A Luna le dieron el alta y el cáncer parece haber entrado en remisión, la niña al fin se recupera en casa. Samantha ya tiene oficialmente 7 meses de embarazo, que no han sido fáciles de transitar.

    Han pasado muchas cosas en estos meses, pero sobre todo desiciónes difíciles, que han puesto a prueba la relación de las mujeres. Atenea dejo de dar clases para quedarse en las mañanas con Samantha quién está en un delicado estado de salud se mudó a la casa con las chicas teniendo que hacer reposo absoluto, Scarlett por su lado dejo de trabajar y solo se dedica a ir a la universidad en la mañana para quedarse con la embarazada de tarde y así se reparten el horario, viéndose con Atenea en la cena y a veces en el desayuno.

   Esta situación ha hecho mella en la pareja no solo disminuyendo las relaciones que tienen, sino también elevando el grado de irritabilidad por la presencia de Samantha y sus demandantes peticiones, todo el tiempo y a cualquier hora. Sabían que tener a la rubia sería complicado, pero no sabían en realidad cuánto hasta que estuvo con ellas.

    Discuten en la habitación principal.

   —Lo único que te pido es que la dejemos con una enfermera capaz de cuidarla, ni siquiera puedo estudiar con ella pidiendo algo todo el tiempo.

   —Ya demasiadas somos en esta casa como para meter a alguien más adentro.

   —¿Acaso te molesta que esté aquí? Porque bien puedo tomar mis cosas y largarme.

    —No es lo quise decir y lo sabes. Ni siquiera podemos estar juntas, al menos quiero poder estar adentro de mi casa cómoda.

   —¿Me estás recriminando que no tener relaciones es mi culpa? Eres tú la que llega cansada todos los días.

   —Pero tú, Scarlett, vives irritable, ni siquiera puedo hacerte una caricia que te molesta.

   —Bien —Toma su campera, las llaves de su moto, su mochila y dinero.

   —Espera, no te vayas —intenta tomarla del brazo pero se zafa.

   —Necesito calmarme y respirar ¿Puedes al menos darme eso?

   Scarlett baja apurada las escaleras, dejando a una Atenea frustrada y saturada sentada a la orilla de la cama llorando. Nada de lo que hace parece ser suficiente, por primera vez en mucho tiempo colapsa y llora con desespero, no quería perder a su joven pelinegra. Escucha la puerta de la habitación abrirse y se seca rápidamente las lágrimas. Se acerca Scarlett y la abraza.

   —Lo siento, no voy a irme otra vez sin resolver las cosas, solucionemos esto juntas, busquemos la manera de que funcione.

   —Lo lamento, lo estoy intentando —la abraza fuerte—. Quiero que estés cómoda, que estemos bien y que al final de todo esto sigamos juntas, pero siento que la cago últimamente, que nada de lo que hago es suficiente y no quiero perderte.

   —Es suficiente, lamento haberte hecho llorar, perdoname por favor.

   —Las dos estamos exhaustas.

   —Tambien tienes razón y sé que soy una idiota —Atenea niega con la cabeza— sí, si lo soy. He estado irritable este tiempo y para ti también ha sido difícil —se sienta a su lado y seca sus lágrimas—. Ambas estamos cansadas e irritables y definitivamente tu ex demandante no ayuda, pero encontraremos la solución juntas, me quedaré en vez de salir huyendo, te prometí que me quedaría.

   —Tienes razón pondré una enfermera que se encargue de ella, estaremos pendiente, pero no podemos seguir con ella todo el tiempo yendo y viniendo al son de sus caprichos y antojos —suspira agotada— ¿Me perdonas?

   —Solo si tú me perdonas a mí también, por ser una idiota.

  —No digas eso, no eres una idiota.

   —Sí lo soy, mira como te hice llorar, solo una idiota pondría lágrimas de tristeza en el rostro de la persona que ama.

   Luego de cenar le comunican a la no muy de acuerdo con la idea, Samantha, lo que han decidido, pero solo se lo comunican no tiene ni voz ni voto y el lunes que tengan la cita con el oncólogo van a ver como seguir de todas maneras.

   Noah se fue finalmente con la beca que ganó a Italia, desentendiendose completamente de quienes dejaba atrás. Firmó el consentimiento al igual que Samantha firmó un acuerdo de darle el bebé a Atenea si a ella le sucedía algo, ya que siguen legalmente casadas. Los únicos que se han mantenido firmes sabiendo toda la situación son Cris y Alice quienes comenzaron a salir, los chicos de la fraternidad también lo saben, que al enterarse de que el bebé es varón le compraron un montón de ropa y juguetes. No tendrá padre, pero si un montón de tíos como los amigos de Scarlett y la única tía, Alice por el lado de la pelinegra y por el de Atenea está Julia Moore y Vicky, también Tricia.

   —Muy bien según los análisis recientes, tu recuento de glóbulos blancos ha subido —Samantha tiene una apariencia bastante enferma—. Tendríamos que ver de sacar al bebé... —intenta sugerir el médico pero ella sabe a donde va la conversación y lo interrumpe.

   —¡No!

   —Samantha tienes que considerar...

  —Samantha nada, no sacaré a mi hijo antes de tiempo, nacer prematuro trae consigo un montón de problemas, fijese de darle a mi hijo más tiempo, mis días están contados pero no me llevaré a mi hijo conmigo y es mi última palabra.

   —Samantha —interviene Atenea—. No es necesario que sufras tanto el último tiempo, si lo sacan ahora podrías al menos estar con él un tiempo antes de que...

   —Tomé en mi vida muchas desiciónes egoístas, por una calentura te engañé, por querer sexo de una noche me quedé embarazada, de todas maneras voy a morir y no voy a quitarle tiempo a mi hijo solo por pasar mis últimos días sin dolor. Cada día que pueda estar adentro cuenta y es lo que pretendo darle, tiempo. El dolor que te estoy pasando no es nada en cuanto al dolor que causé con cada mala decisión que tomé.

   —Entonces lo mejor sería que pases el último tiempo en el hospital a cargo de profesionales y con más cuidados, mientras más pase el tiempo y en tu estado más riesgo corre la vida de ambos —interviene el médico—. a
Al menos considera eso.

   —Está bien —ni siquiera objeta.

   —Avisare que te preparen la habitación —Salimos del consultorio.

   —¿Atenea podrías traerme mis cosas? —dice la rubia con unas marcadas ojeras a su ex

   —Claro, voy y vuelvo ¿Amor te quedas con ella?

   —Sí, no hay problema —se besan despidiéndose.

   Vienen a buscarla y la acomodan en la habitación nueva, apenas se fue Atenea y quedando a solas con Scarlett aprovecha para tocar algunos temas con ella.

   —Sé que he sido difícil este tiempo con ustedes y quería disculparme.

   —¿Difícil? Ha sido imposible convivir contigo.

   —Lo sé, supongo que ser una perra es mi naturaleza, y seguro estarán contentas de que ya no esté en la casa de Atenea.

  —Es mi casa también, y no puedo negarte que por un lado si es un alivio.

   —Me gusta tu honestidad Scarlett, no intentas agradar con mentiras o adornando las palabras, eres directa. Seguro serás una gran abogada.

   —¿A que viene todo esto? Disculpa pero lo que menos has sido en este tiempo es ser amable conmigo.

   —Lo sé, y no es que sea cínica o me haya llegado en menos de 24 hs una epifanía, solo soy realista. Ella jamás me ha mirado con el amor con el que te mira a ti y no la culpo yo jamás pude darle lo que tú le das.

   —¿Amor?

   —Amor y un lugar al cual pertenecer. Si hubiese hecho las cosas bien, podría haberla hecho feliz, pero no más feliz de lo que tú la haces —Scarlett sonríe orgullosa.

   —¿Samantha tienes algún punto con esta conversación?

   —Como dije, directa y al punto —sonríe con desgano— mi hijo estará bien con ustedes —suspira—. La verdad es que sí, quiero hablar algunas cosas contigo.