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XXVI: Buenas Noches.

1

Era un domingo gris, las nubes indicaban que la lluvia se aproximaba y la gente en las calles llevaba sus paraguas; nadie quería llegar a casa mojado. Las chicas estaban sentadas en un vehículo, el cual iba detrás de un carro fúnebre que pasaba lento. Algunas persona que veían el carro se Santiguaban mientras este seguía su rumbo hasta el cementerio del pueblo, el cual quedaba a unos kilómetros de distancia.

Cuando el carro fúnebre llegó al cementerio, se bajaron varios señores con traje, los cuales comenzaron a llevar el cajón donde se encontraba el tío de Celina. Tanto ella como su grupo de amigas estaban presentes, caminando mientras la familia de Celina llevaba el ataúd. En ese momento empezó a llover, las chicas por suerte llevaban sus paraguas, quienes seguían al padre de Celina, y a algunos hermanos que también estaban ahí. La mayoría de los hermanos del padre de Celina estaban peleados entre ellos, sin embargo, aquel suceso los unió nuevamente.

Al lado de Celina se encontraban; Helen, Samila, Jacqueline, Katherine y Estefanía, quienes acompañaban a la chica. También había ido Aura.

El grupo se paró frente a la tumba donde se introducía la caja, y el sepultero clavó la pala en el suelo.

-Un minuto de silencio por favor.

...

...

...

...
-... - Las chicas permanecían en silencio hasta que el minuto pasó.

-Me dicen cuando ya quieren enterrarlo.

Al cabo de un rato, el padre de Celina le confirmó que ya podían enterrar a su hermano.

2

Las chicas más tarde pasaron el día en un restaurante cercano a aquella zona, planificando el viaje que tendrían al año siguiente. El restaurante estaba lleno de gente, a pesar de la lluvia que se había largado fuera de este. La ventana emitía el sonido a los golpes de cada gota que caía Clack-Clack-Clack, haciendo que se moje más.

Celina observaba a la gente en la calle pasando con paraguas y abrigos, mientras pensaba en las palabras de su tío. La vida es una enfermedad terminal en la que todo el mundo está pasando. Es irónico que mientras de un lado esté naciendo un humano, del otro esté muriendo.

Un relámpago brillante sonó a lo lejos, un sonido débil, pero que invitaba a reflexionar sobre la vida. Las chicas, a pesar de lo preocupadas y tristes que habían estado, fueron invitadas por la tormenta a relajarse, aquella lluvia parecía limpiar las penas, y generar un nuevo y fresco aire.

-Bueno, digamos que si seguimos así, alcanzaremos la cifra. -Dijo Estefanía mientras sostenía un fajo de billetes en sus manos.

Las chicas se mantuvieron en la silla, sin embargo, Celina no podía soportar las ganas de llorar. Simplemente se levantó, y pidió permiso de ir al baño.

En el baño, Celina presionó el grifo, y comenzó a enjuagarse la cara mientras miraba a su reflejo en el espejo. ¿Cómo es posible tener que llegar a ese punto?, ¿acaso le tocaría morir pronto?, ¿acaso era muy tarde?, el reflejo se notaba un poco distorsionado debido a la corrosión y las curvas del vidrio en ciertos puntos; el rostro de Celina se estiraba un poco en algunas partes, y en otras simplemente se contraía. Las luces parecían comenzar a parpadear, al parecer la tormenta eléctrica estaba afectando al lugar. Después de un parpadeo, tras de su reflejo se notó una figura de negro, la cual se desvaneció. Celina comenzó a sentir escalofríos, pensó que había algo tras ella, pero, al parecer era una ilusión óptica.

Celina se da la vuelta, justo en el momento preciso en el que el grifo se cierra, topándose con una figura enmascarada, su rostro lucía triste, la tragedia ha estado tras ella.

-¡Ven conmigo! -Una voz femenina sonó en su cabeza, mientras el baño se impregnaba de un olor muy fuerte a perfume. Celina le lanzó la jabonera en la cabeza a la tragedia, la cual le atravesó, y no le hizo ningún daño.

Celina se acercó lentamente a la puerta miraba a la figura, y salió del lugar.

Las chicas se encontraban aún en la mesa, cuando vislumbran un rostro pálido dirigiéndose hacia ellas; era Celina. Celina parecía nerviosa, cuando las chicas dirigieron su mirada hacia ella.

-¿Qué pasó Cel? -Dijo Samila.

Celina comenzó a tartamudear, su respiración estaba acelerada, al parecer algo la había asustado mucho.

-La máscara está en el baño...-Dijo Celina entre tartamudeos, al parecer quería largarse del lugar lo más rápido posible. Jacqueline inmediatamente se levantó, seguida por el resto del grupo.

-Bueno, creo que es mejor irnos. -Contestó Samila. -Estar aquí es peligroso.

(...)

Desde ese día, todas las noches, Celina solía soñar que su tío le iba a visitar y hablar con él, y solían divertirse. Al igual que en su infancia, tocaban la guitarra juntos, y cantaban en una fogata. Aunque a veces los sueños se distorsionaban, y su tío le enviaba a hacer misiones secretas y cosas así.

En su casa, ella se volvió un poco más pesimista, y a su vez, se esforzó cada vez más por dejar sus adicciones. Aún no sabía si lo lograría, pues, era muy difícil, ¿que era de su día sin su caja de cigarros?

3

En el centro de La sociedad de la verdad, Scheiderman se encontraba sentado junto a un grupo de miembros del grupo, estaban vestidos formal, y sostenían unas tazas de café. Scheiderman colocó su taza en la mesa, decidido a comenzar una conversación seria.

-Gente verdadera, nuestra nueva máquina, "Almica" parece funcionar perfectamente. -Dijo Scheiderman.

El grupo comenzó a especular entre sí, armando un leve bullicio. En eso uno de los integrantes del grupo levanta la mano para hablar; era Frederick.

-¿Qué es la "Almica"? -Pregunta.

A su lado se encontraba otro de edad algo más avanzada, parecía haber estado más tiempo en el grupo.

-Querido Fred, la Almica es una herramienta usada para mantener "almas" guardadas en contenedores. -Luego de la respuesta, a Frederick le llueven más preguntas.

-¿Se puede usar para revivir a alguien en un futuro?

El hombre del lado de Frederick comenzó a carraspear.

-Podría dársele en algún futuro un cuerpo físico a algún alma, sin embargo, seguramente no será su cuerpo original y verdadero, el cuerpo con el que se manifestaba el alma realmente.

Frederick no podía imaginar cómo sería estar en un cuerpo que realmente no fuera el suyo, ¿sería como ser otra persona?, ¿recordarías todo?.

Scheiderman le dio otro sorbo al café, al parecer tenía algo planeado algo, Frederick no lograba entenderlo, ¿"La feria" estaba relacionada al plan?, a no ser que se le ocurra almacenar la cantidad de espíritus que había en ese lugar, no había otra idea en mente.

-¿Eso nos ayudará a atrapar los espiritus de "La feria"?

Scheiderman se puso pensativo, sin embargo, asintió.

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