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9 Reunión familiar

Hope dio la noticia de que eligió derecho, se despidió de su equipo de futbol que le hizo una cena de despedida y también de la posible beca deportiva. Todos comenzaron la universidad este año, Alma para terminar su año pendiente, Hope en derecho y Kirán como físico y ellas finalmente quedaron a solas en una casa que les quedó grande.

—Finalmente a solas —se miran con una sonrisa de picardía.

—¿Qué quieres hacer? —le pregunta Scarlett de manera sugerente.

—Ya sabes que —responde su esposa y se van a la habitación, se sacan la ropa quedando en ropa interior—. Esto es vida —dice abriendo una botella de vino— ¿desde hace cuanto que no andábamos en ropa interior descalza, bebiendo una copa de vino relajadas?

—Un par de años —responde Scarlett— ¿Nos sentamos a ver una película?

—Por favor y hoy no salimos de casa.

La primera en quedarse dormida por recibir caricias en las piernas es Scarlett, su esposa la observa como lo ha hecho desde que se enamoro de ella con el más profundo y genuino amor, la tapa y se levanta despacio para ir al baño con mucho cuidado de no despertarla.

 Recorre la casa y acaricia las paredes, para frente a las habitaciones sin ruidos, y se percata del silencio que de ahora en más va a ser su compañero de casa, mira el pasillo dónde Alma dio sus primeros pasos, ve la madera con las medidas de cada niño a medida que fueron creciendo, observa las fotos de todos juntos.

—Que linda familia formamos, mocosa —susurra para si misma acariciando una de las fotos colgadas en la pared para luego mirar en dirección a donde su esposa duerme.

Vuelve a su lado y se pone a planear la próxima reunión familiar acordando todo con Julia por mensaje, en realidad por el grupo que tienen las tres. Acuerdan la reunión en una cabaña que compró cerca de un bosque hace años, la misma que le prestó a Olivia y Artemisa hace un tiempo y a la cual se escapan de vez en cuando con Victoria para darse un respiro de la ciudad.

Alinean los astros para que todos o la mayoría pueda asistir y así es, la mayoría va. Los autos comienzan a llegar al lugar y se dan cuenta de la "cabañita" que había comprado Julia.

—Moore siempre tan exagerada para adquirir cosas y tan minimalistas para describirlas, esto no es una "cabañita" .

—Amor no quiero que te andes peleano con Julia —la amenaza su esposa—. Estamos de vacaciones de fin de semana solo serán cuatro días.

—¿Y por qué no le dices a ella que no me pelee a mí?

—Eso ya lo hizo Vicky, yo controlo a mi fiera y ella a la suya. Una vez estuvieron sin hablarse porque haber jugado en el uno.

—Por haberle ganado en el uno, di todo —dice con una sonrisa triunfal.

Bajan todo del auto comenzando a descargar los bolsos todos se saludan de manera efusiva. Esta vez pudieron invitar a más personas como Kirán que trajo a su novia, Valentín también y Matilde que trajo a su novio, pero también mejor amigo de su mellizo al parecer, lo que genera que Hope frunza el ceño al verla bajar de la mano del chico.

—¿Todo bien? —le pregunta Alma.

—Sí, ya quiero que estos días pasen rápido.

—Recién llegamos, bebecita —Alma coloca un brazo sobre sus hombros—. Vamos —besa su cabeza.

Al entrar a la cabaña deciden que los varones que son más van a dormir en el living, las parejas en las habitaciones y las chicas también en la última habitación que queda, solo serán Alma, Hope, Matilde y Bianca, la mejor amiga de Hope y novia de su hermano. En la habitación de ellas hay una cama grande y una litera

—Mira tu suerte, bebecita, compartirás la cama con tu mejor hermana mayor —le dice Alma a su hermanita.

—Prefiero compartirla con mi mejor amiga, tú te mueves mucho.

—¡AUCH! O quizás le deberíamos dejar la cama grande a Mati y acomodarnos en la cama las juntas como cuando eras chiquita y te metías a mitad de la noche en mi cama con tu pelota de bate de baseball, que niña más rara.

—No es raro tener un bate.

—Lo raro es que lo usabas adorabas como si fuera un peluche y dormías con el —parece ver una sonrisa fugaz en el rostro de Matilde, que la rara ahora piense que ella es rara, es caer demasiado bajo.

—Cállate —le dice algo enojada—, tomaremos la cama grande con Bianca..

Hope tira su bolso en la cama, marcando territorio, su hermana riendo toma la cama debajo de la litera colocando sus cosa y baja al comedor con el resto, a Matilde le queda la litera sin muchas más alternativas.

—Los demás irán a la cascada ¿vamos? —entra Bianca a la habitación.

—Claro —responde Hope—. Deberíamos colocarnos los bikinis y salir.

—Dijeron que nos daban 20 minutos y sino se iban, así que nos cambiemos rápido —ambas salen al baño y Hope se vuelve suspirando— ¿Quieres venir? —la joven la mira sin entender—, te hablo a ti, principessa —cuando le dice así en italiano algo en Matilde vibra.

—¿Me estás invitando a mí?

—No, sufro de delirios mentales y le preguntaba al conejo de pascua parado a tu lado, claro que te hablo a ti, principessa ¿vienes o no?

—Voy.

—Ya escuchaste, vístete y baja antes de que nos dejen.

Hope se mete rápido al baño a colocarse su bikini bajo su ropa y sale con una toalla en el hombro como Bianca, Atenea le da un bolso a su hija con protector solar, repelente, le da una gorra y anteojos de sol, también le coloca un par de chanclas por si quiere andar sin zapatillas, le da un beso en la frente y le advierte a los varones y sobre todo a Noah que nos cuiden.

Al llegar a la orilla de la cascada no hay gente, lo que es ideal ya que todos se conocen y las chicas no van a tener vergüenza de mostrar tanto su cuerpo, sobre todo Matilde que es la más tímida de todas. Los varones tiran las toallas al suelo mientras corren al agua, las chicas les pasan por al lado y se acomodan en la orilla extendiendo bien sus tollas para tomar sol, pero Alma se pone en plan hermana mayor.

—Pónganse protector solar.

—Quiero broncearme.

—Hope, tiene dos colores, blanco vampiro y rojo cáncer de piel —Matilde otra vez intenta ocultar su risa y se dispone a sacarse la ropa para quedar en bikini.

A punto de protestar Hope, Matilda se queda en su bikini negro, sus ojos verdosos resaltan aún más y Hope exhala el aire contenido cuando su hermana le da un codazo y se aclara la garganta.

—Protector.

—Que pesada eres, me gustaba más tu modo hippie roñosa amante de las flores.

—Primero —le coloca protector en la espalda—, jamás fui ni seré una roñosa, segundo, las plantas se me mueren solo al verlas.

—Sí, porque les chupas la vida, dementora —la pellizca—, au eso me dolió, no ves que soy una flor delicada de la pradera.

—De la pradera de cactus —dice su amiga.

—No me ayudes, Bian.

Alma les coloca protector a su hermana y amiga, a punto de ponerse ella recibe una llamada y ofuscada se vuelve a la cabaña con Bianca que decide acompañarla porque olvidó cargar su teléfono y va por el cargador inalámbrico, todos los demás están en el agua jugando, Hope mira a Matilde que intenta llegar a dónde más puede con el protector y le parece adorable su intento de querer abarcarlo todo.

—¿Quieres que te ayude? 

—¿No me lo pedirás con sarcasmo? —le dice Matilde viéndola fijo lo que produce que la piel de Hope se crispe sin entender el por qué.

—Mira, como quieras, principessa, solo intento ser amable —le dice hastiada.

—Está bien —le responde la castaña frente a ella y le extiende el pote, Hope lo toma y coloca detrás de ella, se hace un silencio entre ellas cuando coloca la mano sobre su piel con el producto—. Tus ojos —dice Matilde intentando romper el silencio y la sensación placentera que le producen las manos de Hope sobre su piel— se ponen más claros con el sol.

—¿Ah si? no lo había notado —dice a su espalda embobada mientras esparce el producto.

—Sí, el verde y se tornade un color agua marino y el azul es casi celeste —exhala cuando siente las manos en su espalda baja. Esta sensación ni siquiera se la ha provocado su novio cuando lo tiene cerca.

Hope se queda callada, no por no saber que responder, sino porque está hipnotizada en la sensación del tacto entre sus manos y la espalda de Matilde, siente que está desde hace rato colocándole el protector en la espalda y esto pasó de ser un te coloco esto para no quemarte a uso esto para darte un masaje. De pronto Matilde toma la mano de Hope que está acariciándole el cuello cuando siente que ese gesto le crispa la piel.

—Creo que es suficiente protector —Hope saca las manos rápidamente al darse cuenta de que se perdió en Matilde.

—Sí, lo... lo siento, yo voy a meterme al agua.

Sin decir nada más Hope se sumerge con un clavado perfecto en el agua y sale a flote para ver que Matilde la observa desde la orilla, ella también se la ha quedado viendo y no puede dejar de pensar en la sensación de sentir las manos de Hope en su espalda, jamás le había pasado algo así, aunque ella piensa que aún es joven y que quizás vuelva a sentir esto en el futuro, aunque definitivamente no con su novio, lo va a terminar en cuanto vuelvan de estás vacaciones, ni siquiera sabe porque su mellizo tuvo la genial idea de invitarlo y porque sus madres dijeron que si, ella no quería que viniera.

—¿Todo bien? —le pregunta Alma al llegar de vuelta con Bianca a lo que Matilde desvía la mirada de Hope y asiente, quizás se han quedado viendo por demasiado tiempo— ¿Te metes? —la joven callada niega.

—Genial, cuídame el teléfono mientras se carga entonces —le dice Bianca y corre para tirarse junto a su amiga y su novio.

—¿Segura no quieres meterte? —vuelve a indagar Alma.

—No, estoy bien aquí, traje un libro —le muestra—, no se nadar muy bien y prefiero quedarme en la orilla, la profundidad me da miedo. 

—Bien, no te presionaré más, disfruta tu libro —toca de manera fraternal su hombro.

Matilde siempre a visto a las familia Antonopoulos Jensen, como primos y a los mayores como sus propios hermanos mayores, suelen ser chicos muy carismáticos, sociables y amables, Kirán es un nerd retraído como ellas y Hope una hiperquinética que puede estar quita mucho tiempo sin estar haciendo actividad física, casi como su hermano, siempre supuso que ellos harían una gran pareja, pero desde hace un tiempo, solo desde la última visita a su casa, la idea de que ellos sean pareja le sienta mal y le causa un poco de fastidio sin saber porque. Ahora decide centrar su atención en su libro.

—¿No irás al agua? —le pregunta Hope mojada parada frente a ella, Matilde admira como el bikini amarillo se le pega aún más al cuerpo haciendo que trague grueso.

—No.

—Mi hermana me dijo que no sabes nadar, yo puedo enseñarte, fui a natación.

—No me extraña, seguro hasta has hecho salto en garrocha.

—De hecho sí, solo por diversión —se seca y se siente a su lado— ¿Qué lees?

—El necromicón, para invocar a un demonio que se lleve a la gente que me interrumpe cuando estoy leyendo —eso le saca una risa a Hope y Matilde sonríe.

—¿De H.P. Lovecraft o la versión prohibida y oscura que dicen que en realidad existe? —Matilde la mira sorprendida—. Sé cosas, por eso de saber leer —le sonríe de lado, es la misma sonrisa que hace su madre —su momento es interrumpido por los chicos saliendo del agua.

—Ey porque no recogieron nuestras toallas —dice el novio de Matilde—, venían detrás nuestro —a punto de responder la de ojos verdes, se le adelanta Hope.

—Porque no somos tus empleadas, si querías que no se ensuciara lo hubieras dejado aquí o mover el culo del agua y recogerlo tú.

—Que hostil —responde él.

—Que imbécil —le dice ella—. Yo que tú —le susurra a Matilde y le hace el gesto de cortarle la cabeza—. Me voy al agua.

—¿Qué lees, amor? —le pregunta él a Matilde y Hope voltea a esperar su respuesta.

—El Necromicón.

—Que bueno amor.

Hope niega con la cabeza riendo y le vuelve a hacer el gesto de cortarle la cabeza lo que le saca una risa a Matilde. Quien no se pierde la interacción como buena psicóloga que va a ser, es su hermana mayor, que sonríe y se coloca los anteojos de sol, se pregunta cuanto tiempo les tomara darse cuenta a ambas.




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