alguien más, alguien por quien lucharías. Así que lo rompí, nuestro compromiso. Y no dijiste nada, no me gritaste, no trataste de hacer que me quedara, no dijiste que no querías que se rompiera. Me dijiste: "Vete si eso es lo que quieres. Hemos terminado" Y estaba tan enojado. Porque me pareció tan fácil para ti dejarme ir.

No lo fue. No lo fue en absoluto.

── Y cuando volví destrozado y ví que todo estaba bien, estaba tan enojado. Enojado conmigo mismo por esperar. Por volver y tratar de robarte otra vez, a lo que no tenía derecho tampoco. Así que actué como un idiota, como si no te quería, alguien que ya me había superado, viendo que todavía me estaba arrastrando desesperadamente de nuevo hacia ti.

Yo también.

── Pero, no pude evitar volver a caer por ti, o más bien seguir cayendo por ti. Porque nunca deje de hacerlo. Ni siquiera durante esos diez años separados. Así que traté de estar distante, pero eres una droga, Jimin.

Tú también.

── Y ahora me odio aún más porque estaba equivocado. Estabas herido. Incluso más de lo que yo estaba. Y no pude ver eso. Y solo empeore las cosas. Me asustó, verte temblar por mí, asustado por mi presencia. Nunca quise tener ese efecto en ti. Sólo quería amarte y protegerte, volver a esos días. Pero fracasé. Así que cada vez que me alejabas, cumplía. Porque no quería hacerte más daño con mi presencia.

No lo hiciste. No lo hiciste. Solo estaba tan asustado de perderte otra vez.

── Hace diez años, no quise dejarte. Sólo quería seguir mi sueño, contigo a mi lado. Pero no querías hacerlo. No querías irte conmigo. Estabas herido, pero lo entendí. Vivir aquí, trabajar en la tienda de tus padres, había sido tu sueño todo el tiempo, Jimin. Lo sé. Pero el mío estaba en la ciudad. Y me dolió que no pudieras ver eso. Yo quería ir, pero siempre había planeado volver aquí. Pero no querías que me fuera. Querías que me quedara contigo y trabajara en la tienda también. Y sentí egoísmo de tu parte, porque querías que aplastara mis sueños por los tuyos. Estaba molesto.

Fui egoísta, ahora me doy cuenta. No sabes cuánto me arrepiento. No lo sabes.

── Pero sabes qué, siempre me hiciste sentir que podía lograr grandes cosas cuando estaba contigo. Y quería lograr esas grandes cosas. Pero no para mí. Para ti. Porque pensé que merecías todas las cosas más grandiosas. Cuando te conocí, quería ser astronauta. Mi deseo era ir hasta allí para arrancar la estrella más hermosa y ofrecértela. Pero ni siquiera noté que ya la había extraído. Eras tú. Sin embargo, para entonces, te había perdido de vista. Y me di cuenta de que no necesitaba realizar grandes cosas, porque nada me hacía más feliz que estar contigo.

Igual.

── Pero ahora estamos aquí, y me estoy preguntando. Me pregunto qué pasaría si...

Pero el chasquido de la cerradura interrumpió a Jungkook en su monólogo: ── No abras la puerta, estoy hecho un desastre. ─ Lloró.

── Yo también. ─ Jimin la abrió sin embargo, sonriendo con cariño. ── ¿No somos un bonito lío juntos, amor mío? ─ Él se rió entre dientes.

── Lo somos, mi amor.

Y cuando la puerta se abrió, Jimin se encontró con la figura encorvada de Jungkook. Pero más rápido que la luz, se arrastró hacia él, acurrucándose sobre su regazo, frente a él, brazos firmemente envueltos alrededor de sus hombros y la nariz apretada contra su lugar favorito, el cuello de su amante, el olor a vainilla era más fuerte. La piel era inusualmente caliente, algo que siempre sucedía cuando Jungkook estaba molesto. Curvando sus piernas alrededor de la cintura del hombre, permanecieron así durante mucho tiempo, los labios del más alto presionaron duramente, duro, duro contra su frente, besos sin fin temerosos y ahogando sus sollozos allí.

A veces lo siento no son suficientes. Ambos lo sabían. Ambos habían cometido enormes errores y ambos eran culpables, cuál era el punto de decir perdón cuando no había un culpable claro.

De todos modos, la forma en que encajan tan bien contra cada uno después de diez años era el mejor "Lo siento" que ambos podrían tener.

🧷


Casi había terminado con el vestido. Después de semanas de trabajo en él, sintió una ola de nostalgia recorriéndolo. Tal vez también porque había sido el vestido que estaba haciendo cuando Jungkook regresó.

Se ruborizó ante el pensamiento, ante los recuerdos de ayer por la noche, pero rápidamente lo descartó todo.

Colocándose las gafas en la nariz, se concentró en su aguja y la última pieza de costura que tenía que hacer. La dama estaba ahora luciendo su obra y tuvo que añadir los últimos toques para que la cosa fuera perfecta, pero también tuvo que prestar atención para no pincharla.

Por la comisura de sus ojos, de vez en cuando, observaba a la dama. Era una mujer bonita, de figura esbelta y cara armoniosa, dulzura adornaba sus facciones.

Y de una familia acomodada, eso también contaba.

Su prometido era probablemente el hombre más feliz de la tierra.

── Me preguntaba. ─ Él comenzó a conversar. ── ¿Qué te hizo pasar por nuestro pequeño pueblo? ─ Le dijo con una sonrisa mientras levantaba la vista. La dama devolvió el gesto. ── No recibimos muchos visitantes por la zona.

Ella miró sus manos durante unos segundos, su voz sonaba bastante agradable en los oídos de Jimin.

── En realidad, primero vine por razones de negocios.

El diseñador se tensó ante las palabras, pero se esforzó por no mostrarlo. Por supuesto que vino por negocios. Ella tenía dinero y estaban construyendo un centro comercial, ella no habría hecho todo el camino desde la capital sólo para venir a su miserable tienda.

Sin embargo, allí estaba él, con una aguja en la mano, frente a uno de sus enemigos. Tal vez debería clavársela sólo por la emoción de la misma. Ya sabes, regalo de la casa.

No Jimin, piensa en el dinero. Él se tragó un suspiro mientras volvía a sus puntadas, tarareando su respuesta.

── Pero entonces oí hablar de su tienda, y todas eran buenas críticas. Así que pensé en pasar.

── Ya veo. Me siento honrado de que lo hayas hecho. ─ Dijo con toda sinceridad.

O por lo menos lo intentó, pensando en su pobre río que pronto se secaría por gente como ella.

Así que siguió cosiendo, agregando algunas últimas puntadas a la falda del vestido.

Podía sentir los ojos en él quemándole su nuca, pero no le importaba mucho. Los clientes tendían a estar interesados ​​en el proceso de hacer un vestido cuando no tenían nada mejor que hacer.

── De verdad tiene unas manos preciosas. ──  De repente llegó la observación de la mujer.

Volvió a levantar la mirada y sonrió

── Supongo que debo agradecer a mi madre por eso. ─ Él se rió antes de corregirse con cortesía. ── Sin embargo, las tuyas son más bonitas. ─ Él las miró y la sonrisa en sus labios vaciló. ── Hay un anillo. ─ Su voz había girado una octava más baja, lo cual no pasó desapercibido a la otra persona. ── Eres amada. Ser amado siempre hace que alguien sea hermoso. ─ Él fingió una sonrisa.

La dama pareció pensar durante unos minutos.

Y entonces ella habló. No era ni siquiera un susurro y Jimin se preguntaba si no lo había imaginado al principio.

── Me pregunto si no estoy cometiendo un gran error, sin embargo.

Se levantó de su lado, con las cejas ligadas en confusión.

── ¿Por qué es eso? ─ Dió un pequeño paso, ahora centrándose en el corpiño.

── Ya empezó a no venir por las noches. ¡Incluso antes de la boda! ─ Ella rió, pero no había humor.

Jimin estaba bastante desconcertado por la confesión, no sabía realmente qué respuesta sería la adecuada, por lo que optó por palabras dulces.

── Ay. Me pregunto qué tipo de hombre podría dejar a su novia sola por la noche. ─ Él negó con la cabeza como para mejorar su discurso.

La dama entonces pareció iluminarse.

── Bueno, debes conocerlo. ─ Dijo ella con un tono ligeramente intrigado.

El diseñador de vestidos frunció el ceño. No, no lo conocía. Nadie en el pueblo iba a casarse, eso era seguro. O bien, cualquier alma viviente habría sido consciente de ver como el cotilleo era uno de los pocos entretenimientos en el pueblo.

── ¿Oh en serio?

De alguna manera, tenía un mal presentimiento al respecto. Inclinándose, comenzó a coser una última parte en el corpiño para que no se deshiciera, cuando las palabras cayeron.

── Sí, se llama Jeon Jungkook. En realidad es su vecino. ─ Tenía una voz alegre, la de una prometida completamente enamorada.

Y mientras ella se irradiaba de felicidad, Jimin podía sentir sus entrañas torcerse cuando el aire salió como un golpe de él.

Imágenes de anoche, recordatorios de sus palabras, sensaciones de sus toques, todo lo quemaron con tal fuerza.

── No sabía que estaba comprometido.

── Oh, pensé que lo sabía. Pensé que ustedes dos solían ser cercanos cuando todavía vivía aquí. Él fue uno de los muchos que me hablaron acerca de su tienda, de hecho, fue quien me convenció de que mi vestido fuera de aquí. ─ Jimin tenía una sonrisa amarga rasgando sus labios ante la revelación.

¿Así que fue Jungkook?

No se podía describir lo humillado y abatido que se sentía, pero la bilis en su garganta estaba allí y se sentía a punto de vomitar.

Pero su cliente no pareció darse cuenta mientras explicaba.

── Bueno, él vino aquí antes que yo. Tuve que quedarme en la ciudad para resolver algunos asuntos por lo que vino aquí antes para la nueva tienda que nuestra empresa quiere instalar en el centro comercial. Apenas llegue ayer. Probablemente es por eso que nunca me ha visto con él. ─ Dijo con el índice en la barbilla, pensativa.

Jimin tragó con fuerza, sus manos enroscadas inestables alrededor de su aguja, la que podía sentir que entraba en su piel. Pero no le dolió tanto como él deseaba.

── Ya veo. ─ Mirada en el piso, sin atreverse a mirarla a los ojos o él podría vacilar. ─ Me alegro por ti, él parece una gran persona.

Cuánto le costó decir esas palabras, sentía que merecía un premio.

── Lo es. ─ Ella sonrió brillantemente.

── Entonces, el vestido está hecho. Dejaré que te lo quites. ─ Cortó el tema, frotándose las manos para quitarse las pequeñas perlas carmesíes de sangre que habían salido de su piel a causa de la aguja.

── Señor Park. ─ La dama llamó mientras salía de la habitación. Se detuvo en seco, mirándola por última vez. ── Es maravilloso. Gracias. ─ La felicidad en sus ojos era demasiado honesta.

Tan honesta como su dolor.

── De nada.

Entonces se apresuró a salir de la habitación, y de la tienda, aterrizando en su pequeño jardín pateando la primera cosa que vió, que pasaron a ser los tulipanes.

Los tulipanes que seguía sembrando incluso después de que Jungkook se marchara.

Y sus pensamientos volvieron a todos esos recuerdos venenosos.

Los recuerdos de dos niños siempre juntos, convirtiéndose en adolescentes mientras sus sentimientos crecían también y luego entrando en la edad adulta, estrellarse brutalmente desde lo alto que su niñez los había puesto y darse cuenta de lo que realmente estaba hecha la vida.

Y como los recuerdos de la noche anterior lo destruyeron, la prometida de Jungkook y su brillante sonrisa lo terminaron.

Él solía ser el que sonreía así hace diez años, pero allí estaba ahora.

Solo.

Debería haberle clavado esa aguja, al demonio el dinero pensó durante un segundo mientras se alejaba de la casa, sintiendo un lío en su cabeza y un corazón en pedazos.

Pero lo que no sabía era que alguien había visto toda la escena con una sonrisa satisfecha adornando sus rasgos.

De regreso del mercado, Jungkook encontró a Jimin sentado en el sofá con el gramófono en su regazo, tocando una melodía de piano amada por ambos.

Comptine d'un autre été.

La rima infantil de otro verano.

Era una melodía bastante nostálgica, y se preguntó por qué el chico estaba escuchando eso ahora.

── ¿Minnie? ─ Se acercó a él, confundido.

El otro no levantó la cabeza, pero había una sonrisa torcida en sus labios. Nada encantador saldría de esto, sin embargo.

── ¿Cuándo pensabas decírmelo? ─ Chasqueó, pero sus hombros temblaban.

Jungkook se sorprendió. Había muchas cosas que él no le había dicho, por supuesto. No se habían visto durante diez años, todavía tenían mucho de qué hablar, pero tampoco había algo que escondiera.

── ¿Qué pasa, Minnie? ─ Su voz apenas superaba el sonido del vinilo. ── ¿Hice algo mal?

¿Lo hizo? Realmente no tenía idea...

── Oh...─ Jimin dejó escapar una risa entrecortada, sin humor. ── Ah, así es como es. Tuviste sexo conmigo mientras estabas comprometido. ─ Dejó que sus dedos peinaran sus dorados filamentos, suspirando en frustración. Pero en realidad, sólo esperaba que sus lágrimas no lo traicionaran. ── ¿Y te preguntas qué has hecho mal?

Jungkook se quedó boquiabierto ante la acusación. Pero no tenía palabras.

── Así que realmente no cambiaste, ¿Eh? ─ Jimin chasqueó de nuevo, la mirada más oscura que nunca. ── Todavía eres un bastardo. Los viejos hábitos nunca mueren, como dijiste. ─ Agarró el gramófono mientras los ojos del otro se agrandaban.

── ¿De qué estás hablando? ─ El CEO estaba tan sorprendido que apenas podía hablar.

Le dolía que Jimin no confiara en él. Pero tal vez se lo merecía.

── No estoy...

── ¡No! ─ Exclamó Jimin, cubriéndose los oídos.

Y en su apuro no había prestado atención a sus movimientos. El gramófono se deslizó de su regazo y se derrumbó en el suelo, el sonido se detuvo cuando fue reemplazado por el de la pieza rompiéndose.

Estaba roto.

── No quiero verte ahora mismo. ─ Se encogió en sí mismo, sintiéndose tan indefenso. ── No, olvídate de eso, nunca más quiero verte, Jungkook. Vete y nunca vuelvas.

El tono era extrañamente sereno, pero se podía sentir la angustia y el odio si se estaba atento.

Jungkook quería acercarse a él, decirle que no lo dejaría, que había prometido que nunca volvería a hacerlo. Pero cuando él dió un paso más cerca de él, el muchacho retrocedió como si estuviera herido.

Alejándose.

Así que se fue, porque no podía soportar herir a su amor. No otra vez.

Volvería más tarde.

Y lo hizo más tarde por la noche, la tienda se sentía extrañamente silenciosa. Tenía las manos llenas con la tarta de manzana que había decidido traer ya que a Jimin parecía encantarle. Sonrió afectuosamente ante el recuerdo del hombre más pequeño que disfrutaba del dulce, manchando de jalea de manzana en su barbilla cuando eran niños.

A pesar de que se había separado en una discusión, había prometido a su madre que esas empanadas irían a Jimin, y así lo harían. Además, tenían que hablar. La última vez que el diseñador había sido conducido por las emociones, Jungkook no tuvo la oportunidad de decir una palabra, pero tenía que aclarar las cosas, se trataba de un malentendido.

Puso la caja en el mostrador de la cocina antes de retirarse de nuevo al taller en el sótano. Sin embargo, la oscuridad le dió la bienvenida en la sala, Jimin no estaba allí.

Tal vez se fue a dormir antes, pensó sin convencerse. Eso definitivamente no iba acorde al chico.

Mientras subía, a cada paso, la sospecha tiraba más fuerte en sus sentidos.

── ¿Minnie? ─ Su voz era vacilante y el crujido del suelo de madera bajo sus pies sólo aumentaba la inquietud que sentía.

Tenía la extraña sensación de que alguien lo miraba, sin embargo nadie respondió a sus llamadas.

── ¿Minnie? ─ Trató un poco más fuerte cuando abrió la puerta del dormitorio.

Pero la única respuesta que obtuvo fue el ruido de las bisagras de la puerta.

Y el alarmante olor a azufre acompañado por una ola inusual de calor.

Entonces una deflagración golpeó violentamente sus tímpanos y sus ojos se agrandaron de horror ante la escena.

Jimin.

Carmesí. Naranja. Dorado.

Fuego.

Nada.

— Jimin, Jungkook está...

Pero el muchacho no pudo escuchar al resto, dejando caer su teléfono en absoluto shock y pavor.

No.

No.

No.

Dijiste que nunca me dejarías de nuevo.

Se quedó sin aliento cuando llegó a la tienda, la mitad de la gente de la ciudad se reunió lejos de ella para ver el paisaje apocalíptico que se mostraba delante de sus ojos. La vieja casa estaba siendo absorbida por las llamas, los matices de fuego naranja rojo sangriento danzaba alrededor de la estructura de madera y aún algún sonido de explosión se oía desde la distancia.

Pero a Jimin no le importó, y sólo corrió hacia él.

Jungkook estaba allí.

── ¡Jimin! ─ Oyó el grito de Taehyung, pero él no le presto atención, demasiado consumido por la comprensión de que tal vez... tal vez Jungkook.

No.

No podía creerlo. Tenía que tener esperanza. Jungkook era fuerte. Jungkook no...

── Señor, no puede entrar. ─ Dos fuertes brazos lo atraparon por el pecho y se encontró levantado del suelo, las piernas agitándose desesperadamente en el aire.

── ¡No! ─ Trató de soltarse del agarre del bombero, pero en vano. El hombre era mucho más alto y fuerte que él. ── J-Jungkook está ahí... mi novio...yo necesito...─ Él no tenía sus anteojos y su vista fue enterrada por las lágrimas, sin embargo él podía ver cuán monstruoso era el fuego.

── Señor, tratamos de domar el fuego, es imposible entrar, la casa se está derrumbando y todavía hay explosiones debido a la fuga de gas. Es imposible. Y si su amigo está ahí me temo que...

── ¡Mi novio está vivo lo sé! ─ Le dió una patada al hombre en la espinilla, haciéndole gemir pero aún así no lo soltó. ── ¡Suélteme! ─ Gritó, sacudiendo la cabeza desesperadamente.

De repente, como para destruir todas sus esperanzas, otro bombero se abrió paso.

── Jefe encontramos el cadáver de alguien dentro.

Y el bombero lo liberó. Sabía que Jimin no entraría. Lo sabía porque se derrumbó en el suelo, respirando superficialmente cuando estaba tirando de su cuello, sintiendo aquellas mismas ramas contra su caja torácica y abrazando sus pulmones, con tanta fuerza, sintió como si estuvieran comprimidos hasta el punto en que se encontraba respirando a través de una paja.

── Señor, ¿Está bien? ─ Creyó haber escuchado, pero no le importó.

No le importaba, no le importaba, no le importaba.

Simplemente no era la voz de Jungkook.

Jungkook estaba...

No...

Kook.

Han encontrado un cadáver en su interior.

No podría ser...

Jungkook.

Se estaba ahogando. Era como en aquel entonces, cuando perdió la cabeza y pensó que podía luchar contra el mar, cuando pensaba que había perdido toda esperanza y no tenía ninguna razón para quedarse. Sentía la misma quemadura, la misma falta de aire, el mismo empujón y tirón de su cuerpo, haciéndole sentir como si estuviera a punto de colapsar.

Como en aquel entonces cuando pensaba que Jungkook nunca volvería y que estaba solo.

Dijiste que ya no me dejarías.

── Minnie.

Dijiste que no lo harías.

── ¡Minnie!

── No te vayas...

── ¡Jimin!

Entonces, oyó una voz que lo arrancó del agua, de la sensación de ahogarse, una voz que era como una mano que se enrollaba alrededor de la suya, agarrándolo y conduciéndolo a la superficie.

── ¡Park Jimin! ─ Llamó.

No se atrevió a abrir los ojos.

No podría ser.

Se sentía surrealista.

Había una mano en su espalda, él sintió eso. Una mano que conocía tanto que podía dibujar cada línea de ella con los ojos cerrados.

Y se movía de la manera que le gustaba. Porque era la forma en que él la movía. Arriba, arriba a lo largo de su espalda, dedos peinando a través de su cabello suavemente antes de empezar a frotar la parte posterior de su cabeza con la punta de sus dedos. Y era un calmante como siempre, frotándole la espalda de la misma manera sin esfuerzo, esa rutina que habían desarrollado desde su infancia, hecho con los mismos sentimientos que siempre había sido.

Cuidado. Sensibilidad. Un poco de preocupación. Pero sobre todo, amor.

── Minnie, ¿Puedes oírme?

Él podía. Podía pero tenía tanto miedo de abrir los ojos. Abrirlos y darse cuenta de que era sólo su imaginación. Justo cómo había sido durante los últimos diez años cuando Jungkook no estaba allí.

── Minnie, estoy aquí.

Sentía esos labios contra su cicatriz, y aquellos brazos fuertes pero cariñosos que lo escondían como si sostuvieran un tesoro. Y se atrevió a extender las manos. Podía sentirlo, su palma presionada contra el pecho tonificado, el latido del corazón. Poco a poco, abrió los ojos.

Y lloró.

Gritó.

── Kook...

── Estoy aquí mi amor.

── Estás aquí... ─ Su voz se quebró en un grito de luto agudo. ── No me dejaste.

── No lo hice.

Se dejó calmar por el reconfortante tono de la voz de Jungkook y su olor a vainilla manzana, cerrando los ojos, pero nunca dejando que su palma saliera de ese pecho palpitante.

Él se quedó así, ambos sobre la hierba, Jimin se encogió en el regazo de Jungkook, con el sonido de fondo de las explosiones y los bomberos gritando, durante mucho tiempo, los únicos sonidos producidos por ellos eran los besos de Jungkook sobre la cicatriz de Jimin

── ¿Por qué volviste? ─ Preguntó éste después de unos momentos, cuando finalmente recuperó fuerzas después de su ataque de ansiedad. ── ¿Por qué siempre vuelves cuando no debes?

El dedo seguía recorriendo su cicatriz y esperó la respuesta.

── Porque los viejos hábitos no mueren. De alguna manera siempre vuelvo a ti.

Hubo un golpe en su pecho y fingió un suspiro.

── ¿Por qué fue eso? ─ Él se rió mientras los movía un poco.

── Por no escucharme.

Luego había unos labios contra los suyos.

── Y esto también, por no escucharme. Y regresar cada vez.

── Lo siento.

── ¿Por qué? ─ El tono de Jimin no guardaba rencor, sonaba casi irónico.

Estaban de pie frente a los restos de lo que solía ser su tienda, su hogar, el de ambos. No quedaba mucho, por no decir nada. Los bomberos habían salido hace unos minutos y todavía estaban esperando a que llegaran la policía y la ambulancia. Jungkook tenía un brazo roto y algunas quemaduras para cuidar, pero estaban bien.

También estaba el cadáver.

── Porque, perdiste lo que era lo más importante para ti. ─ Se mordió el labio inferior, mirando tristemente la madera quemada cuyo olor agrio todavía se sentía en el aire. ── Tus recuerdos, tu infancia, tu sueño. Todo. Y es parcialmente mi culpa.

Jungkook de repente sintió una mano tomar la suya y darle un pequeño apretón.

── No perdí nada.

Luego miró a Jungkook. Lo miró con esos ojos que siempre parecían tener tantas palabras, pero Jungkook no necesitaba ningún sonido para escucharlas porque Jimin era un libro. Ese mismo viejo libro que conocía de memoria.

── Por un momento pensé que te había perdido, justo entonces, me sentí como si lo hubiera perdido todo. ─ Bajó la mirada, la palma incontrolable aterrizó en el mismo lugar, donde el sonido de Jungkook estaba guardado, justo encima de su corazón. ── Pero entonces volviste, y nada más importa. Regresaste.

Es curioso cómo esas palabras se refieren a algo más que su situación actual, sino a todo lo que les había sucedido hasta ahora.

Y asintió, colocando su mano en la de Jimin.

── Volví. Y nunca me iré. Todavía podemos construir nuevos recuerdos.

🧷

Jimin conoció toda la verdad. La razón por la que Jungkook había regresado era porque había vendido su parte de su compañía y había renunciado a su posición de CEO. La construcción de un imperio había sido su sueño, pero se había dado cuenta a lo largo del camino que era inútil sin su príncipe a su lado, por lo que había decidido volver al campo y disfrutar de su vida junto a su amante, a pesar de que no habría castillo para ellos.

Sin embargo se sentía más contento que nunca.

La cuestión de la novia había sido falsa. La dama era conocida por la policía, Jungkook ya la había denunciado por múltiples incidentes siento así una acosadora peligrosa. También fue ella quien rompió las tuberías en la tienda de Jimin, las mismas que explotaron a causa de las velas en la habitación del chico. Desafortunadamente, ella era también el cadáver que había sido encontrado en el fuego.

Los bomberos también les dijeron que era un milagro que Jungkook hubiera sobrevivido al incendio. Uno dijo que probablemente no estaba destinado a morir ese día ya que todavía tenía razones para vivir, y las palabras de alguna manera les sonaron familiares.

Por último, la razón por la que Jungkook se había ido a Seúl después de la escena de la playa era porque estaba llenando una demanda contra su propia compañía, siendo obligado a abrir una sucursal en el próximo centro comercial debido a las amenazas de otras partes. Denunció todo el soborno que rodeaba el proyecto del centro comercial, y éste terminó siendo abandonado, ya que los medios estaban demasiado interesados ​​en hacerlo público, pero grandes nombres estaban involucrados.

En general, las cosas regresaron a la tranquilidad después de la tormenta, y la rutina regresó, pero ninguno se quejó.

🌼

── Un poco más a la izquierda. ─ Gritó Jimin desde el suelo.

Jungkook se movió.

── Así es, ahora un poco más alto. Allí. Es perfecto. ─ Él aplaudió con alegría mientras su esposo martilleaba el último clavo, poniendo el último toque.

Cuidadosamente bajó de la escalera y Jimin se apresuró a tomar su mano y llevarlo lejos. Habían estado reconstruyendo su hogar desde el otoño pasado cuando fue destruido, y ahora era verano. Les había llevado algún tiempo pero no les importaba. Era parte de la construcción de nuevos recuerdos. Era algo que habían dado a luz juntos.

Ellos eran felices. Tan felices. Jimin nunca le había parecido tan saludable, su fleco se sostenía gracias a unos pines, una cicatriz visible como marca de su fuerza, saltando excitadamente en sus overoles, gafas redondas rebotando en su nariz mientras se reía descuidadamente, luciendo el más bello rectángulo que Jungkook había visto alguna vez.

── No mires. ─ Dijo mientras se ponía de puntillas, tratando de cubrir los ojos de su amante, pero era demasiado bajo.

Y como un koala, se subió a la parte superior de la espalda, envolviendo sus muslos alrededor de sus caderas antes de poner sus palmas en los ojos de Jungkook.

── Ahora camina, yo te guiaré. ─ Él animó, retorciéndose en la espalda de Jungkook.

El otro rió mientras empezaba a dar un paso, escuchando las instrucciones de Jimin.

Todo era tan perfecto. Ellos eran perfectos.

Claro, todavía se peleaban de vez en cuando, pero eso lo hacía aún más perfecto. Y también la forma en que justo ahora, Jimin encajaba en él, y cómo él no se sentía asustado por estar cegado, porque confiaba en su esposo más que en nada, era perfecto también.

── ¡Ta-dah! ─ Exclamó el hombre koala cuando finalmente liberó la vista de Jungkook.

Y una sonrisa se dibujó en ambas caras mientras la palma de Jimin se deslizaba hacia el corazón de Jungkook.

── Es perfecto. ─ Repitió éste con un tinte de orgullo y quizás nostalgia en su voz.

Estaban de pie frente a su nueva tienda/nuevo hogar.

Y en el letrero que acababan de poner, el último toque de su pequeño palacio, que en cierto modo parecía su anterior casa, los transeúntes podían leer claramente:

La fièvre rose

Esa enfermedad que nunca cesará.


Y mientras se tomaban de la mano,
lo sabían.

Todavía tenían muchas dificultades en su camino, pero seguían habiendo momentos felices después de éstas, y lo más importante, estaban juntos para enfrentarlos.

Y nada superaría eso.

Estaban enamorados y otro verano vendría, pasaría y seguiría el siguiente.

El fin.

shot de drama completado ✨
gracias por leer❤️

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